CRISTO Y LOS ASTROS

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CRISTO Y LOS ASTROS
En algunos textos antiguos, incluida la Biblia (cf. por
ejemplo, el texto de san Pablo en el que se hace referencia a la
victoria de Cristo sobre los principados, etc.), se habla de que
la fe en Cristo nos libera del poder de los astros.
J.Doresse, en "El Evangelio de Tomás", hace una breve historia del tema en los principales autores. Y se refiere al texto de
Dionisio el Areopagita en el que se menciona el comportamiento
anormal de la Luna respecto del Sol en el momento de la muerte de
Cristo (a muchos visitantes de la biblioteca del monasterio de El
Escorial quizá les pasa desapercibido un cuadro alusivo al tema,
en el que algunos astrólogos, con sus instrumentos de cálculo, se
muestran asombrados ante el fenómeno).
En su carta VII (A Policarpo) y en polémica con Apolófanes,
dice Dionisio: "Pregúntale entonces: ´¿Qué dirás del eclipse
solar ocurrido cuando pusieron en cruz al Salvador?´ Entonces
estábamos los dos en Heliópolis y ambos presenciamos el fenómeno
extraordinario de la luna ocultando al sol sin que hubiera
llegado aún el tiempo para aquella coincidencia. Desde la hora
nona hasta el atardecer estuvo portentosamente situada frente al
sol. Recuérdale también algo que él conoce. Vimos la luna, que
comenzaba a ocultar el sol por oriente, cruzó al lado opuesto al
sol y retrocedió por el mismo sendero. De manera que las
tinieblas y la luz iban apareciendo en sentido diametralmente
opuesto"(Obras Completas, Madrid, 1990, B.A.C.,p. 390). Un
detalle (la plena oscuridad desde Nona a Vísperas) no reflejado
en los Evangelios, pero sí en la variante que ofrece el Codex
Alexandrinus para Lucas 23, 44.
Otros textos hablan de la Cruz cósmica que se formó al
atravesar Cristo las esferas planetarias, cruz que algunos
relacionan con la delineada por el ecuador y la eclíptica y que,
según Platón, estableció el Demiurgo.
¿Qué pensar de toda esta cuestión? ¿Hay algo más que la
victoria de Cristo sobre los "arcontes" por Cristo, a saber, un
milagro cósmico que atestigua el dominio de Cristo sobre los
astros? Ésta es la cuestión.
¿Será la clave de la solución el eclipse solar extraordinario que atestigua Dionisio? ¿Qué concluir del mismo? El
simbolismo está claro: Cristo tiene poder para invertir el orden
cósmico y, en concreto, para alterar el movimiento de la Luna de
manera que ésta pase del aspecto de oposición al de conjunción en
un momento.
Ahora bien, ¿qué significa semejante cambio? No sólo pone de
manifiesto la soberanía de Cristo, también expresa el sentido en
que tal soberanía actúa. El alejamiento de ambas luminarias en la
oposición se transforma en fusión en la conjunción, o sea, el
distanciamiento entre espíritu y alma, o entre Divinidad y
Humanidad se convierte en identificación.
Por consiguiente, la redención operada por Cristo supone la
inversión de la tendencia que hasta ahora arrastraba a la
humanidad, de manera que la distancia entre Dios y hombre queda
"abolida", por así decirlo, aunque no suprimida (es lo que
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expresa plásticamente el desplazamiento de la Luna hasta el grado
del Sol y su retorno a la posición anterior). Es decir, las
leyes cósmicas continúan siendo válidas en lo que se refiere a la
finitud, pero la Redención hace posible la deificación, no al
modo de una absorción de lo finito en lo infinito, sino por medio
de una ocultación de éste por aquél, o sea, a través de un "dejar
ser" lo finito junto a lo infinito.
Concluimos con una observación curiosa: el peculiar eclipse
de Sol que acompaña a la muerte de Cristo y la significa ¿puede
ponerse acaso en conexión con el lema De labore solis ("Del
eclipse de sol"), que caracterizó al Pontificado de Juan Pablo
II, si atendemos a la lista de san Malaquías?
Es indudable que el simbolismo es idéntico, a saber, la
ocultación del "espíritu" por el "alma". Es decir, el "natural"
distanciamiento entre ambos, típico del aspecto de oposición, se
transforma en fusión, en la que uno de los polos viene ocultado
por el otro, como para significar el "retiro" de la Divinidad a
su realidad íntima, a fin de "dejar ser" a la humanidad.
Supuesto que el lema en cuestión es uno de los últimos de la
célebre profecía de san Malaquías, la semejanza entre el milagro
cósmico antes aludido y el lema de la época que antecede
inmediatamente al "fin de los tiempos de las naciones" daría a
entender, pues, que el De labore solis señala si no la culminación del intervalo histórico inaugurado por el eclipse del
Gólgota, sí al menos sus prolegómenos.
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