Peter James, coordinador del reciente estudio SUSTEL

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"En el sur de Europa, el teletrabajo sigue siendo un
gran problema"
Peter James, coordinador del reciente estudio SUSTEL sobre el teletrabajo
¿Cuáles eran los objetivos del estudio SUSTEL y cómo se llevó a
cabo?
En los últimos años, se ha hablado mucho del teletrabajo y algunas de las
conclusiones han sido muy críticas, o al menos polémicas. Con nuestras
investigaciones, que abarcaban 30 estudios de casos y 6 detalladas
encuestas a empresas de 5 países, pretendíamos realizar un análisis
exhaustivo e integrado de la sostenibilidad del teletrabajo y, a ser posible,
llegar a una conclusión que pudiera divulgarse fácilmente.
¿Y cuál fue su conclusión?
En términos generales, que aunque el teletrabajo puede acarrear algunos
problemas, también existen muchas ventajas, algunas de las cuales
sencillamente no se habían considerado antes. Y la mayoría de los
inconvenientes se pueden superar con una gestión adecuada. Por lo tanto,
desde el punto de vista del desarrollo sostenible, sacamos una conclusión
generalmente positiva. Naturalmente, una conclusión tan general oculta
numerosos detalles. En los países escandinavos, por ejemplo, vimos que el
teletrabajo era una parte tan integrante de la vida cotidiana laboral que
apenas valía la pena hablar del tema. El derecho a trabajar desde casa se
consideraba un derecho laboral básico y estaba tan integrado que era difícil
analizarlo por separado. En el sur de Europa, por el contrario, el teletrabajo
sigue siendo un gran problema.
¿Había pues marcadas diferencias geográficas en el modo de
enfocar el teletrabajo?
En especial, vimos que un nuevo tipo de teletrabajo, con una gran
movilidad, estaba surgiendo en algunos países, donde estaban cerrando
oficinas enteras para realizar sus operaciones a distancia. Se trataba de un
fenómeno especialmente pronunciado en el Reino Unido y los Países Bajos,
donde la combinación del elevado coste de la propiedad inmobiliaria y la
aglomeración de gente hace que este enfoque sea muy atractivo. Sin
embargo, para el futuro, sería mejor no enfocarlo a nivel de países, sino
más bien de zonas de densa población urbana, ya sea Londres o Milán.
Está claro que dichos sistemas requieren un método de gestión
radicalmente nuevo. ¿Cuáles serían sus consejos para alcanzar el
éxito?
Para que funcionen dichos sistemas, es necesario un alto nivel de
participación desde el principio por parte de los interesados. La formación,
sobre todo de los directores, es por supuesto vital. Pero lo principal es
posiblemente el ser consciente de que tales sistemas conllevan cambios
inevitablemente. Por ejemplo, empezar a trabajar desde casa es casi
siempre un catalizador en las relaciones domésticas. En general es positivo,
pero también puede ser negativo. Si los empleados están preparados en
este sentido, ello puede facilitar la transición.
Según el estudio, ¿qué pueden hacer las empresas para ayudar?
Una vez más, ser conscientes de los problemas potenciales es muy
importante. Hay que considerar asuntos muy simples, como por ejemplo la
necesidad de disponer de un espacio en el que trabajar en casa. Las
personas de menos recursos y los jóvenes pueden sentirse discriminados en
este sentido. Sencillamente, puede no resultarles práctico trabajar desde
casa. Y, por supuesto, siempre hay que tener en cuenta las consideraciones
de salud y seguridad, dado que son la responsabilidad del empresario
incluso cuando el empleado trabaja fuera de la oficina. Se necesita una
política muy clara y concreta, sobre todo porque algunos empleados se
pondrán nerviosos si un superior les hace una visita.
El teletrabajo puede convenir a personas en distintas etapas de su vida. Por
ejemplo, cuando tienen niños pequeños o cuando se acercan a la edad de
jubilación. Pero también es importante asegurarse de que siempre se puede
volver a la oficina, y tener los mecanismos apropiados para afrontar tales
situaciones.
Tal vez el consejo más importante es que hay que mantener una postura
flexible. La mayoría de la gente se adapta al teletrabajo, incluso hasta lo
disfruta, pero siempre habrá una minoría vulnerable que lo considere una
carga. No me extrañaría que en el futuro se celebrara un juicio en el que el
empleado demandara a la empresa por presionarlo demasiado en casa. Una
vez más, se pueden tomar unas simples medidas: agrupar los emails, por
ejemplo, para descargarlos un lunes por la mañana en lugar de durante el
fin de semana.
Según el estudio, los teletrabajadores suelen trabajar más horas. ¿A
qué cree que se debe?
Quizá sea simplemente porque todo el mundo trabaja más, incluso los que
siguen en la oficina. En la siguiente fase de nuestras investigaciones, nos
gustaría estudiar a un grupo de teletrabajadores frente a trabajadores de
oficina. Pero una de las sorpresas del estudio fue que las ventajas laborales
del teletrabajo eran tan importantes, si no más, como las ventajas
personales. A los teletrabajadores les gustaba el hecho de poder
concentrarse en un proyecto sin las distracciones de la oficina, realizar un
trabajo realmente bien. Y esta satisfacción podría explicar, al menos en
parte, las horas extras que se le dedican. Otra conclusión importante fue
que el teletrabajo es en realidad mucho menos estricto de lo que mucha
gente se imagina. Las pautas de trabajo son muy variadas según las
semanas, los meses o incluso las estaciones. Es importante tenerlo en
cuenta a la hora de planificar.
¿Hubo otros resultados que le sorprendieron a usted y al equipo de
investigación?
Los resultados sobre la salud fueron interesantes. Muchos teletrabajadores
dijeron sentirse más sanos, pero ello se debía tanto a los cambios en la
dieta y en el ejercicio que hacían como a una disminución del estrés
relacionado con el trabajo. El teletrabajo también parece tener un efecto
importante en la reducción del absentismo. Y la eliminación o reducción del
tiempo de desplazamiento al trabajo suponía que muchos empleados
sentían más ganas de participar en la comunidad local y de dar algo a
cambio. Por el contrario, el teletrabajo también tiene mucho potencial para
incitar a volver a trabajar a los minusválidos y a los más desfavorecidos.
De modo que en general el futuro parece prometedor para los
teletrabajadores
El equipo de investigación llegó a la conclusión de que había mucho
potencial para el segundo tipo de sistemas de teletrabajo, el más radical
que conlleva mucha movilidad, junto con el modelo de teletrabajo más
tradicional de quedarse en casa un par de días a la semana. La recompensa,
tanto a nivel medioambiental como económico, es grande para aquellas
empresas que adopten dicho enfoque. Pero siempre hay otras
consideraciones. Era sorprendente, por ejemplo, el reducido número de
empresas que tenían en cuenta los gastos de desplazamiento de los
empleados al considerar opciones de teletrabajo. Los empleados que se
trasladan al extranjero o lejos de su lugar de trabajo pueden generar unos
gastos de viaje importantes al asistir a las reuniones. Además, para algunos
empleados el aislamiento siempre será un problema, y por ello, en algunos
casos, los centros satélite podrían ser la solución. El teletrabajo nunca será
una opción fácil, pero en general parece ser que las ventajas superan a los
inconvenientes.
Peter James es profesor invitado de Gestión del Medio Ambiente de la Universidad
de Bradford y ha sido el coordinador del reciente estudio SUSTEL sobre el
teletrabajo, financiado bajo el programa de Tecnologías de la Sociedad de la
Información de la Comisión Europea. La principal conclusión extraída es que el
teletrabajo "aportan muchas ventajas, algunas de las cuales sencillamente no se
habían considerado antes. Y la mayoría de los inconvenientes se pueden superar
con una gestión adecuada", señala Peter James.
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