Derecho Comercial, M - Centro de Conocimiento

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Derecho Comercial
M.Sc. Guillermo Pérez Merayo
Quisiera iniciar con un pequeño preámbulo. Hoy en día ha surgido un nuevo continente, un
nuevo mundo que es la Internet y que definitivamente ha venido a mutar la racionalidad jurídica
existente hasta ahora. Con la red surgieron nuevas relaciones virtuales, las cuales no se ven
afectadas por tiempo y el espacio, esto más que cambiar la naturaleza de las actividades o las
relaciones comerciales, que son objeto del Derecho Comercial, vino a mutar la forma en las que
estas son tuteladas.
Esto ha ocurrido como consecuencia de la aparición de tres fuerzas superiores al derecho y
efecto del cambio que esta ocurriendo:

La globalización de los mercados ha venido a alterar el concepto nacional, esto exige un
derecho comercial que trascienda más allá, más propio del ámbito global.

La transición de una sociedad de bienes industriales y bienes manufacturados a una
sociedad de bienes de información, manufactura versus conocimiento. Para el comercio esta
cambia el concepto de manipulación de un bien, de distribución y posesión. Existen
empresas distribuye bienes, son dueños que quizás nunca lo llega a poseer ni los tocan, esto
altera y muta esa racionalidad comercial.

Prominencia de todas las formas de tecnología en la sociedad, no existe sector que no haya
sido, este siendo impregnado o que puedan escapar al impacto de las tecnologías
Como efecto de estas tres fuerzas surge una nueva con un efecto catalizador, el comercio
electrónico, al cual se le ha llamado de distintas formas, e-business, e-trade, este se ha
constituido en el principal agente de cambio de la era de las TIC's. Éste posee un efecto que
permite hacer las cosas de un manera distinta contrario al viejo mundo, para ponerlo de alguna
forma: si en la era industrial las cosas se hacia de una manera más perfecta estas siempre se
hacían de la misma forma. En el mundo digital las cosas se continúan haciendo más perfectas,
pero aparecen nuevas herramientas, nuevas formas de hacer las cosas
Esta nueva relación (laboral, comercial, social, económica y existencial) habilitada por la red se
conoce en la Aldea Global como Internetworking, en donde se transforma la naturaleza del
trabajo individual de la era industrial a una forma de trabajo en grupo y en el cual compartir
información y trabajar en grupo constituye la esencia de la nueva economía.
Yo diría que las redes de la Internet han dimensionado un nuevo mundo con aceras, casas,
tiendas, empresas, trabajadores, y trabajo, es todo un nuevo mundo que muta la realidad
jurídica, y que el derecho no lo entiende. Fundamentalmente el efecto principal, lo que muta la
racionalidad jurídica es desaparición del tiempo, desaparición del espacio, como constrictores
del acontecimiento de estos actos comerciales, fundamentalmente el tiempo real que discurre en
la Internet. Se puede decir que la única constante que nos queda es el cambio, es lo único real y
lo que podemos estar seguro que va a ocurrir hacia el futuro.
En esta era digital también han surgido nuevas leyes naturales para la economía digital, por
ejemplo la Ley de Moore la cual proclama que cada dieciocho meses la cantidad de transistores
de un chip se duplica, tecnológicamente es un logro interesante, pero para la sociedad implica
que cada dieciocho meses la capacidad de procesamiento se duplica e impacta grandemente.
Para las empresas eso significa que a los dieciocho meses si no ha destruido su propio producto,
como se dice “se lo han comido” y lo han recreado en un nuevo producto, a los veintidós meses
la competencia tendrá un producto igual pero con mayor valor agregado. Es aquí donde se muta
toda una racionalidad comercial existente hasta el momento.
Hay una gran diferencia entre el mundo analógico y el mundo digital que se confrontan de igual
manera al blanco y el negro, hasta ahora el derecho solo dispone de una interpretación para el
mundo analógico. Sin embargo el efecto del comercio electrónico ha sido transversal y ha
venido a afectar la disciplina del Derecho en todas sus ramas y este no tiene una comprensión
del serio problema el que esta ocurriendo.
Ha habido un gran salto en la forma de hacer las cosas, en un corto tiempo y es una revolución
que tenemos, hace menos de treinta y cinco años, en donde hemos evolucionado con la Internet,
el WWW y ahora en la era de los aparatos, ya no hablamos de e-commerce sino de comercio
electrónico móvil (m-commerce), en donde podemos realizar una serie de operaciones desde el
celular. Es estos aparatos se consolidan agendas con teléfonos, con comunicaciones, se puede
decir que se porta la oficina en la mano, esto nos permite entrever en algún grado la seriedad de
la situación que se presenta. Si bien es importante hacer notar que no es que se afecte la
naturaleza o el objeto de las actividades y relaciones del derecho comercial, sino la forma en
como estas se tutelan por parte de la normativa.
La teoría general del contrato que se ve transformada, al desaparecer el tiempo y del espacio,
hasta ahora había predominado la doctrina del buzón, “una vez firmado el contrato y puesto en
el buzón ya no hay marcha atrás, el contrato quedaba consolidado”. También se concibe como
un típico contrato recepticio, hay que recibirlo para poder darlo por consolidado. Ahora bien,
con respecto al contrato en la Internet, qué ocurre en las nuevas transacciones entre ausentes que
ocurren en tiempo real. Es necesario que Derecho de una respuesta a la mutación de la
racionalidad jurídica producido por un comercio digital en el ámbito de la Aldea Global.
Ha surgido la necesidad de un derecho que regule las relaciones comerciales en tiempo real, -de
uno a uno, de uno a muchos y las nuevas de muchos a muchos- así como las transaccionales
digitales que habilitan Internet como las de máquina a máquina. Ya han aparecido cuatro nuevos
contratos innominados: la Transferencia Electrónica de Datos (EDI); de Proveedores de
Servicios de Internet (ISP), el contrato de compraventa de software por medio de paquete
(Shrinkwrap) y por medio de la Internet (Webwrap), finalmente esta compraventa en tiempo
real de productos a través de la Internet conocido como el Clickwrap.
Sin embargo, las soluciones jurídico-técnicas que exige el sistema, -doctrinales, legislativas y
jurisprudenciales-, han sido limitadas y ante las nuevas relaciones comerciales de la red, se ha
tenido que recurrir a la Costumbre de la Red, la que ha se aplicado y desarrollado desde los
inicios de la red. Algo similar ocurrió con el comercio europeo en los tiempos de Carlo Magno,
de un rígido Derecho Real que no daba soluciones a las necesidades del incipiente comercio de
las nuevas Ferias y Mercados del Sacrosanto Imperio. Fue así que se recurrió a la costumbre de
las plazas del imperio para viabilizar un comercio con una dimensión geográfica de las más
extensas después de la desaparición del Imperio Romano.
Por ahora según parece, ante la mencionada inopia, el comercio digital de la Aldea Global
dependerá de la costumbre de la red, pero esto es bueno, ya que la flexibilidad implícita en ella
permite atender las necesidades de la dinámica con que evoluciona el comercio en la red, la
imparable aceleración que la tecnología impone a los ciclos del nuevo comercio mundial y al
constante cambio.
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