Parece evidente que una de las competencias básicas que debemos

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¿Por qué un modelo basado en el diálogo contribuye a la prevención de
conflictos?
¿Qué tipo de diálogo lo hace posible?
Parece evidente que una de las competencias básicas que debemos
ayudar a desarrollar por nuestros alumnos es la resolución de conflictos de
forma pacífica, reduciendo de esta forma la violencia y agresión. Una
realidad preocupante en la vida escolar es el bullying. El bullying es un
fenómeno que ocurre dentro de un microsistema de convivencia, el de los
iguales que asisten a la misma escuela, que está rodeado de otros sistemas
sociales, igualmente interactivos y significativos, que ejercen influencias
relevantes en el microsistema, que tiene efectos sobre el funcionamiento
general de la propia escuela como comunidad de convivencia en la que se
inscribe.
Olweus, ha definido este fenómeno, como un comportamiento
prolongado de insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y/ o
agresividad física de unos niños hacia otros que se convierten, de esta
forma, en víctimas de los compañeros. La escasez de habilidades de la
víctima y la brutalidad de los agresores son responsables de que algunos
escolares permanezcan más tiempo del tolerable en una situación
devastadora para la víctima, para los violentos y quizás también para los
espectadores. Los investigadores Olweus, Ortega y Mora-Merchán,
Whitney y Smith y Smith y Sharp, distinguen este problema de otro tipo de
dificultades de convivencia y conflictos y la cuestión de la disciplina
escolar.
De todos los datos de las investigaciones revisadas, se pueden extraer
una serie de conclusiones generales. En primer lugar tenemos que señalar
que el maltrato entre iguales es un fenómeno general que se produce en
todos los países en que se ha estudiado. Sin embargo, los datos de
incidencia no son homogéneos.
Serrano, A; Iborra, I. (2005) señalan una serie de factores que influyen en
el desarrollo de la violencia y el fracaso escolar.
Factores
Familiares
Factores
Personales
Factores
Escolares
Factores
Socioculturales
Figura 3. Factores de riesgo de la violencia y el fracaso escolar
Serrano, A; Iborra, I. (2005).
Existen distintos modelos útiles para prevenir los conflictos. El modelo
disciplinar se basa en la autoridad, las normas verticales, las sanciones y las
expulsiones; el modelo experto en la intervención de los expertos en
convivencia; en el modelo dialógico en la aplicación de las normas, superar
la culpabilidad y el apoyo entre iguales; y el modelo comunitario se basa en
la intervención de todos los sectores de la comunidad desde un diálogo
igualitario en el que todos y todas sean respetados tal y como son, y así,
poder adquirir aprendizajes, resolver conflictos y crear una sociedad
igualitaria, intercultural y solidaria. Como ha comentado una compañera en
el foro parece que el que más soluciones positivas da es el modelo
comunitario o dialógico. Este modelo está basado en la prevención de la
situación de conflicto.
Las intervenciones se realizan a 2 niveles: preventivo, para evitar que
aparezcan las conductas, actitudes o valores problemáticos, o compensador,
para paliar o eliminar conductas o actitudes inapropiados. Como dice el
refrán “más vale prevenir, que curar”… Por esta razón la mayoría de las
intervenciones educativas se dirigen hacia la prevención de conductas y
actitudes negativas.
Tras una revisión realizada por Trianes (2000) se puede afirmar que en los
últimos años han surgido diferentes programas de intervención en
habilidades sociales (Micheson, Sugai, Wood y Kazdin, 1987; Monjas,
1993), de aprendizaje cooperativo (Jonson y Jonson, 1992), técnicas de
grupo, prevención del racismo (Mec, 1992), educación moral (Buixarrais y
otros, 1995)... Estos programas pretenden fomentar la competencia social
infantil. Se ha demostrado que son instrumentos útiles para conseguir el
desarrollo personal y social de los niños y adolescentes.
Un ejemplo de programa de educación en valores:
El Programa de Responsabilidad Personal y Social (PRPS)
El “Modelo de Responsabilidad Personal y Social” fue diseñado por Don
Hellison con el objetivo de que los adolescentes y jóvenes de riesgo vivieran
experiencias de éxito que les favorecieran la oportunidad de desarrollar sus
capacidades personales y sociales y su responsabilidad social tanto en el deporte
como en la vida. El objetivo era hacerles más eficientes en su entorno
académico y social favoreciéndoles el aprendizaje de valores y de
responsabilidad. El programa de responsabilidad personal y social es una
propuesta de intervención que utiliza el deporte o la actividad física (actividad
extraescolar) como metáfora para enseñar responsabilidad personal y social a
niños, adolescentes y jóvenes.
Este modelo es el resultado de 25 años de trabajo de campo (Hellison, 1978,
1985, 1995) y va más allá de los programas tradicionales de deporte o
educación física, proponiendo la necesidad de enseñar a través del deporte
comportamientos y valores que mejoren la vida de los estudiantes. Las
posibilidades de aplicación del PRPS son muy amplias. Originalmente el
“Modelo de Responsabilidad Personal y Social” fue diseñado por Don Hellison
(1978, 1995), para ayudar a los adolescentes y jóvenes procedentes de los
barrios marginales de la ciudad de Chicago (USA).
El núcleo central del programa de responsabilidad personal y social es que los
escolares para ser individuos eficientes en su entorno social tienen que aprender
a ser responsables de sí mismos y de los demás, e incorporar las estrategias que
les permitan ejercer el control de sus vidas.
El programa de Responsabilidad personal y social (PRPS) de Don Hellison
(1995) asocia dos valores al bienestar y al desarrollo personal: esfuerzo y
autogestión. Los dos valores relacionados con el desarrollo y la integración
social son: respeto a los sentimientos y derechos de los demás y escuchar y
ponerse en el lugar de los otros. Cuando los adolescentes son capaces de
entender y comportarse de acuerdo con estos valores han alcanzado lo que el
programa denomina: Responsabilidad Personal y Social. El modelo trata de ser
parsimonioso, los valores que se les transmiten a los estudiantes deben ser
sencillos, concisos y pocos en número. El lema es “menos es más”.
En este programa, los participantes aprenden a desarrollar su responsabilidad
personal y social de modo gradual, a partir de metas concretas y sencillas. Los
adolescentes de riesgo cuando comienzan el programa se encuentran en el nivel
0 que se caracteriza por conductas irresponsables, falta de autocontrol, falta de
respeto a los compañeros y al profesor, falta de metas a medio y largo plazo,
desinterés por su futuro. Para aprender los comportamientos relacionados con
los valores del programa e interiorizar la filosofía del mismo, van aprendiendo
por niveles comportamientos y actitudes que les ayudaran a convertirse en
personas responsables.
Tabla 1. Los niveles presentados como progresión de aprendizaje
NIVELES
Nivel 1.
demás.
Nivel.2.
Nivel 3.
Nivel 4
Nivel 5.
CONTENIDOS
Respeto por los derechos y sentimientos de los
Participación.
Autogestión.
Ayuda.
Fuera del gimnasio.
En el nivel 1 respeto por los derechos y sentimientos de los demás, trabajamos
la autorregulación durante el encuentro de grupo. El desarrollo de la empatía
comienza en este nivel con la técnica del modelado y del rol playing y se
intensifica en el nivel 4. En el nivel 2, participación y esfuerzo, fomentamos en
los estudiantes una perspectiva de meta orientada a la tarea, estructurando las
clases con tareas cooperativas. Varias investigaciones han demostrado que los
climas cooperativos promueven
en los estudiantes mayor esfuerzo,
satisfacción y empatía que los climas competitivos (Barnett, Mathethew, y
Howard, 1979; Jonson & Jonson, 1989; Escartí y Gutiérrez, 2001). En el nivel
3, la autogestión se fomentó incorporando en el programa la técnica de
establecimiento de metas. En el nivel 4 se trabajó el desarrollo moral de los
estudiantes reforzando en ellos los sentimientos de compasión y empatía tal y
como lo hicimos en el nivel 1. Por último, los alumnos deben aprender a
transferir lo aprendido a otros ámbitos de su vida y esa habilidad se les enseña a
lo largo de todas las fases del programa.
Los profesores que trabajan con niños, adolescentes y jóvenes tienen la
oportunidad única de favorecer y desarrollar en ellos importantes cualidades
psicológicas y sociales a través del diálogo y la reflexión sobre la acción.
Para finalizar, me gustaría destacar la frase de otra compañera que resumen
la importancia que tienen el docente, la familia, los medios de
comunicación… en todo este proceso: Saber dialogar también es una tarea
que debemos enseñar...
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