CAPÍTULO :XXVIII. De los dioses Xiuhtecuhtli, abogado de el fuego

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CAP XXVIII]
MONARQUÍA INDIANA
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CAPÍTULO :XXVIII. De los dioses Xiuhtecuhtli, abogado de el
fuego, llamado Vulcano,' Iyacatecuhtli, dios de los mercade­
res, llamado Mercurio
IUHTECUHTU QUIDRE DECIR señor del fuego o dios de el fue­
go; y esto es porque todas estas gentes tuvieron al fuego
por dios y hacíanle fiestas y sacrificios, como si verda­
deramente fuera Dios. Éste es aquél tan antiguo y ce­
lebrado de los caldeos y de otras muchas gentes; y el
Bíi~~~ml\ que por otro nombre se llamó Vulcano, que según Eti­
mología de San Isidoro,! es volans candor: una blancura que vuela,
que es la llama que cuando está bien encendida parece muchas veces
blanca. Este Vulcano indiano se llamó también Huehueteutl. dios 'viejo y
antiguo y debió de ser, por ser de las cosas más antiguas que las gentes
conocieron o porque consume y deshace todas las cosas que recibe; tam­
bién le llamaron Ixcozauhqui, que quiere decir cara amarilla, o ojos ama­
rillos, por la color que hace en su encendimiento. A este dios fuego hacían
fiesta en el último mes de su calendario, como vimos en su libro, que es el
deciocheno suyo y cae en el mes de enero nuestro; honrábanlo como a
dios, porque los calentaba, cocía el pan y guisaba la carne y por esto en
cada casa le veneraban; y en el mismo fogón o hogar, cuando querían co­
mer, le daban el primer bocado de la vianda, para que allí se quemase; y
lo que habían de beber lo había de gustar primero, echando en el fuego
parte de el licor; adornábanlo con flores, pero no muy dentro, sino fuera,
porque es dios tan riguroso, que todo lo consumiera; y aunque esto atri­
buían los indios a su propia virtud. digo, que es así, que es propia virtud
del fuego quemar y consumir todo lo que recibe; pero los que con conoci­
miento verdadero y no con depravada razón, como estos indios tenían, en­
tienden esto y saben que esta virtud natural no la tiene por sí mismo. sino
por el verdadero Dios que lo crió, y cría todas las cosas. y quema, sin po­
der hacer otra cosa, en recibiendo en sí el combustible o la materia que es
quemable, porque es agente natural y no libre; y como tal no puede dejar
. de ejecutar su acción y fuerza; y por esto digo. que es Dios (aunque con
falsa opinión de estas engañadas gentes) muy riguroso, pues si tiene virtud
de quemar no la tiene para suspender su acción; y Dios que no tiene poder
para hacer y deshacer y para ejecutar y suspender la cosa conforme con­
viniere; yo no le tengo por Dios, ni es razón que ninguno lo tenga por tal,
ni lo crea.
Los mercaderes tuvieron dios particular, al cual llamaron Iyacatecuhtli
y por otro nombre se llamó Yacacoliuhqui, que quiere decir el que tiene
la nariz aguileña, que propiamente representa persona que tiene viveza o
habilidad para mofar graciosamente o engañar y es sabio y sagaz (que es
propia condición de mercaderes); éste es el dios Mercurio antiguo, el cual
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Div. lsidor lib. 8. Ethymol. cap. de Diis Gent.
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JUAN DE TORQUEMADA
[LIB VI
dicen Tuli02 y Leoncio, que fue hijo de Valente y de Phoronis; y que na­
ciendo en Egipto vino a España y en ella enseñó el arte de la mercancía
y todo género de cambiar, por las cuales cosas fue entre aquellas gentes
llamado dios de los mercaderes; llamáronle Trofon, que en griego quiere
decir convertible; y esto es, porque los mercaderes de gruesas mercaderías
han de discurrir por diversas tierras y han de comunicar muchas gentes,
haciendo sus viajes así por mar como por tierra, y hanse de conformar a
la traza o manera de todas ellas, porque de otra suerte no habría comuni­
cación de comprar ni vender. Pues a este Mercurio antiguo, llamado de
estos indios Yacacoliuhqui. tomáronle por su dios por la vivacidad y deli­
cadeza de ingenio que mostraba, y por ser muy sabio en el arte de la mer­
cancía. A éste hacían cada año fiesta. sacrificábanle hombres y hacíanle
grandes solemnidades.
Este Mercurio, en tiempo de la gentilidad, fue tenido en grande honra
entre los de España y Francia, en las cuales tierras era muy conocido; y
dice Julio César3 que los franceses adoraron a este Mercurio y le tenían
por hallador de muchos artes y por señor y guiador de los caminos y tener
mucho poder en las ganancias de las mercancías. Y porque se vea cómo
el demonio siempre ha sido uno, en sus malas artes, quielo que vea el que
leyere este capitulo. cómo el engaño que en aquellas gentes hizo. le hizo
también en éstas. y cómo se dejó servir y adorar de estos mercaderes india­
nos como de esotros españoles y franceses.
Estos indios occidentales iban de unas provincias a otras a mercadear;
y como no tenian caballos ni otros animales en que llevar sus cargas. ellos
mismos se las llevaban a cuestas; y porque los riesgos de los caminos eran
grandes. juntábanse muchos para ir en compañia a hacer su jornada; lleva­
ban en la mano un bordón o báculo de palo negro y sin nudos y decían
que era la imagen de este su dios Yacacoliuhqui. o Mercurio indiano.
y que la llevaban en la mano para defensa y amparo en sus riesgos y peli­
gros; y a la noche. cuando llegaban a la posada, juntaban todos los báculos o
bordones, y atándolos por medio ceñíanlos con una cinta y les hacian sa­
crificio. derramando sangre delante de ellos dos o tres veces en la noche;
de manera que no sólo adoraban el ídolo de este fingido dios, sino también
su báculo, el cual llevaban en las manos para ser mejor guiados de su falso
dios, porque también creían estos indios que era guiador de caminos. como
las otras gentes de el mundo (aunque mejor dijeran salteador de caminos,
pues en ellos robaba a Dios su gloria y honra, haciéndose adorar en ellos,
no siendo suya la adoración). De esta manera caminaban estos mercade­
res, los cuales para partir de sus casas y pueblos usaban de muy grandes
ceremonias; y después, en el discurso del camino y cuando volvían. como
se verá en la fiesta de el signo, llamado acohuatl, en el libro del arte adivi­
natoria y en otra parte.
2
3
Cícero 3. de Nat. Deorum.
Cesar. lib. de Bello Gallico.
M(
CAP XXIX]
De T
por estas gentes indic.
CAPÍTULO XXIX.
8TE DIABLO LL
de estas gente!
que muchas VI
ban algunos, 1
cir el ahorcad
la borrachera,
el que ahoga en el agua. a!rit
nacían de la borrachera. Esu
decir furor. porque el vino
así, como fuera de sí y furio
y mataban. Diéronle mucho!
chas diferencias de vinos y el
vino, aunque no todos se em
otra parte hemos dicho. LO!
Centzontotochtin, que quien
qué les dieron este nombre.
Otro dios hubo de los COI
cañas, el cual fue muy reven
vites y negocios públicos esta
parte); éste pudo ser que fue!
gentiles aplicaron los convite
de los padrinos. Y séase éste
convites y bodas y otros rel
ofrecían papel, copal y otras
tiempo que duraba el convitl
esta honra decían que les ap
enfermedades en la garganUl
el pecho; y cuando alguno 1
o resbalando. luego hacía v
.
papel.
Tenían los plateros otro d:
jaban los plateros con mucl
valientes hombres de la guel
monio Xippe, que quiere de
y por esta causa muy honri
cierta y averiguada de tiem]
dades a los que no le honra
que le atribuían eran viruela:
de ojos. Por esto se preciat
que podía darles estas enfel
honra que se le hacía a este
pues era honra de temor y 1
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