370 FERDINANDO CASADIEGOS CÁCERES La venta está sancionada por dos acciones de buena fe: la que pertenece al comprador, que se llama actio empti o ex empto, la más importante, y la que pertenece al vendedor, llamada actio venditi o ex venditio. El objeto de la compraventa se llamaba merx, la mercancía, podía ser cualquier cosa mueble o inmueble, corporal o incorporal, presente o futura. Para las cosas futuras se distinguía la emptio spei y la emptio rei speratae, según que el objeto radicase en la esperanza de que la cosa se produjese o bien en la cosa misma que se esperaba que se produjese. En el primer caso, aunque la esperanza no se verificase el comprador estaba obligado a pagar el precio, porque sustancialmente había adquirido la posibilidad de su existencia; en el segundo, el contrato se consideraba condicionado a la efectiva realización de la cosa. La existencia del objeto o su consideración de incomercialidad hacían nula la venta en el derecho clásico. En el caso de la pérdida parcial de la cosa antes del contrato éste se restringía y se refería, pues, a la parte existente de la reducción proporcional del precio. Para las cosas fuera de comercio, en cuanto la venta no significaba transferencia de dominio sino solo creación de obligaciones, se admite en el derecho justinianeo que si el comprador ignoraba tal incomerciabilidad, el vendedor debía indemnizarse. Igualmente el vendedor estaba obligado a resarcir el id quod interest, al comprador en el caso de la venta de cosa ajena, y por ello no se producía la nulidad del contrato. Obligaciones del comprador. El comprador tiene solamente una obligación: la de transferir al vendedor la propiedad del precio, dare pretium. Al precio deben agregarse los elementos accesorios, como intereses de retardo o moratorios que la inejecución de la venta produce de pleno derecho, y los gastos de guarda, etc. Esta obligación de dare era fácil para las monedas, res nec mancipi. Además debía reembolsar los gastos hechos de buena fe, después de la venta, y de pleno derecho estaba obligado a pagar los derechos, los intereses del precio no pagado a partir del día en que habían recibido la tradición de la cosa. Obligaciones del vendedor. Estas se pueden resumir en tres: Entregar la cosa. El vendedor cumplía con esta obligación al poner al comprador en posesión completa, pacífica y estable de la cosa: vacuam possessionem. En principio la venta no obligaba a transferir la propiedad, porque era necesario que esta institución de derecho de gentes tuviera por objeto fondos provinciales y las otras cosas que no eran susceptibles de verdadera propiedad.