El muslo de CR7

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El muslo de CR7
Manuel Jabois
También a mí, si firmase una columna redonda, me darían ganas de incorporar una foto
al final del texto en la que se me viese encogiéndome de hombros y mirando al tendido de
manera muy sobrada, como diciendo “esto es lo que hay”. Saldría de trabajar con el teclado
firmado por todos mis compañeros metido dentro de la camisa y atendiendo a la prensa en el
túnel de vestuarios. “Fantástica la última subordinada, MJ”. “Lo importante es que mañana el
periódico salga bien y que la redacción esté unida”. “Qué sintaxis, maestro, qué sintaxis; cómo
nos humillas”. Esto no se da porque nunca he escrito pieza que lo mereciese y el periodismo no
es un espectáculo salvo cuando naufraga. El fútbol, sin embargo, sí lo es, mal que les pese a los
sensibleros de la corrección que prefieren ver en los astros actitud de funcionario de ventanilla.
Cristiano enseña el muslo cuando atruena poniendo cara de chulito, tira faltas desde
donde quiere y cada aspaviento suyo llena las tertulias porque es depositario de las señas de
identidad de un deporte grandilocuente que sostiene el viejo espíritu del circo romano por
jugadores como él, que son en el campo como en la vida, o incluso más. La arrogancia de
Cristiano es una especie de fuero al que no todos podemos aspirar. Reprochárselo es reprochar
el modelo de negocio, que necesita guapos, ricos y famosos porque sin ellos no podríamos
distinguir a los humildes, con el estrés que da eso.
La liga del Madrid la lleva sensualmente en su pierna como una cabaretera cachonda, y
al retirarse debería donar ese muslo al club para que cuelgue de la grada del Bernabéu como una
pata de jamón y acudir al homenaje, desconcertado, con una muleta de brillantes.
El Mundo, 13/4/2012
I.
Comentario del texto (0-4 puntos).
I.1. Establecimiento del tema del texto, breve resumen de su contenido y descripción y
explicación de su esquema organizativo –partes temáticas constitutivas del texto y
articulación de estas- (3 puntos).
I.2. Explicación y valoración de las ideas expuestas a partir de la cultura del alumno y de su
conocimiento del mundo (1 punto).
II.
Cuestiones (0-2 puntos cada una) [Elige un solo bloque]:
II.1. Analice la estructura interna de las siguientes unidades léxicas, descomponiéndolas en
sus formantes morfológicos básicos e indicando expresamente el tipo de morfemas que se
advierte en cada caso: “encogiéndome” (línea 2), “sensibleros” (línea 9), “arrogancia” (línea
15). A continuación, señale la categoría léxica a las que pertenecen y la clase en la que se
incluyen según su estructura (simple, derivada, etc.). Por último, explique el significado de
“fuero” (línea 15) y “liga” (línea 19) en el contexto en que aparecen.
II.2. Comente los aspectos más relevantes de la modalización en el texto.
II.3. El lenguaje poético de Miguel Hernández: principales símbolos y figuras retóricas más
destacadas.
II.1. Analice sintácticamente la siguiente oración: “La arrogancia de Cristiano es una
especie de fuero al que no todos podemos aspirar” (líneas 15-16).
II.2. Comente la cohesión léxica del texto.
II.3. Luces de bohemia en su contexto histórico-literario.
El tema es la vanagloria que rodea el mundo del fútbol.
El tema es la fascinación que ejerce el fútbol en la gente.
El tema es la exaltación desorbitada de figuras como Ronaldo.
El tema es la crítica a la sacralización del fútbol para alienar a la gente.
Un resumen posible de este texto sería el siguiente:
Por muy bien que uno haga las cosas en su actividad profesional, es solo en el
fútbol donde encumbramos a los jugadores al pedestal de dioses. Este es el caso de
Ronaldo, que muestra con orgullo sus cualidades y se distingue en todos los sentidos –
incluido el económico- del común de los mortales. Gracias a su pierna, que vale su peso
en oro, el Real Madrid ganará la liga. Admirémosla, por tanto, en todo su esplendor.
La estructura del texto presenta un primer párrafo de introducción al tema que
se desarrollará a continuación. Expone la idea de triunfo asociado al éxito profesional,
comparando la excelente labor de un periodista (el mismo autor, líneas 1-5, argumento
de experiencia personal, aunque se trate modestamente de una mera hipótesis, reforzada
incluso con citas directas de un diálogo imaginado, líneas 5-6) con la de un futbolista
(argumento analógico). Esta comparación lleva al autor a la idea (líneas 8-9) de que no
pueden equipararse ambas profesiones, pues el fútbol tiene repercusión mediática y el
periodismo no (contraste u oposición de ideas). No obstante, matiza que el periodismo
puede convertirse en espectáculo “cuando naufraga” (argumento de concesión o
reserva). Seguidamente, en la línea 10 contraargumenta la postura de quienes
consideran el fútbol una actividad anodina.
El segundo párrafo particulariza lo expuesto anteriormente mediante el ejemplo
significativo de Cristiano Ronaldo, extraído de la actualidad más reciente. Esta figura
representa a un deporte que es comparado analógicamente con los juegos romanos
(líneas 13-14). Como en éstos, su valía como jugador y como hombre es inalcanzable
para la mayoría de los mortales (línea 15). En eso consiste su poder de atracción, porque
gracias a él la gente distingue la excelencia de la mediocridad (líneas 16-17, argumento
de generalización indiscutible).
El tercer parágrafo, en forma ya de conclusión, contiene una hipótesis sobre el
futuro del jugador, al que se rendirá culto por la eficiencia de su pierna derecha,
convertida en reliquia, no sin antes haberle colmado de riquezas. Implícitamente, dada
la ironía de este párrafo, podríamos considerar como tesis el tema apuntado al inicio de
nuestro comentario: la excesiva mitificación a que sometemos a figuras como Ronaldo.
Por lo que respecta a los principales rasgos de cohesión léxica, podemos definir
esta propiedad textual como el conjunto de mecanismos lingüísticos y más en concreto
semánticos que dotan de unidad global de sentido al texto, en consonancia con la
coherencia de las ideas desarrolladas en el mismo y con su adecuación a un contexto o
situación determinados pragmáticamente.
Partiendo de lo más general, el campo conceptual más relevante del texto es, sin
duda, el futbolístico: “túnel de vestuarios, espectáculo, campo, liga, grada-tendido (casi
sinónimos), el Madrid-club, Bernabéu, fútbol (palabra clave)-deporte grandilocuentemodelo de negocio-circo romano (sinonimia referencial), jugadores-astros (antónimos
de funcionario de ventanilla e hiperónimos del hipónimo CR7-Cristiano-depositario,
que a su vez presenta el halónimo pierna-muslo-pata de jamón), faltas, guapos, ricos y
famosos, chulito-arrogancia-sobrada (antónimos de humildes), tertulias”.
Relacionado por oposición con él encontraríamos el más restringido del
periodístico: “columna-texto-pieza (sinónimos), foto, teclado, tertulias, compañeros,
prensa, periódico-periodismo (derivación léxica), redacción, escrito, subordinada,
sintaxis”. Como vemos, en cada campo conceptual se establecen diversas relaciones
semánticas que conectan las unidades léxicas entre sí, lo que permite al lector guiarse en
la interpretación correcta del discurso.
En cuanto a los mecanismos lingüísticos que expresan la subjetividad del
emisor, es decir, el mayor o menor grado de modalización presente en el texto, podemos
afirmar que dado el carácter esencialmente argumentativo del artículo predomina una
visión o perspectiva personal del tema. Así, por ejemplo, los deícticos personales
relativos a la primera persona del singular son abundantes: “a mí”, “me”, “mis
compañeros”, “he escrito”, etc. Pero en ocasiones se emplea el plural inclusivo o
asociativo para incorporar al lector al punto de vista del emisor: “podemos” o
“podríamos”.
La modalización valorativa, aquella que selecciona un vocabulario marcado
positiva o negativamente, es evidente cuando se emplean términos como “mal que les
pese”, “chulito” (con un sufijo despectivo), grandilocuente, viejo (adjetivos
valorativos), arrogancia (sustantivo valorativo)… También algunos cuantificadores
manifiestan cierta valoración por parte del autor: “muy sobrada” o “incluso más”.
La modalización deóntica es aquella que dirige el emisor a los receptores para
influir en su conducta. Se vale de perífrasis modales tanto de obligación como de
posibilidad: “podemos aspirar”, “podríamos distinguir” o “debería donar”. En este
mismo tipo de modalización incluiríamos la formulación de hipótesis, que se traduce en
la aparición de subordinadas condicionales y verbos en condicional: “si firmase…me
darían”, “Saldría…”.
Por último, repasaremos los recursos expresivos más significativos utilizados
por el autor del texto para incrementar la expresividad del mismo y resultar así más
efectivo. Hipérboles como “el teclado firmado”; metáforas como “naufraga” por
fracasa, “atruena” por vocifera o “fuero” por capacidad exclusiva; o símiles “como en la
vida”, “como una pata de jamón” o “como una cabaretera”. En estos ejemplos se
comprueba la función poética del lenguaje ligada a la función expresiva o emotiva que
es la que más caracteriza a la modalización.
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