El derecho a una alimentación adecuada (art. 11).

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Distr.
GENERAL
E/C.12/1999/5, CESCR Observación general 12
12 de mayo de 1999
ESPAÑOL
Original: INGLES
El derecho a una alimentación adecuada (art. 11) : . 12/05/99.
E/C.12/1999/5, CESCR OBSERVACION GENERAL 12. (General Comments)
Convention Abbreviation: CESCR
COMITÉ DE DERECHOS ECONÓMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES
20º período de sesiones
Ginebra, 26 de abril a 14 de mayo de 1999
Tema 7 del programa
CUESTIONES SUSTANTIVAS QUE SE PLANTEAN EN LA APLICACIÓN
DEL PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS ECONÓMICOS,
SOCIALES Y CULTURALES
OBSERVACIÓN GENERAL 12
El derecho a una alimentación adecuada (art. 11)
(20º período de sesiones, 1999) *
Introducción y premisas básicas
1. El derecho a una alimentación adecuada está reconocido en diversos instrumentos de derecho
internacional. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales trata el derecho
a una alimentación adecuada más extensamente que cualquier otro instrumento internacional. En el
párrafo 1 del artículo 11 del Pacto, los Estados Partes reconocen "el derecho de toda persona a un
nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación, vestido y vivienda adecuados, y a
una mejora continua de las condiciones de existencia", y en el párrafo 2 del artículo 11 reconocen que
posiblemente deberán adoptarse medidas más inmediatas y urgentes para garantizar "el derecho
fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre" y la malnutrición. El derecho a una
alimentación adecuada es de importancia fundamental para el disfrute de todos los derechos. Ese
derecho se aplica a todas las personas; por ello la frase del párrafo 1 del artículo 11 "para sí y su
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familia" no entraña ninguna limitación en cuanto a la aplicabilidad de este derecho a los individuos o
a los hogares dirigidos por una mujer.
2. El Comité ha acumulado una información considerable acerca del derecho a la alimentación adecuada
examinando los informes que han ido presentando los Estados Partes desde 1979. El Comité ha
observado que aunque hay directrices sobre la presentación de información relativa al derecho a la
alimentación adecuada, tan sólo unos pocos Estados Partes han proporcionado información precisa y
suficiente para permitir al Comité determinar la situación actual en los países del caso con respecto a
este derecho y para determinar qué obstáculos se presentan para su disfrute. Esta Observación general
tiene como fin señalar las principales cuestiones que el Comité considera de importancia en relación
con el derecho a la alimentación adecuada. Al preparar la presente Observación general se atiende a la
solicitud formulada por los Estados Miembros durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de
que se definieran mejor los derechos relacionados con la alimentación que se mencionan en el artículo
11 del Pacto, y a la invitación especial que se hizo al Comité de que prestara atención especial al Plan
de Acción de la Cumbre y continuase vigilando la aplicación de las medidas concretas que se
estipulaban en el artículo 11 del Pacto.
3. Atendiendo pues a esas solicitudes, el Comité: examinó la documentación y los informes pertinentes
de la Comisión de Derechos Humanos y la Subcomisión de Prevención de Discriminaciones y
Protección a las Minorías relativos al derecho a la alimentación adecuada como derecho humano;
dedicó un día de debate general a esta cuestión en su 17º período de sesiones de 1997, teniendo en
consideración el proyecto de código internacional de conducta sobre el derecho humano a una
alimentación adecuada preparado por diversas organizaciones no gubernamentales internacionales;
participó en dos reuniones de consulta sobre el derecho a la alimentación adecuada como derecho
humano organizadas por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (OACDH) en Ginebra, en diciembre de 1997, y en Roma, en noviembre de 1998,
conjuntamente con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación
(FAO), y tomó nota de sus informes finales. En abril de 1999 el Comité participó en un simposio
sobre las bases y los aspectos políticos de un enfoque de derechos humanos de los programas y
políticas de alimentación y nutrición, organizado por el Comité Administrativo de
Coordinación/Subcomité de Nutrición en su 26º período de sesiones celebrado en Ginebra,
organizado por la OACDH.
4. El Comité afirma que el derecho a una alimentación adecuada está inseparablemente vinculado a la
dignidad inherente de la persona humana y es indispensable para el disfrute de otros derechos
humanos consagrados en la Carta Internacional de Derechos Humanos. Es también inseparable de la
justicia social, pues requiere la adopción de políticas económicas, ambientales y sociales adecuadas,
en los planos nacional e internacional, orientadas a la erradicación de la pobreza y al disfrute de todos
los derechos humanos por todos.
5. Pese a que la comunidad internacional ha reafirmado con frecuencia la importancia del pleno respeto
del derecho a una alimentación adecuada, se advierte una disparidad inquietante entre las formas que
se fijan en el artículo 11 del Pacto y la situación que existe en muchas partes del mundo. Más de 840
millones de personas de todo el mundo, la mayoría de ellas de países en desarrollo, sufren de hambre
crónica; millones de personas sufren hambrunas causadas por los desastres naturales, el aumento de la
incidencia de los conflictos civiles y las guerras en algunas regiones y el uso de los alimentos como
arma política. El Comité observa que si bien los problemas del hambre y la malnutrición suelen ser
especialmente agudos en los países en desarrollo, la malnutrición, la subnutrición y otros problemas
relacionados con el derecho a una alimentación adecuada y el derecho a estar protegido contra el
hambre existen también en algunos de los países económicamente más desarrollados. Básicamente,
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las raíces del problema del hambre y la malnutrición no están en la falta de alimento sino en la falta
de acceso a los alimentos disponibles, por parte de grandes segmentos de la población del mundo
entre otras razones, a causa de la pobreza.
Contenido normativo de los párrafos 1 y 2 del artículo 11
6. El derecho a la alimentación adecuada se ejerce cuando todo hombre, mujer o niño, ya sea sólo o en
común con otros, tiene acceso físico y económico, en todo momento, a la alimentación adecuada o a
medios para obtenerla. El derecho a la alimentación adecuada no debe interpretarse, por
consiguiente, en forma estrecha o restrictiva asimilándolo a un conjunto de calorías, proteínas y otros
elementos nutritivos concretos. El derecho a la alimentación adecuada tendrá que alcanzarse
progresivamente. No obstante, los Estados tienen la obligación básica de adoptar las medidas
necesarias para mitigar y aliviar el hambre tal como se dispone en el párrafo 2 del artículo 11, incluso
en caso de desastre natural o de otra índole.
Adecuación y sostenibilidad de la disponibilidad de los alimentos y del acceso a éstos
7. El concepto de adecuación es particularmente importante en relación con el derecho a la alimentación
puesto que sirve para poner de relieve una serie de factores que deben tenerse en cuenta al determinar
si puede considerarse que ciertas formas de alimentos o regímenes de alimentación a las que se tiene
acceso son las más adecuadas en determinadas circunstancias a los fines de lo dispuesto en el artículo
11 del Pacto. El concepto de sostenibilidad está íntimamente vinculado al concepto de alimentación
adecuada o de seguridad alimentaria, que entraña la posibilidad de acceso a los alimentos por parte
de las generaciones presentes y futuras. El significado preciso de "adecuación" viene determinado en
buena medida por las condiciones sociales, económicas, culturales, climáticas, ecológicas y de otro
tipo imperantes en el momento, mientras que el de "sostenibilidad" entraña el concepto de
disponibilidad y accesibilidad a largo plazo.
8. El Comité considera que el contenido básico del derecho a la alimentación adecuada comprende lo
siguiente:
-
la disponibilidad de alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer las necesidades
alimentarias de los individuos, sin sustancias nocivas, y aceptables para una cultura determinada;
-
la accesibilidad de esos alimentos en formas que sean sostenibles y que no dificulten el goce de otros
derechos humanos.
9. Por necesidades alimentarias se entiende que el régimen de alimentación en conjunto aporta una
combinación de productos nutritivos para el crecimiento físico y mental, el desarrollo y el
mantenimiento, y la actividad física que sea suficiente para satisfacer las necesidades fisiológicas
humanas en todas las etapas del ciclo vital, y según el sexo y la ocupación. Por consiguiente, será
preciso adoptar medidas para mantener, adaptar o fortalecer la diversidad del régimen y las pautas de
alimentación y consumo adecuadas, incluida la lactancia materna, al tiempo que se garantiza que los
cambios en la disponibilidad y acceso a los alimentos mínimos no afectan negativamente a la
composición y la ingesta de alimentos.
10. Al decir sin sustancias nocivas se fijan los requisitos de la inocuidad de los alimentos y una gama de
medidas de protección tanto por medios públicos como privados para evitar la contaminación de los
productos alimenticios debido a la adulteración y/o la mala higiene ambiental o la manipulación
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incorrecta en distintas etapas de la cadena alimentaria; debe también procurarse determinar y evitar o
destruir las toxinas que se producen naturalmente.
11. Que los alimentos deban ser aceptables para una cultura o unos consumidores determinados
significa que hay que tener también en cuenta, en la medida de lo posible, los valores no relacionados
con la nutrición que se asocian a los alimentos y el consumo de alimentos, así como las
preocupaciones fundamentadas de los consumidores acerca de la naturaleza de los alimentos
disponibles.
12. Por disponibilidad se entienden las posibilidades que tiene el individuo de alimentarse ya sea
directamente, explotando la tierra productiva u otras fuentes naturales de alimentos, o mediante
sistemas de distribución, elaboración y de comercialización que funcionen adecuadamente y que
puedan trasladar los alimentos desde el lugar de producción a donde sea necesario según la demanda.
13. La accesibilidad comprende la accesibilidad económica y física:
La accesibilidad económica implica que los costos financieros personales o familiares asociados con la
adquisición de los alimentos necesarios para un régimen de alimentación adecuado deben estar a un nivel
tal que no se vean amenazados o en peligro la provisión y la satisfacción de otras necesidades básicas. La
accesibilidad económica se aplica a cualquier tipo o derecho de adquisición por el que las personas
obtienen sus alimentos y es una medida del grado en que es satisfactorio para el disfrute del derecho a la
alimentación adecuada. Los grupos socialmente vulnerables como las personas sin tierra y otros
segmentos particularmente empobrecidos de la población pueden requerir la atención de programas
especiales.
La accesibilidad física implica que la alimentación adecuada debe ser accesible a todos, incluidos los
individuos físicamente vulnerables, tales como los lactantes y los niños pequeños, las personas de edad,
los discapacitados físicos, los moribundos y las personas con problemas médicos persistentes, tales como
los enfermos mentales. Será necesario prestar especial atención y, a veces, conceder prioridad con
respecto a la accesibilidad de los alimentos a las personas que viven en zonas propensas a los desastres y
a otros grupos particularmente desfavorecidos. Son especialmente vulnerables muchos grupos de pueblos
indígenas cuyo acceso a las tierras ancestrales puede verse amenazado.
Obligaciones y violaciones
14. La índole de las obligaciones jurídicas de los Estados Partes se enuncia en el artículo 2 del Pacto y se
ha tratado en la Observación general Nº 3 (1990) del Comité. La principal obligación es la de adoptar
medidas para lograr progresivamente el pleno ejercicio del derecho a una alimentación adecuada. Ello
impone la obligación de avanzar lo más rápidamente posible para alcanzar ese objetivo. Cada uno de
los Estados Partes se compromete a adoptar medidas para garantizar que toda persona que se
encuentre bajo su jurisdicción tenga acceso al mínimo de alimentos esenciales suficientes inocuos y
nutritivamente adecuados para protegerla contra el hambre.
15. El derecho a la alimentación adecuada, al igual que cualquier otro derecho humano, impone tres tipos
o niveles de obligaciones a los Estados Partes: las obligaciones de respetar, proteger y realizar. A su
vez, la obligación de realizar entraña tanto la obligación de facilitar como la obligación de hacer
efectivo (1). La obligación de respetar el acceso existente a una alimentación adecuada requiere que
los Estados no adopten medidas de ningún tipo que tengan por resultado impedir ese acceso. La
obligación de proteger requiere que el Estado Parte adopte medidas para velar por que las empresas o
los particulares no priven a las personas del acceso a una alimentación adecuada. La obligación de
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realizar (facilitar) significa que el Estado debe procurar iniciar actividades con el fin de fortalecer el
acceso y la utilización por parte de la población de los recursos y medios que aseguren sus medios de
vida, incluida la seguridad alimentaria. Por último, cuando un individuo o un grupo sea incapaz, por
razones que escapen a su control, de disfrutar el derecho a una alimentación adecuada por los medios
a su alcance, los Estados tienen la obligación de realizar (hacer efectivo) ese derecho directamente.
Esta obligación también se aplica a las personas que son víctimas de catástrofes naturales o de otra
índole.
16. Algunas de las medidas a estos distintos niveles de obligación de los Estados Partes tienen un carácter
más inmediato, mientras que otras tienen un carácter de más largo plazo, para lograr gradualmente el
pleno ejercicio del derecho a la alimentación.
17. El Pacto se viola cuando un Estado no garantiza la satisfacción de, al menos, el nivel mínimo esencial
necesario para estar protegido contra el hambre. Al determinar qué medidas u omisiones constituyen
una violación del derecho a la alimentación, es importante distinguir entre la falta de capacidad y la
falta de voluntad de un Estado para cumplir sus obligaciones. En el caso de que un Estado Parte
aduzca que la limitación de sus recursos le impiden facilitar el acceso a la alimentación a aquellas
personas que no son capaces de obtenerla por sí mismas, el Estado ha de demostrar que ha hecho
todos los esfuerzos posibles por utilizar todos los recursos de que dispone con el fin de cumplir, con
carácter prioritario, esas obligaciones mínimas. Esta obligación dimana del párrafo 1 del artículo 2 del
Pacto en el que se obliga a cada Estado Parte a tomar las medidas necesarias hasta el máximo de los
recursos de que disponga, tal como señaló anteriormente el Comité en el párrafo 10 de su
Observación general Nº 3. El Estado que aduzca que es incapaz de cumplir esta obligación por
razones que están fuera de su control, tiene, por tanto, la obligación de probar que ello es cierto y que
no ha logrado recabar apoyo internacional para garantizar la disponibilidad y accesibilidad de los
alimentos necesarios.
18. Por otra parte, toda discriminación en el acceso a los alimentos, así como a los medios y derechos
para obtenerlos, por motivos de raza, color, sexo, idioma, edad, religión, opinión política o de otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social,
con el fin o efecto de anular u obstaculizar la igualdad en el disfrute o ejercicio de los derechos
económicos, sociales y culturales constituye una violación del Pacto.
19. Las violaciones del derecho a la alimentación pueden producirse por actos realizados directamente
por los Estados o por otras entidades insuficientemente reguladas por los Estados. Entre ellos cabe
señalar: derogar o suspender oficialmente la legislación necesaria para seguir disfrutando el derecho a
la alimentación; negar el acceso a los alimentos a determinados individuos o grupos, tanto si la
discriminación se basa en la legislación como si es activa; impedir el acceso a la ayuda alimentaria de
carácter humanitario en los conflictos internos o en otras situaciones de emergencia; adoptar
legislación o políticas que sean manifiestamente incompatibles con obligaciones jurídicas anteriores
relativas al derecho a la alimentación; y no controlar las actividades de individuos o grupos para
evitar que violen el derecho a la alimentación de otras personas; o, cuando es el Estado, no tener en
cuenta sus obligaciones jurídicas internacionales relativas al derecho a la alimentación al concertar
acuerdos con otros Estados o con organizaciones internacionales.
20. Aunque solamente los Estados son Partes en el Pacto y son, por lo tanto, los responsables últimos del
cumplimiento de éste, todos los miembros de la sociedad, a saber, los particulares, las familias, las
comunidades locales, las organizaciones no gubernamentales, las organizaciones de la sociedad civil
y el sector empresarial privado, son responsables de la realización del derecho a una alimentación
adecuada. El Estado debería crear un medio que facilitara el ejercicio de esas responsabilidades. El
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sector empresarial privado, tanto nacional como transnacional, debería actuar en el marco de un
código de conducta en el que se tuviera presente el respeto del derecho a una alimentación adecuada,
establecido de común acuerdo con el gobierno y la sociedad civil.
Aplicación en el plano nacional
21. Los medios más adecuados para aplicar el derecho a una alimentación adecuada variarán
inevitablemente y de modo considerable de un Estado Parte a otro. Cada Estado tendrá un margen de
elección para decidir sus propios enfoques, pero el Pacto especifica claramente que cada Estado Parte
adoptará las medidas que sean necesarias para garantizar que todas las personas queden libres del
hambre y que puedan disfrutar lo más pronto posible del derecho a una alimentación adecuada. Esto
exigirá aprobar una estrategia nacional que garantice la seguridad alimentaria y de nutrición para
todos, sobre la base de los principios de los derechos humanos que definen los objetivos, y formular
las políticas y los indicadores correspondientes. También deberán identificarse los recursos
disponibles para cumplir los objetivos y la manera de aprovecharlos más eficaz en función de los
costos.
22. La estrategia debe basarse en una determinación sistemática de las medidas y actividades políticas
pertinentes en cada situación y contexto, derivadas del contenido normativo del derecho a una
alimentación adecuada y especificadas en relación con los niveles y caracteres de las obligaciones del
Estado Parte a que se refiere el párrafo 15 de la presente Observación general. Esto facilitará la
coordinación entre los ministerios y las autoridades regionales y locales y asegurará que las políticas
y decisiones administrativas conexas cumplan las obligaciones que impone el artículo 11 del Pacto.
23. La formulación y aplicación de estrategias nacionales para el derecho a la alimentación exige el pleno
cumplimiento de los principios de responsabilidad, transparencia, participación popular,
descentralización, capacidad legislativa e independencia de la magistratura. Es esencial un buen
gobierno para la realización de los derechos humanos, incluida la eliminación de la pobreza, y para
asegurar medios de vida satisfactorios para todos.
24. Deben diseñarse mecanismos institucionales adecuados para establecer un proceso representativo que
permita formular una estrategia, aprovechando para ello todos los conocimientos internos disponibles
relativos a los alimentos y la nutrición. La estrategia debe determinar las responsabilidades y el marco
temporal de aplicación de las medidas necesarias.
25. La estrategia se ocupará de todas las cuestiones y medidas críticas relativas a todos los aspectos del
sistema alimentario, en particular la producción, elaboración, distribución, comercialización y
consumo de alimentos sanos, así como las medidas paralelas en materia de salud, educación, empleo
y seguridad social. Hay que procurar gestionar y utilizar de modo más sostenible los recursos
alimentarios naturales y de otro tipo en los niveles nacional, regional, local y doméstico.
26. La estrategia debe prestar una atención especial a la necesidad de prevenir la discriminación en el
acceso a los alimentos o a los recursos destinados a alimentos. Esto debe incluir los siguientes
elementos: garantías de un acceso completo y equitativo a los recursos económicos, especialmente
para las mujeres, incluido el derecho a heredar y a poseer tierras y otros bienes, y de acceso al crédito,
a los recursos naturales y a una tecnología adecuada; medidas para respetar y proteger el trabajo por
cuenta propia y los trabajos remunerados de modo que aseguren una vida digna para los asalariados y
sus familias (como estipula el inciso ii) del párrafo a) del artículo 7 del Pacto); mantener registros
sobre los derechos a la tierra (incluidos los bosques).
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27. Los Estados Partes, como un componente de su obligación de proteger los recursos alimentarios
básicos para el pueblo, deben adoptar medidas adecuadas tendientes a garantizar que las actividades
del sector privado y de la sociedad civil sean conformes con el derecho a la alimentación.
28. Incluso en los lugares donde un Estado se enfrenta con limitaciones graves de recursos causadas por
un proceso de ajuste económico, por la recesión económica, por condiciones climáticas u otros
factores, deben aplicarse medidas para garantizar que se cumpla el derecho a una alimentación
adecuada especialmente para grupos de población e individuos vulnerables.
Referencias y legislación marco
29. Al aplicar las estrategias específicas de cada país señaladas supra, los Estados deben establecer
referencias verificables para la subsiguiente vigilancia nacional e internacional. En relación con ello,
los Estados deben considerar la posibilidad de aprobar una ley marco como instrumento básico de
aplicación de la estrategia nacional para el derecho a la alimentación. En la ley marco deben figurar
disposiciones sobre el fin pretendido; las metas u objetivos que deben lograrse y el marco temporal
que se fijará para lograr estos objetivos; los medios mediante los cuales podría conseguirse el fin
buscado en términos generales, en especial la colaboración deseada con la sociedad civil y el sector
privado y con organizaciones internacionales; la responsabilidad institucional del proceso; y los
mecanismos nacionales para vigilar el proceso, así como los posibles procedimientos de recurso. Los
Estados Partes al preparar las referencias y la legislación marco deben buscar la participación activa
de organizaciones de la sociedad civil.
30. Programas y organismos adecuados de las Naciones Unidas deben prestar asistencia, si así se les
solicita, para preparar la legislación marco y revisar las leyes sectoriales. La FAO, por ejemplo, tiene
experiencia y conocimientos acumulados considerables sobre las leyes en materia de alimentación y
agricultura. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) tiene experiencia
equivalente sobre las leyes relativas al derecho a una alimentación adecuada para lactantes y niños
mediante la protección materna y del niño, incluidas leyes para promover el amamantamiento, y sobre
la reglamentación de la comercialización de sustitutos de la leche materna.
Vigilancia
31. Los Estados Partes deberán preparar y mantener mecanismos para vigilar los progresos tendentes a la
realización del derecho a una alimentación adecuada para todos, determinar los factores y dificultades
que obstaculizan el cumplimiento de sus obligaciones y facilitar la adopción de medidas legislativas y
administrativas de corrección, incluidas medidas para aplicar las obligaciones en virtud del párrafo 1
del artículo 2 y del artículo 23 del Pacto.
Recursos y responsabilidad
32. Toda persona o grupo que sea víctima de una violación del derecho a una alimentación adecuada debe
tener acceso a recursos judiciales adecuados o a otros recursos apropiados en los planos nacional e
internacional. Todas las víctimas de estas violaciones tienen derecho a una reparación adecuada que
puede adoptar la forma de restitución, indemnización, compensación o garantías de no repetición. Los
defensores nacionales del pueblo y las comisiones de derechos humanos deben ocuparse de las
violaciones del derecho a la alimentación.
33. La incorporación en el orden jurídico interno de los instrumentos internacionales que reconocen el
derecho a la alimentación o el reconocimiento de su aplicabilidad puede mejorar de modo importante
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el alcance y la eficacia de las medidas de remedio y deben alentarse en todos los casos. Los tribunales
estarán entonces en condiciones de juzgar las violaciones del contenido básico del derecho a la
alimentación refiriéndose de modo directo a las obligaciones en virtud del Pacto.
34. Se invita a los jueces y otros miembros de la profesión letrada a prestar una mayor atención a las
violaciones del derecho a la alimentación en el ejercicio de sus funciones.
35. Los Estados Partes deben respetar y proteger la labor de los defensores de los derechos humanos y
otros miembros de la sociedad civil que prestan asistencia a grupos vulnerables para que realicen su
derecho a una alimentación adecuada.
Obligaciones internacionales
Estados Partes
36. Animados por el espíritu del Artículo 156 de la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración de
Roma sobre Seguridad Alimentaria Mundial y las disposiciones del párrafo 2 del artículo 2, el
artículo 11, el párrafo 2 del artículo 15 y el artículo 23 del Pacto, los Estados Partes deben reconocer
el papel fundamental que corresponde a la cooperación internacional y reafirmar su decisión de
adoptar, en colaboración con otros Estados o por separado, medidas que aseguren la plena realización
del derecho a una alimentación adecuada. Los Estados Partes al aplicar este compromiso deben
adoptar medidas para respetar el disfrute del derecho a la alimentación en otros países, proteger este
derecho, facilitar el acceso a la alimentación y prestar la necesaria asistencia cuando sea preciso. Los
Estados Partes deben asegurarse de que, en los acuerdos internacionales, se preste la debida atención
al derecho a una alimentación adecuada, y examinar la posibilidad de elaborar con tal fin nuevos
instrumentos jurídicos internacionales.
37. Los Estados Partes deben abstenerse en todo momento de imponer embargos o medidas semejantes a
los alimentos que pongan en peligro el acceso a la alimentación en otros países. Los alimentos no
deben usarse nunca como instrumento de presión política o económica. En tal sentido, el Comité
afirma las convicciones expuestas en su Observación general Nº 8 sobre la relación entre las
sanciones económicas y el respeto de los derechos económicos, sociales y culturales.
Estados y organizaciones internacionales
38. Los Estados tienen la responsabilidad conjunta e individual, de conformidad con la Carta de las
Naciones Unidas, de cooperar para prestar socorro en casos de desastre y asistencia humanitaria en
casos de emergencia, incluida asistencia a refugiados y personas desplazadas internamente. Cada
Estado debe contribuir a esta tarea de conformidad con sus capacidades. Tienen particular
importancia a este respecto y deben fortalecerse la función del Programa Mundial de Alimentos
(PMA) y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR),
y cada vez más la del UNICEF y de la FAO. Debe asignarse prioridad en la asistencia alimentaria a
las poblaciones más vulnerables.
39. La asistencia alimentaria debe prestarse, en la medida de lo posible, de modo que no afecte
negativamente a los productores locales y a los mercados locales y debe organizarse de manera que
facilite el retorno a la autosuficiencia alimentaria de los beneficiarios. La asistencia debe basarse en
las necesidades de los beneficiarios previstos. Los productos que figuren en el comercio internacional
de alimentos o en los programas de asistencia deben ser sanos y ser aceptables culturalmente para la
población receptora.
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Las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales
40. Tiene una especial importancia la función de los organismos de las Naciones Unidas, incluida la
función que se realiza por conducto del Marco de Asistencia de las Naciones Unidas para el
Desarrollo dentro de los países para promover la realización del derecho a la alimentación. Deben
mantenerse las iniciativas coordinadas encaminadas a realizar el derecho a la alimentación a fin de
mejorar la coherencia y la interacción entre todos los participantes, incluidos los distintos
componentes de la sociedad civil. Las organizaciones que se encargan de la alimentación, la FAO, el
PMA y el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), juntamente con el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el UNICEF, el Banco Mundial y los bancos regionales
de desarrollo, deben cooperar con mayor eficacia, aprovechar sus respectivos conocimientos técnicos,
en la realización del derecho a la alimentación en el plano nacional, con el debido respeto a sus
mandatos individuales.
41. Las instituciones financieras internacionales, especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI)
y el Banco Mundial, deben prestar una mayor atención a la protección del derecho a la alimentación
en sus políticas de concesión de préstamos y acuerdos crediticios y en las medidas internacionales
para resolver la crisis de la deuda. En todos los programas de ajuste estructural debe procurarse que se
garantice la protección del derecho a la alimentación, de conformidad con el párrafo 9 de la
Observación general Nº 2 del Comité.
* Figura en el documento E/C.12/1999/5.
Notas
1/ Inicialmente se propusieron tres niveles de obligaciones: respetar, proteger y ayudar/realizar (véase El
derecho a una alimentación adecuada como derecho humano. Serie estudios Nº 1 Nueva York
(publicación de las Naciones Unidas, Nº de venta: S.89.XIV.2)). El nivel intermedio "facilitar" se ha
propuesto como categoría del Comité, pero éste ha decidido mantener los tres niveles de obligación.
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