11.procesos psicologicos en la relacion hombre-ambiente

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11. PROCESOS PSICOLOGICOS EN LA RELACION
HOMBRE-AMBIENTE
Entender como la percepción y la cognición, entre otros, median en la
relación entre la acción humana y el ambiente, ha sido considerado por algunos
autores como el auténtico dominio de la psicología ambiental (Stokols, 1977).
En estos procesos intervienen, según Rodríguez (1985), tres elementos
fundamentales: un medio físico u objetivo, al cual hay que conocer y
comprender para desempeñarse apropiadamente'en él; un organismo biológico dotado de capacidades para almacenar información ambiental, imaginar
situaciones y conductas, y buscar eficacia y competencia en sus relaciones con
el medio; y un esquema simbólico fruto de la actividad cognoscitiva del
organismo, que constituye un modelo subjetivo del medio objetivo, modificable por la experiencia, utilizable en la simulación y en la toma de decisiones
y cuya adecuación o no con el ambiente real condiciona la eficacia de la acción.
Como una forma de esquematizar un proceso continuo en el cual muchos
autores no aceptan división, se habla de sensación, percepción y cognición
como conceptos que ayudan a entender la relación hombre-ambiente desde la
perspectiva que hemos venido desarrollando, La sensación está directamente
relacionada con la constitución biológica del individuo; es definida como el
resultado en el organismo de perturbaciones ambientales que actúan sobre las
superficies receptoras sensibles conectadas al sistema nervioso. El hecho de
enfatizar en los componentes sensitivos y neurológicos del proceso, nos lleva
sólo a considerarla en su definición que destaca su Importancia como etapa
inicial en la exposición de todo organismo a una realidad ambiental (ibid).
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El término percepción, según Downs y Stea (1973), define los procesos
psicológicos que ocurren ante la presencia de un objeto y los resultados que
llevan a su inmediata aprehensión por uno o más sentidos. La captación de
información se realiza en el entorno inmediato (Downs y Stea, 1973) Y es
extraída o recibida por el organismo para dar respuesta a su necesidad de
adaptarse y para hacer frente a las exigencias de la vida (Forgus, 1978), a través
de la toma de decisiones que hagan posible una acción inteligente dirigida a
un fin. Proceso en el cual el ser humano capta, selecciona y organiza la
información proveniente del mundo exterior (Rodríguez, 1985).
Esta información, recibida o extraída, está condicionada por factores
relacionados con la acción en el espacio y por factores de orden psicosocial,
los cuales definen la intensidad del proceso perceptivo. Entre los primeros se
pueden mencionar la experiencia directa en el espacio que se habita, el uso que
se hace de sus elementos constitutivos y la manera cómo éstos están organizados en el conjunto. Aspectos en los cuales tienen influencia el tamaño de la
unidad espacial, su morfología, la distribución de los elementos con los cuales
el individuo se relaciona y las posibilidades y medios de desplazamiento en el
espacio. En cuanto a los segundos, la experiencia anterior, el pasado cultural,
las aspiraciones, expectativas y miedos, el contexto informativo y los sistemas
de valores, entre otros, actúan como filtros a las informaciones extraídas (Pol
1 Urrútia, 1981).
Es así como se puede afirmar que el ser humano al percibir relaciona los
tres factores esenciales en los cuales se desenvuelve: organismo, ambiente y
cultura (Aragonés, 1985) yen consecuencia los recursos básicos para interpretar la información que ofrece el ambiente dependen del contexto sociocultural
en el cual el sujeto se desenvuelve (Corraliza, 1987). Todo ello se traduce en
diferencias entre las características y complejidad del espacio objetivo en el
cual vive y actúa el individuo y las del espacio por él percibido.
En las denominadas etapas superiores del proceso percepti vo, la persona
comienza a hacer uso de sus estructuras cognitivas. El origen de la palabra
cognición se encuentra en el vocablo latino cognitio que significa acción de
conocer o llegar a saber. La relación entre percepción y cognición así como la
conveniencia de separar ambos procesos, es un tópico en discusión entre
muchos autores. Downs y Stea (1973) afirman que ambos términos hacen
referencia a los procesos responsables de la organización e interpretación de
la información, pero la percepción está más directamente referida a los
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receptores sensoriales y su función se restringe a los eventos que acontecen en
el entorno inmediato de la persona. Por su parte la cognición es un término más
general, relacionado con experiencias pasadas o con acontecimientos que se
piensa puedan suceder en un futuro. Afirman estos autores que la distinción
más útil entre ambos términos, desde la perspecti va de la relación del indi viduo
con el espacio que habita, fue aportada por Stea en 1969 (ibid). Este sugirió que
la cognición ocurre en un contexto espacial cuando la unidad geográfica que
interesa conceptualizar es de una extensión tal, que no puede ser percibida o
aprehendida en una visión panorámica. Estos espacios a gran escala son
cognitivamente organizados y aprehendidos en la memoria en una forma que
permite incluir objetos y eventos ubicados fuera del campo sensorial inmediato del individuo, pero con los cuales ha interactuado con anterioridad.
En un sentido general la cognición incluye conceptos como sensación,
percepción, imaginación, retención, recuerdo, razonamiento, solución de
problemas, juicios y evaluaciones. También procesos por los cuales la
información obtenida por los receptores sensoriales del organismo es seleccionada, codificada, reducida, elaborada, almacenada, recuperada, descodificada
y utilizada. Sin implicar ello necesariamente un proceso lineal (Moore y
Golledge, 1976).
Al abordarse este término en un contexto ambiental es comúnmente
adjetivado como cognición ambiental. Ella se refiere al conocimiento,
imágenes, información, impresiones y creencias que individuos y grupos
tienen acerca de los aspectos constitutivos, estructurales y simbólicos del
ambiente físico, social, cultural, económico y político, bien sea éste real o
imaginado. Es decir, no sólo se refiere a la información extraída o recibida por
la persona, con sus implicaciones de validez y certeza, sino también admite la
subjetividad de las creencias (basadas en información que en muchos casos no
corresponde con la realidad); los sentimientos, significados personales y
simbolismos colectivos y las imágenes e impresiones que las personas se
forman de los elementos del ambiente. Además, el concepto no solo se limita
al ambiente físico (aunque las investigaciones se han focalizado en él) sino
también incluye el ambiente total de vida con sus aspectos socioculturales,
económicos y políticos (ibid).
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