Orvieto (Italia) - 1264

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Orvieto (Italia) - 1264
CategorÃ-a : HISTORIAS 5
Publicado por Admin el 11/6/2015
Orvieto (Italia) - 1264
Orvieto es una ciudad de la UmbrÃ-a, región italiana que ha dado a la Iglesia innumerables santos.
Basta mencionar a San Francisco, Sta. Clara de AsÃ-s, Sta. Clara de Montefalco, San ValentÃ-n,
San Benito, Sta. Rita, etc. La ciudad, anidada en la cima de una montaña, hace pensar en lo
trabajoso que habrá sido para sus ciudadanos comunicarse con el mundo antes de este siglo. En la
actualidad, cuando Orvieto parece estar alejada y olvidada, los hijos de Orvieto del siglo XX, en su
mayorÃ-a, prefirieron las ciudades grandes de las planicies a vivir por las nubes. Sus grandes
edificios, especialmente su catedral, parecen un recuerdo de otros tiempos muy distantes donde
allÃ- se vivió intensamente la fe, el arte y el deseo de hacer algo grande por Dios
Orvieto no se puede olvidar porque allÃ- se encuentra un prodigio divino. Su catedral es custodia de
un milagro eucarÃ-stico que se puede venerar en la capilla izquierda. Se trata de un corporal que
muestra la Sangre que brotó de una Sagrada Hostia.
El milagro:
El Padre de Praga era un hombre de grandes virtudes, pero a causa de las corrientes ideológicas
que se desataron entonces, estaba teniendo dudas sobre la presencia fÃ-sica de Jesús en la
EucaristÃ-a. En 1264 acudió en peregrinación a Roma para pedir sobre la tumba de San Pedro la
gracia de una fe fuerte. En su camino hacia Roma, paró una noche en la pequeña ciudad de
Bolsena, como a 70 millas al norte de Roma. Se quedó en la Iglesia de Santa Cristina. El Padre
Pedro pidió celebrar Misa en ese altar, estaba buscando toda la ayuda que pudiera encontrar y
solamente conocÃ-a una manera: pedir. Él tenÃ-a fe, pero no lo sabÃ-a. No pedÃ-a ayuda fuera
de la Iglesia, no pedÃ-a ayuda a los hombres. Él sabÃ-a que la única forma en que él podÃ-a
recobrar su fe y hacerse santo era a través de Nuestro Señor Jesús. Por lo tanto, la siguiente
mañana hizo la única cosa que sabÃ-a hacer. Fue al altar de Santa Cristina a celebrar la Santa
Misa. Como era su costumbre, oró antes de la Misa por la gracia que necesitaba: la fe. Oró con
mucho fervor a Dios. Su oración fue la misma: suplicaba por la fe para creer sin ninguna duda que
el regalo que se nos habÃ-a dado en la Última Cena, que se le habÃ-a dado a él el dÃ-a de su
ordenación, era realmente el cuerpo de Cristo.
Comenzó a celebrar la Misa, como de costumbre. En el momento de la Consagración, elevó la
hostia muy alto sobre su cabeza y dijo las palabras que mandó Jesús. Cuando pronunció: "ESTO
ES MI CUERPO", el pan sin levadura se convirtió en carne, y empezó a sangrar profusamente, la
sangre cayó sobre el Corporal. El sacerdote, asustado, y no sabiendo exactamente qué hacer,
envolvió la hostia en el Corporal, dobló el Corporal, y lo dejó en el altar. Cuando se iba, gotas de
sangre cayeron en el piso de mármol enfrente del altar. El Padre Pedro, inmediatamente, fue a
decir lo que habÃ-a sucedido al Papa Urbano IV, que en ese tiempo estaba en Orvieto, a poca
distancia de Bolsena.
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El Papa mandó a un Obispo al lugar para que hablara con el sacerdote de la Iglesia y poder
verificar lo que el Padre Pedro le habÃ-a dicho y para traer a Orvieto la Hostia Sagrada y el
Corporal. Cuando el Papa Urbano IV vio aquel milagro, llamado "El Milagro EucarÃ-stico", se
arrodilló al ver al Señor convertido ante él, en forma fÃ-sica, en el corporal sagrado. Recibió el
Corporal Milagroso del Obispo, fue al balcón del Palacio Papal, lo elevó reverentemente y se lo
mostró a las personas de la ciudad; proclamando que el Señor realmente habÃ-a visitado su
pueblo, declaró que el Milagro EucarÃ-stico de Bolsena realmente habÃ-a disipado las herejÃ-as
que habÃ-an estado extendiendo sin ton ni son por Europa.
El año 1290 el Papa Nicolás IV, a petición del clero y del pueblo, colocó la primera piedra de la
nueva catedral de Orvieto, donde aún se encuentra la sagrada reliquia.
Fiesta de Corpus Christi:
Durante el año siguiente, el Papa Urbano IV se ocupó casi exclusivamente en la labor de escribir
la Bula Papal, Transiturus, la cual fue publicada el 11 de Agosto de 1264. Con esa Bula Papal
instituyó la Fiesta de Corpus Christi, en honor del SantÃ-simo Sacramento, la EucaristÃ-a. El
mismo Papa Urbano IV encargó a Sto. Tomás de Aquino la preparación de un oficio litúrgico
propio para esta fiesta y la creación de cantos e himnos para celebrar a Cristo EucaristÃ-a. Entre
los que compuso está la sublime secuencia “Lauda Sión― que se canta en la Misa de Corpus
Christi.
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