CONTRIBUCIÓN DE LAS EMPRESAS EN EL

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CONTRIBUCIÓN DE LAS EMPRESAS EN EL DESARROLLO SOCIAL
El mundo en el que vivimos es un mundo de desigualdades alarmantes e intolerables,
en el que no se puede seguir admitiendo el lucro a cualquier costo, con explotación de
mano de obra, destrucción del medio ambiente, marketing irresponsable, corrupción,
etc.
¿Qué hacer para cambiarlo? Si bien no hay una única receta, también es cierto que la
construcción de una sociedad económicamente fuerte y socialmente justa es una tarea
de todos, en la que las empresas tienen un rol fundamental tomando conciencia de
que la solución para los problemas sociales no sólo es responsabilidad de los gobiernos
sino también de cada una de ellas, sean ONG o sociedades anónimas, así como en
última instancia de todas y cada una de las personas.
Hoy, más que nunca, es necesario que las empresas tomen conciencia de la
importancia de contribuir en la construcción de un ambiente favorable, ya que de lo
contrario su propia sobrevivencia está en duda. Esa construcción implica tener un
mayor involucramiento y compromiso con el desarrollo social, que no debe confundirse
con filantropía, concebida bajo una forma asistencialista y paternalista, que si bien no
es mala, es insuficiente.
Si no se contribuye con el desarrollo social, estaremos construyendo una sociedad para
pocos y aumentando el gran número de excluidos. Necesitamos progresar, pero este
progreso debe estar acompañado de equidad social para que todos resulten
beneficiados y no seamos víctimas del desarrollo.
El doctor Bernardo Kliksberg, autor de “Hacia una economía con rostro humano”,
acaba de dar una conferencia intitulada “¿Por qué es importante enseñar ética para el
desarrollo de América Latina hoy?”, el pasado 8 de marzo en nuestra ciudad, en la que
señaló que América Latina es un continente que tiene sed de ética y que este ejercicio
debe “volverse a la economía y la política”. Ofreció cifras alarmantes respecto a la
infancia en riesgo, la familia agobiada por la pobreza, los jóvenes sin oportunidades, el
ascenso de la criminalidad y la inequidad, señalando a América Latina como la región
más desigual del planeta.
Bolivia tiene todos esos problemas y algunos de ellos tal vez potenciados, por lo que
urge un nuevo modelo basado en la ética, en el que sean participes tanto el gobierno
como las empresas y los ciudadanos.
El contexto actual exige que la empresa se convierta en un agente para el beneficio del
mundo1, a través de la incorporación de la Responsabilidad Social como una
1
Rubén Campos Olazábal, Gerente de Comunicaciones, Perú 2021
filosofía organizacional, en la que el éxito empresarial implica ir más allá de los buenos
resultados económicos.
Para el mundo de hoy, las empresas son
responsables, también, por el desarrollo
social y ambiental así como del reporte de
sus resultados en estos aspectos.
La RSE es la forma ética de gestión que
implica la inclusión de las expectativas de
todos los “stakeholders” o grupos de interés
(accionistas,
empleados,
clientes,
comunidad, medio ambiente, gobierno y
proveedores) relacionados a la empresa en
el planeamiento estratégico de la misma. El
objetivo de la RSE es promover el
desarrollo sostenible sobre la base de un enfoque de triple línea de acción: balance
económico, ambiental y social.
La empresa debe satisfacer dos necesidades básicas: una es la de proveer bienes y/o
servicios que la gente no puede generar por sí misma de manera eficiente. Y la otra es
que la empresa debe satisfacer una necesidad social. Por lo que, de un modelo de
gestión orientado exclusivamente a los resultados económicos, se debe pasar a uno
más complejo y multidimensional en el cual se agregue confianza y valor a las
relaciones con todos los grupos de interés de la empresa, como camino para lograr la
sostenibilidad de nuestro negocio.
El incorporar programas de gestión socialmente responsables ayudará a tomar mejores
decisiones, a construir un futuro sostenible para la empresa y su comunidad, y a crear
una excelente imagen de su marca y organización; en suma, se convierte en algo
económicamente rentable. Por ejemplo, a nivel de los costos operativos se da una
reducción en los gastos de contratación y entrenamiento porque se disminuye la
rotación de personal, y el consumidor informado prefiere adquirir productos y/o
servicios de empresas que causan impactos positivos en la sociedad y que no dañan el
medio ambiente.
La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se está transformando de manera
creciente en una variable competitiva de reconocimiento mundial, y la sociedad en
general espera e incluso exige que las empresas sean el agente de cambio para
mejorar su calidad de vida.
Katya Collao Grandi
Asesora Técnica de ASOFIN
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