La Celestina Fernando de Rojas Cada uno de los recursos teatrales: Risa:

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La Celestina
Fernando de Rojas
• Fragmentos de La Celestina donde se dé lo siguiente:
Cada uno de los recursos teatrales:
Acotaciones
Risa:
SEMPRONIO.− (¡Ha! ¡ha! ¡ha!) ¿Oistes qué blasfemia? ¿Visteis qué ceguedad?
(Acto I; Pág. 79).
Intervención de personajes:
CALISTO.− ¡Sempronio, Sempronio, Sempronio! ¿Dónde está este maldito?
SEMPRONIO.− aquí estoy, señor, cuando de estos caballos fuera.
(Acto I; Pág. 73)
Ubicación y movimientos de los personajes:
AREÚSA.− ¿Quién nada ahí? ¿Quién sube a tal hora en mi cámara?
CELESTINA.− Quien no te quiere mal, por cierto, quien nunca da paso que no piense en tu provecho; quien
tiene más memoria de ti que de sí mesma: una enamorada tuya, aunque vieja.
AREÚSA.− (¡Válala el diablo a esta vieja! ¡Con qué viene, como huestantigua, a tal hora!) Tía señora, ¿qué
buena venida es ésta tan tarde? Ya me desnudaba para acostar.
(Acto VII; Pág. 187)
***
ELICIA.− Madre, a la puerta llaman. El solaz es derramado.
CELESTINA.− Mira, hija, quién es; por ventura será quien lo acreciente y allegue
ELICIA.− O la voz me engaña, o es mi prima Lucrecia.
(Acto IX; Pág. 218)
Apartes:
Que no son oídos por el interlocutor de quien los dice:
1
CELESTINA.− (¡Más fuerte estaba Troya, y aun otras más bravas he yo amansado! Ninguna tempestad
mucho dura.)
MELIBEA.− ¿Qué dices, enemiga? Habla que te pueda oír. ¿Tienes desculpa alguna para satisfacer mi enojo
y excusar tu yerro osadía?
(Acto IV; Pág. 147).
Semiescuchados por el personaje aludido:
LUCRECIA.− (¡Así te arrastren, traidora! ¿Tú no sabes qué es? Hace la vieja falsa sus hechizos y vase;
después hácese de nuevas.)
CELESTINA.− ¿Qué dices, hija?
LUCRECIA.− Madre, que vamos presto y me des el cordón.
(Acto IX; Pág.224)
Cuyo contenido es interpretado solo parcialmente por el que escucha:
PÁRMENO.− (No la medre Dios más esta vieja, que ella me da placer con estos loores de sus palabras.)
CELESTINA.− ¿Qué dices, mi honrado Pármeno, mi hijo más que hijo?
PÁRMENO.− Digo que ¿cómo tenía esa ventaja mi madre, pues las palabras que ella y tú decíades era todas
unas?
(Acto VII; Pág. 183)
Diálogos:
Diálogo retórico, de largos parlamentos:
SEMPRONIO.− Por Dios, sin seso vengo, desesperado; aunque para contigo por demás no es templar la ira y
todo enojo, y mostrar otro semblante que con los hombres. Jamás me mostré poder mucho con los que poco
pueden. Traigo, señora, todas las armas despedazadas, el broquel sin aro, la espada como sierra, el casquete
abollado en la capilla. Que no tengo con qué salir un paso con mi amo cuando menester me haya. Que quedó
concertado de ir esta noche que viene a verse por el huerto. Pues, ¿comprarlo de nuevo? No mandó un
maravedí en que caiga muerto.
CELESTINA.− Pídelo, hijo, a tu amo, pues en su servicio se gastó y se quebró. Pues sabes que es persona que
luego lo cumplirá, que no es de los que dicen: Vive conmigo y busca quien te mantenga. Él es tan franco que
te dará para eso y para más.
SEMPRONIO.− ¡Ha! Trae también Pármeno perdidas las suyas; a este cuento, en armas se le irá su hacienda.
¿Cómo quieres que le sea tan importuno en pedirle más de lo que él de su propio grado hace, pues es harto?
No digan por mí que dándome un palomo pido cuatro. Diónos las cien monedas, diónos después la cadena. A
tres tales aguijones no terná cera en el oído. Caro le costaría este negocio. Contentémonos con lo razonable,
no lo perdamos todo por querer más de la razón, que quien mucho abarca, poco suele apretar.
(Acto XII; Pág.261)
2
Diálogo de largo parlamento y réplica breve:
CELESTINA.− Sempronio amigo, ni yo me podría parar, ni el lugar es aparejado. Vente conmigo delante
Calisto; oirás maravillas: que será desflorar mi embajada comunicándola con muchos. De mi boca quiero que
sepas lo que se ha hecho, que aunque hayas de haber alguna partecilla del provecho, quiero yo todas las
gracias del trabajo.
SEMPRONIO.− ¿Partecilla, Celestina? Mal me parece eso que dices.
CELESTINA.− Calla, loquillo, que parte o partecilla. Cuanto tu quisieras te daré. Todo lo mío es tuyo.
Gocémonos y aprovechémonos, que sobre el partir nunca reñiremos. Y también sabes tú cuánta más necesidad
tienen los viejos que los mozos, mayormente tú, que vas a mesa puesta.
SEMPRONIO.− Otras cosas he menester más de comer.
(Acto V; Pág. 156)
Diálogo de réplicas breves:
PÁRMENO.− ¿De Areúsa?
CELESTINA.− De Areúsa
PÁRMENO.− ¿De Areúsa, hija de Eliso?
CELESTINA.− De Areúsa, hija de Eliso.
PÁRMENO.− ¿Cierto?
CELESTINA.− Cierto.
(Acto I; Pág. 108)
Fragmentos que caractericen a:
Calisto:
CELESTINA.− Bien ternás, señora, noticia en esta ciudad de un caballero mancebo, gentilhombre de clara
sangre, que llaman Calisto.
(Acto IV; Pág. 144)
***
MELIBEA.− ¡Jesú! No oiga yo mentar más ese loco, saltaparedes, fantas de noche, luengo como cigüeña,
figura de paramento mal pintado; si no, aquí me caeré muerta. Éste es el que el otro día me vido y comenzó a
desvariar conmigo en razones, haciendome mucho del galán. []
(Acto IV; Pág. 146)
Melibea:
3
CALISTO.− Los ojos, verdes, rasgados; las pestañas, luengas; las cejas delgadas y alzadas; la nariz, mediana;
la boca, pequeña; los dientes, menudos y blancos; los labios, colorados y grosezuelos; el torno del rostro, poco
más luego que redondo; el pecho, alto; la redondeza y forma de las pequeñas tetas, ¿quién te la podría figurar?
Que se despereza el hombre cuando las mira. La tez lisa, lustrosa; el cuerpo suyo escurece la nieve; la color,
mezclada, cual ella la escogió para sí.
(Acto I; Pág. 85)
Celestina:
SEMPRONIO.− Yo te lo diré. Días ha grandes que conozco en fin de esta vencidad una vieja barbuda que se
dice Celestina; hechicera, astuta, sagaz en cuantas maldades hay. Entiendo que pasan de cinco mil virgos los
que se han hecho y deshecho por su autoridad en esta ciudad. A las duras peñas promoverá y provocará a
lujuria si quiere.
(Acto I; Pág. 86)
Algún criado (Sempronio):
CALISTO.− Sempronio, mi fiel criado, mi buen consejero, mi leal servidor, sea como a ti te parece. Porque
cierto tengo, según tu limpieza de servicio quieres tanto mi vida como la tuya.
(Acto X; Pág. 208)
Un fragmento que refleje la sociedad vulgar y otro que refleje el lenguaje culto.
Lenguaje vulgar:
SEMPRONIO.− ¡Oh Vieja avarienta, garganta muerta de sed por dinero! ¿No serás contenta con la tercia
parte de lo ganado?
(Acto XII; Pág. 265)
Lenguaje culto:
MELIBEA.− Tanto afirmas tu ignorancia, que me haces creer lo que puede ser. Quiero, pues, en tu dudosa
desculpa tener la sentencia en peso, y no disponer de tu demanda el sabor de ligera interpretación. No tengas
en mucho ni te maravilles de mi pasado sentimiento, porque concurrieron dos cosas en tu habla, que
cualquiera de ellas era bastante para me sacar de seso: nombrarme ese tu caballero, que conmigo se atrevió a
hablar, y también pedirme palabra sin más causa, que no se podía sospechar sino daños para mi honra. Pero
pues todo viene de buena parte, de lo pasado haya perdón. Que en alguna manera es aliviado mi corazón,
viendo que es obra pía y santa sanar los pasionados y enfermos.
(Acto XII; Pág. 265)
• Haz un esquema, ejemplificado con fragmentos de la obra, que se refieren a los temas de La
Celestina
Amor:
CALISTO.− ¿Yo? Melibea soy, y a Melibea adoro, y en Melibea creo, y a Melibea amo.
4
(Acto I; Pág. 77)
***
CALISTO.− ¿Qué te parece de mi mal?
SEMPRONIO.− Que amas a Melibea.
(Acto I; Pág. 78)
Egoísmo:
CALISTO.− Di, Sempronio, ¿miente este desvariado que me hace creer que es de día?
SEMPRONIO.− Olvida, señor, un poco a Melibea y verás la claridad. Que con la mucha que en su gesto
contemplas no puedes ver de encandelado, como perdiz con la calderuela.
Muerte:
TRISTÁN.− ¡Lloro mi gran mal, lloro mis muchos dolores! Cayó mi señor Calisto del escala y es muerto. Su
cabeza está en tres partes. Sin confesión pereció. Díselo a la triste y nueva amiga, que no espere más su
penado amador. Toma tú, Sosia, de esos pies. Llevemos el cuerpo de nuestro querido amo donde no padezca
su honra detrimento, aunque sea muerto en este lugar. Vaya con nosotros llanto; acompáñenos soledad;
síganos desconsuelo; vístanos tristeza; cúbranos luto y dolorosa jerga.
(Acto XIX; Pág. 323)
Magia:
CELESTINA.− Conjúrote, triste Plutón, señor de la profundidad infernal, emperador de la corte dañada,
capitán soberbio de los condenados ángeles, señor de los sulfúreos fuegos que los hervientes étnicos montes
manan, gobernador y veedor de los tormentos y atormentadores de las pecadoras ánimas, regidor de las tres
furias, Tesífone, Megera y Aleto, administrador de todas las cosas negras del reino de Estigio y dite, con todas
sus lagunas y sombras infernales y litigioso caos, mantenedor de las volantes arpías, con toda la otra compañía
de espantables y pavorosas hidras. Yo, Celestina, tu más conocida cliéntula, te conjuro por la virtud y fuerza
de estas bermejas letras, por la sangre de aquella nocturna ave con que están escritas, por la gravedad de
apuestos nombres y signos que en este papel se contienen, por la áspera ponzoña de las víboras de que este
aceite fue hecho, con el cual unto este hilado: vengas sin tardanza a obedecer mi voluntad, y en ello te
envuelvas, y con ellos estés sin un momento te partir, hasta que Melibea con aparejada oportunidad que haya
lo compre, y con ello de tal manera quede enredada que, cuanto más lo mirare, tanto más su corazón se
ablande a conceder mi petición, y se le abra y lastimes del curdo y fuerte amor de Calisto, tanto que,
desopedida toda honestidad, se descubra a mi y me galardone mis pasos y mensaje. Y esto hecho, pide y
demanda de mí a tu voluntad. Si no lo haces con presto movimiento, ternásme por capital enemiga; heriré con
luz tus cárceres tristes y escuras; acusaré cruelmente tus continuas mentiras; apremiaré con mis ásperas
palabras tu horrible nombre. Y otra y otra vez te conjuro. Y así, confiando en mi mucho poder, me parteo para
allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.
Critica social:
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