La Córdoba Islámica

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à NDICE
-Visita por la Qurtuba islámica………………………………………..pag. 2
-CronologÃ−a…………………………………………………………….pags. 2-4
-1ª visita: Noria de la Albolafia………………………………………..pags. 5-6
-2ª visita: Baños califales de Campo Santo de los Mártires…………...pags. 7-9
-3ª visita: Baños de Santa MarÃ−a……………………………………….pags. 9-11
-4ª visita: Los Lavatorios de la Mezquita Aljama……………………...pags. 11-13
-5ª visita: Conjunto de pinturas tardoislámicas del Palacio de Orive….pags. 13-14
-BibliografÃ−a……………………………………………………………pag. 16
VISITA POR LA QURTUBA ISLÚMICA
Nos disponemos a realizar una visita guiada por la Córdoba islámica dada la importancia que nuestra
ciudad tuvo durante esta época y la huella histórica apreciable hoy en dÃ−a en numerosos de los rincones
de Córdoba. La presencia musulmana marcó una etapa de esplendor que quedó reflejada en multitud de
elementos arquitectónicos y artÃ−sticos de los cuales gran parte de ellos han sido arrasados por el paso del
tiempo y la acción humana. A pesar de ello, aún conservamos en la actualidad una parte importante de lo
que formó el patrimonio de la Qurtuba Islámica, de la cual nos disponemos a conocer una pequeña parte
dada la herencia que los musulmanes dejaron en la ciudad y que por razones d tiempo nos es imposible visitar
en un solo dÃ−a en Córdoba.
Antes de comenzar nuestro itinerario, vemos conveniente realizar una breve introducción histórica para
poner en situación y acercar la cultura islámica al visitante. Para ello vamos a realizar una cronologÃ−a de
las etapas más importantes por las que atravesó la cultura islámica en Córdoba.
CRONOLOGÃ A
IV. EMIRATO DEPENDIENTE DE DAMASCO (711-756 d. C.)
711. Desembarca en Algeciras un heterogéneo grupo de musulmanes al mando de Tariq. Ese mismo año,
en Octubre, Mugit, uno de sus lugartenientes, conquista Córdoba a los visigodos.
716. El emir al-Hurr decide instalar en la ciudad un embrión de administración. Entre ese año y el 721
comienza la "islamización" urbanÃ−stica de la ciudad.
 V. EMIRATO INDEPENDIENTE OMEYA (756-929 d. C.)
756. 'Abd al-Rahman I, el Emigrante, vence al emir de al-Andalus y lo depone.
786. 'Abd al-Rahman I inicia las obras de la mezquita aljama.
788-796: Construcción de una de las mezquitas más antiguas hasta ahora conocidas, identificada con la del
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emir Hisam y conservada en parte en la actual iglesia de Santiago.
818. "Revuelta del arrabal" contra al-Hakam I lo que supondrá el arrasamiento del arrabal de Saqunda.
8-(212 H.). Construcción de infraestructuras en el entorno del alcázar andalusÃ−: al-rasif, al-hassa y
canalización de agua desde la sierra.
848. Finaliza la ampliación de la mezquita aljama hacia el Sur iniciada en 840 por el emir 'Abd al-Rahman
II.
Finales del siglo IX-primeros años del siglo X: Construcción de la mezquita cuyo alminar se conserva en
la actual iglesia de San Juan de los Caballeros.
912. 'Abd al-Rahman III se convierte, tras la muerte de su abuelo, en amir de al-Andalus.
VI. CALIFATO OMEYA (929-1031 d. C.)
929. 'Abd ar-Rahman III se proclama Califa (= sucesor) y señor de los creyentes. Comienza asÃ− el periodo
del Califato omeya.
936 o 941. Comienzan las obras de la ciudad palatina de Madinat al-Zahra'. Pocos años despues los
principales órganos del Estado, como la ceca, se traslada a la nueva urbe. También se se pavimentan los
caminos que conducen a la ciudad como el "camino de las almunias" y se edifica la mezquita aljama (941).
Segunda mitad del siglo X: reforma de la mezquita y construcción del alminar conservado parcialmente en
la actual iglesia de San Lorenzo.
951-952. Construcción del alminar de la mezquita aljama (reinado de 'Abd ar-Rahman III).
954-957. El califa ordena la construcción del Salón del Trono en la ciudad palatina.
Segunda mitad del s. X. Máxima expansión urbana de Qurtuba.
961-1002: Construcción de las mezquitas califales del actual polideportivo Fontanar y Convento de Santa
Clara
962-965. Nueva ampliación hacia el Sur de la mezquita aljama ordenada por el califa al-Hakam II. Se
construyen el mihrab y la maqsura que hoy se conservan.
979-981. Construcción de una nueva ciudad, Madinat al-Zahira, por iniciativa de Muhammad b. Abi Amir,
Almanzor, hayib del califa Hišam II. Se crea asÃ− una enorme conurbación urbana sin igual en todo el
Occidente del Mediterráneo y Europa.
988. Ampliación final de la mezquita aljama hacia el Este bajo el patrocinio no del califa sino de Almanzor.
999-1000. Construcción de lavatorios en torno a la mezquita aljama uno de los cuales, el oriental, ha sido
excavado recientemente e integrado en un establecimiento hotelero.
1009-1031. Periodo de la fitna o guerra civil. Descomposición del Califato en Reinos de Taifas.
VII. REINOS DE TAIFAS (1031-1091 d. C.)
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1069. El monarca abadÃ− de Sevilla, al-M'utamid, se anexiona la ciudad.
1075. Córdoba es tomada por el gobernante de la taifa de Toledo
1078. La ciudad es recuperada por los abadÃ−es de Sevilla.
S. XI. Se comienza a construir la muralla de la AxerquÃ−a.
VIII. PERIODO ALMORAVIDE (1091-1147 d. C.)
1091. Córdoba pasa a pertenecer al imperio almorávide.
1125. Impuesto establecido por el sultán 'Ali b. Yusuf para la reconstrucción de las murallas de las
principales ciudades de al-Andalus. Algunas zonas de las murallas de la AjerquÃ−a se edificarÃ−an en este
momento.
1136-1137. Construcción de la noria de La Albolafia por orden de Tasufin b. 'Ali, hijo de 'Ali b. Yusuf
IX. CALIFATO ALMOHADE (1147-1236 d. C.)
1162. Durante poco tiempo Qurtuba vuelve a ser capital de al-Andalus por inciativa del califa almohade 'Abd
al-Mu'min. Este hecho parece propiciar un cierto "renacimiento" de la ciudad que se plasma en diversas
operaciones urbanÃ−sticas tal que obras en las murallas, construcción de una fortaleza al otro lado del
puente, reformas en los baños del alcázar califal, la construcción de otros baños o incluso la
urbanización de zonas hasta entonces vacÃ−as como se ha detectado en la zona del Palacio de Orive.
1236. La ciudad es conquistada por las tropas de Fernando III, rey de Castilla y León
-A continuación se muestra un mapa de los enclaves más importantes y representativos donde se sitúan
restos, museos, construcciones, etc, de la cultura islámica.
ITINERARIO
Nuestro recorrido comienza por la Rivera, justamente en la NORIA DE LA ALBOLAFIA, situada entre el
Alcázar de los Reyes Cristianos y el Puente Romano de la ciudad de Córdoba, en la orilla norte del rÃ−o
Guadalquivir y al sur del que fuera alcázar califal de Córdoba.
Las primeras norias o ruedas hidráulicas tienen su origen en Oriente, en los márgenes de los rÃ−os Orontes
y Eúfrates; allÃ− fueron conocidos por los romanos, utilizándolas posteriormente los árabes con
profusión para abastecerse de agua. Sirva como ejemplo la almunia de al-Na´ura, residencia de recreo
preferida por el califa ´Abd al-Rahman III en el siglo X, situada en la margen derecha del Guadalquivir y
cercana a Córdoba, cuyo nombre hace alusión a la presencia en ella de una rueda hidráulica. Estos
ingenios siguieron funcionando en época cristiana, encontrándose de forma generalizada por toda la
geografÃ−a española hasta bien entrado el siglo XX.
En el caso concreto de la Albolafia de Córdoba, en origen una noria destinada a tomar y elevar agua del
Guadalquivir con destino al Alcázar de Córdoba fue construida por el emir almorávide Tasufin, hijo del
califa Ali ibn Yusuf, entre 1136 y 1137. La estructura que hoy podemos contemplar frente a la fachada sur del
Alcázar se encuentra muy alterada por la continua utilización del edificio, primero y originariamente como
noria, y más tarde, a partir del siglo XVI, como molino o batán. A ello hay que añadir la profunda
transformación que ha experimentado en el último siglo esta zona de la Ribera, recrecida en altura con
motivo de las obras de construcción del murallón de contención del rÃ−o y en el siglo XX fue objeto de
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desafortunadas restauraciones, realizadas con escaso presupuesto y respeto hacia el monumento.
La noria contaba con tres elementos básicos: la rueda, el soporte y el canal de captación del agua. La rueda
era de madera, medÃ−a 15 metros de diámetro, y disponÃ−a de cangilones o llantas huecas para recoger el
agua. El soporte de la rueda es una sólida construcción de sillares capaz de resistir las envestidas de las
crecidas del rÃ−o y el peso de la enorme rueda. El canal de captación de agua, del que aún se conservan
algunos vestigios de su base, estaba sostenido por un doble orden de arcos de herradura apuntados con alfiz,
sistema de arquerÃ−as que recuerda al utilizado en los acueductos romanos.
A lo largo del tiempo ha sido transformada. A finales del siglo XI fue desmantelada por orden de la reina
Isabel la Católica durante una de sus estancias en Córdoba, aduciendo que el ruido que hacÃ−a la rueda al
girar era insoportable y no la dejaba descansar. En este sentido debemos indicar que la palabra na´ura
significa “gemidora” y que en la cercana localidad de Palma del RÃ−o, donde han funcionado hasta hace
poco, a estos artilugios se les conocÃ−a como “chirriones”.
La Albolafia está situada en la zona más emblemática de la ciudad, aguas abajo del puente; su importante
aspecto no pasó desapercibido para los conquistadores castellanos, y fue reflejada, junto con la mezquita y el
puente romano, en el sello del Consejo de la ciudad desde el siglo XVI. A pesar de formar parte del escudo de
la ciudad, se encuentra en estado de ruina y abandono.
La Albolafia se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de
1949, y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Nuestro recorrido continúa por el Paseo de la Rivera hasta la Ronda de Isasa, donde tomamos una calleja que
nos conduce hasta el Alcázar y las Caballerizas reales, donde visitaremos los BAà OS CALIFALES DEL
CAMPO SANTO DE LOS MÚRTIRES, situados en la plaza que lleva su nombre. Â
La importancia del baño público (hammam) en la sociedad islámica ha sido considerable desde época
omeya. La utilización del hammam tiene dos vertientes: religiosa la primera, pues en él se realiza el
preceptivo ritual de la ablución mayor (gusl), y social la segunda, al ser un lugar de encuentro y
esparcimiento, al tiempo que cubre una simple necesidad higiénico-sanitaria de la ciudadanÃ−a. Esta doble
faceta del baño es la que justifica su importancia en la configuración urbana de las ciudades islámicas;
asÃ−, se encuentran estrechamente vinculados a las mezquitas, a los zocos y a las principales puertas de
entrada.
El uso de los baños estaba reservado a clientes masculinos o femeninos según los dÃ−as y los horarios,
suponiendo una importante fuente de ingresos para las autoridades locales o las personas que los regentaban.
Por otra parte, algunos baños fueron objeto de fundaciones y donaciones piadosas destinadas al beneficio de
la comunidad. El uso del baño tuvo tanto éxito que fue adoptado por la población cristiana tras la
Reconquista, constatándose su uso al menos hasta el siglo XVI
Conceptualmente el hammam es heredero de las termas romanas, aunque de menor monumentalidad que
éstas, y por lo general carente de piscina. Arquitectónicamente el baño andalusÃ− consta de cinco
elementos consecutivos que forman el diseño base del mismo: el vestuario o bayt al-maslaj -situado a la
entrada, aunque hay casos en los que se construyó-, la sala frÃ−a o bayt al-baryd, la sala templada o bayt
al-wastani -la más espaciosa de todas-, y la sala caliente o bayt al-sajun, donde se suelen disponer dos
piletas o bañeras para la inmersión; y por último una dependencia más pequeña en la que se situaba el
horno y la caldera (al-burma) para calentar el agua y se almacenaba la leña utilizada como combustible.
Estas salas pueden encontrarse alineadas o formando un ángulo recto. El techo de los baños es abovedado
en casi todos los casos, y en él se practicaban pequeñas aperturas o lucernarios, comúnmente en forma
de estrella, para permitir la iluminación interna de las distintas salas.   Â
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Gracias a la información que nos aportan las fuentes literarias árabes sabemos que los baños en Córdoba
fueron muy numerosos. AsÃ−, en el siglo X, en tiempos del califa `Abd al-Rahman III se contabilizan unos
300, duplicándose su número en época de Almanzor. Hoy en dÃ−a sólo se conservan cinco en un
estado aceptable; su cronologÃ−a abarca desde la segunda mitad del siglo X hasta mediados del siglo XIV.
El baño que nos disponemos a visitar es el más importante de los baños conservados en la ciudad
situado, como hemos dicho anteriormente, en la plaza del Campo Santo de los Mártires. Formó parte del
Alcázar andalusÃ− de Córdoba, atribuyéndose su construcción al califa al-Hakam II. Se trata de un
hamman regio, para el disfrute exclusivo del monarca, sus familiares y amigos. Este baño, según la
opinión de distintos investigadores, tendrÃ−a habilitada la sala del vestuario como salón del trono, por su
cuidada decoración y monumentalidad, asÃ− como por la existencia de un nicho o mirhab en una de sus
paredes. SÃ− está generalmente aceptado que el diseño del conjunto fue adoptado como prototipo por el
resto de los baños conservados en la PenÃ−nsula, aun cuando con ligeras variaciones en la mayorÃ−a de los
casos. Fueron reutilizados por almorávides y almohades. El conjunto está constituido por un núcleo de
cuatro estancias abovedadas alrededor de las cuales se hallan diversas salas abiertas.
(Entrada actual a los baños)
El baño del Alcázar siguió en funcionamiento tras la caÃ−da del Califato, y en él se han detectado
reformas sustanciales datadas en época almorávide y almohade, que alteraron sustancialmente su
fisonomÃ−a. Fue descubierto por primera vez en 1903, y vuelto a desenterrar en 1961, para en fechas
recientes -finales de 2002- quedar definitivamente abierto al público.
(Vista de una de las salas de los baños del Campo Santo de los Mártires).
Una vez visitados estos baños, nos disponemos a conocer los BAà OS DE SANTA MARà A,
conservados en la calle Céspedes, estrechamente relacionados con la Mezquita-Catedral. Para ello partimos
de la plaza Campo Santo de los Mártires hasta la Calle Corregidor Luis de la Cerda, tomamos la calle de
Torrijos, que bordea la mezquita y en la que podemos observar tramos de la muralla norte del Alcázar
AndalusÃ−, conservados éstos en la fachada del Palacio Episcopal. Después giramos hacia la calle
Cardenal Herrero para llevar a la calle Céspedes. También se puede acceder a ellos por la calle
Velásquez Bosco, pues los baños tienen entrada por estas dos calles. Se trata de una casa patio que alberga
en su interior baños árabes de propiedad privada.
Aunque se discute su cronologÃ−a, que parece ser mudéjar, podrÃ−an estar reutilizando parte del lavatorio
septentrional de la Mezquita Aljama construido por Almanzor a finales del siglo X, asÃ− como sus
infraestructuras hidráulicas.
Además de los patios propios que forman la vivienda, la antigua sala frÃ−a de los baños (al-bait al-barid)
se ha convertido en patio de ocho columnas con capiteles califales y arcos de herradura (éstos, de factura
moderna). La estructura de los baños es de acceso acodado y se da sucesión de salas. Las columnas son de
mármol y muros enfoscados, con bóvedas diversas. Los baños tienen cubrición de bóvedas.
La fachada del edificio perteneciente a la estructura de la casa, pasa desapercibida. En ella existe una lápida
de mármol señalando la presencia de los baños. La puerta permanece siempre cerrada. La fachada que da
a la calle Céspedes es de factura decimonónica.
El estado de conservación de los baños de Santa MarÃ−a es bueno, y el edificio se utiliza tanto como
vivienda como para uso comercial.
Asi pues los elementos de interés que resaltan en este edificio son:
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-Baños árabes del siglo X bastante bien conservados.
-Vestuario (bait al-maslaj) con bóveda de cañón. Patio o sala frÃ−a (al-bait al-barid) con 8 columnas de
mármol y capiteles califales.
-Baño caliente (al-bait al-sajÃ−n) con bóveda de cañón de sillerÃ−a.
-Aljibe de planta elÃ−ptica.
Debemos también hacer mención a otros importantes baños conservados en la ciudad como los de San
Pedro y el de la PescaderÃ−a.
El primero se localiza en el barrio de la AxerquÃ−a, en la calle Carlos Rubio, su cronologÃ−a es almorávide
y se ubicaba cerca de la mezquita (hoy iglesia de San Pedro).
El segundo se encuentra en la Medina (actual C/ Cara), junto a la Bab al-Hadid, y su datación corresponde al
periodo almohade.
Ambos se encuentran cerrados al público a la espera de su pronta rehabilitación e integración en una ruta
por los baños de Córdoba.
Aparte de éstos, el Alcázar de los Reyes Cristianos conserva un importante baño mudéjar, construido
por orden del rey Alfonso XI en la primera mitad del siglo XIV. Su estado de conservación es bastante
aceptable. Conserva los restos de una pequeña piscina, algo poco usual en este tipo de baños, que se
pueden apreciar si nos asomamos al Patio de Mujeres desde uno de los balcones del Salón de Mosaicos, cuya
reciente construcción ha desvirtuado considerablemente el aspecto original del conjunto.
Continuamos nuestro itinerario hacia LOS LAVATORIOS DE LA MEZQUITA ALJAMA, situados en
otra de las calles que rodean la Mezquita (frente a su fachada oriental); asÃ− pues llegamos hasta la calle
Magistral González Francés, donde se encuentra el Hotel Conquistador (perteneciente a la empresa
Hotusa), en cuyo interior se ubican los restos de lo que fue el Lavatorio de la Mezquita principal. Para visitar
estos restos es necesaria una autorización y concertación de una cita con dicho hotel.
(Los restos del lavatorio integrados en el
actual Hotel Conquistador).
Es por todos conocido que en la religión musulmana es preceptiva la ablución o limpieza ritual antes de dar
inicio a la oración, tanto si se la va a efectuar en ámbito privado (la propia casa) como en un lugar público
(la mezquita). Existen dos modalidades de ablución: el gusl o ablución mayor, que se efectúa en el baño
(hamman) y exigido para las impurezas de origen sexual; y el wudu´o ablución menor, indicado tras el
contacto con sustancias impuras, especialmente las derivadas de las necesidades corporales (orina y
excrementos); pero también mancillan el sueño, un desvanecimiento, el dar la mano o tocar a una persona
de distinto sexo que no es pariente próximo sin una tela interpuesta, o el contacto con otras cosas o
sustancias consideradas impuras. La impureza menor, o hadat, entre otras consecuencias invalida la oración
y acarrea la prohibición de tocar el Corán.
En directa relación con lo anterior, las mezquitas tuvieron y tienen una dependencia especÃ−fica destinada a
que el creyente pueda cumplir con tan importante precepto religioso; tal es el lavatorio (en árabe mida´a, o
dar al-wudu´), también conocido como pabellón o sala de abluciones, destinado en la religión
islámica a las abluciones menores, que suprimen el estado de impureza ritual leve permitiendo al
musulmán alcanzar el estado de pureza ritual (tahara) necesario para la oración en la mezquita. El wudu´
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consiste en enjuagarse la boca y frotarse los dientes con agua, aspirarla por la nariz y frotarse con ella el
rostro, los cabellos, la barba y las orejas, lavarse las manos y los antebrazos hasta los codos y, por último, los
pies hasta los tobillos.
Por regla general, y hasta fechas muy reciente, los lavatorios de al-Andalus eran totalmente desconocidos al
no haber llegado hasta nosotros ningún ejemplo de los mismos, pues con la Reconquista castellana estos
lugares pierden su funcionalidad tras ser consagradas las mezquitas al culto cristiano y no ser preceptiva
entonces la ablución. Sin embargo, en el caso concreto de la mezquita Aljama de Córdoba conocÃ−amos
por las fuentes literarias árabes que contó en su momento con estas estructuras. AsÃ−, se alude a la
construcción de una mida´a en época del emir Hisam I (excavada en la década de los años 30 del
siglo XX, aunque de forma muy parcial y reducida); del mismo modo, existen referencias que mencionan la
construcción de cuatro lavatorios en la época del califa al-Hakam II, dos destinados a los hombres y otros
dos a las mujeres, situados frente a las fachadas oriental y occidental de la Mezquita, de los cuales no existen
evidencias materiales hoy dÃ−a.
En 1998 una excavación arqueológica en la calle magistral González Francés permite localizar los
vestigios de un edificio, casi completo, identificado como uno de los lavatorios con que contaba la mezquita
Aljama de Córdoba, hoy integrado de forma acertada en el salón Almanzor del hotel Conquistador.
Es de planta rectangular, exento, con 16m de ancho por más de 28 de largo (la longitud exacta originaria no
se conoce, por no haber podido ser excavado en su totalidad); fue construido mediante grandes sillares de
piedra, siendo una de sus caracterÃ−sticas principales el estar dotado de una importante infraestructura
hidráulica -una compleja y extensa red de canalizaciones-, ya que el agua se configura como elemento
principal en la funcionalidad de la mida´a. En el lavatorio se han distinguido un vestÃ−bulo de entrada,
situado aproximadamente hacia su parte media, un patio de letrinas dispuesto al sur y otro patio al norte,
posiblemente relacionados con las abluciones propiamente dichas. Los restos conservados de este lavatorio
son los únicos pertenecientes a un edificio de estas caracterÃ−sticas que se pueden visitar en Europa.
Gracias a una vez más a los precisos textos árabes medievales, asÃ− como a la ubicación del edificio con
relación a la Mezquita, sabemos hoy que este lavatorio fue construido por Almanzor (primer ministro del
califa Hisam II), junto con otros dos, frente a las fachadas oriental, septentrional y occidental de la mezquita
Aljama de Córdoba, inaugurados en 390 de la hégira (999-1000 de la era cristiana).
Ya hemos señalado que tras la conquista castellana de la ciudad en 1936 el lavatorio pierde su
funcionalidad. En 1363 (conocido entonces como Las Casas del Lavatorio) se transforma en hospital de San
Sebastián, uso que conserva hasta 1512, año en que se traslada el hospital al edificio que hoy sirve de
Palacio de Congresos y Exposiciones; en 1524 fue vendido el solar, estableciéndose entonces en él la
Posada del Sol, que fue derribada en la década de los años 70 del siglo pasado. Hoy, casi quinientos
años después, mantiene su uso hotelero.
Por ultimo finalizamos la visita desplazándonos hacia la Plaza de Orive, donde se encuentran EL
CONJUNTO DE PINTURAS TARDOISLÚMICAS DEL PALACIO DE ORIVE, para ello cogemos la
calle Encarnación, seguimos por Horno del Cristo hasta llegar a la plaza Jerónimo Páez, continuamos por
la calle M. de Villan y Ambrosio de Morales, llegamos a la calle Claudio Marcelo y la calle Capitulares hasta
la calle de San Pablo donde se encuentra la Plaza de Orive.
En 1992 sale a luz un conjunto de casas de la época almohade en los terrenos del Palacio renacentista de
Orive, antiguo huerto del Convento de San Pablo. En concreto se excavan doce viviendas y varios tamos de
calle. Las casas, datadas en los siglos XI-XII, se distribuyen en torno a amplios patios y presentan sus muros
decorados con pinturas. Conservamos restos de al menos trece de estos muros, algunos a nivel del rodapié
del zócalo, mientras que en otros casos podemos observar todo el zócalo, de aproximadamente 1 m de
altura, y el arranque de la parte media de la pared, pintada de blanco.
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Las paredes se estructuran mediante la combinación de esquemas cuadrados y rectangulares. Los motivos
representados son lazos en color rojo sobre blanco que van entrelazándose formando en el centro estrellas de
ocho puertas. Los lazos se entrecruzan de tal manera que dan como resultado una decoración continua y
compleja con sus mejores paralelos en las celosÃ−as y los techos decorados de la mezquita Aljama de
Córdoba.
(Palacio de Orive: zócalos pintados de una
de las casas del siglo XII)
La técnica de ejecución de estas pinturas es bastante compleja, lo que evidencia la gran capacidad que
debió desarrollar el taller que las elaboró. Sobre un fino mortero aplicado sobre el muro de tapial se
realizan una serie de trazas preparatorias que diseñan los motivos sobre el muro: lÃ−neas a cordel, incisas y
pintadas; posteriormente se aplica el pigmento rojo con base de tierra y agua de cal que, mezclado con goma
arábiga, se fijaba a la pared.
Actualmente, la mayor parte de las pinturas se encuentran in situ en el mismo solar, salvo aquellas que
debieron ser desmontadas y que esperan su pronta restauración en los almacenes del Servicio de
ArqueologÃ−a del Ayuntamiento de Córdoba.
El gran número de excavaciones arqueológicas realizadas en los últimos años en la ciudad ha
incrementado considerablemente los testimonios pictóricos murales de la época islámica. Su estudio
(actualmente en proceso) nos permitirá en un futuro cercano conocer con más profundidad el interior de las
casas de la Qurtuba islámica.
BIBLIOGRAFÃ A
- www.legadoandalusÃ−.es/legado/contenido/rutas
- www.arqueocórdoba.com/visitas
- GuÃ−a arqueológica de Córdoba
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