¿Corresponde acusar constitucionalmente a la

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LATERCERA Sábado 23 de julio de 2016
FRENTE A FRENTE
¿Corresponde acusar constitucionalmente
a la ministra de Justicia?
Matías Walker
Juan Antonio Coloma
Diputado Democracia Cristiana
Jefe de Bancada diputados UDI
No hay que banalizar
la institución
E
N LOS últimos días la
opinión pública ha tomado conocimiento
que se estaría insinuando la presentación
de una acusación constitucional en contra de
la ministra de Justicia. Pareciera que
nuestra oposición presiente el seguro
fracaso de su interpelación y que la
secretaria de Estado saldrá fortalecida con su dominio de los temas y elocuencia. Si bien estimo que no es
pertinente referirse al fondo de esta
eventual acusación, sí creo que es
una oportunidad para que nos preguntemos cuál es la verdadera función de esta facultad fiscalizadora, y
si en una eventual acusación en contra de la ministra Blanco, se cumpliría dicha función.
La acusación constitucional debe ser
considerada como la última ratio del
derecho público, debido a las consecuencias que conlleva, tanto en relación a la propia autoridad acusada,
como respecto de las políticas públicas del país, pues desvía la atención de
las autoridades encargadas de los altos asuntos.
En ese orden de ideas, esta institución sólo debiese ser ejercida una vez
agotadas las vías administrativas para
hacer valer eventuales responsabilidades. Por lo demás, cabe hacer presente que los ministros de Estado responden políticamente ante el Presidente de la República, mientras que la
acusación constitucional persigue estrictamente responsabilidades jurídico-constitucionales. Es más, la Cámara de Diputados ha señalado que por
esta vía no se pueden efectuar juicios
de carácter político de las acciones del
ministro, pues ello desnaturaliza la
institución.
Asimismo, la acusación constitucional tiene por objetivo efectuar una valoración de la conducta personal del
secretario de Estado, exclusivamente
dentro de los ámbitos de su competencia ministerial. Ello se traduce en
que de dicha valoración se desprenda
que la conducta del ministro ha sido
desleal con los fines de su cargo.
Nada de lo anterior se aprecia en el
proceder de la Ministra Blanco. Por el
contrario, ella ha dado muestras de
enfrentar abierta y decididamente todas y cada una de las problemáticas
que se han suscitado, las cuales no son
atribuibles a su gestión, sino que son
falencias históricas, empero ha tenido
la entereza de adoptar las medidas
idóneas, incluso “destapando ollas”
que nunca se han querido destapar.
En efecto, bajo su gestión, y junto con
el exdirector Hugo Herrera, transparentó al país la triste cifra de niños
que han fallecido bajo la tuición del
Sename y se desvincularon a 123 funcionarios de Gendarmería por el abuso de licencias médicas.
Bajo el liderazgo de la titular de Justicia se logró aprobar además la anhelada agenda corta de seguridad, que le
otorgó a policías, fiscales y jueces
efectivas herramientas en la persecución y sanción de los delitos que más
temor causan en las familias chilenas.
Aquello que la oposición valoró hace
pocas semanas, hoy olvida por conveniencia.
La ministra Blanco ha desempeñado
su rol de forma activa, estando permanentemente preocupada de supervigilar la ejecución integral de todas
las políticas públicas que atañen a su
cartera. En definitiva, la ministra lejos
de ser el problema, es hoy parte de la
solución para enfrentar estos desafíos.
Se debe tener especial cuidado en el
Hay que tener cuidado con
acusaciones constitucionales
infundadas, especialmente si
son motivadas por la
contingencia, y respecto de
autoridades que dan
muestras permanentes de su
capacidad y entrega en el
servicio público.
ejercicio de acusaciones constitucionales infundadas, evitando caer en el
error de hacerlas valer en atención a
influencias meramente electorales,
especialmente cuando son motivadas
por la contingencia, y respecto de autoridades que han dado muestras permanentes de su capacidad, entrega y
compromiso en el desempeño del servicio público.
Prescindir del razonamiento antes
expuesto, sólo llevaría a banalizar la
institución de la acusación constitucional, atentando contra la gobernabilidad del país.
Sobran razones para la
acusación constitucional
L
A PENSIÓN abultada de la
militante socialista,
Myriam Olate, fue el punto de inicio del destape de
varios y serios problemas
que aquejan la conducción
del Ministerio de Justicia.
La opinión pública ha podido constatar
que Gendarmería es una verdadera caja
pagadora de favores políticos a militantes de partidos del oficialismo.
Lo anterior fue ratificado por el exdirector de Gendarmería, Tulio Arce,
quien reveló presiones por parte del
Ministerio de Justicia para contratar y
subir de grados a funcionarios favorecidos por la actual administración. La
ministra, durante todos estos días, nos ha
tratado de demostrar que ella ha “destapado ollas”, pero ¿qué tan cierto es esto?
Comencemos por el caso Sename: fruto de la renuncia de Marcela Labraña,
militante DC, tras dar una serie de explicaciones “inexplicables” tras la
muerte de una menor en un centro, no
salió producto de su mal desempeño ni
por el argumento de que “la niña falleció de pena”, sino que fue por el reproche social, sin que nuevamente la ministra Blanco no dijera nada.
Luego se nombra a Hugo Herrera,
quien también renuncia tras la fuga de
menores de un centro de Arica. Ahí llega
Solange Huerta, quien fue la fiscal que
llevó a cargo la investigación a la Presidenta Bachelet, lo que deja de manifiesto
un evidente conflicto de interés y otro
flanco para la ministra y el gobierno.
Después vino Gendarmería, que se
destapó gracias al caso de Myriam Olate, de quien hasta el día de hoy no se
sabe el porqué se le pidió la renuncia,
haciendo calzar justo su elevado sueldo
con su jubilación, obteniendo así la millonaria pensión que todo Chile conoce.
Tampoco se ha destapado la olla y
menos informado sobre la renuncia de
otras personas, vinculados a partidos
de la Nueva Mayoría, que trabajaban en
Gendarmería, y se fueron antes de
cumplir su contrato, también calzando
con un elevado sueldo y obteniendo su
millonaria pensión.
Y la guinda de la torta de la indignación moral de la ministra, fue el desmentido al exdirector de Gendarmería,
Tulio Arce, cuando éste denuncia la
obligación de contratar a personas que
fueron solicitadas por el propio Ministerio de Justicia, donde Blanco señala
tajantemente que jamás había pedido
contratar a alguien.
Pero resulta que sí había pedido contratar a cuatro personas, descubriéndola a través de un oficio que se conoció por la prensa; pero ¿para qué? Para
fiscalizar Cema Chile y la ANFP…
¿Qué razón puede existir para que se
le solicite a un servicio con tantas necesidades económicas como Gendarmería, la contratación de cuatro personas con la idea de fiscalizar Cema Chile
y la ANFP? A lo menos resulta extraño.
Existen razones de sobra para el estudio de una acusación constitucional
contra la ministra de Justicia, habida
cuenta de infracciones a la Constitución y a la ley en ámbitos como el aseguramiento de los derechos humanos
de los niños a cargo del Sename, o la
igualdad en el acceso a cargos públicos.
Como ChileVamos, hemos decidido
iniciar paso a paso una agenda de hitos
de fiscalización. Comenzaremos con la
interpelación que realizará la diputada
RN Marcela Sabat; luego reuniremos todos los antecedentes en la comisión investigadora sobre las pensiones de Gendarmería, y terminaremos con el estudio
de una posible acusación constitucional.
Blindaje y justificaciones; esa ha sido
la tónica del Ministerio de Justicia du-
Las infracciones a la
Constitución y a la ley en
ámbitos como asegurar los
derechos de los menores
en el Sename o la igualdad
en el acceso a cargos
públicos, justifican el
estudio de una acusación
constitucional.
rante estas semanas, tratando de salvar como sea el barco, sin importar las
malas condiciones de los Gendarmes y
las cárceles; los niños en el Sename; los
problemas en el Registro Civil y la Corporación de Asistencia Judicial.
Todo lo último da lo mismo y tiene
justificación para la ministra, con tal
de mantener esa cuota de poder al interior de un ministerio que tal como
lo señalamos, es un botín político de
la Nueva Mayoría.
Hay razones – y de sobra – para iniciar
y llevar adelante una acusación constitucional en contra de la ministra Blanco.
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