La emancipación de la América española

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LA EMANCIPACIÃ N DE LA AMÃ RICA ESPAÃ OLA.
LAS CAUSAS DEL INDEPENDENTISMO.
Los orÃ−genes del independentismo americano se remontan al siglo XVIII, y tienen que ver con la polÃ−tica
llevada a cabo por los Borbones en América y la estructura social del continente. Los criollos controlaban
las haciendas y plantaciones y la débil producción manufacturera, y formaban el grupo socialmente más
dinámico y económicamente más poderoso, aunque representaban entre un 10 y un 15 % de la
población. Indios, mestizos y negros constituÃ−an una masa campesina y minera explotada tanto por los
criollos como por los peninsulares. Integraban un reducido grupo de administradores, altos funcionarios y
representantes de las compañÃ−as comerciales enviados desde España, y ocupaban todos los cargos
públicos de importancia en los territorios coloniales: virreinatos, presidencias de Audiencia, capitanÃ−as
generales, etc.
La minorÃ−a criolla rechazaba el trato discriminatorio recibido por el Gobierno español. Se veÃ−a
postergada e impedida, tanto para ocupar cargos públicos como para expandir su poderÃ−o económico. El
monopolio español les impedÃ−a poder establecer sus propias relaciones comerciales con el exterior en
beneficio de una economÃ−a peninsular de carácter colonial. La polÃ−tica de los gobiernos ilustrados no
hizo sino reforzar esa situación, al tiempo que intentaba aumentar la presión fiscal sobre los campesinos y
el control administrativo.
Los movimientos de protesta y levantamientos campesinos del siglo XVIII habÃ−an creado un clima de
reivindicación emancipadora. En 1808 se fue difundiendo entre la minorÃ−a criolla más culta el ideario
liberal. Las influencias que provenÃ−an de Europa se mezclaban con el ejemplo de la independencia de los
Estados Unidos, para dar un tinte americanista a las reivindicaciones polÃ−ticas.
EL INICIO DEL PROCESO DE INDEPENDENCIA.
El proceso de independencia es muy complejo, tanto desde el punto de vista polÃ−tico como militar. Hay
continuas acciones polÃ−ticas, revueltas urbanas y movimientos de tropas.
Los indÃ−genas apoyaron al principio a la metrópoli, para incorporarse al movimiento emancipador.
Una primera fase coincide con la guerra de 1808 a 1814. En las ciudades más importantes la burguesÃ−a
criolla promovió juntas similares a las españolas, en nombre de Fernando VII, y depuso a los virreyes y
capitanes generales. Más tarde se rechazó la autoridad de la Junta Central, y en 1810, convencidos los
criollos de que Cádiz no podÃ−a resistir, se formaron juntas revolucionarias en varias de las ciudades más
importantes.
Sin embargo, las divisiones internas entre los dirigentes criollos permitieron la reacción de los ejércitos
realistas, que en 1813 comenzaron a reconquistar las ciudades sublevadas. Los lÃ−deres independentistas
acabaron en prisiones españolas o en el exilio. El envÃ−o de un ejército desde la penÃ−nsula en febrero
de 1814 fue decisivo para restablecer el control. Pero el proceso habÃ−a permitido extender el ideario
independentista por toda América.
En México la explotación de indios y mestizos por los hacendados y propietarios de minas dio al
movimiento un marcado carácter de revolución social. AllÃ− los criollos se aliaron con los peninsulares
para aplastar el movimiento indigenista.
EL TRIUNFO DEL INDEPENDENTISMO.
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Una segunda fase se produce tras la restauración del absolutismo en España, que reavivó las ansias de
independencia.
Desde 1816 se reavivan las acciones de las fuerzas revolucionarias. Los delegados enviados al Congreso de
Tucumán proclamaron la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica. Fue el ejército
argentino de San MartÃ−n el que derrotó en Chacabuco a los españoles y permitió la proclamación de la
independencia de Chile en febrero de 1818.
Simón BolÃ−var dirigió el proceso en Venezuela. Tras la conquista de Angostura, un Congreso reunido
allÃ− en 1819 proclamó la República de la Gran Colombia y nombró presidente a BolÃ−var. Ese mismo
año las tropas del «Libertador» atravesaron los Andes y cayeron sobre el territorio colombiano,
derrotando a los realistas en la decisiva batalla de Boyacá (agosto de 1819).
La última fase del proceso de independencia se desarrolla tras la revolución de 1820 en España. San
MartÃ−n desde el sur y BolÃ−var desde el norte convergieron hacia el virreinato del Perú para acabar
definitivamente con los ejércitos peninsulares. En 1821 las tropas americanas entraron en Lima y
proclamaron la independencia del Perú. Un año más tarde el ejército de BolÃ−var entraba en Quito,
anexionándolo a la Gran Colombia. Y en 1824 tendrÃ−a lugar la decisiva victoria de Ayacucho sobre el
ejército español. Meses más tarde se proclamó la independencia de Bolivia.
En México el general AgustÃ−n de Iturbide recibió el apoyo de todas las fuerzas sociales, derrotó al
ejército realista y proclamó la independencia mediante el Plan de Iguala, en 1821. Hacia 1825, sólo
Puerto Rico y Cuba permanecÃ−an sometidas a la corona española.
EL BALANCE DEL MOVIMIENTO INDEPENDENTISTA. EL MARCO INTERNACIONAL.
Debido a las tendencias regionalistas y las diferencias marcadas por la división colonial en virreinatos, el sur
se disgregó definitivamente entre Argentina, Uruguay y Chile, mientras que la Gran Colombia se disolvió
en las repúblicas de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia.
La derrota española se debió tanto a la fuerza del independentismo como a los problemas internos de la
monarquÃ−a absoluta.
Otro factor decisivo fue el contexto internacional. Las guerras coloniales habÃ−an abierto los puertos
americanos al comercio internacional. Desde 1814 el apoyo diplomático británico al independentismo fue
progresivamente en aumento.
Estados Unidos también apoyó a los insurrectos vendiéndoles armas. El presidente Monroe, ante el
Congreso, formuló la doctrina Monroe («América para los americanos»). Estados Unidos consideraba
a Latinoamérica como su zona natural de dominio económico y polÃ−tico.
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