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EDITORIAL
Investigación en enfermería
L
os Reales Decretos (RD) 55 y 56/2005 de 21
de enero, propiciaron que a partir del curso
académico 2006 se implantaran en España los
primeros programas de máster y doctorado oficiales
específicos de enfermería en la universidad española,
en condiciones de igualdad con otras disciplinas. Se
trataba de programas de posgrado, que incluían uno o
varios máster y la continuación hacia el doctorado a
partir de líneas de investigación, sustituyendo a los
anteriores doctorados con 2 cursos académicos de duración. Actualmente, los mencionados RD, han sido
derogados y sustituidos por el RD 1393/2007 de 29 de
octubre, sin embargo el planteamiento de reforma del
sistema universitario español no ha variado. La reforma aporta un hecho sin precedentes en el desarrollo
de algunas disciplinas, que se encontraban dentro
del sistema universitario, en condiciones desiguales,
respecto a otras; este era el caso de enfermería que
tenía una titulación finalista de primer nivel (di-plomatura) sin posibilidad de segundo ni tercer ciclo propios.
El actual RD de 2007, estructura las titulaciones
universitarias en 3 niveles: grado, máster y doctor. Al
máster se accede desde el grado o desde otra titulación oficial del catálogo actual, y el programa de doctorado incluye un período formativo de máster oficial
y un período investigador a partir de una línea de investigación ofertada en las universidades que tengan
autorizado el programa; es decir, las características son
casi idénticas al RD de 2005.
Este escenario, ha comenzado a modificar el desarrollo de la investigación en una profesión que, hasta
este momento, agrupaba su producción y difusión
científica en sectores minoritarios y que no llegaban
con gran impacto a la gran mayoría de la enfermería
asistencial. Estos sectores minoritarios de investigadores se podrían denominar:
– Grupos investigadores con orientación sanitaria.
Financiados por el Ministerio de Sanidad o las comunidades autónomas, con un perfil orientado hacia la
clínica; aportaciones en revistas científicas, que son
consultadas sobre todo por la enfermería asistencial,
pero tan minoritarios que, desde la profesión, se vivía
como lejana la posibilidad de llegar a ellos y, en consecuencia, las enfermeras generalmente no percibían
la investigación como función propia.
– Grupos con orientación multidisciplinar, centrados más en aspectos psicosociales que clínicos. Estos
grupos pertenecen, sobre todo, a la producción científica de profesorado universitario, con un incremento
en el conocimiento de otras disciplinas no necesariamente sanitarias. En ocasiones, los grupos universitarios surgen porque desde el profesorado enfermero de
la universidad sí que se percibía la necesidad de ostentar un nivel académico superior, pero este nivel se obtenía desde otros campos del conocimiento, de manera que la transferencia de resultados tampoco llegaba
al gran grupo profesional en ejercicio.
– Grupos de enfermeras asistenciales que, a través
de las unidades de investigación implantadas en España en la década de los ochenta del pasado siglo, colaboran en equipos multidisciplinares de investigación,
muchas veces en condiciones de desigualdad con el
resto de investigadores, porque en la mayoría de los
casos no cumplían la misma condición académica ni
de responsabilidad.
El resultado es que, 30 años después de implantarse
los estudios en la universidad, la situación de la investigación es de un elevado número de revistas, electrónicas y en soporte papel, un incremento de los resultados en investigación aceptable, y un gran problema
de impacto de la producción científica en el seno de
la enfermería asistencial por encontrarse todavía ale-
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Maciá Soler L. Investigación en enfermería
jada de la clínica, que es donde está el auténtico desarrollo del conocimiento enfermero. Las enfermeras están al lado de personas sanas o enfermas, ejerciendo
como agentes de salud, cuidadores o técnicos, pero
junto a las personas, y allí es donde debe llegar la investigación como elemento de mejora y desde donde
deben partir propuestas.
La implantación de los nuevos planes de estudio,
que incluyen el doctorado propio o al menos la posibilidad de cursarlo, es una ventaja con cierto riesgo,
en función de la orientación científica que se dé a las
líneas de investigación.
La enfermería es una titulación del campo de las
ciencias de la salud, con un impacto importante sobre
la salud y la enfermedad de la población. La normalidad científica debe orientar a los responsables docentes, gestores e investigadores a un mayor desarrollo investigador en clínica aplicada, difusión e implementación de las prácticas basadas en la evidencia y, en
definitiva, aportar a las enfermeras asistenciales las
herramientas de trabajo que les permitan ejercer con
criterios de evidencia, retroalimentar la investigación
y, sobre todo, despertar la curiosidad científica que
acompañe el desarrollo académico y profesional.
Los líderes de enfermería son pequeños grupos con
gran responsabilidad en este momento. Sus actuaciones son de gran relevancia por su impacto en el futuro, de manera que es importante canalizar los esfuerzos hacia la madurez investigadora de la profesión.
Enfermería es una profesión joven y una ciencia
emergente y como tal debe dar pasos certeros, no demagógicos. Estaría bien ocuparse de investigar cargas
de trabajo de las enfermeras; métodos aplicados;
orientación de puestos de trabajo; resultados de las
prácticas en la clínica; evaluación de programas de salud; impacto de la práctica diaria; resultados adversos
en los pacientes; atención domiciliaria, paliativa o
crónica; captación de personas a programas de salud,
y todo un abanico de posibilidades que están necesitando enfermeras asistenciales con capacidad de decisión y ejercicio independiente. Las enfermeras son
líderes del cuidado, que tienen la responsabilidad de
conocer el soporte legal y las estructuras para ejercer
ya consolidadas. La estructura está hecha; sólo tienen
que documentarse, acudir a las fuentes certeras y creer
firmemente que somos profesión y ciencia.
En este momento, todas las partes de la profesión
tienen responsabilidad de futuro. La enfermería docente sabe que para continuar impartiendo docencia
universitaria debe tener el grado académico de do-
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ctor, excepto en el caso de los profesores asociados
clínicos, cuyas figuras son profesionales de prestigio,
que aportan conocimiento clínico a la titulación.
Obtener el grado de doctor es un proceso de maduración científica importante que lleva su tiempo pero,
sobre todo, es importante que los doctorados aporten
conocimiento y, si es posible, que lo hagan en el
campo de ciencias de la salud. La enfermería gestora
resulta crucial para garantizar la práctica adecuada a
perfiles profesionales y el número de enfermeras necesario para un ejercicio con garantías de calidad
asistencial. Sindicatos y colegios tienen un papel de
soporte profesional y deontológico importante, al ser
los interlocutores válidos ante los responsables políticos; las enfermeras investigadoras, deben continuar
divulgando los resultados de investigación y hacerse
visibles, ya que son un referente en cualquier profesión y constituyen la visibilidad de la enfermería en
el mundo científico, y las enfermeras asistenciales
son las más importantes; el impacto de su actividad
diaria sobre los miles de usuarios que interactúan con
ellas, garantiza la imagen social de una profesión y
aporta resultados directos en mejora de salud.
El progreso científico es un trabajo conjunto de toda la profesión, pero estamos en el momento adecuado de poder proyectarlo, y se puede conseguir. Las reformas de los sistemas universitarios suceden muy a
largo plazo y en este momento, con el horizonte de
2010, estamos ante una de ellas.
El título de grado otorga competencias de enfermera generalista similares a las de la actual diplomatura. El máster, competencias académicas, gestoras e
investigadoras y, en algún caso, pueden ser especializadas, pero no en el campo de las ciencias de la salud, donde la especialización está muy vinculada al
sistema sanitario. El doctorado supone el máximo
grado académico y la capacitación docente e investigadora.
En definitiva, las estructuras están bastante organizadas y si fue muy importante entrar en el sistema
universitario hace 30 años, actualmente, consolidar
posiciones y avanzar como profesión y ciencia a través de la investigación puede ser decisivo para el futuro profesional.
LORETO MACIÁ SOLER
Red Enfermería y Desarrollo.
Consejo Asesor de Sanidad del Ministerio
de Sanidad y Consumo.
Escuela de Enfermería. Universidad de Alicante.
Alicante. España.
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