comentario al socialismo petrolero de lc palacios

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A Mendez Arocha s/socialismo petrolero2bb
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SOBRE EL “SOCIALISMO PETROLERO” DE LC PALACIOS
Alberto Méndez Arocha
Mi estimado amigo LC Palacios ha producido un enjundioso trabajo, más bien de tipo
teórico, sobre la venta del petróleo vista bajo criterios marxistas, siendo ésta baturrada
una reciente elucubración de la llamada revolución bolivariana y cristiana, aunque ni
Bolívar ni Jesucristo fueron petroleros, que yo sepai. El trabajo de LCP se titula
“Socialismo petroleroii”.
Quisiéramos anotar algunas observaciones desde la perspectiva de la Ingeniería
Económica, esto es, desde la perspectiva del pragmatismo real. Tratando de explicar el
tema al lector no especializado en términos más digeribles, esperamos. Siguen nuestras
notasiii.`
Comencemos citando nuestras diferencias con el marxismo, según apuntado en trabajos
anteriores, donde habría que modernizar, aspectos no considerados por Palacios:
 La lucha de clases no es sino un caso particular (y relativamente menor) de las
luchas entre grupos de intereses, especialmente exacerbada en la Europa del
siglo XIX, solamente en las fábricas y empresas sin sindicatos; de resto la
historia es una lucha principalmente entre grupos de ricosiv;
 Marx desestima a los consumidores (y consumidoras…) en la repartición de la
renta; y a los excluidos. Lo básico es la distribución del bienestar, del valor
agregado, entre los grupos de intereses.
 La plusvalía (o ganancias) no pertenece al trabajador porque es generada solo
cuando el precio del mercado lo permite, según la disposición a pagar del
consumidor y el costo de producción, cuando tal diferencia fuera positiva. La
cuestión crucial, lo que verdaderamente está en juego, es la repartición de las
ganancias entre los participantes, en los tiempos posmarxistas.
Pasemos ahora a los casos tratados por LCP.
1 EL ANÁLISIS DESDE EL MARGINALISMO: PODER DE MERCADO Y
GANANCIAS EXTRAORDINARIAS.
LCP comienza con un análisis del mercado petrolero desde la perspectiva del costo
marginal Como se sabe, la venta al costo marginal ha sido una aspiración antigua para
lograr la mayor ventaja, a la vez, para productores y consumidores, en la venta de bienes
y servicios, tratados en Microeconomía, y que se logra en “competencia perfecta”, esa
utopía.
Hace ya algún tiempo (Cf. Economía energética: electricidad; Caracas 1982, 349 pp.,
ils) expusimos nuestras reservas a la teoría del costo marginal en sentido estricto, que
seguía al Óptimo de Pareto, resultante en condiciones de competencia perfecta, porque
no sería un modelo a respetar es condiciones de mercados monopólicos u oligopólicos,
como los servicios públicos y el petróleo.
Auspiciábamos un “marginalismo pragmático”, alejado de la teoría pero útil para la
mejor asignación de recursos.
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En ese tiempo nuestra discrepancia para aceptar el modelo, “Cuestionamientos”, eran
básicamente (idem, 303ss.):



Que si el marginalismo no se aplica en todos los sectores sino en uno
solo no corresponde al modelo, y por tanto es injustificable;
Que la teoría no aclara si se trata de costos marginales a corto o a largo
plazo, lo que es una diferencia notoria en la práctica;
Que la aplicación de la tarifación marginal bajo el concepto de corto
plazo, como se conviene en ocasiones, es una propuesta inaceptable para
los gerentes de las petrolerasv.
Por eso tenemos serias reservas en cuanto al uso del modelo (Fig 2) del costo marginal
y promedio como base de las estrategias entre una competencia entre dos oligopolios, el
OPEP y el no-OPEP. No nos parece válido, a menos que se considere fuera de los
basamentos de Pareto, es decir, de la competencia perfecta, de donde deriva costo
marginal igual a ingreso marginal. Incluso objetable como “equilibrio parcial”. Es
difícil que la OPEP trate de vender al costo marginal (unos 10 $/bl), a menos que se
resuelva que el producto es igual al valor-trabajo del marxismo(igual 10$), sin incluir la
ganancia que el mercado otorga a los productos fabricados por la naturaleza no por los
trabajadores, lo que veremos luego.
Nadie va a vender al costo marginal. E igualmente nadie va a vender con precios
marxistas, ni locos.
Respecto de la inelasticidad-precio de la demanda y la oferta, no coincidimos
exactamente. La demanda de crudo es mucho más elástica que en otras energías (la
electricidad e.g.) y habría que referirse al nivel de los derivados, que incorporan
impuestos locales de alta participación en el precio final.
Igualmente mantenemos distancia respecto que el precio marginal sería mayor que un
precio en un mercado en competencia – creemos que fue Rossi Guerrero quien comentó
el tema hace un tiempo, y coincidimos con su posición: la competencia sería
devastadora y tendría obviamente como piso el costo marginal de corto plazo, sin
recuperación de las cargas de capital.
En lo que si estamos de acuerdo es que con el marginalismo (pura Economía del
Bienestar, Welfare Economics, neoliberal legítima) se llega al mismo resultado que con
el populismo socialista, lo que ya anotamos en nuestro reciente artículo sobre los
peajesvi
2 EL ENFOQUE “A LO RICARDO”
A pesar que Marx se copió muchos conceptos de Smith y Ricardo, encontramos una
diferencia importante en cuanto a la renta minera (hoy denominada “regalía”).
Resultan dos posiciones, según (1) se considere una mina cuya explotación significa un
agotamiento constante de las reservas, y (2) aquella mina marxista donde en vista de la
reducida participación del trabajo humano, su valor es nulo o casi nulo. Evidentemente
esta segunda versión es difícilmente aceptable.
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La primera versión es ya identificada por Ricardo (y luego Marshall):
“…una parte de la regalía se paga por los minerales extraídos, la que no es
propiamente una renta (se le denomina regalía marginal), sino un activo que
se extrae del "almacén de la naturaleza" y que desaparece del depósito, por
lo que -a diferencia de la tierra- el valor del contenido de la mina resulta
menor cuando el "arrendatario" se la devuelve a su propietario…”
(Cf. Citado por AMA en Cantórbery Cuevas y la egocracia; analitica.com,
tomado de Jürgen Schuldt. Regalías mineras y rentas ricardianas (I).
Actualidad Económica Perú, julio del 2004).
O sea la regalía pertenece al dueño del subsuelo, y se deprecia o agota, por lo
que recibe compensación. Muy distinto al concepto de “plusvalía general” del
marxismo, cuando el trabajador o el dueño se apropia de la ganancia,
incluyendo las reservas de la mina, según que la mina pertenezca a un
propietario o al Estado, como sigue:
MARX: PRECIO DE LA TIERRA: renta del suelo capitalizada. Como no es
resultado del trabajo del hombre, la tierra no tiene valor. No obstante en la
sociedad burguesa la tierra es de propiedad privada y entra en la circulación
de mercancías, se vende y se compra (Cf. Diccionario de economía política
de Borísov, Zhamin y Makárova)
EL CAPITAL: CAPITULO XLVI - RENTA DE SOLARES - RENTA MINERA.
PRECIO DE LA TIERRA
“Dondequiera que exista renta, la renta diferencial se presenta por doquier y
obedece siempre las mismas leyes que la renta diferencial agrícola. En todas
partes donde las fuerzas naturales sean monopolizables y le aseguren al
industrial que las emplea una plusganancia, trátese de una caída de agua,
de una fructífera mina, de aguas abundantes en pesca o de un solar bien
ubicado, la persona cuyo título sobre una parte del globo terráqueo la
caracteriza como propietario de esos objetos naturales le intercepta esa
plusganancia, en la forma de renta, al capital actuante”.
O sea que las reservas minerales no tienen valor como costos marxistas, pero sí se
pueden vender muy bien en el mercado capitalista. Evidentemente generan buena parte
de las ganancias o plusvalías, que irían al trabajador como todas las plusvalías, en el
marxismo; y en el capitalismo son apropiadas por el dueño del subsuelo. Objetamos este
injusto concepto marxista, en los tiempos modernos, en lo que luego avanzaremos.
3 TEORÍA DEL VALOR-TRABAJO Y RENTA TERRITORIAL
Como visto, los recursos energéticos de la tierra solo tienen precio en el mercado
capitalista, y su valor en el sistema marxista es nulo; y su precio debe ser equivalente al
valor, igual al valor de las horas de trabajo requeridas por los trabajadores para su
subsistencia. Ante este absurdo, para el posmarxismo, nosotros proponemos que los
recursos de la tierra se consideren aparte, de la valorización del trabajo. Porque fueron
fabricados por la madre naturaleza, no por los trabajadores. Y el beneficiario estará en
discusión.
Evidentemente la teoría del siglo XIX solo pensaba en los trabajadores, les regalaba las
hidro, molinos de viento y carbón, porque el petróleo no había llegado a la discusión.
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EL PROBLEMA DEL REPARTO DEL BIENESTAR CUANDO
HAY RENTA DE MINAS
CUESTIONAMIENTO
DEL VALOR
AGREGADO
MARXISTA
productos
del subsuelo
aportados
por la madre
naturaleza
ganancias y
capital
constante
¿A QUIEN PERTENECEN? –
1 A LOS TRABAJADORES
(PLUSVALIA GENERAL)
2 AL DUEÑO DEL SUBSUELO
(PRIVADO O ESTADO),
SEGUN LEGISLACION)
trabajo
Fig 1 – Repartición de las ganancias en las minas
Palacios no se refiere en sentido estricto a la situación de las minas, cuando no han sido
producidas por los trabajadores y retienen un producto de precio importante en el
mercado.
Nosotros hemos insistido (Conferencia ante la Academia Nacional de la Ingeniería y el
Hábitat, enero 2008; (“ejemplo de la costurera” de Harnecker) que la explotación por
plusvalía referida al precio en el mercado y no al valor de las horas trabajadas, es una
falacia. El problema adicional es que, la plusvalía (o ganancia) derivada de la renta del
subsuelo, de las minas, que no es directamente producto de los trabajadores ni de
ninguna explotación o plusvalía – y por lo tanto no puede pertenecer a los trabajadores,
sino repartirse entre todos los factores responsables de su existencia.
LCP lo asocia no a la plusvalía general sino al concepto de “renta territorial” y
“plusvalía internacional”:
La renta territorial sería plusvalía “transformada” por el sistema de precios,
donde se velan las relaciones subyacentes de valor y explotación. Desde la
óptica marxista, el rentismo de actual política (que también caracterizaría al
“socialismo petrolero”) representaría una apropiación importante de
plusvalía internacional.
La fuerza de trabajo es una mercancía especial: en el proceso productivo
genera más “valor” que el que ella posee. En la jornada laboral se distinguen
dos partes, el “trabajo necesario”, equivalente al valor de la fuerza de
trabajo, y el “trabajo excedente”, equivalente a la “plusvalía”.
Tenemos dos objeciones: 1) que no compartimos “la apropiación de la plusvalía
internacional” como criterio de lucha, preferimos “la apropiación del valor agregado”; y
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2) que no compartimos “que el trabajo genera mas valor que el que ella posee”.la
apropiación de la plusvalía internacional”
COMPARACION
HIBRIDA DE LOS DOS
MODELOS
COMPARACION
SEPARADA DE LOS
DOS MODELOS
PRECIO
MARXISTA
GANANCIAS Y
DEPRECIACION
PRECIO DE
MERCADO
VALOR DEL TRABAJO
MARXISTA (COSTOS)
GANANCIAS Y
CAPITAL CONSTANTE
VALOR DEL TRABAJO
MARXISTA
Fig 2 – Comparación de precios en los dos sistemas
Aquí es donde diferimos. La plusvalía esta calculada en función del precio de mercado
capitalista, debería mantenerse el precio marxista, equivalente al valor al trabajo
contenido. Nuestra propuesta de renta minera es que el valor originado por el recurso
natural (debidamente justipreciado en el mercado) pertenece al dueño del subsuelo, ya
sea privado o público (decreto de Simón Bolívar manteniendo la regalía).
Incluso, se podría añadir una tercera objeción: la cuota de plusvalía σ = pl / cv
(plusvalía entre capital variable) nos parece inaceptable porque la ganancia solo
debería ocurrir en el modelo capitalista, puesto que ganancia equivale a “explotación”, y
ello no tendría sentido en el posmarxismo.
Palacios pareciera concurrir en que la producción minera no sería trabajo “sobrante”
cuando dice:
La fuente de plusvalía que el terrateniente se apropia no tendría
necesariamente que ser trabajo sobrante específico del sector agrícola
(utilizando en sentido amplio del término “agrícola”), sino que depende de la
demanda y producción de mercancías de la globalidad del sistema, y de la
barrera que impone la propiedad territorial al movimiento del capital.
4 VALOR-TRABAJO Y PRECIOS
Para nosotros plusvalía es toda la ganancia, y el valor del trabajo es lo que hoy se
denomina costo. El precio lo define el mercado, como establece la microeconomía. Si el
vendedor marxista desea poner precios iguales al valor de su trabajo, no habrá
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“explotación” ni ganancias. Mantenemos en términos sencillos la discusión conceptual.
Pero algunos conceptos de valor-trabajo son inaceptables en términos modernos, como
sigue.
LCP: La tierra (en su sentido genérico, lo cual incluye a los yacimientos
mineros) no tiene “valor” en el sentido marxista (no es producto del
trabajo), pero tiene precio: la renta del suelo capitalizada, que el
terrateniente puede obtener por el control de la tierra.
AMA: “Renta del suelo capitalizada”: se refiere al valor presente de las ganancias.
Porque debería tener un valor (precio) implícito en la materia prima producida por la
mina, que es la venta de un activo, de valor nulo según los marxistas. Ver Fig. 2.
Es esta continua mezcla de ambos sistemas lo que nos parece desafortunado. Los
Precios y costos del
las minas en el
Marxismo
Precio
marxista
COSTO
CERO
PETROLEO
$
PLUSVALIA A LOS
TRABAJADORES
MANO DE OBRA Y
CAPITAL
VALOR O COSTO
PRECIO DE MERCADO
Fig. 3 – Valoración de la renta minera en ambos sistemas.
modelos deben ser coherentes en si mismos, para ver como funcionan. Pero si el precio
marxista es igual al valor del trabajo, no puedo yo aludir a que en condiciones de
mercado surge una explotación, aplicando solo una parte del otro modelo. En el sistema
capitalista yo remunero al trabajo según las reglas del juego, lo mismo que al capital, y
genero ganancias que habría que ver como las reparto.
Un injerto de rifle con mango. Ver Fig. 3.
5 MÁS SOBRE EL VALOR-TRABAJO. NO PARECE
ECUACIÓN MARXISTA DE COSTOS (Y PRECIOS):
RAZONABLE LA
Dice LCP: “Entonces se tendría v = cc + cv + pl donde v es el valor de una
mercancía tipo. Este tiene tres componentes, cc, el valor o la cantidad
necesaria de trabajo para remplazar el “capital constante” utilizado en el
proceso de producción (el valor de las maquinarias y otros insumos
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producidos utilizados en el proceso productivo), cv el valor del “capital
variable” o de la fuerza de trabajo (la cantidad de trabajo necesaria para
producir los medios de vida del obrero), y pl es la plusvalía, el valor extra
generado por la fuerza de trabajo que se apropia el capitalista, es decir, la
forma como en el capitalismo se concreta la explotación. La cuota de
plusvalía es σ = pl /cv el cociente entre plusvalía y el capital variable, que
mide el grado de explotación. La plusvalía sólo es generada por el capital
variable (el valor de la fuerza de trabajo) o el “trabajo vivo”, el valor de las
maquinas y otros insumos productivos (el capital constante) se consume
parcialmente en el proceso productivo y no genera valor”.
AMA: En términos posmarxistas esta es una aproximación relativamente razonable
al costo, incluye una parte de las cargas de capital (sin ganancias incorporadas), la
mano de obra (capital variable) y no vemos por qué razón incluyen plusvalía, que
es un factor de “explotación”.
Añadiendo sobre el tema:
EL “EJEMPLO DE LA COSTURERA” EN EL MANUAL MARXISTA
Marxismo siglo XIX: precios
iguales a costos (valor) – cero
ganancias - TRUEQUE
Ingreso = 5 * unidades
$ (escudos)
Costo = 20/8 = 2,5 * unidades
40
siglo XIX: patronos se
apropiaban de las ganancias
ingresos
“plusvalía"
siglo XXI: ganancias
compartidas entre patronos y
trabajadores
20
costos
10
0
4
8
unidades
Fig. 4 – Plusvalía en el Manual Marxista (nuestra interpretación del texto de M.
Harnecker, Internet; tomada de nuestra Conferencia ante la Academia Nacional de la
Ingeniería y el Hábitat, Caracas 2008)
LCP: Es decir, no existe ninguna base lógica que permita presuponer de
antemano que la única base del intercambio sería el trabajo. La utilidad
genérica que prestan los bienes intercambiados también podría ser el
elemento de base para la comparación. Ambas hipótesis, el trabajo y la
utilidad como determinantes de la relación de intercambio de mercancías,
tienen problemas de medición.
AMA: Aclaremos nuestra percepción: El valor del trabajo se puede asimilar a lo que
llamamos hoy costo de la mano de obra; y la “utilidad” (que es una terminología del
siglo XIXvii) vendría siendo determinada en el mercado capitalista según la “disposición
a pagar” de los consumidores, dejando al margen los no consumidores con su “utilidad
perdida”. La depreciación entraría en el “capital constante” – el cual ha sido
previamente despojado de las plusvalías o ganancias, si posible.
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Ahora bien, no tiene sentido para nosotros entrar a calcular la plusvalía marxista de la
explotación del trabajador con referencia al mercado capitalista. Est opción es expuesta
sencillamente en el manual marxista de los años sesenta de Harnecker, como se expresa
en nuestro gráfico, v. Fig. 4.
Se observa que la contratación de la mano de obra fue por 20 escudos y ocho horas; a
las cuatro horas y costo de 10 escudos, puedo vender ya el producto por veinte escudos,
al precio del mercado capitalista; en consecuencia (si me olvido de la ganancia y del
capital utilizado) estaría “explotando” a la costurera con la plusvalía de 10 escudos.Aquí
hay una falacia, al mezclar los dos modelos en el análisis.
Nuestra objeción reside en que en el sistema marxista no existen ganancias o plusvalías
por principio, puesto que no hay explotación del trabajador. La ganancia surge del
mercado, de la valorización, de la apreciación de la utilidad, del valor de cambio del
producto. Por eso es que “el trabajador genera más de los que cuesta su trabajo”. Pero
en el sistema marxista el precio es equivalente al valor del trabajo, no hay plusvalía, ni
ganancias. Añadir al pote del posmarxismo.
Al valor del trabajo lo llamamos costo, la utilidad del producto depende de la valoración
otorgada por el consumidor en el mercado. Es nuestra diferencia con LCP y Marx.
Conclusión sobre la Renta Territorial
Nuestro cuestionamiento, en este aparte, es que el valor de las reservas mineras,
fabricado por la naturaleza, no por los obreros, no puede ni debe asignarse a los
trabajadores, porque ellos no pusieron trabajo en su fabricación. Este tema no es atacado
por Palacios, lo que es lamentable.
Sí estamos de acuerdo en que forma parte de las ganancias, según el precio del
momento. ¿Pero cómo debe distribuirse? - ¿Todo al capital, al inversionista? – no
necesariamente. ¿Todo a los trabajadores? – ni de vaina, ¿a cuenta de qué?
Pero si hay que encontrar la regla de la proporción dorada, la regla del “justo medio”,
según la medida en que los esfuerzos de los distintos sectores han contribuido, son
responsables, de la generación de las ganancias.
Notemos la posición de Marx sobre la producción de energíaviii
Dice Marx:
“…hasta aquí, la plusganancia del fabricante que emplea la caída de agua
natural en lugar del vapor como fuerza motriz no se diferencia en modo
alguno de otra plusganancia…”
¿A qué circunstancia debe el fabricante, en el caso presente, su plusganancia, el
excedente que arroja para él personalmente el precio de producción regulado por
la tasa general de ganancia?
En primer lugar a una fuerza natural, la fuerza motriz proporcionada por la
caida de agua, que encuentra en forma natural y que, a diferencia del
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carbón, que transforma el agua en vapor, no es producto del trabajo, y
por ende no tiene valor, no debe ser pagado según un equivalente, no
cuesta. Es un agente natural de la producción, en cuya generación no
entra trabajo alguno.
Pero eso no es todo.
El fabricante que trabaja con la máquina de vapor también emplea fuerzas
naturales que nada le cuestan pero que tornan mas productivo el trabajo y
que, en la medida en que con ello abaratan la confección de los medios de
subsistencia requeridos por los obreros, elevan el plusvalor y por ende la
ganancia; es decir, que son monopolizados por el capital lo mismo que las
fuerzas naturales sociales del trabajo, surgidas de la cooperación, la división
[del trabajo], etc. El fabricante paga el carbón, pero no la facultad del agua
de modificar su estado de agregación, de transformarse en vapor, ni la
elasticidad del vapor, etc. Este monopolio de las fuerzas naturales, es decir
del acrecentamiento de la fuerza de trabajo provocado por ellas, es común a
todo el capital que trabaja máquinas de vapor…
En términos modernos podríamos entender que solamente la fuerza hidráulica no
tendría valor porque se encuentra en su estado natural “que nada le cuestan”. Esta
apreciación es inexacta, evidentemente, porque siempre es necesario algo de trabajo
para dominar al agua con máquinas, lo mismo que con el carbón o con el petróleo en su
extracción. Así que la ponemos junto a las otras energías.
Así que el petróleo podría asociarse a la extracción del carbón, igual con la hidráulica,
que simplemente “acrecentan la fuerza de trabajo” y que “abaratan la confección” –
aparte de aportar una materia prima específica.
trabajo y “utilidad”
Marx supone que las mercancías son útiles y que obviamente este aspecto
incide en el intercambio, pero que por ser las utilidades específicas, propias
de cada mercancía, la utilidad no puede ser el elemento común que se
compara al realizar el intercambio.
LCP: Ambas hipótesis, el trabajo y la utilidad como determinantes de la
relación de intercambio de mercancías, tienen problemas de medición. En
cierta manera se trata de una discusión puramente intelectual, ya que en el
Volumen III de El Capital Marx supone que las mercancías no se
intercambian de acuerdo al trabajo incorporado en las mismas sino a través
de los precios de producción de los distintos sectores con una tasa de
ganancia uniforme.
AMA: El trabajo se fabrica en las empresas, es endógeno, la utilidad la
percibe el consumidor en el mercado, es exógena. De su confrontación surge
el precio, que determina la ganancia.
6 RENTA TERRITORIAL MARXISTA Y RENTA PETROLERA
LCP: “En esencia, toda renta del suelo es plusvalía, producto del trabajo
sobrante, transformada en dinero (al transformarse los valores en precios de
producción), que depende de las condiciones generales de la economía, la
existencia de demanda y de producción de mercancías, y de que el control
de la tierra puede ser “monopolizado” por algún agente económico, lo que le
permite apropiarse de parte de la plusvalía en forma de renta.
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AMA: no estamos de acuerdo. La participación en el V:A. Petrolero ha venido
aumentando a niveles mas justos desde la creación de la OPEP, y no hay criterios para
suponerla abusiva o basada en la explotación de los países pobres, allá las multinacional
y los impuestos locales.
Además se están reduciendo los ingresos petroleros, por alianzas con los
subdesarrollados de la región (“nunca te asocies con pobres”, ALBA) pero no por
razones de plusvalía o explotación sino por concesión graciosa para comprar adhesiones
políticas. Excepto cuando se ayuda a los pobres de Londres y el Bronx, lo que no pasa
de ser un caso de extremo cinismo, casi surrealista.
LCP: En esta nueva fase el mercado seguiría funcionando como un
redistribuidor de plusvalía, sólo que en la fase “imperialista” se redistribuiría
plusvalía en escala mundial Ello no tendría porque descartar la posibilidad de
que un grupo reducido de países por el control que tiene de “una porción del
globo” pueda vender internacionalmente materias primas especiales, como
el petróleo, a precios elevados con costos de producción relativamente
bajos, lo que implicaría que parte de la plusvalía mundial también se
redistribuiría a los exportadores de petróleo en forma de renta. Obviamente
existirían conflictos de intereses entre los centros del “capital financiero” y
los países rentistas, conflictos por la distribución de plusvalía
internacionalmente generada.
AMA: La “redistribución de plusvalía” nos resulta una aproximación inexacta.
Preferimos la Cuantificación del Valor agregado (CAV), que las partes perciben en el
negocio petrolero. En los tiempos de Gómez en Venezuela sería 80/20
(Multinacionales/Satrapía militar), hoy quizás 30/30/30 (Multinacionales, Estado
Venezolano/Estados consumidores). Ver Fig. 5.
Si coincidimos en el conflicto por la lucha por la apropiación de la renta disponible, lo
que ha sido la explicación de la historia petrolera desde su descubrimiento, y
especialmente a partir de la Primera Guerra Mundial en el Medio Oriente.
LCP: Resumiendo, desde la perspectiva marxista, el rentismo petrolero que
actualmente propicia el gobierno y que sería el soporte de “socialismo
petrolero”
estaría
fundamentado
en
apropiación
de
plusvalía
internacionalmente generada, lo cual equivale a explotación. Limitando el
análisis a este aspecto, desde una óptica marxista, es cuesta arriba suponer
que Venezuela al buscar elevados precios del petróleo se está defendiendo
de la “explotación imperial” y restituyendo lo que a veces el ejecutivo llama
el valor de la riqueza petrolera. Al contrario, desde la óptica de Marx, la
“riqueza petrolera” es básicamente la renta territorial capitalizada y
Venezuela sería un estado rentista, buscando incrementar su renta a través
de precios altos del petróleo. Desde un punto de vista más general, el
rentismo como “estilo de vida” estaría en contradicción con la idea marxista
de emancipación de las potencialidades humanas a través del trabajo libre,
sin explotación.
AMA: Para nosotros no es lo mismo participar equitativamente en la repartición del
valor agregado (remuneración del capital, trabajo y venta de recursos propios) del
negocio petrolero que interpretarlos como “explotación de la plusvalía internacional” –
es muy distinto. Cuestión de precios.
LCP: A pesar que desde la óptica marxista buena parte de los ingresos que
la OPEP (incluyendo a Venezuela) recibe por exportaciones petroleras
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pueden ser considerados en alta medida como plusvalía que se obtiene del
resto del mundo, ello no indica que estos países “deberían” renunciar a los
mismos. Nada indica que las ideas de Marx sean correctas.
AMA: Es plusvalía en cuanto a ganancias, que no dependen solo del costo de
producción sino mayormente de los impuestos añadidos por los países consumidores,
que encima se dan el lujo, siempre lo han hecho, de cargarle la mano a las gasolinas
con unos impuestos locales que casi duplican el costo de las multinacionales.
LCP: El petróleo es un recurso natural geográficamente concentrado, que
debería ser utilizado por los países que lo poseen en forma óptima para
impulsar su desarrollo, lo cual implica tomar en cuenta el contexto
internacional en forma racional. Aún cuando se opte por una política de
mayor producción por parte de los países exportadores de petróleo, es difícil
suponer una situación donde en estos países no existan ganancias
extraordinarias ligadas a la explotación petrolera.
AMA: Nos parece que se exagera la culpa de los países productores, frente a las
ganancias de las multinacionales y los impuestos de los gobiernos en los países
consumidores.
7 SOCIALISMO PETROLERO
LCP: Por ejemplo, a pesar de que el ideario marxista postula la colectivización o
estatización de los medios de producción, y que esta fue una de las
características centrales del “socialismo real”, destacados marxistas consideraron
que el régimen que se instaló en la Unión Soviética no era socialista en el
sentido de que el mismo representase la concreción de la superación del
capitalismo postulada por Marx. Rosa Luxemburgo, eor Kaustky, Rudolf
Hilferding, eorgia Plejánov, y León Troski, para citar a figuras destacadas,
consideraron que el régimen que se instauró en la Unión Soviética era una
dictadura burocrática y no un sistema de carácter socialista.
Hilferding, en sus dos últimos escritos, sostuvo que la URSS era una “economía
estatal totalitaria” (en contraposición al llamado “capitalismo de estado”) y
observaba que los bolcheviques “crearon el primer estado totalitario antes de que
fuera inventado el término”. Independiente de que se pueda o no calificar de
“socialista” al denominado “socialismo petrolero” o “socialismo del siglo XXI”,
lo importante es el análisis de sus características y evaluar si ellas estimulan el
crecimiento y desarrollo, o si por el contrario, se trata de un sistema paralizador
que conduce al estancamiento.
AMA: Estas opiniones coinciden con Hannah Arendtix quien reservó “los
totalitarismos” para Stalin y Hitler, respectivamente. Respecto del “Socialismo XXI” al
nivel nacional no pasa de ser todavía una entelequia de la propaganda política, para
lograr apoyo del populacho ofreciendo el saqueo y la confiscación con un alto
ingrediente racista, al estilo de Zamora “mueran los blancos aunque sepan leer y
escribir” – mayormente por razones electorales.
Le hacía falta a “revolución” un discurso ideológico, para el cual la mitología marxista
resultaba lo más atractivo con una supuesta forzada transferencia directa de los ricos a
los pobres; una simple “notion écran” (versión pantalla) para edulcorar el mensaje a los
desposeídos incrédulos; lo que, asociado a la “operación media luna” vendida por los
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asesores cubano, permite soñar con la redención de la población indígena y paupérrima,
en América Latina, para el rescate de los desposeídos con el financiamiento de la Faja
del Orinoco.
Fig. 5 – Repartición del Valor Agregado del Negocio Petrolero
8 CONCLUSIONES
Nuestra desavenencia con el Marxismo se plasma en los siguientes cuestionamientos:
 Los análisis marginalistas nos parecen que no se justifican, estos modelos no
aplican a estos mercados;
 No nos calamos la falacia que el trabajador genera más valor que el costo de
producirlo. Esto solamente ocurre cuando el valor de cambio se toma en el
mercado capitalista; aquí la plusvalía proviene del consumidor, no del costo, no
de la productividad del trabajador. “El precio tiene un piso, el costo; y un techo,
la disposición a pagar del consumidor”.
 Nos parece más adecuado optar por el análisis de la lucha por la apropiación del
valor agregado de cada negocio, incluso petrolero, entre los competidores (en
lugar de la “redistribución de plusvalías” de Palacios); o sea entre:



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Los países productores
Las multinacionales
Los países consumidores
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Cuando estos últimos imponen tales impuestos al consumo que la repartición
pudiera resultar todos a partes iguales, que es lo deseable. No ocurrió así en los
primeros tiempos
 El “Socialismo petrolero” de la RB de Venezuela se reduce al otorgamiento de
subsidios declarados o disfrazados por trueque, donde se estaría reduciendo el
ingreso nacional (Pendejismo Petrolero) a cuenta de un proyecto personal en
desmedro del desarrollo y bienestar de la Nación. Que tendría que ver con la
redistribución de la “plusvalía internacional” o mejor del enriquecimiento global
de los participantes en negocio petrolero y su V.A. , porque para nosotros no hay
explotación ni plusvalía. Nosotros producimos, otros ponen los precios.
Y en términos microeconómicos:
 No hay plusvalía en el sistema mixto marxista-capitalista cuando proviene del
precio de mercado; es incoherente; ya anotado arriba.
 .No tiene sentido ubicar las reservas de las minas en la plusvalía de los
trabajadores, debería eliminarse y revisarse este concepto; son ajenos a la
fabricación del petróleo, no estaban ahí cuando eso…
 No tiene sentido incluir una tasa de ganancia en los elementos del costo
marxista, resultaría una explotación, inadmisible.
Amén.
NOTAS
i
Aunque actualmente tengo entendido que se está reescribiendo el Antiguo Testamento para rescatar la
transformación de los cristianos menes en arepas, ocurrida en lugar de la multiplicación de los panes.
ii
Bondad de la red del Emb. Ignacio Arcaya. Supongo que Ignacio lo facilitará a quien lo solicite,
[email protected]
iii
Demás está decir que consideramos a LC Palacios como uno de los mejores conocedores venezolanos
de la Economía Política del Marxismo. Véase por ejemplo su trabajo anterior en analitica.com (PetroEstado y socialismo del siglo XXI, setiembre 2006) y mis notas al respecto, idem, LC Palacios y el
Socialismo XXI. Otro meritorio estudio es el de Américo Martín y Juvencio Pulgar, Socialismo del siglo
XXI, Editorial ALFA, Caracas 2007.
iv
Véase p. ej. “Bentham, Russell y Arendt: la repartición de la felicidad”, en El Independent, y en
analitica.com
v
Notemos que la tarificación al costo marginal en el sector eléctrico fue solo promovida por las
autoridades financieras internacionales de Washington cuando implicaba (1973) un alza de las tarifas para
sustentar sus créditos, especialmente hidroeléctricos…
vi
Véase analitica.com y El Independent, enero 2008.
vii
Véase de Jules Dupuit, “De l´utilité et de sa mesure”, Revue des ponts et chaussées, Paris h. 1848.
viii
Cf. El Capital: crítica de la Economía Política, Siglo XXI Eds., pp. 826 y sgtes. Capítulo XXXVIII,
La renta diferencial: consideraciones generales; el destacado es nuestro.
ix
Véase nuestro trabajo sobre el totalitarismo, en “La búsqueda de la felicidad” citada.
14/11/2015
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