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EL MUNDO. DOMINGO 1 DE JUNIO DE 2014
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EL MUNDO, DOMINGO 1 DE JUNIO DE 2014
Viaje hacia el infinito
La nave ‘Voyager 1’, lanzada en 1977, es el primer objeto creado por el hombre que ha salido del Sistema
Solar. Tras recorrer más de 19.000 millones de km. sigue explorando la Vía Láctea. Su débil señal es
recogida por la Red del Espacio Profundo, un sistema mundial de antenas que acaba de cumplir medio siglo.
Por Teresa Guerrero
ngeles Honrado Prieto. Prohibida su reproducción.
AVENTURA ESPACIAL
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EL MUNDO. DOMINGO 1 DE JUNIO DE 2014
EM2 / CIENCIA
Los trabajadores de la NASA la llaman «el centro del Universo». Se trata de la sala de control del Jet Propulsion Laboratory (JPL) en Pasadena (California, EEUU), el lugar
desde el que se controlan de forma
permanente las naves espaciales que
surcan nuestro Sistema Solar y, desde el verano de 2012, incluso el espacio interestelar que hay fuera de él.
La sonda robótica Voyager 1 (viajero
en inglés) fue lanzada en 1977 y es el
primer objeto creado por el hombre
que ha salido del Sistema Solar.
Haciendo honor a su nombre, lo
consiguió tras completar un extraordinario periplo durante el cual visitó
la Luna, Júpiter y Saturno. En 1989,
puso rumbo hacia el espacio interestelar. Más de 19.019 millones de kilómetros recorridos…Y sumando.
Porque su misión, que inicialmente
iba a durar un lustro, cumplirá 37
años el 5 de septiembre.
«En principio nuestro plan es que
la nave siga volando hasta 2025. Es
posible que podamos ampliar su
misión otros diez años más, hasta
2035, aunque esto todavía es incierto», explica Joseph Lazio, director
científico de la Red del Espacio
Profundo de la NASA (Deep Space
Network, DSN), durante una entrevista con EL MUNDO en Madrid.
La DSN, operada desde la sala de
control del JPL, del Instituto de Tecnología de California, es una red internacional de antenas gigantes de
radio construidas para que los científicos e ingenieros puedan comunicarse con las naves que exploran el
espacio profundo. A través de ellas,
envían comandos a las sondas y se
transmiten las fotografías y la información que recaban sus instrumentos. «Todos los datos que recibimos
de las sondas espaciales nos llegan
a través de esta red», señala.
Una de las razones de la visita de
Joseph Lazio a nuestro país es, precisamente, conmemorar el 50 aniversario de este sistema científico de
comunicaciones, el mayor del mundo, que tiene en Robledo de Chavela (Madrid) uno de sus tres complejos. Los otros están en Goldstone
(EEUU) y en Canberra (Australia).
Su ubicación geográfica no se ha
elegido al azar. Las estaciones están separadas unos 120º en longitud con el objetivo de que todas las
naves puedan mantener contacto
en cualquier momento con algún
centro, con independencia de la
rotación de la Tierra. Por ejemplo,
la estación madrileña, que hasta
1984 estuvo en Fresnedillas de la
Oliva, fue la que recibió en 1969
las primeras palabras de Neil
Armstrong desde la Luna.
En cuanto tiene ocasión, Lazio enciende su portátil para mostrar la
página web de la DSN donde cualquier internauta puede ver qué nave
está siendo rastreada en ese momento desde cada una de las tres estaciones. Durante la entrevista, el
complejo de Robledo está comunicándose con dos naves. Una de ellas
es Voyager 1. «Mientras estamos
aquí hablando, la antena de Madrid
está siguiendo el rastro de una nave
espacial que está fuera de nuestro
Sistema Solar, la que más lejos ha
llegado de las que hemos lanzado»,
destaca Lazio, doctor por la Universidad de Cornell. «La señal que recibimos de ella es muy débil debido a
la enorme distancia a la que se encuentra y a su energía limitada», señala. Además, la mayor parte de sus
instrumentos no funcionan o están
desconectados para ahorrar energía.
Para poder realizar estas llamadas a
muy larga distancia, además de disponer de antenas de hasta 70 metros
de diámetro, partes de los componentes electrónicos terrestres se
mantienen a muy bajas temperaturas para aumentar su sensibilidad.
En los tres complejos de la red
DSN hay entre cuatro y seis antenas de tres tamaños (26, 34 y 70
metros de diámetro), que también
se usan para realizar observaciones
de radioastronomía y radar que están ayudando a los investigadores a
comprender mejor el Sistema Solar.
Voyager 1 no está sola en su misión. Tiene una sonda gemela, Voyager 2, que fue lanzada también
durante el verano de 1977 (unos
días antes, el 20 de agosto) y que
podría salir también del Sistema
Solar. Aunque menos mediática,
su trayectoria no es menos impresionante: no sólo visitó Júpiter y
Saturno, como su hermana, sino
que una vez que la misión estaba
en marcha y, viendo que los objetivos iniciales estaban cumplidos,
los científicos de la NASA no pudieron resistir la tentación de ampliar su misión. Así, en 1986, Voyager 2 se convirtió en la primera
sonda que visitaba Urano. Tres
años después, volvía a registrar
una nueva hazaña al acercarse
por primera vez a Neptuno.
El lanzamiento de las naves, que
se alimentan de baterías nucleares
(llevan plutonio-238), se produjo en
los 70 para aprovechar una alineación favorable de Júpiter, Saturno,
Urano y Neptuno que sólo se produce cada 175 años aproximadamente. Gracias a esa configuración
y a las rutas establecidas para aprovechar las fuerzas gravitatorias,
que ayudan a las naves a impulsarse y les permite ir de un planeta a
otro sin necesidad de llevar a bordo
sistemas de propulsión muy potentes, el viaje a Neptuno, por ejemplo,
se redujo de 30 a 12 años.
Aunque Voyager 1 supuestamente salió del Sistema Solar en agosto de 2012, la NASA tardó un año
en confirmar este logro histórico:
«Hemos sido prudentes porque estábamos ante uno de los hitos más
importantes en la Historia de la
exploración», declaraba en septiembre de 2013 Ed Stone, el jefe
científico de la misión. Básicamente, necesitaban tener más datos sobre el plasma (gas ionizado) que
había en el entorno, pues ese es el
marcador más importante del que
disponían para determinar si Voyager 1 seguía dentro de la enorme burbuja solar denominada Heliosfera (que se encuentra bajo la
influencia del viento solar y alberga a los planetas del Sistema Solar), o se encontraba ya en el medio interestelar, rodeado de material expulsado por estrellas
gigantes hace millones de años.
Y es que, una de las cuestiones
más interesantes que ha planteado
esta misión ha sido establecer esos
límites: ¿Dónde acaba el Sistema
Solar? El límite de esa burbuja (o
Heliosfera) se denomina Heliopausa y, teóricamente, marca la frontera entre nuestro sistema planetario
y el espacio interestelar. O dicho de
otra forma, el límite de la influencia del Sol. Voyager 1 salió de la
Heliopausa en agosto de 2012 y siguió su viaje por nuestra galaxia, la
Vía Láctea. Su gemela entró en ese
espacio fronterizo en 2007.
El contador de kilómetros de ambas naves se actualiza al segundo
en la web de la NASA, mientras las
sondas continúan su viaje hacia el
infinito. Pero para los científicos lo
más importante de esta misión no
es el destino, sino el viaje en sí mismo. Porque más allá del récord de
distancia recorrida, lo que importa
es el récord de descubrimientos
realizados. Y probablemente, dice
la NASA, Voyager ha sido la misión
que más resultados científicos ha
logrado. La propia agencia espacial
afirma que es difícil resumirlos.
Una de las mayores sorpresas
fue el descubrimiento de vulcanismo activo en Io, una luna de Júpiter. Fue la primera vez que un volcán activo es observado en otro
cuerpo de nuestro Sistema Solar.
Ha sido también la primera misión
que ha llegado a Urano y a Neptuno, y la segunda en visitar Júpiter y
Saturno. En total, las sondas han
descubierto un total de 23 lunas de
planetas del Sistema Solar que
hasta ahora eran desconocidas.
Además, han obtenido los prime-
ros perfiles detallados de las atmósferas de Saturno, Urano y Neptuno y los datos recabados por
ellas han permitido entender mejor
las características de la atmósfera
de Júpiter. También realizaron mediciones sobre sus magnetosferas
(la región alrededor de un planeta
en la que el campo magnético forma una especie de escudo protector contra las partículas de alta
energía procedentes del Sol). Las
naves gemelas permitieron, asimismo, observar en detalle los anillos
de Saturno, descubrir los anillos de
Júpiter y ofrecer imágenes detalladas de los de Urano y Neptuno.
Aprovechando el viaje y, por si
durante su periplo se encontraran
con algún extraterrestre, las naves
llevan a bordo sendos discos, bautizados como The Golden Record.
Contienen 115 imágenes y una selección de sonidos de la naturaleza
y música de distintas épocas y estilos que pretenden ofrecer una
muestra de la diversidad de vida y
cultura de la Tierra. Fueron elegidas
por un comité creado por la NASA
y liderado por el mítico cosmólogo
y divulgador Carl Sagan, investigador de la Universidad de Cornell.
También incluyeron saludos grabados en 55 idiomas y un mensaje del
presidente Jimmy Carter, que gobernaba EEUU cuando se lanzó la
misión. El objetivo es mostrar cómo
es la Tierra y su historia a otra civi-
SATURNO
1980
12 de noviembre:
Voyager 1 alcanza Saturno.
JÚPITER
1981.
25 de agosto: Voyager 2.
1979
MARTE
La misión interestelar
de las sondas Voyager
TIERRA
LUNA
1977
SOL
FUENTE: JPL-NASA
20 de agosto: la sonda
Voyager 2 es lanzada desde el
Centro Espacial Kennedy en
Cabo Cañaveral (Estados
Unidos). El 5 de septiembre se
lanza su gemela Voyager 1.
Dina Sánchez / EL MUNDO
5 de marzo: Voyager 1
pasa cerca de Júpiter.
El 9 de julio lo hace
Voyager 2.
EL COSTE
Desde 1972, la NASA
ha invertido casi mil
millones de dólares (735
millones de euros) en la
misión de las sondas
gemelas ‘Voyager’.
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ELMUNDO. DOMINGO 1 DE JUNIO DE 2014
CIENCIA / EM2
ble», reflexiona. «¿Pueden albergar
vida? Desde un punto de vista científico, no lo sabemos. El nuestro es,
de momento, el único en el que la
hay. Pero algunos están en la zona
habitable de su estrella [a una distancia que teóricamente les permitiría tener agua líquida] ¿Es posible
que la alberguen? Sí. Y es extremadamente emocionante plantearnos
esta cuestión. Claramente va a ser
uno de los focos de investigación
en todo el mundo».
Pero incluso los planetas extrasolares que orbitan las estrellas más
cercanas a nosotros se encuentran
a enormes distancias de la Tierra.
Sobre la viabilidad de enviar en el
futuro una nave no tripulada capaz
de explorar uno de estos sistemas,
Lazio considera que «probablemente es posible. Sin embargo, in-
cluso aunque lo fuera, sería muy
caro, así que habría que valorar si
merece la pena. En 15 o 20 años,
cuando sepamos más sobre estos
planetas que orbitan estrellas como el Sol, y con los avances tecnológicos, quizás merezca la pena».
HELIOPAUSA
A
re
(Frontera entr
entre
ar y
el Sistema Sola
Solar
la zona intereste
elar)
interestelar)
2012
Viento
solar
FRENTE DE CHOQUE
DE TERMINACIÓN
R
DIO
ME STELA
ERE
INT
fuera de nuestro planeta. Y, si hay
vida ahí fuera y están haciendo lo
mismo…¿Es posible encontrar señales de vida extraterrestre? Creo
que sí. Pero si no buscamos seguro
que no encontramos, así que considero que debemos buscar».
De lo que ya no hay duda es de
la gran variedad de mundos que
hay fuera del Sistema Solar. Gracias a los telescopios espaciales y
terrestres y usando técnicas de detección indirectas, en pocos años
han sido localizados más de un millar de exoplanetas o planetas extrasolares de distintos tamaños orbitando estrellas muy diversas.
«Durante milenios, la gente no sabía que había otros planetas. Cuando yo era pequeño, no se sabía que
había planetas fuera de nuestro
Sistema Solar. Ahora estamos descubriendo miles de ellos. Es increí-
2004
25 de agosto:
Voyager 1
entra en el
espacio
interestelar.
VOYAGER 1
15 de diciembre:
Voyager 1 cruza
el frente de choque
de terminación.
19.019
mill. km. de la Tierra
A
TEM
SIS LAR
SO
lización extraterrestre inteligente
que pudiera encontrar en el futuro
estos discos de gramófono, que están convenientemente protegidos
por una carcasa metálica a prueba
de las duras condiciones que hay en
el espacio profundo. La idea generalizada es que hay muy pocas posibilidades de que estos discos, que Sagan comparaba con «una botella
dentro del océano cósmico», lleguen
a manos de extraterrestres. Pero por
si acaso, se incluyen instrucciones.
Entre los más optimistas figuran
los científicos del SETI, el Instituto
para la Búsqueda de Vida Inteligente Extraterrestre, que desde la
Tierra intentan localizar señales
alienígenas utilizando grandes antenas. Sobre la posibilidad de que
los científicos del SETI puedan llegar a contactar con alguna de estas
civilizaciones, Lazio, que tiene una
amplia experiencia como investigador en algunos de los mayores radiotelescopios terrestres, señala:
«No sabemos si hay vida ahí fuera,
pero sabemos cómo enviar señales
de radio de gran potencia. Las usamos, por ejemplo, para rastrear
aviones, y podemos enviar señales
Viento
int
nterestela
interestelar
VOYAGER 2
15.609
2007
2
007
07
7
mill. km. de la Tierra
Agosto:
A
gosto: Voyage
Voyager
ger 2
cruza el frente
e de
choque
terminación.
choqu
ue de terminació
ón.
n
‘DISCO DE ORO’ DE LAS VOYAGER
Cada sonda lleva un disco con una
selección de música, sonidos e imágenes
de la Tierra por si cayera en manos de
alguna cvilización extraterrestre.
LA RED
D DE
DELL ESPACIO
ESPA
SPAC
CIO PROFUNDO
PROFU
NEPTUNO
Para comunicarse con las sondas,
sondas la NASA
usa una red mundial con tres complejos
de antenas gigantes en EEUU, España y
Australia y una estación de control.
1988
Voyager 2 envía las primeras
imágenes en color de Neptuno.
URANO
Goldstone
Madrid
1986
24 de enero: Voyager 2
visita por primera vez Urano.
VIENTO SOLAR
INSPIRACIÓN
ENERGÍA
Las naves despegaron
desde Cabo Cañaveral
(Florida) a bordo de
cohetes ‘Titán-Centauro’.
Se alimentan con energía
nuclear (llevan baterías
de plutonio-238). Aunque
su misión iba a durar
cinco años, lleva ya 36 y
podría seguir hasta 2035.
A partir de la
información
suministrada por
las dos naves,
los científicos
han diseñado
nuevas misiones
para seguir
investigando el
Sistema Solar,
como la de la
sonda ‘Galileo’ a
Júpiter, o ‘Cassini’
a Saturno.
Se compone
de partículas
atómicas
cargadas
eléctricamente
(de hidrógeno
ionizado) que
proceden del Sol.
Las naves han
estudiado su
composición y
dirección. Su
radio de acción es
la Heliosfera, una
gran burbuja
donde están los
planetas del
Sistema Solar.
JPL-NASA
Pasadena
Canberra
LA FRONTERA
LA VÍA LÁCTEA
El viento solar
viaja a velocidad
supersónica en la
región en la que
están los planetas.
Cerca del límite
con el espacio
interestelar se
ralentiza de forma
brusca. Esta zona
se llama Frente de
choque de
terminación
(‘Terminal Shock’)
La localización
exacta del Frente
de choque de
terminación era
una de las
grandes
incógnitas de la
física espacial.
‘Voyager 1’ lo
cruzó en 2004 y
‘V2’ en 2007. La
Heliopausa marca
la frontera del
Sistema Solar.
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