Pulichino Roberto M c Estado Nacional s nulidad del dec 290

Anuncio
CAUSA “PULICHINO, ROBERTO M. C. ESTADO NACIONAL”
///NOS AIRES, 10 DE MAYO DE 1995Considerando:
I. Roberto M. Pulichino solicita se declare la nulidad del dec.
290/95, por el cual se reducen las retribuciones del personal del sector público
nacional comprendidos en los alcances del art. 8°, de la ley 24.156, y también
de las empresas y sociedades del Estado y entidades bancarias oficiales.
Paralelamente, pide que se dicte medida cautelar tendiente a
mantener su status jurídico salarial hasta que recaiga pronunciamiento
definitivo en este pleito.
La juez de primera instancia rechazó la medida provisional
requerida. Contra lo así resuelto apela el actor.
II. El objeto de la pretensión principal deducida consiste en
cuestionar la legitimidad del sistema instaurado por el reglamento de urgencia
antes citado y las demás disposiciones dictadas en su consecuencia.
Esta circunstancia proyecta sus efectos sobre el examen de la
procedencia de la medida cautelar pedida.
En virtud de la potestad de autotutela que el ordenamiento
confiere a la Administración Pública, sus actos gozan de presunción de
legitimidad y fuerza ejecutoria. Por ello, en principio, los recursos
administrativos y/o judiciales mediante los cuales se instrumenta la discusión
de su validez no suspenden la ejecución de tales actos.
No obstante, la jurisprudencia admite desde antiguo que,
cumplidos ciertos requisitos, la prerrogativa de autotutela encuentra adecuado
equilibrio en la suspensión cautelar de los actos administrativos. Posibilidad
que, con carácter excepcional, también se admite con respecto a las leyes.
El caso de los decretos de urgencia es diferente. En
oportunidades anteriores, esta sala --por mayoría-- consideró que, mediante
ellos, el Poder Ejecutivo se arroga el ejercicio de competencias propias del
Congreso. Por tanto, sus normas nacen con una validez potencialmente
efímera ya que su perdurabilidad en el tiempo está supeditada a la posterior
ratificación legislativa. No poseen, pues, la majestad de la ley, ni gozan de la
presunción de legitimidad que el ordenamiento atribuye a los actos y normas
dictados por la administración, en el ejercicio de su competencia específica
("Video Cable Comunicación S.A.", 16/7/1992).
El art. 99 inc. 3° de la Constitución Nacional actualmente en
vigor conduce a esa conclusión, pues más allá de las exigencias en que admite
estos reglamentos, establece como principio general que el Poder Ejecutivo no
podrá en ningún caso bajo pena de nulidad absoluta e insanable, emitir
disposiciones de carácter legislativo. Tratándose así de reglamentos de
necesidad y urgencia, la situación se invierte y el mayor rigor recae en el
examen de los requisitos que justifican el uso de los poderes excepcionales.
III. Dentro del marco de apreciación sumaria propio de la
cognición cautelar, se advierte, "prima facie" la verosimilitud del derecho
invocado. Verosimilitud que, siendo sólo eso, basta para otorgar la protección
provisional requerida, sin que ello implique prejuzgar sobre el fondo de la
cuestión planteada.
En el caso, la decisión cautelar determina cuál de las partes
deberá soportar las consecuencias que origine la duración del pleito y, dado la
especial naturaleza de la causa, el control en la ejecución del decreto de
urgencia se debe adelantar en el tiempo, al control que se concretará en la
sentencia sobre su validez.
IV. Ello es así porque, en principio, los argumentos vertidos
respecto a la discriminación que el sistema instaurado configura dentro del
sector público, y sea por los resultados concretos de la aplicación de escalas
salariales establecidas, y/o por las disposiciones contenidas en el dec. 397/95 y
398/95, contienen un grado de razonabilidad suficiente para tornar verosímil
el planteo.
Simultáneamente, el peligro en la demora se justifica por la
reducción de los haberes y por la circunstancia de que a pesar de tratarse de
una medida de alcance transitorio y de excepción, su aplicación en el tiempo
quedó absolutamente indeterminada.
V. Encontrándose debidamente cumplidos los requisitos
exigidos para la procedencia de la tutela provisional, y no advirtiéndose que el
otorgarla afecte el interés público, máxime teniendo en cuenta las numerosas
excepciones al sistema instrumentadas por el propio Poder Ejecutivo en las
normas antes citadas, corresponde revocar lo decidido por la sentencia de
primera instancia y ordenar al Poder Ejecutivo Nacional --Comisión Nacional
de Energía Atómica-- se abstenga de retener el porcentaje de los sueldos del
actor que resulte de la aplicación del decreto impugnado. La medida se otorga
previa caución juratoria del actor que, dada la naturaleza del pleito opera
como adecuada contracautela. Notifíquese mediante oficio de estilo.
ROBERTO MARIO MORDEGLIA
GUILLERMO A. MUÑOZ
JORGE ESTEBAN ARGENTO
Descargar