Bloqueadores beta en el tratamiento de la hipertensión

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ÁMBITO FARMACÉUTICO
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FARMACOLOGÍA
Bloqueadores beta en el tratamiento
de la hipertensión
ROBERTO LÓPEZ LÓPEZ
Doctor en Farmacia. Analista clínico.
El corazón y las arterias son los órganos que más alteración sufren
en la hipertensión arterial (HTA). Desde el punto de vista clínico,
la HTA presenta dos problemas: el diagnóstico y el tratamiento.
Los bloqueadores beta permiten controlar la presión arterial e influyen
en el remodelado ventricular debido a la reducción de la poscarga,
de la contractilidad miocárdica y de la tensión sobre la pared ventricular.
Por ello, son fármacos de una gran utilidad en el tratamiento de pacientes
hipertensos, enfermedades como la angina de pecho, el infarto de miocardio
y la insuficiencia cardíaca.
C
uando las medidas dietéticas no
son suficientes para controlar la
presión arterial, se recurre a una
terapia farmacológica. Existen
diversos grupos de fármacos con
demostrada eficacia antihipertensiva
y la elección de uno de ellos se realiza a partir de las características del
paciente, entre otros aspectos. En
principio, los fármacos más usados
fueron los diuréticos y los bloquea76 OFFARM
dores beta, que se consideran como
terapia de primera elección. Como
fármacos alternativos aparecieron
los antagonistas del calcio y los
inhibidores del ECA. En la actualidad se consideran como fármacos de
primera elección diuréticos, bloqueadores beta, antagonistas del calcio e
inhibidores del ECA.
Para elegir el tratamiento adecuado, se debe tener en cuenta que
el paciente puede estar sometido a
factores clínicos concomitantes
como diabetes, obesidad, gota,
enfermedades cardiovasculares,
hipertrofia ventricular izquierda,
angina de pecho, etc. En este sentido, los bloqueadores beta pueden
complicar problemas de asma y
enfermedades vasculares periféricas
y pueden mejorar la angina de
pecho y la migraña. Por otro lado,
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los individuos de raza negra responden mejor a los diuréticos y los
antagonistas del calcio que a los bloqueadores beta y a los inhibidores
del ECA.
El tratamiento de la HTA se inició antes de la segunda guerra
mundial con el empleo de bloqueantes posganglionares. Según las
normas de la OMS, el primer escalón en el tratamiento de la HTA es
el empleo de diuréticos y bloqueadores beta. En cuanto a la conveniencia de comenzar con diuréticos
o con bloqueadores beta, los resultados son controvertidos. Los diuréticos tienen una buena tolerancia, son fáciles de administrar y
reducen las complicaciones cardiovasculares, excepto la enfermedad
coronaria, mientras que los bloqueadores beta presentan una
acción cardioprotectora y además
tienen un efecto beneficioso frente
a otras patologías como glaucoma,
migraña o arritmias.
En los últimos años
se han descubierto
bloqueadores beta que
muestran una mayor
afinidad por los
receptores beta,
hablándose de
bloqueadores beta
cardioselectivos
Tanto diuréticos como bloqueadores beta pueden alterar el metabolismo de lípidos e hidratos de
carbono. Por estos y otros motivos
están siendo desplazados por inhibidores del ECA y antagonistas del
calcio, de similar eficacia terapéutica en el tratamiento de la hipertensión y que casi carecen de efectos adversos.
Las primeras investigaciones
sobre bloqueadores beta se iniciaron en la Imperial Chemical Industries (ICI). En 1962 se desarrolló
el pronetalol y con posterioridad el
propanolol. En principio se emplearon en la angina de pecho, pero
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Tabla 1. Órganos de actuación de los bloqueadores beta
Órgano
Efecto
Sistema nervioso central (SNC)
Inhibición de los centros vasomotores
Corazón
– Descenso de la frecuencia cardíaca
– Disminución del volumen minuto
Células yuxtaglomerulares
Inhibición de la liberalización de renina
Barorreceptores
Aumento de la sensibilidad de estos receptores
Membrana
Algunos estabilizan la membrana, reducen
el potencial de acción y tienen un efecto
vasodilatador directo
Sistema circulatorio
Actúan sobre los receptores alfa y tienen
un efecto vasodilatador directo
Sistema nervioso simpático (SNS)
Alteración del metabolismo de catecolaminas
ya en 1976 se aprobó su utilización en el tratamiento de la HTA.
Durante los últimos 25 años se
han convertido en fármacos de
elección en el tratamiento de la
hipertensión por su efecto inhibidor betaadrenérgico y por ser antagonistas competitivos de los transmisores del sistema nervioso simpático, dando como resultado una
vasodilatación.
Clasificación
Los bloqueadores beta se clasifican
según la actividad adrenérgica o
simpaticomimética intrínseca
(ASI), la selectividad del órgano, la
actividad vasodilatadora y la actividad estabilizadora de la membrana.
Actividad adrenérgica o simpaticomimética intrínseca (ASI)
Algunos bloqueadores beta muestran un efecto adrenérgico intrínseco conocido como actividad simpaticomimética intrínseca. Se trata
de una propiedad de agonismo
parcial capaz de estimular los
receptores beta.
Los bloqueadores beta con ASI
inducen menos bradicardia que el
resto y reducen la taquicardia
debida al ejercicio, pero su actividad es más débil y su utilidad clínica es discutida.
món, hígado y otros órganos (tabla
1). En los últimos años se han descubierto bloqueadores beta que
muestran una mayor afinidad por
los receptores beta1, hablándose de
bloqueadores beta cardioselectivos
(tabla 2). La estimulación de estos
receptores provoca un aumento en
la fuerza de contracción cardíaca y
en la secreción de renina por el
riñón.
Los bloqueadores beta cardioselectivos son preferidos a los no cardioselectivos (tabla 2) debido a
que tienen menos efectos secundarios. El menor bloqueo de los
receptores beta2 conlleva a una disminución en la contractibilidad
del corazón, dilatación arteriolar y
un mayor flujo periférico y mejor
tolerancia a la glucosa, por lo que
resultan ventajosos en el tratamiento de pacientes diabéticos y
son bien tolerados en pacientes con
enfermedades respiratorias como
asma o bronquitis crónica.
Actividad vasodilatadora
Algunos bloqueadores beta, como
el celiprolol o el labetolol, además
de una acción bloqueadora sobre
los receptores beta, también la tienen, aunque con menos intensidad, sobre los receptores alfa, que
les confiere un efecto vasodilatador
directo y contribuye a reducir la
hipertensión.
Aunque para clasificar los bloqueadores beta se pueden tener
en cuenta todas estas propiedades,
Selectividad del órgano
Los receptores beta1 están presen- en la práctica sólo se considera el
tes en el corazón y riñón, mientras grado de cardioselectividad y de
que los beta2 se encuentran en pul- ASI.
OFFARM
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Tabla 2. Clasificación de los principales bloqueadores beta
Cardioselectivos
No cardioselectivos
Con ASI
– Acebutolol
– Practolol
Con ASI
– Pindolol
– Oxprenolol
– Alprenolol
– Mepindolol
Sin ASI
– Atenolol
– Metroprolol
Sin ASI
– Timolol
– Propanolol
– Sotalol
Actividad estabilizadora
de la membrana
Aunque los efectos inespecíficos
sobre la membrana tienen poca
importancia, salvo al considerar el
potencial antiarrítmico, éste ha
sido uno de los aspectos a tener en
cuenta al clasificar los bloqueadores beta.
Algunos fármacos, como el propanolol o el pindolol, son estabilizadores de la membrana, reducen
el potencial de acción y prolongan
el período refractario.
Se ha demostrado con claridad
que la actividad bloqueante y los
efectos inespecíficos sobre la membrana celular no están relacionados
entre sí, careciendo de importancia
clínica en el tratamiento de la
HTA.
inhibiendo los centros vasomotores. En la actualidad se sabe que
éstos deben pasar la barrera hematoencefálica y su grado de lipofilia
varía mucho, mientras que el
tiempo que tardan en iniciar su
acción hipotensora es muy similar.
Los bloqueadores beta,
al unirse a los receptores
beta, reducen el efecto
de la noradrenalina
sobre los vasos, lo que
disminuye el tono
vasoconstrictor y la
resistencia periférica
Mecanismo de acción
El efecto antihipertensivo de los
bloqueadores beta fue descubierto
en 1963, al observarse un descenso significativo de la presión sanguínea. Pronto aparecieron los
primeros estudios del propanolol
en el tratamiento de la hipertensión. A pesar de los años transcurridos, todavía no se conoce con
exactitud el mecanismo por el
cual estos fármacos reducen la
hipertensión.
Se han postulado varias teorías
que pasamos a comentar a continuación.
Descenso de la frecuencia cardíaca
Fue la primera hipótesis manejada
y se basa en el hecho de que los
bloqueantes producen un efecto
inotropo negativo y reducen la frecuencia cardíaca.
Durante el tratamiento prolongado, el volumen minuto cardíaco
puede volver a sus valores normales, aunque no es frecuente, y la
resistencia vascular periférica se
reduce, estableciéndose una relación directa entre la presión sanguínea y la disminución del volumen minuto.
Por otra parte, hay una serie de
Mecanismo de acción central
contraindicaciones que permiten
La presencia de receptores beta a deducir que éste no es el mecanisnivel central llevó a pensar que los mo principal en la reducción de la
bloqueadores beta podrían actuar hipertensión, o al menos no es el
78 OFFARM
único, ya que los bloqueadores
beta con ASI no disminuyen el
volumen minuto cardíaco, y si lo
hacen es a pequeña escala, aunque
su eficacia como antihipertensivos
es buena. Por otra parte, hay fármacos capaces de reducir el volumen cardíaco a unas dosis inferiores a las necesarias para mostrar
efecto antihipertensivo.
Alteración del metabolismo
de catecolaminas
Esta hipótesis implica al sistema
nervioso simpático (SNS) dado que
la adrenalina puede aumentar la
presión arterial y hay estudios que
indican que el nivel de este transmisor se encuentra elevado en
pacientes con hipertensión esencial. Los bloqueadores beta, al
unirse a los receptores beta, reducen el efecto de la noradrenalina
sobre los vasos, lo que disminuye
el tono vasoconstrictor y la resistencia periférica.
Adaptación de los barorreceptores
Se basa en el hecho de que los bloqueadores beta podrían aumentar
la sensibilidad de los barorreceptores, que se ve disminuida durante
la hipertensión, lo que explicaría
los efectos tardíos de estos medicamentos, aunque no puede considerarse como mecanismo principal.
Inhibicción de liberación de renina
por las células yuxtaglomerulares
La estimulación del sistema nervioso simpático produce un aumento
de la secreción de renina, que sería
reducida por los bloqueadores beta
y podría explicar el hecho de que
los pacientes jóvenes que poseen
actividad de renina elevada respondan mejor que los ancianos que
la tienen disminuida. También
explicaría la diferente respuesta en
función de la raza.
Con todo, hay algunos resultados que nos hacen pensar que éste
no sea el único mecanismo, ya que
hay bloqueadores beta, como el propanolol, que para suprimir la actividad de renina necesitan dosis
mucho menores que las que se precisan para lograr el efecto antihipertensivo. Además, los bloqueadores
beta con ASI son capaces de reducir
la presión sanguínea sin afectar las
concentraciones de renina.
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Farmacocinética
En la actualidad se han sintetizado
unos 100 bloqueadores beta, de los
cuales más de 30 se usan en clínica
y poseen una serie de características que les otorgan propiedades
diferentes. Además, las variaciones
de la estructura del anillo aromático conduce a un elevado número
de diferencias farmacocinéticas. La
variedad de sus propiedades farmacocinéticas (tabla 3) sugiere que la
posibilidad de que se produzcan
variaciones notables es muy elevada, lo que unido a las diferencias
intra e intercelulares individuales
explicaría la amplitud del margen
de las dosis necesarias para lograr
los fines terapéuticos buscados.
Absorción
La absorción varía mucho según
sus propiedades químicas, oscilando entre un 30 y un 90%, aunque,
a excepción del atenolol, la mayoría de agentes se absorbe bien en el
intestino delgado. Los bloqueadores beta hidrofílicos, como el atenolol, no se absorben de forma
completa en el intestino delgado y
casi no sufren metabolismo hepático, siendo excretados por el riñón.
Su penetración en el sistema nervioso central es muy escasa, por lo
que casi no causan efectos neurológicos secundarios, siendo su farmacocinética más sencilla, con pocas
fluctuaciones a nivel plasmático y
una vida media más prolongada, lo
que permite reducir el número de
dosis.
Los fármacos más lipofílicos,
como el metroprolol o el propanolol, presentan una biodisponibilidad pobre y variable, se absorben
en el intestino delgado y se metabolizan en el hígado. Tienen una
mayor penetración en el sistema
nervioso central, una vida media
más corta y, en general, una farmacocinética más compleja, con frecuentes interacciones con otros fármacos.
Transporte
La unión a proteínas plasmáticas
está influenciada de forma significativa por las propiedades farmacológicas y farmacocinéticas y es
muy variable oscilando entre el 15
y el 80%. La unión parece ser
80 OFFARM
Tabla 3. Propiedades farmacocinéticas de los principales bloqueadores beta
Fármaco
Unión a proteínas (%)
Vida media (horas)
Eliminación
Acebutolol
Atenolol
Betaxolol
Labetolol
Metroprolol
Oxprenolol
Pindolol
Propanolol
Timolol
25
5
50
50
12
80
50
95
10
3-4
6-9
15
3-4
3-4
2
3-4
3
4-5
Renal
Renal
Renal
Hepática
Hepática
Hepática
Hepática
Hepática
Hepática
específica para cada fármaco, así, Utilidad clínica
mientras unos se unen sólo a la
albúmina, otros lo hacen a otras Un bloqueador beta ideal deberá
proteínas plasmáticas.
cumplir las siguientes características:
Distribución y eliminación
La distribución por todo el organismo y la eliminación suelen ocurrir de forma rápida. Presentan una
serie de implicaciones clínicas que
varían con aspectos como la raza o
la edad. Los pacientes ancianos
tienden a ser menos sensibles que
los jóvenes, a pesar de tener el aclaramiento disminuido y, a veces,
también la capacidad metabólica,
por lo que presentan mayores concentraciones en plasma, lo que hace
necesario aumentar la dosis para
lograr los efectos clínicos.
En la actualidad
se han sintetizado
unos 100 bloqueadores
beta, de los cuales más
de 30 se usan en clínica
y poseen una serie
de características que
les otorgan propiedades
diferentes
En presencia de enfermedad
renal, cabe esperar que se produzca
una prolongación de la vida media
tanto si se trata de bloqueadores
beta excretados directamente por
el riñón como de aquellos que
sufren metabolización hepática y
cuyos metabolitos son eliminados
en orina.
– Ser cardioselectivo, de modo
que aumente su eficacia y disminuya los efectos secundarios.
– Tener una acción prolongada
de forma que posibilite su administración en una sola toma diaria
y facilite el cumplimiento de la
terapia.
– Ser eficaz a dosis estándar.
– Presentar una farmacocinética
simple con mínimas variaciones
intra e interindividuales.
Los bloqueadores beta son fármacos de primera elección por las
razones siguientes:
– Son capaces de reducir tanto la
presión arterial diastólica como la sistólica.
– Su eficacia antihipertensiva no
decae con el paso del tiempo.
– Disminuyen la presión sanguínea sin mostrar hipotensión ortostática.
– Los efectos adversos son limitados y rara vez obligan a suspender el tratamiento.
Tienen preferencia sobre otros
fármacos antihipertensivos en una
serie de situaciones (tabla 4):
– Cardiomiopatías. La eficacia
antihipertensiva es similar, independientemente de sus características de cardioselectividad y ASI, y
la elección de los diferentes bloqueadores beta se basa simplemente en sus efectos derivados. En el
caso de insuficiencia cardíaca pueden tener mayor ventaja los agonistas parciales, mientras que en
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Tabla 4. Tipos de hipertensión susceptibles de ser tratados con bloqueadores
beta
– Hipertensión asociada a niveles elevados de renina
– Hipertensión asociada a feocromocitoma
– Hipertensión debida a un aumento de la frecuencia cardíaca
– Hipertensión con arritmias
– Hipertensión asociada a tiroxicosis
las enfermedades respiratorias o
insuficiencia circular periférica se
prefieren los cardioselectivos.
Algunos con acción vasodilatadora
tienen ciertas ventajas para tratar a
pacientes asmáticos, pero la diferencia no es grande frente a otros
antihipertensivos.
– Hipertensión asociada a tiroxicosis. Los pacientes con hipertiroidismo, al someterlos al tratamiento con bloqueadores beta,
sufren un descenso de la taquicardia, aunque es difícil reducir la
frecuencia cardíaca a los valores
normales. Los que poseen ASI son
poco eficaces en estos casos. El tratamiento de la hipertensión asociada a tiroxicosis con bloqueadores
beta ofrece la ventaja de que estos
fármacos pueden ejercer una
influencia beneficiosa sobre síntomas y signos extracardíacos del
hipertiroidismo, como en el temblor de las manos, la sudación y el
nerviosismo, e incluso se puede
conseguir una reducción de los
niveles séricos de calcio, que suelen ser elevados.
– Hipertensos que necesiten agentes
vasodilatadores. Cuando se administran vasodilatadores se produce
una taquicardia refleja que mejora
en presencia de bloqueadores beta.
– Hipertensión hipercinética con un
aumento del volumen cardíaco. Los
bloqueadores beta sin ASI disminuyen la frecuencia cardíaca.
– Hipertensión asociada a feocromocitoma. Esta patología produce una
estimulación de los receptores alfa
que provoca vasoconstricción, y de
los beta que causa trastornos del
ritmo cardíaco, aumento de la contractilidad y taquicardia.
– Angina de pecho. En esta patología aparece una situación de desequilibrio entre el aporte y la
demanda de oxígeno. Como no se
puede aumentar el aporte, la solución es disminuir la demanda
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Efectos secundarios
Los bloqueadores beta presentan
una serie de reacciones indeseables,
la mayoría de las cuales se producen al inicio del tratamiento y rara
vez suelen ser dosisdependientes
(tabla 5). Entre los efectos secundarios destacan:
– Los no cardioselectivos pueden
actuar sobre los receptores beta
presentes en el pulmón, aumentando la resistencia de las vías respiratorias, por lo que están contraindicados en pacientes con asma.
– Los muy liposolubles pueden
acceder a nivel central, provocando
trastornos del sueño y depresión.
– En pacientes tratados con
insulina pueden producir hipoglucemia debido a su capacidad para
inhibir la liberación de glucosa de
los depósitos de glucógeno del
músculo esquelético.
– La incapacidad del corazón
para bombear adecuadamente la
sangre, pudiendo derivar en una
insuficiencia cardíaca.
– Pueden producir bradicardia y
alteraciones de la conducción auriculoventricular, incluso con bloqueo total, debido al efecto que
El mayor beneficio
sobre la frecuencia cardíaca.
de los bloqueadores beta ejercen
– Mediante estimulación alfaadrenérgica, o debido a la reducción
es el efecto protector
volumen cardíaco, se puede
cardíaco ejercido sobre del
producir una vasoconstrición y, en
la hipertrofia ventricular algunos casos, angiopatía terminal.
– Disminuye la irrigación periféizquierda, factor de
rica y las extremidades se vuelven
riesgo en la mortalidad frías.
por arritmias ventriculares – Aparición del síndrome de
y accidentes coronarios Raynaud.
– Aumento en las concentraciones plasmáticas de hormona del
crecimiento e inhibición de la síntesis de esteroides.
– Hipertensión que cursa con un
– Trastornos del sistema hemavalor elevado de renina plasmática. topoyético con aparición de agraSuele ocurrir en pacientes jóvenes. nulocitosis y trombocitopenia.
Los bloqueadores beta carentes de
ASI poseen buena capacidad para
reducir la actividad de renina.
Interacciones
mediante el uso de bloqueadores
beta.
– Transtornos del ritmo cardíaco. La
estimulación betaadrenérgica
puede contribuir a la producción
de arritmias. Los bloqueadores
beta son muy útiles en el tratamiento de la taquicardia sinusal y
de las arritmias supraventriculares.
– Hipertensión asociada a insuficiencia cardíaca y/o infarto de miocardio. Los bloqueadores beta disminuyen el efecto cronotropo e inotropo negativo y protegen a los
hipertensos con enfermedad coronaria, especialmente si se emplean
bloqueadores beta cardioselectivos
y sin ASI.
El mayor beneficio de los bloqueadores beta es el efecto protector cardíaco ejercido sobre la
hipertrofia ventricular izquierda,
factor de riesgo en la mortalidad
por arritmias ventriculares y accidentes coronarios.
Las principales interacciones de los
bloqueadores beta son (tabla 6):
– Las dosis altas de ácido acetilsalicílico pueden disminuir la
acción de algunos bloqueadores
beta.
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– Pueden modificar la acción de
antidiabéticos.
– Si se asocian a determinados
antagonistas del calcio pueden
causar complicaciones cardíacas.
– Pueden potenciar la bradicardia de ciertos anestésicos generales, por lo que antes de realizar
una intervención quirúrgica se
debe suspender el tratamiento con
bloqueadores beta.
– La asociación con inhibidores
de la monoamino oxidasa (IMAO)
puede ocasionar cuadros graves de
hipotensión.
Tabla 5. Efectos secundarios
de los bloqueadores beta
– Insuficiencia cardíaca
– Angiopatía
– Hipoglucemia
– Hipertrigliceridemia
– Hipotensión
– Bradicardia
– Síndrome de Raynaud
– Vértigo
– Insomnio
– Espasmos
– Diarrea
– Prurito cutáneo
Efectos sobre parámetros
de laboratorio
Metabolismo de los hidratos
de carbono
La secreción de insulina está
mediada por los receptores beta,
en concreto por los beta2, por lo
que no es de extrañar el efecto que
sobre el metabolismo de los hidratos de carbono tienen los bloqueadores beta. Éstos reducen la secreción de insulina y se produce
hiperglucemia que es menos pronunciada en pacientes insulinodependientes. Además, son capaces de
retrasar el aumento en la glucosa
producida por la estimulación de la
glucogenolisis mediada por la estimulación adrenérgica a través de
los receptores beta2 y enmascaran
los signos de alarma de la hiperglucemia.
El uso de bloqueadores beta cardioselectivos no afecta al metabolismo de la glucosa en igual cuantía
que los no selectivos; en muchos
casos no se aprecian variaciones ni
en los niveles de insulina ni en la
glicemia.
Los no cardioselectivos provocan
un aumento significativo en las
concentraciones plasmáticas de
glucosa mientras que la insulina
sufre un ligero descenso.
En resumen, el efecto, aunque
depende de la dosis empleada, es
menos intenso en el caso de los
bloqueadores beta cardioselectivos,
y muy pequeño en los que poseen
ASI.
Metabolismo de lípidos
Algunos bloqueadores beta repercuten sobre el metabolismo de
DICIEMBRE 2001
– Agranulocitosis
– Hiperpotasemia
lípidos y aumentan las concentraciones plasmáticas de triglicéridos.
Tanto los bloqueadores beta cardioselectivos como los que no lo
son producen un aumento significativo en las concentraciones de
triglicéridos. En el caso de los no
cardioselectivos, puede llegar a ser
del 50%, mientras que con los cardioselectivos parece menor y suele
ser del 20%. El incremento en los
triglicéridos es, además, menos
marcado cuando el bloqueador
beta posee ASI, por lo cual se
puede concluir que los bloqueadores beta cardioselectivos con ASI
son los que producen menos modificaciones en los triglicéridos plasmáticos.
Los bloqueadores beta que combinan cardioselectividad y ASI
reducen de forma notable los niveles de colesterol total y de HDLcolesterol. Los carentes de cardioselectividad y ASI parece que no
sólo pueden incrementar los niveles de triglicéridos, sino que también lo hacen sobre el colesterol
total, la LDL y la VLDL y descender la HDL.
Los bloqueadores beta no cardioselectivos con ASI no alteran los
niveles del colesterol total, ni de las
fracciones, mientras que aumentan
de forma significativa los triglicéridos.
En lo referente al mecanismo por
el cual los bloqueadores beta actúan
sobre el metabolismo lipídico,
aunque no está del todo dilucidado, puede depender del tipo de
bloqueador beta. Generalmente,
durante el tratamiento con bloqueadores beta es característico
una tendencia al aumento en los
niveles de triglicéridos y un descenso en la HDL-colesterol, estableciéndose una correlación entre
ambos. Un descenso en la lipoproteín lipasa (LPL) se acompaña de
un aumento en los niveles de triglicéridos debido al debilitamiento del catabolismo de lípidos. La
formación de HDL-colesterol probablemente resulte del catabolismo de proteínas ricas en triglicéridos, sugiriendo que los cambios
podrían ser mediados por la lipoproteín lipasa.
Tabla 6. Principales interacciones de los bloqueadores beta
Fármaco
Efecto
Antiácidos
AINE
Anticolinérgicos
Anticonceptivos
Antidepresivos
Antihistamínicos
Barbitúricos
Corticoides
Digoxina
Fenitoína
Haloperidol
Litio
Nicotina
Nitratos
Penicilinas
Reserpina
Disminución de la absorción
Disminución del efecto hipotensor
Disminución de la bradicardia
Antagonismo del efecto hipotensor
Bloqueo cardíaco
Aumento de la toxicidad de algunos bloqueadores beta
Aumento del metabolismo de algunos bloqueadores beta
Antagonismo del efecto hipotensor
Bradicardia
Aumento de la toxicidad
Hipotensión y paro cardíaco
Bradicardia
Disminución del efecto hipotensor
Efecto hipotensor aditivo
Disminución de la absorción
Bradicardia e hipotensión
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Esta inhibición de la lipasa puede
atribuirse a una acción directa de
los bloqueadores beta o, secundariamente, al aumento del tono adrenérgico que acompaña al bloqueo
de receptores beta, pudiendo las
catecolaminas desempeñar un
papel en la supresión de la lipasa
del tejido adiposo con el correspondiente incremento en la concentración de triglicéridos y el
descenso en el HDL-colesterol. Los
no cardioselectivos, posiblemente,
inhibirían la actividad de la lipoproteín lipasa en mayor proporción que los cardioselectivos.
Electrolitos
Los bloqueadores beta tienen la
propiedad de elevar las concentraciones plasmáticas de potasio. Son
varios los mecanismos propuestos
y se sabe que por lo menos en
algunos casos puede ser debido a
una reducción en la excreción de
renina, con la consiguiente disminución en la excreción de aldosterona.
Se sabe que la betaestimulación
provoca una caída en las concentraciones séricas de potasio. Mediante estudios en los que se evaluaron los efectos de bloqueadores
beta con ASI y sin ASI, se observó
que con los primeros tampoco se
modificaban los niveles de renina,
pero que con ambos grupos se elevaban las concentraciones séricas
de potasio, lo que llevó a pensar
que este incremento se debe a una
interferencia con el mecanismo de
transporte mediado por los receptores beta en las células musculares
y del hígado. ■
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