La existencia

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¿Qué sostiene nuestras vidas?
*Introducción:
Esta pregunta referida a nuestra existencia, nació en lo más profundo de nuestro subconsciente en el mismo
momento que nos descubrimos pensantes.
Con la revolución antropocéntrica de la modernidad, se dejó de creer en un sentido trascendente y se
trató de explicar todo por medio de la ciencia y desde ese momento comenzaron nuevos planteos.
Desde los comienzos de la edad moderna hasta hoy, el hombre se ha olvidado por completo de lo que serÃ-a
nuestra razón de ser. O ha tomado una gran variedad de posturas sobre este interrogante. Pero, en esta
diversidad de elecciones, no han sabido respetar y vivir juntos desde las opciones múltiples.
En este ensayo se abordarán las diferencias sobre las distintas respuestas a esta pregunta por medio de las
obras de dos autores contrapuestos entre sÃ-.
*Desarrollo:
El hombre es el único ser que no sólo es tal como él se concibe, sino tal como él se quiere hacer y
más aún, cómo se concibe o a dónde se proyecta después de la existencia. El hombre no es otra cosa
que lo que él se hace. Éste es el primer principio del existencialismo.
Desde esto Jean Paul Sastre, sostiene la idea de que "la existencia precede a la esencia". En definitiva se
refiere a que el hombre primero existe y luego se crea una imagen de sÃ- mismo a través de las acciones
que va realizando. Por eso afirma que no hay una esencia que nos determina a todos los hombres a tener las
mismas conductas, como malas o buenas. También afirma que el hombre es responsable de sÃ- mismo.
Que nosotros somos los que elegimos nuestro camino y que siempre estamos obligados a elegir y aunque no
elijamos, estamos eligiendo no elegir. Sartre compara la acción de elegir con la de inventar. Ya que ninguna
moral general nos puede indicar qué hacer, qué está bien o qué está mal.
Por todo esto y más, vemos que expone un existencialismo antropocentrista, sin otro referente que esté
más allá del aquÃ- y ahora del hombre y de sus acciones. Y nos presenta un sentido, o mejor dicho un "no"
sentido de la vida. Que diga: la vida es una pasión inútil o estamos condenados a ser libres para mÃ-, es
una mirada un poco pesimista aunque también contradictoria. Porque, el hombre crea su proprio "sentido"
para la vida, y definir la vida como "una pasión inútil" es trabajo de cada individuo en particular, ya que
estamos "condenados a ser libres" y por eso a elegir obligatoriamente nuestra propia visión de la vida.
Deducimos, siguiendo el pensamiento y el sentimiento de Sartre, que el hombre no es malo o bueno por
naturaleza sino que él mismo se hace asÃ- por el entorno en el que nace, se desarrolla y en éste, lo que
decide hacer de cada acto. Creo que Sartre también afirmarÃ-a que el hombre no se preocupa por este
interrogante. Y solamente lo acepta de forma inconsciente. No posee un paradigma, un fundamento, un suelo
dónde pisar y desde dónde decidir sobre lo que está bien para uno mismo y para los demás. El centro de
la cuestión está en que se ha "suprimido" una metafÃ-sica, una visión trascendente, para algunos llamados
Dios y es necesario que alguien invente sus propios valores y su propio significado de la vida. Esto ha
producido un mundo de desconfianza y caos en el que sólo podemos confiar en nosotros mismos y luchar
cada uno por sus propios ideales. Fácilmente nos podemos dar cuenta, muchos signos lo muestran, que el
mundo se está acercando a este llamado "caos" a una gran velocidad. Lamentablemente, los pronósticos
para un futuro no se muestran con esperanza, con un crecimiento de la tristeza, la soledad, la desesperación.
Al tener cada hombre sus propios valores y definición de la vida misma, se crean diferencias, con el tiempo
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se van haciendo cada vez más grandes.
¿Se puede salir de esta visión desesperanzadora del hombre y del mundo que nos hace estar por estar,
inventando en cada momento qué hacer con nuestra vida, como a la deriva?
LeÃ- la historia de otro filosofo llamado Viktor Frankl, el cual posee un paradigma totalmente distinto al
anteriormente nombrado. Este tuvo una vida muy difÃ-cil al igual que Sartre, fue capturado por los alemanes
en la segunda guerra mundial, y llevado a las campos de concentración. Pero, al contrario de Sartre, pudo
superar las dificultades y el odio sin quedarse en una visión pesimista.
En todo momento, para Frankl, el ser humano apunta por encima de sÃ- mismo, hacia algo que no es él
mismo, hacia algo o hacia un sentido que hay que cumplir, o hacia otro ser humano, a cuyo encuentro vamos
con amor.
En el servicio a una causa o en el amor a una persona, se realiza el hombre a sÃ- mismo. Cuanto más sale al
encuentro y se entrega al otro, tanto más es él mismo, y asÃ- propiamente hablando, sólo puede
realizarse de sÃ- en la medida en que se olvida de sÃ-.
El sentido no puede darse, sino que debe "descubrirse". Pero no puede inventarse. Lo que se inventa es un
sentido subjetivo, un mero sentimiento de sentido, o un contrasentido. Se comprende, que el hombre que no es
capaz de descubrir un sentido de su vida, ni tampoco imaginárselo; se "inventa" para huir de la maldición
del complejo de vacÃ-o, o bien un contrasentido o un sentido subjetivo.
El sentido no sólo debe sino que también puede encontrarse, y a su búsqueda guÃ-a al hombre la
conciencia. En una palabra, la conciencia es un órgano del sentido. PodrÃ-a definÃ-rsela como la capacidad
de rastrear el sentido único y singular oculto de cada situación.
La conciencia es uno de los fenómenos especÃ-ficamente humanos. La conciencia también puede
extraviar al hombre. Más aún; hasta el último instante, hasta el último aliento, el hombre no sabe si a
cumplido realmente el sentido de su vida o si más bien tan sólo ha creÃ-do haberlo cumplido.
Por mucho que la conciencia pueda dejar sumido al hombre en gran incertidumbre respecto de la pregunta de
si ha concebido y comprendido el sentido de su vida, esta incertidumbre no le exime del riesgo de obedecer a
su conciencia o, cuando menos, de pararse a escuchar su voz.
Pero no sólo el riesgo forma parte de aquella incertidumbre, sino también la humildad. El hecho de que ni
siquiera en nuestro lecho de muerte sepamos si nuestro órgano del sentido, nuestra conciencia, ha sido o no
vÃ-ctima de un engaño, significa también que es la conciencia de los otros la que puede estar en lo cierto.
Esto no quiere decir que no existe ninguna verdad. Sólo puede haber humildad significa, por consiguiente,
tolerancia. Pero tolerancia no quiere decir indiferencia. En efecto, respetar la fe de los que opinan de otra
manera no significa identificarse con ella.
Vivimos en una época de creciente difusión del complejo de vacuidad. En esta época, la educación ha
de tender no sólo a transmitir conocimientos, sino también a afinar la conciencia, de modo que el hombre
preste atento oÃ-do para percibir el requerimiento inherente a cada situación.
Habla de el sentido es pensar situación por situación y de persona por persona.
No existe ninguna persona para la que la vida no tenga dispuesta una tarea.
La posibilidad de cumplir un sentido es en cada caso única y la personalidad que puede realizarse es
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también, en cada caso, singular.
Lo que importa no es tanto que la vida de una persona esté llena de dolor o de placer, sino que esté llena
de sentido.
¿Podemos confiar en una visión del mundo y de la vida que habla de que todo lo malo necesariamente
tiene su lado bueno?¿Podemos creer que estas ideas embellecidas por las palabras "amor" y "servicio" al
otro, no son sólo engaños?
*Conclusión:
A lo largo de este ensayo se presentan dos posturas totalmente distintas con respecto a nuestra pregunta
inicial. El primer paradigma, puede ser la respuesta a una "salida" a corto plazo. Ya que el hombre después
de haber sufrido una "sacudida" en su vida, se preguntará este interrogante. La respuesta más fácil o
simple es a mi entender, la que nos propone Sarte. Desarrollar un sentimiento de "rechazo" hacia todos los
hombres y afirmando que el hombre está "condenado a la vida".
Al contrario, el segundo paradigma. SerÃ-a la "salida difÃ-cil". El hombre después de haber sufrido, ofrece
una visión positiva sobre lo que vivió y elige con una postura de amor y servicio al otro sin pensar en él
mismo.
Si todos actuásemos como Frankl expone, el mundo seguramente serÃ-a un lugar distinto, en el que el
individualismo desaparecerÃ-a y cada uno se preocupara por el otro en una relación de amor. Pero esto
nunca podrÃ-a concretarse mientras existan personas que comparten a rajatabla los sentimientos de Sarte
llenando este vacÃ-o con un sentido efÃ-mero y pasajero.
Entonces solo nos queda vivir todos juntos compartiendo este mundo basados en una relación de tolerancia y
el respeto sin importar cual sea nuestro sentido para vivir, creyendo que la conciencia de cada uno opta por un
sentido o un "sin sentido", que yo esté o no de acuerdo, es "sentido".
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*Bibliografia:
−Sarte Jean Paul, (1972), "El existencialismo es un humanismo", Argentina, HUASCAR.
− Victor Frankl, (1984), Ante el vacÃ-o existencial, Barcelona, HERDER.
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