El pluralismo político, la opinión pública y la regulación de los

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1er Encuentro de Jóvenes Investigadores
de la Sociedad Española de Filosofía Jurídica y Política:
Neoconstitucionalismo en tiempos de postdemocracia
Universitat de València, 25 de abril 2012
El pluralismo político, la opinión pública y la regulación de los poderes salvajes
mediáticos en la democracia constitucional brasileña bajo una perspectiva garantista
Daniela Mesquita Leutchuk de Cademartori
Elias Jacob de Menezes Neto
Universidade do Vale do Rio dos Sinos - Brasil
RESUMEN
Este trabajo tiene como objetivo examinar la relación entre la crisis del Estado y el desarrollo
de poderes paralelos no regulados, con énfasis en los medios de comunicación de masas
brasileños. Se mostrará cómo este problema puede afectar la formación de la opinión pública
legítima, lo que resulta en disminución del pluralismo y en déficit democrático. El concepto
de “poderes salvajes” (Luigi Ferrajoli), demuestra la necesidad de regulación de estos
poderes, en particular a través de mecanismos que inhiben la concentración de propiedad de
los medios de comunicación de masas y su relación con los poderes económicos y políticos.
El concepto de “proceso desconstituyente” (Luigi Ferrajoli), demuestra los mecanismos de
acción de los poderes salvajes en el debilitamiento del Estado y del núcleo de los derechos
fundamentales de la Constitución. Se propone, al final, que el controle de los medios de
comunicación es capaz de reconstruir la opinión pública formada legítimamente y, por tanto,
para evitar, aunque parcialmente, el proceso de deconstituyente mediático en Brasil.
PALABRAS CLAVE: Medios de comunicación de masas, proceso deconstituyente,
democracia constitucional, poderes salvajes, pluralismo político.
ABSTRACT
This paper aims to analyse the link between the crisis of the State and the emergence of
unregulated parallel powers, with emphasis on Brazilian’s mass media. It will show how this
problem can affect the establishment of a legitimate and well-informed public opinion,
1
leading to a decrease of pluralism and democratic deficit. Based on the concept of ‘wild
power’ (Luigi Ferrajoli) it will be shown the need for regulation of these powers, particularly
through mechanisms that inhibit the ownership concentration of mass media companies and
its association with economic and political power. The concept of ‘(de) constituent
process’ (Luigi Ferrajoli) will be used to explain how wild powers’ action can weak the State
and fundamental rights. It will be proposed that the control of media power is a valid
expedient to rearrange a legitimately formed public opinion and thus to avoid, even partially,
its deterioration supported by the media in Brazil.
KEYWORDS: Mass media; deconstituent process; constitutional democracy; wild power;
political pluralism.
1. INTRODUCCIÓN
Institución por excelencia de la esfera pública política y por lo tanto de formación de
la opinión pública, los medios de comunicación de masas (media) han experimentado
cambios históricos que los han convertido en un nuevo poder paralelo en el Estado. La
existencia de poderes mediáticos no es negativa per se, porque es natural e incluso deseable
que hayan poderes paralelos al Estado. Estos poderes no deben, sin embargo, permanecer
invisibles al control del poder ejercido legítimamente en un Estado Democrático de Derecho,
ya que esta situación viola uno de las más grandes promesas de la democracia: la visibilidad y
el control del poder –incluso los poderes privados.
En el contexto de los poderes salvajes (los medios de comunicación de masas son
especialmente adecuados a este concepto) es inexorable discutir el problema de la
concentración de los media haciendo hincapié en la relación entre su existencia y la falta de
pluralismo político, el verdadero “remedio” contra el abuso de poderes. La democracia
requiere niveles constantes de disidencia, la cual sólo puede ser garantizada a través de la
libertad de expresión, comprendida ampliamente, tanto en forma negativa, como un deber de
abstención, y positivamente, como un deber de la acción estatal.
No es posible hablar de una efectiva libertad de expresión en sistemas que permitan la
concentración de los medios de comunicación. Todo lo contrario: el control deja de ser
ejercido a través de los media y será ejercido por ellos sobre la opinión pública en una
verdadera simulación de la esfera pública política.
2
Una teoría del Estado democrático comprometida con los derechos fundamentales
permite la comprensión de estos nuevos poderes que ponen en peligro a la democracia. Por
tanto, es esencial para la protección de los derechos fundamentales y para la contención de los
poderes salvajes entender que la crisis de la democracia constitucional se refiere a la crisis de
control de las estructuras del poder ejercido por el Estado y a una mayor participación de
algunos grupos privados en la esfera pública y en la formación de la opinión pública.
En última instancia, esta realidad de “controles invertidos”, se expone como una de las
causas de la crisis del Estado y su actual modelo representativo. Después de todo, si la
opinión pública, el fundamento del poder, es manipulada por los poderes salvajes, se
desvanece la legitimidad del Estado.
2. LOS PODERES SALVAJES MEDIÁTICOS
Los poderes salvajes, expresión utilizada por Luigi Ferrajoli (1995, 1998, 2007a,
2007b, 2011), son las formas de poder incontrolables y sin límites capaces de dañar el orden
del Estado de Derecho y subyugar al sistema jurídico. Esta denominación “[...] chiaramente
allude a quella ‘libertà selvaggia e sfrenata’ di cui parla Kant nella Metafisica dei costumi
come della condizione sregolata propria dello stato di natura, ossia in assenza del diritto,
opposta a quella propria dello ‘stato giuridico’ o di diritto” (FERRAJOLI, 1998, p. 11),
identificando el autor italiano cuatro clases de poderes salvajes, siendo el más pertinente para
este estudio el tipo extralegal, o sea, el poder privado, que es “[...] i macropoteri economici
che, in assenza di limiti e di controlli legali, tendono a svilupparsi secondo dinamiche proprie
[...]” (1998, p. 14).
La legitimidad y reglamentación de tales poderes, actualmente en expansión gracias a
la tendencia actual de desmantelamiento de la esfera pública, es solamente la del mercado
libre y salvaje. Estos poderes no están sometidos a la legalidad y no están sujetos a ningún
control jurídico o político. Son, así, “[...] poderes de hecho, cuya sola existencia testimonia
en ocasiones la prevalencia de la fuerza sobre el derecho” (1995, p. 933) y pueden
clasificarse en macro y micro poderes salvajes, este último de gran importancia para este
estudio.
Los micro-poderes salvajes se desarrollan en el marco de las instituciones legales,
abandonadas a una dinámica sustancialmente libre e incontrolable, operando fuera de las
instituciones jurídicas, es decir, debido a “[...] la crisi simultanea della ragione giuridica e
politica e della capacità regolativa del diritto, di fronte alla crescita di poteri selvaggi extra3
statali che sfuggono al suo controllo [...]” (FERRAJOLI, 2007a, p. 4). Junto a las situaciones
jurídicas de poder y a las relaciones correspondientes, se dan también poderes y sujeciones
extrajurídicos. Las potestades del padre y del superior jerárquico, por ejemplo, son
extralegales; las desarrolladas informalmente en la vida civil y económica sobre la base de la
opresión económica o en ambientes abiertamente criminales son ejemplos de micro-poderes
salvajes ilegales (FERRAJOLI, 1995, p. 933).
Aunque ambos aspectos se encuentran estrechamente ligados y sea difícil
establecer la división entre poderes extralegales e ilegales, se puede decir que los poderes
salvajes operan fuera de la ilegalidad, pero también de la legalidad. “Violencia, dinero,
coacciones económicas […] forman en todo caso el cemento de estas relaciones, donde la
lesión del valor de la persona puede producirse al margen de cualquier posible garantía
jurídica” (FERRAJOLI, 1995, p. 933). Por tanto, si las potestades legales son la base de las
desigualdades formales, las extrajurídicas, sin control y sin límite sostienen las desigualdades
de un tipo mucho más profundo, las substanciales.
Los poderes extrajurídicos, fuera del control tradicional, tienden a ser absolutos. Aun
cuando el sistema esté organizado como Estado de Derecho, los absolutos poderes salvajes
están directamente relacionados con la cantidad de espacios creados por los poderes
extrajurídicos (o poderes en disconformidad con la estricta legalidad) en la sociedad civil.
Obviamente, la realidad no permite el control pleno de todo
ejercicio de poder, pero es
necesario, según Ferrajoli (1998, p. 934), garantizar que un poder, aún cuando no pueda ser
eliminado en virtud de sus funciones sociales, sea por lo menos tan limitado como posible por
la ley. Este planteamiento es plenamente aplicable a los media que, debido a su importancia y
poder, deben ser severamente limitados por la ley 1. Los poderes privados, así como los
estatales, deben ser sujetos al control, legitimidad y justificación de la democracia formal y
sustancial. Reducir los poderes salvajes es maximizar las libertades y derechos
fundamentales.
Como ejemplo de este poder salvaje,
Ferrajoli (2007a, 2007b, 2011) denuncia el
poder resultante de la concentración de los medios de comunicación de masas. Para él, la
concentración de la propiedad y la confusión generada por los titulares de los poderes
políticos, económicos y mediáticos demuestra otra separación de poderes producida por la
1
La “fuerte limitación legal” no significa censura, pero control sobre el ejercicio indiscriminado del poder
económico y político en los medios de comunicación de masas.
4
modernidad, “[...] la de poder y saber y, precisamente, de poderes, tanto públicos como
privados, e información” (2011, p. 54). Es el resultado de la inversión de la relación entre los
medias y el gobierno: la libertad de expresión ya no controla el gobierno, pero es controlada.
La información pasa a depender de la imbricación de lo público y privado, fusionados en los
medios de comunicación de masas.
La apropiación privada de la libertad de expresión (Ferrajoli, 2007b, p. 338)
permite a los poderes económicos y políticos, teniendo los recursos tecnológicos adecuados,
la manipulación de la comunicación política de manera que los media pueden ser
considerados un cuarto poder, potencialmente perjudicial para la democracia. Son, en
realidad, completamente libres para actuar bajo una interpretación distorsionada del
significado de la “libertad de expresión” que sólo sirve para proteger los intereses de control
de los media. Así, la concentración de los medios de comunicación de masas convierte a la
libertad de expresión en una “[...] libertà selvagge e alla legge del più forte la cui
soppressione, secondo il paradigma hobbesiano, è la prima ragione sociale dell’artificio
giuridico” (FERRAJOLI, 2007a, p. 759).
Es reducida la libertad de expresión, especialmente en su “[...] dimensione attiva
quale ‘libertà di’ o libertà-facoltà, virtualmente vanificata dai poteri economici consistenti
nella proprietà e nella disponibilità dei mezzi di informazione e di manifestazione e diffusione
del pensiero” (FERRAJOLI, 2007b, 338). Los medios de comunicación de masas son bienes
de carácter patrimonial, sujetos a derechos de propiedad y de libre iniciativa económica que,
sin limitación adecuada, pueden restringir severamente los derechos de libertad, impidiendo el
acceso del público a la esfera pública y controlando la opinión pública de acuerdo con la
dinámica del mercado (FERRAJOLI, 2007b, p. 338).
Se mezclan derechos de diversos tipos. Según Luigi Ferrajoli, confunden “[...] la
libertà d’informazione, che è un diritto di libertà, la libertà d’impresa giornalistica, che è un
diritto-potere di autonomia, e la proprietà dei mezzi d’informazione, che è un diritto
patrimoniale reale” (2007b, p. 338). Como resultado, los detentores del poder mediático se
vuelven los titulares más importantes de la libertad de expresión, hecho que contradice su
propia naturaleza en la democracia constitucional, que debería garantizar la libre expresión de
todos los ciudadanos, el pluralismo de ideas y la libre comunicación política. La idea de que
el derecho fundamental de expresar el propio pensamiento depende de factores económicos
ignora la jerarquía de los derechos de propiedad, porque el ejercicio de los derechos
5
fundamentales no puede depender de los medios económicos que posee su titular. Por otra
parte, Ferrajoli (2007b, p. 339) explica que la libertad de expresión del pensamiento se refiere
al ser humano que escribe o pronuncia la palabra, no al propietario de los medios de
comunicación de masas. El resultado de esta confusión jurídica y subordinación de la libertad
de expresión es un círculo vicioso que impide su desarrollo, a saber, “[...] che da tale
concentrazione risultano violati la libera concorrenza tra testate e, conseguentemente, il
pluralismo dell’informazione. È quindi soltanto la legge del mercato – del mercato
dell’informazione e del consenso politico, governato a sua volta da quello della pubblicità –
che viene invocata contro il monopolio e il controllo privato delle manifestazioni del pensiero
e dell’informazione: quasi che la libertà di manifestazione del pensiero e di informazione
fosse solo un corollario del principio della libera concorrenza” (FERRAJOLI, 2007b, p.
339).
Es necesario, por tanto, defender la libertad de expresión y el pluralismo político
mediante el aumento de la pluralidad de los propietarios de los medios de comunicación de
masas. Este poder de los media es peligroso cuando limitado a pequeños grupos económicos y
políticos, porque tienen la capacidad de reprimir y silenciar las voces disidentes
(FERRAJOLI, 2007b, p. 341).
3. PROCESO DECONSTITUYENTE
El “proceso deconstituyente” (FERRAJOLI, 2005, 2010, 2011), es la
deconstitucionalización sistemática de las esferas jurídica y política, es decir, el vaciamiento
del núcleo fundamental de una constitución. Se produce a través de las acciones adoptadas
por los poderes salvajes contra la democracia representativa y que ponen en peligro los
derechos y garantías fundamentales ínsitos del constitucionalismo contemporáneo. Según José
Luis Bolzan de Morais (2002, p. 46-50), es un proceso de debilitamiento de la Constitución
transformada en moneda política del gobierno, la colonización económica de la política y el
intento neoliberal de considerar a la Constitución como un obstáculo al desarrollo
económico
Dos procesos paralelos contribuyen a este fenómeno. El primero, en el ámbito
institucional, se manifiesta en el sistema político con sucesivos ataques a la democracia
representativa a través de “[...] la explícita pretensión de la omnipotencia de la mayoría y la
neutralización de ese complejo sistema de reglas, separaciones y contrapesos, garantías y
funciones e instituciones de garantía que constituye la sustancia de la democracia
constitucional” (FERRAJOLI, 2011, p. 21). La idea detrás de este proceso es que el consenso
6
popular, no importa a cuál costo, es la única fuente de legitimación del poder y, por tanto,
capaz de legitimar cualquier abuso y deslegitimar cualquier opinión disidente. Exactamente a
este proceso es contrapuesto el concepto de democracia constitucional.
El segundo proceso se lleva a cabo en el plan social y cultural, “[...] con la
eliminación de los valores constitucionales en las conciencias de una gran parte del
electorado: por indiferencia, por falta de sentido cívico o por el cambio de la propia
concepción de la democracia en el imaginario colectivo” (FERRAJOLI, 2011, p. 22). La
opinión pública, adormecida por los medios de comunicación, renuncia a la libertad política.
“La disinformazione, la passivizzazione, l’apatia e l’indifferenza politica risultanti dalla
rinuncia o dalle difficoltà frapposte all’esercizio di tali libertà, e perciò dalla loro
ineffettività, sono fattori di indebolimento e di deperimento della democrazia” (FERRAJOLI,
2007b, p. 337).
De las tres características del proceso deconstituyente, dos se destacan: 1) la
progresiva confusión y concentración del poder: la separación entre la esfera pública (y la
libertad de expresión) y la esfera privada (y el poder económico de los propietarios de los
medios de comunicación de masas). Esta violación, facilitada por la ausencia de límites
normativos a los poderes salvajes, tiene como consecuencia la imposibilidad de existencia del
pluralismo de las fuentes de información,
esencial para la comunicación política y la
democracia. Los poderes de un estado salvaje se tornan omnipotentes y dictan las reglas del
juego; 2) La reducción de la esfera pública, de la legalidad y constitucionalidad, así como la
devaluación del Estado de Derecho como un sistema de límites y restricciones impuestas a
todos los poderes.
La crisis por arriba es el resultado de la acción de cuatro factores: el populismo; la
confusión y la concentración del poder; la integración de los partidos políticos al Estado; y la
ausencia de garantías de información, los cuales, aunque aparentemente opuestos, convergen
para el debilitamiento de la relación de representación política y para la negación de la
separación entre las diferentes esferas de poder que caracteriza la Constitución del Estado.
Como consecuencia, ocurren “[...] regresiones premodernas y, lo que es más grave, en el
desarrollo de otros tantos poderes desregulados y salvajes” (FERRAJOLI, 2011, p. 45).
El control de la información es el factor de la crisis por arriba más importante para
esta investigación y está directamente conectado al poder los medios de comunicación y a su
concentración. La libertad de expresión no debe ser comprendida aquí solamente como
7
garantía negativa, sino
también positiva, como condición real para el pluralismo en los
media, dada la situación actual, en que los derechos fundamentales están subordinados a los
factores económicos. Para Ferrajoli (2011, p. 62), esto permite que el pensamiento, opinión e
información sean considerados, no como derechos fundamentales, sino como mercancías,
bienes regulados por la dinámica del mercado y la política. La libertad de expresión no puede
ser confundida con la libertad de los propietarios de los medios de comunicación de masas.
La crisis por abajo es aquella relativa a la representación política, reflejo de la crisis
por arriba en la esfera pública. Se fundamenta en la ilusión de que las mayorías disponen sin
límites del sistema jurídico cuando, en realidad, su voluntad puede ser fácilmente manipulada
por los poderes políticos y mediáticos, especialmente en sociedades que subestiman el
pluralismo político, la libertad de expresión y los derechos fundamentales. Se puede clasificar
en cuatro factores (FERRAJOLI, 2011, p. 65) las consecuencias directas de la crisis por
arriba: 1) la exclusión de los disidentes; la despolitización masiva y la disolución de la
opinión pública; 2) la disminución de la participación y del interés en la política; 3) la
manipulación de la información y 4) la decadencia de la moral pública.
En general, estos ataques provocan el debilitamiento de la relevancia política
de la opinión pública. La disolución de la esfera pública política, como se ve, evita la
formación de una opinión pública legítima. Son promovidos a través de “mentiras
inciviles” (FERRAJOLI, 2011, p. 75) propagadas por los media, el desinterés y la indiferencia
de las masas en relación a los asuntos políticos. Los lazos sociales se han debilitado por las
personas preocupadas sólo con sus esferas privadas, lo que permite que el público se
corrompa y se convierta en un medio manipulado para formación del consenso.
4. LA CONCENTRACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS EN
BRASIL
La concentración y la prominencia de los medios de comunicación de masas
son ampliamente reconocidas, pero hay pocos datos sobre el tema. Un ambicioso proyecto de
investigación denominado “Os donos da mídia”2, pretende, a través de la recopilación y
cotejo de datos sobre varias empresas de comunicación de masas, dar una visión general sobre
la situación de la concentración de los medios de comunicación en Brasil. A través de la
2
El proyecto es coordenado por el periodista James Marlon Azevedo Görgen, vinculado al Ministerio de las
Comunicaciones del Brasil. Todos los datos de este fragmento proviene del sítio <http://donosdamidia.com.br/>.
Más detalles sobre la metodología se puede encontrar en el sitio del proyecto. El acceso a esta obra ocurrió entre
el período de 1 al 19 de marzo de 2012.
8
intersección de los datos de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (ANATEL) y la lista
mantenida por el Tribunal Superior Electoral (TSE) de los políticos en los poderes ejecutivo y
legislativo en las esferas municipal, estatal y federal, el proyecto identificó hasta el momento
271 políticos que son miembros de 324 empresas de comunicación de masas en Brasil. De
estas, 149 (54.98%) están vinculadas a tres partidos políticos (DEM, PMDB y PSDB).
Las cinco principales cadenas de televisión en Brasil (Rede Globo, SBT,
Bandeirantes, Record y EBC) y sus filiales acumulan 938 vehículos de comunicación (de un
total de 9477), en Brasil. La “TV Globo”, ubicada en Río de Janeiro, encabeza la lista de
mayor influencia en el sistema brasileño de medios de comunicación. Compuesta por 35
grupos que controlan 340 empresas de comunicación (que incluye periódicos, revistas,
televisión y radio). En segundo lugar, el “Sistema de Comunicaciones de Brasil – SBT”,
cuenta con 37 grupos afiliados que controlan 195 empresas de comunicación. La
investigación también encontró otros 41 grupos nacionales de comunicación (definidos como
el conjunto de empresas, fundaciones o agencias de gobierno que controlan más de un
vehículo de comunicación en más de dos estados brasileños). Estos grupos tienen el control
de 551 vehículos de comunicación.
A pesar del completo análisis de los datos se escapan del alcance de este
trabajo, los datos muestran fuerte tendencia hacia la concentración de los medios de
comunicación de masas en manos de un puñado de empresas privadas. Por otra parte, la
presencia directa o indirecta de políticos también es grande. El problema, sin embargo, no es
sólo brasileño. La Resolución del Parlamento Europeo de 25 de septiembre de 2008, sobre la
concentración y el pluralismo en los medios de comunicación en la Unión Europea, señala
que el sistema mediático europeo está sujeto a una mayor convergencia de los medios de
comunicación de masas y que la concentración en esto sistema también lleva a la uniformidad
de los contenidos de los media.
Han sido adoptadas recientemente dos iniciativas importantes en Brasil. La primera se
refiere a la liberación por parte del Ministerio de Comunicaciones en mayo de 2011, de la lista
de los miembros y directores de radio y televisión en Brasil, que contiene el nombre de 56
diputados y senadores, con la participación directa o indirecta a través de sus familiares. El
segundo paso fue la iniciativa del gobierno federal para someter las empresas comunicación
ante el Consejo de Defensa Económica (CADE) para regular este importante sector. El
gobierno federal quiere dar autonomía al CADE para analizar la concentración económica de
9
los grupos radiodifusores. La nueva legislación también establecerá la creación de una
agencia única para regular el mercado de las telecomunicaciones y la radiodifusión. Por lo
tanto, es probable que la acción de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (ANATEL)
sea ampliada.
Evitar la formación de las oligarquías que controlan los medios de
comunicación de masas no es en sí suficiente para proteger la libertad de expresión y la
democracia. Debemos garantizar directamente la libertad y el derecho a la información
(Ferrajoli, 2008, p. 113), especialmente a través de la separación entre política, economía e los
media. También es necesario reconocer el carácter fundamentalmente público de los como
locus para el pluralismo político e posibilitar su ampliación a través de la financiación estatal
y la creación de la infraestructura pública que permita la libre expresión.
5. CONCLUSIONES
El análisis de los factores que pueden conducir a la desintegración de la esfera política
pública, tal como la existencia simulada de un público, ciertamente no es un fenómeno nuevo,
ni tampoco lo es la existencia de poderes salvajes. El problema surge de un nuevo factor en la
crisis estatal: la aparición de estas situaciones en una democracia constitucional y la
disponibilidad de los medios de comunicación de masas.
La democracia no es compatible con estos poderes salvajes, que actúan fuera de la ley
y del control del poder democráticamente ejercido. Por tanto, hemos tratado de identificar los
fundamentos teóricos de este tipo de inconsistencia y de demonstrar la existencia de esos
poderes que, sin control, disuelven la estructura constitucional y, consecuentemente, los
derechos fundamentales.
Resultado de un frágil equilibrio, los derechos fundamentales requieren la separación
de poderes y la transparencia en su ejercicio. Si, en el pasado, la vieja tripartición era
suficiente para proteger los derechos fundamentales, lo mismo no es cierto hoy. La aparición
de fuerzas paralelas impone la necesidad de una teoría del Derecho capaz de establecer límites
para estos nuevos poderes. Uno de ellos, los medios de comunicación de masas, pueden
desarrollar alianzas no democráticas con los poderes políticos y económicos.
La manipulación de la información ha transformado a los media en “fábricas del
consenso” sometidas a la supervisión de sus propietarios. Estas fábricas, debido al problema
de la concentración de la propiedad, son pocas y vinculadas políticamente, lo que permite la
invención, la distorsión y la manipulación de las noticias que llegarán al público. El debate
10
social, por tanto, nace debilitado, ya que construido con informaciones también
distorsionadas. Si se tiene en cuenta la importancia de la televisión como fuente de educación
para niños e información para adultos, se puede decir que los media están manejando la
conciencia de los ciudadanos. Obviamente, no existe un derecho a la información veraz, pero
sólo el derecho a recibir información. Sin embargo, es posible hablar, dentro del concepto de
la libertad de expresión, en el derecho a no ser deliberadamente mal informado y manipulado
o, para usar la analogía de Ferrajoli entre los media y las “fábricas de
información”, el
derecho a no recibir “mercancías” defectuosas.
No se trata de censura, como algunos quieren creer, pero de implementación del ideal
del control democrático del poder. Después de todo, no hay pluralismo sin que sea permitida
una efectiva participación ciudadana en la formación de la comunicación política a través de
los medios de comunicación de masas y no hay democracia representativa sin ningún tipo de
garantía de ejercicio libre y consciente del derecho de voto. La actual situación invierte la
lógica de los derechos fundamentales y deja a la libertad de expresión bajo el control del
poder económico. Los discursos de la “libertad de expresión” que se oponen al control de los
medios de comunicación de masas son en realidad, los discursos de la “libertad de los
propietarios”, el mismo tipo de discurso que pone, de acuerdo con la Freedom House, a
Brasil en la 97 ª posición del Global press freedom ranking 2011.
En la lucha por los derechos fundamentales, es necesario identificar a los problemas
causantes de la crisis del Estado y permitir el surgimiento de una teoría capaz de resistir frente
al surgimiento y consolidación de esta nueva forma de poder sin control, concentrado en
manos privadas y con el enorme aparato tecnológico de la comunicación social.
BIBLIOGRAFÍA
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