2 - IES Jimena Menéndez Pidal

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2.2. Las discapacidades sensoriales.
En este punto del tema vamos a abordar las deficiencias y las discapacidades
de tipo sensorial, es decir, aquellas que afectan a los sentidos mediante los
cuáles obtenemos la información del mundo que nos rodea. Ya sabemos por
todo lo que hemos dado que esa información es completamente necesaria para
desarrollar de forma autónoma las actividades de la vida diaria. Para comer,
vestirnos, andar por la calle, conducir, coger un medio de transporte público,
comunicarnos con otras personas, etc., necesitamos, sobre todo, ver y oír lo
que tenemos a nuestro alrededor. En este punto no vamos a hablar del resto
de los sentidos porque sus deficiencias son muy raras o no afectan demasiado
a la posibilidad de desempeñar actividades o roles. Por eso nos vamos a
centrar en la vista y el oído.
a) Discapacidad visual.
 El sistema visual y su funcionamiento.
El ojo es una máquina muy sofisticada que recoge información luminosa del
exterior. En el siguiente dibujo podéis ver las diferentes partes que lo
componen. Imaginaos que hacéis un corte en un ojo de arriba abajo.
Aparecerán todas las estructuras que veis:
Figura 2: Anatomía del ojo
De todas ellas, las que más nos interesan son la mácula lútea, que es el punto
central donde se produce una mayor agudeza visual, la retina, que es la capa
situada en la parte posterior del ojo y que se estimula de diferente manera en
función de la luz que le llega, y el cristalino, que es la lente que permite
enfocar a los objetos situados a diferentes distancias, además, evidentemente,
del nervio óptico, que lleva la información hasta el cerebro. Resulta
interesante comentar que el punto donde el nervio óptico se conecta con el ojo
es lo que se llama “punto ciego”, porque la luz que llega a ese punto no la
vemos.
El funcionamiento del ojo, en realidad, es fácil de entender. Pensemos que es
Figura 3: Funcionamiento del ojo
como una cámara de fotos. La retina es la película en la que se forman las
imágenes que entran en una cámara oscura a través de una lente, que en el
ojo es el cristalino y en la cámara, el cristal. La luz, al pasar por la lente, se da
la vuelta y se refleja en la retina. Allí, las zonas de luz y las de oscuridad hacen
que unas células que llamamos conos y bastones se pongan en
funcionamiento, transmitiendo al cerebro, a través del nervio óptico, la
información de la imagen que se ha “posado” sobre ellos.
 Capacidades o habilidades visuales.
La capacidad de una persona en cuanto a su visión no solamente viene
determinada por lo bien que es capaz de ver, es decir, por su agudeza visual,
sino por otras muchas habilidades. Es decir, una persona puede tener muy
buena agudeza visual, pero sufrir la pérdida o la deficiencia de otras
habilidades que le dificultan la vida cotidiana. Por eso vamos a ver ahora
cuáles son esas habilidades visuales:
 La agudeza visual: es la capacidad del ojo, en combinación con el
cerebro, para percibir la figura y las formas de los objetos cuando su
imagen cae dentro de la mácula lútea. Cuando eso se produce, una
persona debe obtener una visión nítida de los objetos.
 El campo visual: es la zona de visión central y periférica que en una
persona con una visión normal abarca los siguientes ángulos
o 90º por el lado temporal (es el lado del ojo más próximo a la
oreja).
o 50º por el lado nasal (es el lado del ojo más próximo a la nariz).
o 50º hacia arriba.
o 65º hacia abajo.
 Visión cromática: es la facultad para distinguir los colores y se produce
porque tenemos unas células en la retina que se llaman conos, que
son sensibles a las diferentes longitudes de onda que reflejan los
objetos.
 Adaptación: el ojo es capaz de acomodar la sensibilidad de la retina a
las diferentes intensidades de la luz. Así, nos adaptamos a la
oscuridad cuando de repente apagan la luz y tardamos unos instantes
en volver a ver con cierta nitidez (eso sí, en gris si no hay luz y con
menos agudeza) y también nos adaptamos a la luz cuando salimos de
un sitio muy oscuro a otro muy iluminado.
 Movimientos oculares. Los ojos se mueven gracias a unos músculos
que rodean el globo ocular, girando en todas las direcciones. Además,
los ojos están alineados, coordinados y equilibrados. Esta situación se
llama
ortoforia.
Hay un tipo de
movimientos
oculares
que
hacen que las
imágenes caigan
siempre sobre la
fóvea.
Son los
movimientos
sacádicos.
Son
esos que vemos
en una persona
Figura 4: Movimientos oculares.
que está mirando
al andén desde el
metro. Parecen como pequeños movimientos laterales del ojo de los
que ni siquiera nos damos cuenta.
 Problemas visuales que se corrigen con medios ópticos.
Las dificultades que mejor conocemos en nuestra vida cotidiana y que tienen
que ver con problemas de refracción, es decir, relacionados con la propagación
de la luz por dentro del ojo como consecuencia tanto de su tamaño como de las
capacidades de refracción del cristalino. Así, podemos diferenciar algunas de
esos problemas habituales:
 Hipermetropía: se produce cuando las imágenes se enfocan por detrás
de la retina porque el ojo es más corto de lo que debiera o porque el
sistema de cristalino y córnea no se acomoda bien a la distancia de
enfoque. La consecuencia es que la persona ve mal de cerca. Hay
que considerar que para que una imagen se vea con nitidez tiene que
haber una determinada distancia entre el objeto, la lente (el critalino) y
la película (la retina). Tal y como vemos en la siguiente figura, si la
lente fuera el critalino y la pantalla de la derecha fuera la retina, un ojo
hipermétrope reproduciría la imagen con nitidez un poco más atrás.
Es decir, que la imagen que se forma sobre la retina sería poco nítida
porque necesitaría un poco más de espacio hacia atrás para formarse
con nitidez. Por eso decimos que se forma “detrás” de la retina,
aludiendo al punto en el que se debería reflejar para verse con nitidez.
Figura 5: Recreación de la visión en el ojo.
 Miopía: se produce cuando las imágenes se enfocan por delante de la
retina porque el ojo es más largo de lo que debiera o porque el sistema
de cristalino y córnea no se acomoda bien a la distancia de enfoque.
Si seguimos con la imagen de la figura 5, en el caso de la miopía la
imagen necesitaría menos espacio para formarse con nitidez, por eso
decimos que se forma “delante” de la retina. La consecuencia es que
la persona ve mal de lejos.
 Astigmatismo: bien por problemas en la córnea o bien en el cristalino,
las imágenes de forman en la retina de una forma borrosa, por lo que
la persona tiene dificultades para ver los objetos con nitidez.
Todas estas situaciones, al ser producidas por un problema de refracción,
pueden ser corregidas por lentes, bien montadas en una gafa o bien en una
lentilla directamente pegada a la córnea. Por este motivo no decimos que son
discapacidades, pues no generan dificultades en el desenvolvimiento cotidiano
de la persona.
 Deficiencia y discapacidad visual: criterios y clasificaciones.
Para que podamos decir que una afección es una deficiencia que provoca una
discapacidad se tienen que dar los siguientes criterios:
 Una disminución o anulación de las capacidades o habiliades visuales:
distinguir diferentes grados de luminosidad, para adaptarse a la luz o a
la oscuridad, percibir los colores, disponer de una amplitud del campo
visual normal o la agudeza visual o varias de estas facultades al
mismo tiempo.
 No es posible conseguir una visión normalizada ni siquiera mediante la
aplicación de medios ópticos compensadores, como gafas o lentillas.
En el caso en que se den esas condiciones decimos que hay una deficiencia
visual grave y, por tanto, una discapacidad visual.
Además de todo lo dicho, las discapacidades visuales se pueden clasificar en
tipos:
Clasificación médica
Visión normal
Baja visión
Ceguera
Clasificación educativa
Visión normal
Baja visión
moderada
Baja visión grave
Baja visión
profunda
Ceguera grave o
casi total
Ceguera total
Ceguera
Personas con deficiencia
visual grave sin restos
aprovechables para la
lectoescritura.
Baja visión
Personas con deficiencia
visual grave con restos
aprovechables para la
lectoescritura.
Figura 6: Clasificación de los tipos de discapacidad visual.
 Alteraciones funcionales que determinan la baja visión.
Vamos a ir viendo afecciones del sistema visual que conllevan una baja visión
en este punto del tema. Para ello, vamos a ir clasificando las alteraciones en
función de la habilidad visual a la que afecta.
Antes, podéis ver un esquema general con las principales alteraciones:
Agudeza visual disminuida
Limitaciones periféricas del
campo visual
Alteraciones patológicas del
campo visual.
Reducción concéntrica
Escotadura nasal
Escotadura temporal
Limitaciones periféricas del
campo visual
Alteraciones en la percepción
de los colores
Alteraciones relacionadas con
la luminosidad
Fotofobia
Ceguera nocturna
Figura 7: Clasificación de las alteraciones de la baja visión.
 Agudeza visual disminuida: se produce cuando la persona tiene una
sensación de visión borrosa, oscuridad o visión en nebulosa.
Generalmente la agudeza visual de la que hablamos aquí, es decir, la
que está relacionada con la discapacidad, y por tanto no se puede
corregir completamente con medios ópticos, se produce por una lesión
en la fóvea o en la mácula lútea (degeneración macular asociada a la
edad, glaucoma…).
 Alteraciones patológicas del campo visual: cuando hay una anomalía
en el sistema visual que provoca que una parte del campo visual no
pueda percibirse o se vea de forma borrosa decimos que la persona
tiene una alteración del campo visual. Las alteraciones del campo
visual pueden ser de diferentes tipos:
o Limitaciones periféricas del campo visual: pueden ser
consecuencia de alteraciones tanto en la retina como en los
nervios ópticos o en la zona del cerebro donde se procesan las
señales visuales.
Las limitaciones periféricas se producen
cuando la zona de visión nula o baja visión no se sitúa en el
centro.
Estas personas tienen dificultad para ver los objetos
grandes porque no tienen posibilidad de tener una visión de
conjunto y también padecen ceguera nocturna, es decir, la
dificultad de ver con cierta nitidez a oscuras. Dependiendo de
donde se produce, pueden ser:
 Reducción concéntrica, cuando afecta a toda la zona
periférica por igual. Cuando solamente deja intacta la
visión central en una zona muy pequeña, se llama “visión
en cañón de escopeta”.
 Escotadura nasal, cuando afecta a la visión periférica en el
lado más cerca de la nariz.
 Escotadura temporal, cuando afecta a la visión periférica
en el lado más cerca del lateral de la cabeza.
Fig. 8: Limitación periférica del campo visual
o Limitaciones centrales del campo visual: se producen cuando la
zona que la persona no puede ver está permanentemente en el
centro de la visión. El efecto es parecido a cuando nos
deslumbramos porque hemos mirado directamente al sol. Allí
donde queramos posar la vista veremos la impresión que el sol
dejó en la retina. En una situación así nos cuesta mucho trabajo
leer. Una persona con una lesión central tiene en penumbra o
completamente oscura una zona bastante mayor, de manera que
no puede centrar la visión en ningún sitio.
Fig. 9: Limitación central del campo visual
 Alteración en la percepción de los colores. Estas alteraciones se
manifiestan en que la persona que las padece tiene dificultad para
clasificar o emparejar objetos en función de su color. Esta alteración
suele ser hereditaria y puede ser la pérdida de la visión de un color o a
la de todos los colores. Esta última se llama monocromatismo.
 Alteraciones relacionadas con la luminosidad ambiental. Ya sabemos
que una de las habilidades de nuestro sistema visual consiste en
acostumbrarse rápidamente a los cambios en la luminosidad. Lo
comprobamos siempre que pasamos de un sitio oscuro a uno muy
iluminado o lo contrario.
Cuando esto se altera aparecen las
siguientes dificultades:
o Fotofobia: es una sensibilidad anormal a la luz que provoca que
las personas que la padecen ven mejor en situaciones de baja
luminosidad, ya que cuando hay un nivel normal de luz, se
deslumbran.
o Ceguera nocturna: consiste en una disminución de la capacidad
para ver de noche o en ambientes con una luz tenue.
 Ambliopía u ojo vago.
Este problema visual, que afecta a un 5% de la población, consiste en una
pérdida de agudeza visual sin que exista una lesión apreciable que la justifique
y afecta solamente a un ojo. Tiene un buen pronóstico si se
trata antes de los 4 años. Es decir, que si un niño con
ambliopía es tratado antes de los 4 años tiene un 90% de
recuperación.
La ambliopía puede ser consecuencia del estrabismo, que es
una desviación del eje del ojo, de manera que, cuando
miramos de frente a una persona estrábica, uno de los ojos no
se encuentra alineado con el otro. En una situación de ese tipo, es habitual
que la persona desarrolle una pérdida de agudeza visual en el ojo que está
“desplazado”. Por ese motivo se tapa el ojo que ve bien a los niños para que el
sistema visual utilice la información que llega por el ojo estrábico.
 Necesidades de las personas con discapacidad visual.
Para que podamos hablar de estas necesidades, tenemos que mencionar
cuáles son los problemas que las originan.
PROBLEMAS
NECESIDADES
INTERVENCIÓN
Figura 10: Esquema de las necesidades.
Así, los principales problemas de las personas con este tipo de discapacidad
sensorial son:
 Dificultad
para
recibir
información
completa
del
medio.
Independientemente de la alteración que sufran, estas personas tienen
una limitación en cuanto a las posibilidades de recoger la información
que hay en el ambiente: letreros en el metro, las noticias en la
televisión, los colores de un semáforo, el tamaño e inclinación de unos
escalones… Todo ello determina la discapacidad y la minusvalía de la
persona.
 Dificultad para tener una percepción analítica de la realidad. Cuando
las personas tienen problemas en la agudeza visual o tienen una
reducción grande del campo visual, la forma que tienen estas personas
de ver los objetos es por partes. Imagínate que una persona con una
reducción periférica concéntrica de la visión está a unos metros de un
coche que se ha comprado un amigo que se lo quiere enseñar.
Cuando se lo muestra, la persona con deficiencia visual tiene una gran
dificultad en ver el coche completo de lejos porque tiene una baja
agudeza visual. Seguramente verá un bulto de color, con unos límites
poco claros, de manera que no podrá distinguir bien ni la forma ni la
marca. Si se acerca, la pérdida de la visión periférica hará que
solamente pueda contemplar los detalles, por ejemplo, un cristal, una
rueda, etc., pero no tendrá una visión compleja y completa del coche
completo.
 Dificultad para el aprendizaje por observación. En nuestro proceso de
desarrollo personal desde que somos pequeños, aprendemos una
gran cantidad de cosas por observación, por ejemplo, a atarnos los
cordones de los zapatos, a realizar una actividad deportiva, a manejar
una determinada herramienta… Las personas con una escasa
facultad visual tienen muchos problemas para hacer estos
aprendizajes.
 Lentitud en la adquisición de aprendizajes. Es una consecuencia de lo
anterior. Si la persona tiene una menor capacidad para recoger del
ambiente la información que le hace falta para aprender, entonces lo
hará más despacio.
Conociendo las dificultades, podemos pensar en las necesidades. Piensa que
cuando decimos el problema que tenemos, por ejemplo, no ver bien los
carteles del metro, es fácil pensar en la necesidad, que en el ejemplo no sería
otra sino aumentar el tamaño del tipo de letra de los carteles e incluir carteles
escritos en Braille, que es el alfabeto que utilizan las personas ciegas. Vamos
a ver, entonces, cuáles son las necesidades de las personas de baja visión:
 En primer lugar, necesitan que se les facilite el acceso a una mayor
cantidad de información a través de una adecuada estimulación visual.
Esta necesidad viene determinada por todas las dificultades, en
especial por las que afectan directamente al aprendizaje. Para ello, lo
que debemos hacer es entrenar a la persona con baja visión para que
pueda utilizar el resto visual que posea.
 En segundo lugar, las personas con baja visión necesitan una
adecuación del entorno a sus características:
o Controlar la iluminación, considerando que las superficies
brillantes y los resplandores dificultan la visión de las personas
con alteraciones visuales (usar superficies mate para las mesas,
evitar luces directas, considerar si la persona tiene alteraciones
respecto a la luminosidad, etc…).
o Facilitar dispositivos de ampliación y/o aumento de la imagen:
pueden ser macrotipos (información ampliada por ejemplo con
una fotocopia), atriles para facilitar el acercamiento de los objetos,
proyectores, lupas. Se utilizan para compensar los problemas
derivados de la agudeza visual.
 En tercer lugar, las personas con baja visión necesita aprender,
cuando son pequeños, técnicas de orientación y movilidad, que
nosotros mismos tenemos que tener en cuenta para ayudar a estas
personas.
b) Discapacidad auditiva.
 El funcionamiento del oido.
El sonido no es otra cosa que una vibración del aire. Cuando una persona
habla, el aire que hay en sus pulmones sale hacia fuera. En su camino pasa
por donde están las cuerdas vocales. Estas cuerdas vibran al pasar el aire y
provocan un movimiento del aire. Este movimiento se transmite como las
ondas del agua cuando tiramos una piedra en un estanque, llega hasta el oído,
entra por el canal auditivo y hace vibrar el tímpano. Hasta aquí es la primera
parte del oído, que llamamos oído externo.
Figura 11: Estructura del oído.
La vibración del tímpano hace que se muevan los huesos del oido (martillo,
yunque
y
estribo).
El
último golpea
en
una
ventana donde
se comunica
con un órgano
que se llama
“cóclea”. Este
espacio donde
están
los
huesecillos se
llama
oido
medio. Dentro
de
este
Figura 12: El oido interno
órgano
en
forma de caracol hay un líquido que se mueve cuando es golpeado por el
estribo. Al moverse, hace que se muevan los pelos de unas células (células
pilosas) que transmiten diferentes informaciones al cerebro a través del nervio
auditivo dependiendo de qué estímulo desencadene todo el proceso. Ese es el
odio interno. Así es como oímos.
Generalmente hablamos de intensidad del sonido para referirnos a su volumen.
En la siguiente tabla podemos ver algunas cosas que provocan diferentes
intensidades de sonido medidas en decibelios (dB) que es la medida de la
intensidad.
Fuente de sonido
de sensación sonora
Murmullo de las hojas
Conversación en voz baja
Radio en funcionamiento normal
Automóvil en marcha moderada
Conversación ordinaria
Tráfico en una gran ciudad
Tren
Motocicleta
Avión despegando
Umbral de sensación desagradable
Umbral1
dB
0
10
20
40
50
60
70
95
95
110-115
120
Figura 13: Ejemplos de intensidad del sonido.
 Deficiencia y discapacidad auditiva. Clasificaciones de la hipoacusia.
Vamos a hablar en este punto de los conceptos relacionados con la
discapacidad, la deficiencia y la minusvalía, según la clasificación del CIDDM.
La deficiencia auditiva consiste en oír menos de lo normal, es decir, de
aquellas intensidades para las que está preparado nuestro sistema auditivo,
como consecuencia de la enfermedad o del funcionamiento incorrecto de un
sistema biológico tan complejo como es el oído.
El término de hipoacusia es fundamentalmente médico y se utiliza para
señalar los trastornos de la función auditiva localizados tanto en el órgano
periférico de la audición (oído externo, medio e interno) y como en el nervio
auditivo2. Una hipoacusia puede estar provocada, por ejemplo, por una pérdida
de células de la cóclea cuando envejecemos. Cuando las pérdidas de audición
se deben a lesiones en las vías neurológicas más allá del nervio auditivo o de
las áreas cerebrales encargadas de la audición, se denominan genéricamente
trastornos centrales de la audición. Estos tratornos son mucho menos
frecuentes y se producen, por ejemplo, cuando una persona tiene un
traumatismo cerebral.
1
El umbral es la cantidad mínima de estimulación que necesitamos para darnos cuenta de la
existencia de un estímulo.
2 Torres, S., Urquiza, R. y Santana, R. (1999) Deficiencia auditiva. Málaga, Aljibe
Como resulta evidente, una pérdida en las posibilidades de recibir sonidos
puede afectar al desarrollo del lenguaje y de las relaciones de la persona con el
mundo que le rodea. Por ese motivo podemos decir que la deficiencia auditiva
provoca una discapacidad en la comunicación en la persona que la sufre.
De la misma manera podemos decir que la minusvalía es la consecuencia de
no haber compensado esa discapacidad. Si una persona con hipoacusia es
tratada clínicamente de manera que se le pone un implante coclear de pequeño
y recupera una parte importante de la audición, no podemos decir que tenga
una minusvalía, ya que es capaz de participar y desarrollarse plenamente en su
ámbito social, aunque legalmente, en función de la deficiencia que padece, si
se le puedan conceder las compensaciones sociales oportunas. Sin embargo,
sí podemos decir que tiene una deficiencia que es el problema médico que le
ha provocado la hipoacusia o la sordera. De la misma manera, si una persona
sorda aprende el lenguaje de signos para comunicarse con otras personas,
podrá solicitar un certificado de minusvalía, pero se desarrollará perfectamente
en su entorno social.
La hipoacusia puede clasificarse en diferentes tipos, que van a influir en la
determinación de la gravedad de la deficiencia del individuo. Los criterios de
clasificación son:
 Según la zona afectada.
o Hipoacusias de transmisión o conducción: derivan de
enfermedades del oido externo y/o medio y son conseuencia de
problemas en la transmisión mecánica del sonido
o Hipoacusias neurosensoriales: derivan de enfermedades de la
cóclea o el nervio auditivo y son consecuencia de problemas en la
transformación mecánico - eléctrica o en la transmisión nerviosa
respectivamente. Suelen ser más graves e intensas que las
primeras.
 Según el grado (deben ser bilaterales):
o Hipoacusias leves: se sitúa el umbral entre 20 y 40 dB,
produciendo afectaciones leves en las capacidades de
comunicación oral.
o Hipoacusias moderadas: se sitúa el umbral entre 40 y 70 dB,
produciendo afectaciones moderadas en las capacidades de
comunicación oral.
o Hipoacusias severas: se sitúa el umbral entre 70 y 90 dB,
produciendo afectaciones importantes en las capacidades de
comunicación oral.
o Hipoacusias profundas: se producen pérdidas superiores a las
anteriores y la comunicación oral es imposible sin ayuda.
 Según el momento en que se instaura la hipoacusia en relación a la
aparición del lenguaje:
o Hipoacusias prelocutivas: ocurren de forma congénita o antes de
que el niño haya adquirido el lenguaje (+ 2 años).
o Hipoacusias perilocutivas: ocurren entre los + 2 y los + 4 años,
periodo en el que el niño está en la fase temprana de adquisición
del lenguaje.
o Hipoacusias postlocutivas:
adquirido el lenguaje.
se instauran después de haber
En los dos primeros casos, si no se interviene, el lenguaje no se
desarrollará o lo hará de forma muy precaria, de manera que ocasionará
retrasos en el desarrollo cognitivo y una discapacidad y una minusvalía
importante.
Podemos también clasificar las hipoacusias en función de los agentes
etiológicos, es decir, causales, de las mismas. Así tendríamos hipoacusias
hereditarias, infecciosas, ototóxicas, traumáticas, profesionales, degenerativas
metabólicas, etc. Sin embargo, desde el punto de vista del Técnico de
Atención Sociosanitaria, basta con conocer los aspectos anteriormente
descritos.
 Las perspectivas de análisis de la discapacidad auditiva.
Para analizar las características y necesidades de las personas hipoacúsicas o
sordas, podemos seguir dos perspectivas: una médica y otra sociolingüística.
 La perspectiva médica.
Desde este punto de vista, podríamos decir que cualquier grado de
pérdida auditiva produce una deficiencia auditiva. Esta perspectiva es la
de la Organización Mundial de la Salud y se centra en el diagnóstico
precoz de la hipoacusia o sordera y en proporcionar un tratamiento
adecuado para corregir esa deficiencia, que generalmente se detecta en
la escuela cuando los niños se muestran distraídos, cuando abren
mucho la boca para respirar mejor, cuando no atienden, etc. Desde esta
perspectiva, se tienen en cuenta las diferentes implicaciones de la
pérdida auditiva:
o A nivel cognitivo, la sordera no influye directamente sobre las
capacidades de las personas, pero al restringir las oportunidades
de recibir estímulos del exterior, puede afectar al desarrollo del
lenguaje, y esto, a su vez, influir en el desarrollo cognitivo del
niño.
o A nivel comunicativo, el nivel de adquisición del lenguaje oral por
parte de los niños y jóvenes hipoacúsicos depende del grado de
pérdida auditiva y del momento en que se produzca esa pérdida,
ya que reduce la amplitud del entorno lingüístico. Mientras que un
niño hipoacúsico puede tener problemas en el desarrollo
lingüístico y cognitivo si se encuentra en un entorno de personas
que utilizan el lenguaje oral, un niño hipoacúsico en un entorno
signante (es decir, un entorno en el que se utiliza habitualmente
como herramnienta comunicativa el lenguaje de signos), se
desarrollará adecuadamente.
o A nivel social, las personas sordas tienen un conocimiento social
diferente al de las personas oyentes, pues pueden tener ciertas
dificultades en resolver situaciones sociocognitivas, sin que ello
signifique que tienen un problema social. Eso se produce porque
no utilizan el lenguaje oral y eso impide que se puedan extraer
algunos significados de ciertas exoeriencias sociales. Además,
muchas personas sordas han sido sobreprotegidas en su infancia,
lo cuál ha restringido su autonomía e independencia.
 La orientación sociolingüística.
El colectivo de personas sordas forma un grupo con una entidad cultural
determinada. Eso quiere decir que las personas sordas reclaman el
hecho de sentirse diferentes a las personas oyentes, no con una
disminución frente a ellas. Por este motivo, muchas asociaciones de
personas sordas reclaman ser considerados como un grupo con un
lenguaje propio (la lengua de signos) y una cultura también propia,
basada en los procesos cognitivos que desarrollan al utilizar lo visual
como herramienta para construir el lenguaje. De hecho, España ya ha
dado entidad a la lengua de signos como una lengua más.

Problemas y necesidades de la deficiencia auditiva.
Los diferentes grados de hipoacusia dificultan el desarrollo normal del lenguaje,
aunque si se interviene rápidamente podemos restringir la gravedad de los
efectos de la hipoacusia, que además, se producen de una forma encadenada:
1. Se produce una restricción de las posibilidades de aprovechamiento de
las experiencias del mundo circundante al limitarse el código de
comunicación.
2. La falta de experiencias se traduce en restricciones del desarrollo
cognitivo, que se aprecian especialmente en aquellos procesos
cognitivos que requieren de la utilización de códigos fonológicos, como
es la memoria a corto plazo.
3. Las restricciones afectan a la habilidad lectora, que es la herramienta
cognitiva más potente para aprender.
4. Se puede dificultar el desarrollo lingüístico-oral haciéndolo lento y
costoso, especialmente para palabras sin contenido semántico como
preposiciones, conjunciones, interjeciones…
5. Como consecuencia del bajo dominio oral, se dificulta el dominio lector.
6. Las dificultades en la habilidad lectora dificultan el éxito social.
 La intervención en la hipoacusia y la sordera.
La intervención sobre la propia deficiencia, desde un punto de vista médico,
consistiría en intentar corregir la hipoacusia. Para ello se siguen diferentes
pautas después de que un otorrinolaringólogo haya establecido un diagnóstico
de las causas:
 De forma medicamentosa, ya que existen ciertas hipoacusias de
transmisión que pueden curarse, por ejemplo las provocadas por
infecciones, otras son susceptibles de frenarse a través de
medicamentos y en otras se proporcionan fármacos que alivian síntomas
dolorosos que pueden aparecer junto a la hipoacusia.
 De forma quirúrgica, bien para eliminar la enfermedad que causa la
sordera, como pueden ser el caso de los tumores, o bien para mejorar el
funcionamiento del sistema auditivo, como pueden ser las
intervenciones que sustituyen un huesecillo del oido medio por una
prótesis biocompatible.
 De forma audioprotésica, que se realiza cuando se han agotado las vías
anteriores y que consiste en la colocación de diferentes tipos de
audífonos, grupo en el que incluiríamos no solamente los tradicionales
de vía aérea, sino los más avanzados de implantes cocleares.
Desde un punto de vista no médico sino educativo, la intervención se puede
centrar tanto en la enseñanza del lenguaje oral mediante procesos alternativos
a los que utilizan los niños oyentes, o el aprendizaje de la lengua de signos
como alternativa al lenguaje oral. Estas intervenciones pueden ser, entonces;
 De forma logopédica, que pretende, principalmente en las hipoacusias
prelocutivas, paliar las secuelas de la deficiencia auditiva a nivel
cognitivo - lingüístico. Para la intervención logopédica se pueden utilizar
o Métodos oralistas, que pretenden enseñar a los niños
hipoacúsicos el lenguaje oral (esta modalidad la defienden los
que creen que solamente aprender el lenguaje de signos es
perjudicial a largo plazo para los niños pues la sociedad es
mayoritariamente oyente.
o Métodos gestualistas, en los que se combina la enseñanza del
lenguaje oral con algún sistema estructurado de gestos, sobre
todo la lengua de signos.
Se ha demostrado que el
aprendizaje de la lengua de signos en edades tempranas es
muy ventajoso porque permite un desarrollo cognitivo y
lingüístico óptimo, proporcionando competencias similares a
las de los niños oyentes.
Además de estos sistemas, las personas sordas también utilizan otros, como el
sistema bimodal, que consiste en comunicarse simultáneamente de forma oral
y gestual, o la dactilología, que es el alfabeto manual. Trataréis estos temas
más profundamente en segundo en el módulo de Comunicación Alternativa.
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