JUZGADO 1ra INST. EN LO CONTENCIOSO ADM. Y TRIB. Nº 2 Numero : Caratula: Fecha ingreso: EXP 15895 /0 Estado: EN LETRA BENGOCHEA ADRIANA BEATRIZ Y OTROS CONTRA GCBA SOBRE AMPARO (ART. 14 CCABA) 17/03/2005 Datos de la Actuación Fecha de Firma: 20/04/2006 Tribunal Origen: J02 Firmante: GALLARDO ROBERTO ANDRES () Extracto: SENTENCIA Ciudad de Buenos Aires, de abril de 2006.-. VISTOS: I.- Vienen los actores ADRIANA BEATRIZ BENGOCHEA y ERNESTO EDUARDO JOSÉ YBARRA, por derecho propio y en representación de sus hijos menores de edad, bajo el patrocinio del Sr. Defensor ante los Juzgados de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires, e interpusieron acción de amparo, contra el GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES, en los términos del artículo 43 de la Constitución Nacional y 14 de la Constitución de la CABA, por hallarse afectados “...en particular el derecho a la vivienda, a la salud y a la dignidiad, al no reconocerse nuestro derecho a un techo donde alojarnos toda vez que nos es negada la inclusión en los programas de emergencia habitacional....”. Exponen que constituyen una pareja estable desde hace 16 años, y que de dicha unión nacieron sus hijos Ezequiel Orlando Ybarra, de 16 años y Yanina Giselle Ybarra de 13 años. Ambos escolarizados. Señalan que ambos integrantes de la familia trabajaban, y que el año pasado el Sr. Ybarra perdió su trabajo y actualmente solo consigue changas eventuales, y que el ingreso de la Sra. no alcanza para abonar el alojamiento de toda la familia. Manifiestan que son beneficiarios del Plan Jefes de Hogar, que reciben el beneficio del Programa Vale Ciudad por un importe de $116, y que en el año 2003, recibieron el beneficio del Decreto 895/02 y por ese motivo la Secretaría de Desarrollo Social les otorgó un subsidio de $1.800 que fue abonado en cuotas de doscientos, la última de las cuales cobraron en el mes de octubre del 2004. Indican que con los montos percibidos abonaron su alojamiento en el Hotel “Costa Azul”, pero que desde el mes de diciembre no han podido pagar el alojamiento por falta de ingresos. En consecuencia agregan, que requirieron una extensión del beneficio, a lo que en la sede de la Secretaría de Desarrollo Social se les informó que no podrían otorgarles ninguna otra ayuda. Manifestaron que el encargado del hotel los intimó a desalojar la habitación a la brevedad por falta de pago, y en consecuencia en un corto plazo quedarían en la calle, motivo por el cual solicitaron una medida cautelar mediante la que se ordenara al Gobierno de la Ciudad que mientras dure la tramitación de las presentes actuaciones se los incluya, junto a su grupo familiar conviviente en los programas de emergencia habitacional, acorde a la situación familiar planteada. Dicha cautelar fue concedida a fs. 40/41 y se encuentra firme. Asimismo, plantean la inconstitucionalidad del artículo 6º del Decreto Nº 895/2002 “y de toda otra norma que implique restringir el derecho a acceder a los planes de emergencia habitacional que encuentren igual fundamento” (fs10 vta.). Por último, ofrecen prueba y solicitan que se haga lugar a la acción de amparo, ordenándose al Gobierno de la Ciudad que los incorpore a los programas de emergencia habitacional. II.- A fojas 57/61 se presentó el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por medio de su letrado apoderado y contestó la demanda de amparo. Manifestando que toda vez que la actora junto con su grupo familiar había sido incluida en el programa de emergencia habitacional aprobado por el Decreto 895/02, la pretensión amparista se ha tornado abstracta. Luego, efectúa una serie de negativas específicas de los hechos en que basan su pretensión los actores. Postula la improcedencia de la pretensión intentada. Señala que la actora ha sido beneficiaria del Programa de Emergencia Habitacional aprobado por el Decreto Nº 895/02. En consecuencia, estima que no se verifica en autos la lesión clara y notoria de un derecho fundamental. Además, señala que no se acredita un accionar arbitrario e ilegítimo por parte del Gobierno de la Ciudad. Cuestiona, por otra parte, la idoneidad del amparo como vía para la tutela judicial del derecho, pues no hay acto lesivo. En ese orden de ideas, afirma que no hay caso, causa o controversia. A su entender, no existe en la situación de autos una obligación jurídica incumplida. Por otra parte, desarrolla consideraciones acerca de la inexistencia de caso, causa o controversia, como requisitos para habilitar la jurisdicción de un tribunal judicial. Finalmente, solicita se rechace la demanda. III..- A fojas 81/82 tomó intervención el Sr. Fiscal, haciendo lo propio el Sr. Asesor Tutelar a fs. 84/91, quien analiza los antecedentes de la causa. Al examinar el planteo de la demandada, observa que el amparo es una vía idónea para canalizar la pretensión. En el mismo sentido, se refiere, con base en la jurisprudencia local, a los derechos del grupo familiar como consecuencia de la emergencia habitacional. También postula la inconstitucionalidad del artículo 6º del Decreto Nº 895/02. En función de ello, solicita se ordene a la demandada que abone el subsidio habitacional previsto en dicha normativa, al grupo familiar en cuestión, hasta tanto la familia pueda formular una propuesta concreta en los términos del artículo 10 del decreto citado. Asimismo, solicita que se ordene a la demandada que colaborando en evalúe la mensualmente búsqueda de al soluciones grupo familiar, alternativas de superación de la máxima crisis de los amparistas, debiendo remitir un informe mensual al tribunal. IV.- En este estado de las actuaciones, a fojas 92 se llamaron los autos para dictar sentencia. CONSIDERANDO: I.- El objeto de la presente acción pretendido por los amparistas es el de ser mantenidos en un plan asistencial que les permite acceder a un alojamiento, en el marco del Decreto Nº 895-GCBA-2002. Dado que dicho decreto prevé el otorgamiento de un subsidio con esa finalidad, el cual se abonaría en seis cuotas mensuales y consecutivas (v. art. 6º), en el caso se plantea que, ante el agotamiento del beneficio, los accionantes se verían nuevamente en la misma situación de necesidad que determinó su acogimiento al plan. Corresponde poner de manifiesto que mediante el plan aludido se pretende brindar asistencia a familias que se encuentran transitoriamente sin vivienda o refugio alguno por desalojo o por causas no originadas en fenómenos meteorológicos o hechos fortuitos (v. art. 2º del decreto citado). Una de tales prestaciones es el subsidio habitacional, que se concede por única vez, y que los amparistas ya habrían agotado. Cabe consignar que el decreto menciona entre sus fundamentos “la cronicidad de las problemáticas de los sectores más desprotegidos, y la progresiva pauperización de los sectores medios” como factores que contribuían al aumento de la demanda de soluciones a la problemática habitacional. . II.- En primer término corresponde analizar el planteo de la demandada en cuanto sostiene que la cuestión ha devenido abstracta. Sustenta dicha posición en el hecho de que la actora junto a su grupo familiar han sido incluidos en el programa de emergencia habitacional aprobado por el Decreto nº 895/02.- Ahora bien el mencionado decreto que otorga a la familia un subsidio habitacional, establece un plazo de seis meses, y no prevé de que manera se solucionara el problema -de susbsistir-, al vencimiento del plazo. En consecuencia, esta perspectiva, determina que la presente acción no es abstracta, ya que existe, la posibilidad de que los derechos de los amparistas resulten vulnerados. III.- En segundo lugar respecto del planteo de la demandada, respecto de la procedencia de la vía elegida, puedo adelantar que de la lectura de la argumentación vertida al respecto, se advierte que son meras afirmaciones genéricas que no parecen haber reparado en la amplitud con que el amparo se encuentra consagrado en el ámbito local. En efecto, el artículo 14 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires establece la viabilidad de dicha acción (de carácter expedito, rápido y gratuito), siempre que no exista medio judicial más idóneo, “contra todo acto u omisión de autoridades públicas ... que en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por la Constitución nacional, los tratados internacionales, las leyes de la Nación, la presente Constitución, las leyes dictadas en su consecuencia y los tratados interjurisdiccionales en los que la Ciudad sea parte”. Ello no implica sostener que cualquier cuestión, sin más recaudos, es susceptible de ser tratada a través de esta vía sumarísima, pero obliga a ponderar los valores constitucionales en juego y, en particular, la conducta administrativa lesiva y la factibilidad de que la violación encuentre eficaz remedio por este medio procesal. En el caso de autos, en que se encuentra en juego el derecho a una vivienda digna al actor y a su familia, la vía del amparo resulta claramente adecuada. Además, la índole de la cuestión y el carácter manifiesto de la lesión de derechos que se invocan no justifican remitir al actor a las vías procesales ordinarias, cuya eficacia en concreto es dudosa. En efecto, es sabido que la Constitución local (al igual que el art. 43 CN) sólo exige la inexistencia de otro medio judicial más idóneo para que la acción sea viable. Por lo demás, no aclara la demandada cuál sería, en este caso concreto, el remedio judicial más idóneo. En este sentido, sus cuestionamientos son meras generalidades que no tienen en cuenta las constancias de autos. Por consiguiente, no resultan atendibles las objeciones formales de la demandada a la viabilidad de la acción de amparo. Tales objeciones revelan una disconformidad con las normas constitucionales reguladoras de esta garantía (arts. 43 CN y 14 CCBA), antes que una defensa fundada del obrar administrativo. IV.- .En cuanto al fondo de la cuestión, no cabe duda de que los actores alegan la vulneración de derechos de base constitucional y de dicha afectación se sigue un perjuicio personal y directo. En autos no se persigue una declaración general y abstracta de inconstitucionalidad de una norma emanada del Poder Ejecutivo local, sino que, se alega que la aplicación de tal norma en la situación de los actores origina un gravamen constitucional. Se trata de determinar si los medios elegidos por la demandada resultan compatibles con la Constitución y las normas internacionales de derechos humanos vigentes en nuestro país, desde la perspectiva de su aplicación en un caso concreto. En este marco, la cuestión central estriba entonces en definir si la vivienda es o no, en nuestro marco jurídico un derecho exigible o una mera alusión programática en el contexto constitucional. Como se ve el tema es crucial, en tanto si sólo se encuentra en cabeza de los accionantes la facultad de “solicitar” al Estado una ayuda será discrecional por parte de la administración el proveerla o no, mientras que, si entendemos a la vivienda como un derecho efectivo, la “solicitud” podrá válidamente ser reemplazada por una “exigencia” por parte de los accionantes en tanto gozarían de un derecho y no de una mera intención gubernativa. La suerte que demos a la cuestión, será por ende la que determina la suerte final del pleito en tratamiento. Así, tanto más grande será la discrecionalidad de la administración cuanto más débil sea la titularidad de derechos de los carenciados y marginales. Además, los plazos que establezcan los programas devendrán constitucionales o no, en función de lo que se resuelva sobre la cuestión. El marco constitucional local se sustenta en las previsiones de los arts. 31 y 20 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El primero señala que ...”La Ciudad reconoce el derecho a una vivienda digna y a un hábitat adecuado”... indicando luego diversas líneas operativas posibles (que entiendo como meramente ejemplificativas y no taxativas o limitativas de la previsión general inicial). Por su parte, el art. 20 establece que la Ciudad “...garantiza el derecho a la salud integral que está directamente vinculada con la satisfacción de necesidades de alimentación, vivienda, trabajo....” (la negrita y tipografía especial son propias). En el ámbito nacional, el art. 14 bis de la Constitución Nacional, [ que por más olvidado que se encuentre, continúa aún vigente], establece en su último párrafo que ...”El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e irrenunciable. En especial, la ley establecerá: ....()....y el acceso a una vivienda digna.” (negrita propia). En el mismo texto constitucional local y específicamente en el inc. 22 del art. 75, se otorga jerarquía constitucional a la Declaración Universal de los Derechos Humanos y al Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales. La primera, en su art. 25 establece que ...”toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, a sí como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica...” Por su parte, el tratado, dispone en el art. 11 que ...” Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso alimentación , vestido y vivienda adecuados y una mejora continua de las condiciones de existencia. Los Estados tomarán medidas apropiadas para asegurar la efectividad de este derecho ...” (negrita propia). Lo mismo señala, a través de la jerarquización constitucional del art. 75 inc. 22, la incorporada Declaración de los Derechos del Niño, que en su Principio 4 última parte establece que “...El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados...”. (negrita propia). La lectura del marco normativo aplicable al caso, efectuada desde una interpretación que armonice lo histórico con lo económico social y lo político jurídico, permite concluir en el carácter operativo de las premisas constitucionales y supranacionales. Aún para los que entienden que las estipulaciones constitucionales nacionales o locales, son en esta materia de naturaleza programática, la claridad de las cláusulas contenidas en los tratados internacionales y el carácter operativo de la supranacionalidad en materia de derechos humanos [la vivienda lo es] dan por tierra con el criterio pretendido. (Ver Gordillo, Agustín, “Derechos Humanos”, 4ta Ed. Cap. II, Fund. Der.Adm –1999). No puede en la actualidad ser otra la lectura sobre la entidad del derecho a la vivienda en nuestro sistema jurídico-político. Además y fundamentalmente, las normas, una a una y en su evolución histórica, han reconocido que el derecho a la vivienda es mucho más que el derecho a un espacio físico delimitado por cuatro paredes. Tampoco se trata de una identificación con el derecho de propiedad o de ser propietario. El derecho a la vivienda entraña el reconocimiento de un ámbito en donde las personas o las familias se encuentran, se identifican en sus roles, se interrelacionan en intimidad y privacidad, comparten un tiempo único y vital. La vivienda es una parte sustancial de la vida humana digna. Es el ámbito en donde los niños juegan y despliegan su imaginación, en donde son contenidos y se sienten seguros. Pobre o suntuaria, pero digna, la vivienda es esencial al hombre. Aún el herrante, tiene en las culturas nómades un sitio referencial o un transporte que lo aloja. Los animales en su gran mayoría y en la diversidad de sus especies, adoptan diversas formas de hábitat propio que construyen y defienden como parte central de su destino. Hoy, lamentablemente, algunos hombres, tratan de convencer a otros hombres de “la naturalidad” que “ven” en la existencia de los marginales económicos, de los nuevos parias sociales que deambulan por las calles, sin techo y sin cobijo alguno, como en nuestra Ciudad de Buenos Aires. Algunos hombres, digo, tratan de convencernos sobre lo irreversible de esa realidad, pretendiendo que aceptemos la reducción del ser humano a algo aún más degradado que el insecto (que aún en su naturaleza tiene su nido). V.- . Reseñado el marco normativo, debe observarse que los planes regulados por las diversas normas constituyen la manera en que la Ciudad procura cumplir la obligación de asegurar el derecho a una vivienda digna, consagrado en la Constitución Nacional, los instrumentos internacionales de derechos humanos y la Constitución de la Ciudad. En relación con el medio previsto en el Decreto Nº 895-GCBA-2002, se advierten deficiencias que pueden importar, en algunos casos, la eventual desprotección de sus beneficiarios. En efecto, resulta inaceptable que, una vez incluidas las personas en determinado programa –para lo cual se tuvo especialmente en cuenta el estado de necesidad en que se hallaban-, el Gobierno de la Ciudad pueda intentar luego desentenderse de ellas, manifestando que finalizó el plazo de otorgamiento del subsidio. Es que, si no variaron las condiciones que determinaron su inclusión en el plan, las familias involucradas pueden volver a la “situación de calle” en que se hallaban antes de comenzar a recibir los beneficios. Ahora bien, según se desprende del informe de fojas 31 y vta , el grupo familiar de los actores ha sido beneficiario del Programa de Atención a Familias en Situación de Calle conforme Decreto nº 895-GCBA-2002, (artículo 6º ), de modo que, al menos con base en esa norma, los amparistas no tendrían derecho a percibir prestaciones adicionales. Esta situación comporta una verdadera amenaza a derechos constitucionales reconocidos, ya que, como se expresó, el cese del beneficio los obligaría a volver a la situación de calle. En esa medida, estimo que subsisten razones que justifican el mantenimiento de los amparistas en el marco de la asistencia brindada con base en el Decreto Nº 895-GCBA-2002, ya que sus necesidades habitacionales no han sido resueltas. Ello, sin perjuicio de las soluciones que puedan proponerse a través de la autoridad de aplicación de ese régimen, y que puedan llevar a la superación definitiva de la “situación de calle” en que, de otro modo, se hallarían los demandantes. Ahora bien, al establecerse en el artículo 6º un plazo máximo para el otorgamiento del subsidio habitacional, y no preverse alguna otra prestación sustitutiva a la finalización de ese plazo, la consecuencia en los hechos sería que los actores deberían volver a la “situación de calle”, tal como la califica ese mismo decreto, en virtud de lo cual debe evitarse esta posible desprotección de personas que ya contaban con la asistencia estatal. En relación con el artículo 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, que dispone la obligación estatal de adoptar medidas, especialmente económicas y técnicas hasta el máximo de los recursos de que disponga, para lograr progresivamente la plena efectividad de los derechos reconocidos, corresponde efectuar algunas precisiones. Esta norma, es consonante con el artículo 26 de la Convención Americana de Derechos Humanos, que también posee jerarquía constitucional, que alude a las obligaciones de los Estados “en la medida de los recursos disponibles”. Sin embargo, estas disposiciones no pueden ser interpretadas como menoscabo de un derecho reconocido. Ello sería una interpretación contra hominem, contraria a cualquier hermenéutica razonable del sistema de derechos humanos. En el ámbito americano, tal interpretación está expresamente prohibida por el artículo 29 incisos b) y c) de la Convención citada. Por lo expuesto, se estima que el artículo 6º del Decreto Nº 895-GCBA-2002, en tanto lleva al cese de las prestaciones hasta ahora reconocidas a los amparistas, debe ser tachado de inconstitucional en el caso concreto. Por las razones expuestas FALLO: 1.- HACIENDO LUGAR a la acción de amparo promovida por ADRIANA BEATRIZ BENGOCHEA y ERNESTO EDUARDO JOSÉ YBARRA, por derecho propio y en representación de sus hijos menores de edad EZEQUIEL ORLANDO YBARRA Y YANINA GISELLE IBARRA, con patrocinio del Ministerio Público de la Defensa, 2.- DECLARANDO LA INCONSTITUCIONALIDAD del artículo 6º del Decreto Nº 895-GCBA-2002. 3.- ORDENANDO al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires –Ministerio de Desarrollo Social- que: a) abone el subsidio habitacional previsto en el art. 6 de dicho Decreto 895/02 al grupo familiar en cuestión, hasta tanto la familia pueda formular una propuesta concreta en los términos del art. 10 del Decreto citado. y b) remita con periodicidad mensual a este Tribunal un informe socioambiental, en el que consigne la situación del grupo familiar, en especial en lo relativo a la verificación de los extremos del artículo 14 del decreto citado. 4.- IMPONIENDO las costas a la demandada vencida, en atención al principio objetivo de la derrota (art. 62 del CCAyT). Regístrese y notifíquese por Secretaría, a las partes por cédula y a los representantes del Ministerio Público de la Defensa, Tutelar y Fiscal en sus respectivos despachos