CG34 - Características de nuestro modo de proceder (decreto 26)

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Congregación General XXXIV
Decreto 26
Características de nuestro modo de proceder
INTRODUCCIÓN AL DECRETO
"Nuestro modo de proceder" es una expresión familiar y querida de los jesuitas, desde
sus orígenes. Gustó también a los reunidos en la Congregación General 34 que, con el
decreto conclusivo así titulado, quisieron comunicar, al final de la Congregación, dos
mensajes.
Proviniendo de muy diversas naciones y culturas, hablando lenguas diferentes,
actuando en medio de situaciones sociales a menudo contrarias, nos reconocemos y
deseamos ser reconocidos por características de una conducta inspirada por un estilo
inconfundible: no exclusivo, pero sí característico.
Conscientes de vivir en las diversas partes del mundo un tiempo de éxodo y
peregrinación, creemos que las características más decisivas de nuestros orígenes
constituyen también horizontes que abren caminos convergentes al futuro de nuestra
misión.
Así, con lealtad al pasado y esperanza de futuro, el decreto sugiere algunas de las
características de esta identidad: profundo amor personal a Jesucristo, contemplativos
en la acción, cuerpo apostólico en la Iglesia, en solidaridad con los más necesitados, en
compañerismo con otros, penetrando el celo apostólico con el estudio y la instrucción,
hombres enviados y siempre disponibles para nuevas misiones, siempre en busca del
"magis".
El decreto se esfuerza por detallar en términos contemporáneos estas características
de nuestro modo de proceder, de nuestro "modo de orar, de vivir, de actuar". Pero
cada uno de los desarrollos va introducido por algún texto de los documentos
fundacionales, entrañablemente familiares.
El documento termina con la oración del padre Arrupe que los lectores encontrarán
también en la contraportada.
DECRETO
SUMARIO:
El modo de proceder de la Compañía (1). Características a subrayar hoy (2). 1.
Profundo amor personal a Jesucristo (3-5): Compañeros de Jesús (4). El don
contracultural de Cristo (5). 2. Contemplativos en la acción (7-8): Trabajo de Dios
en todas las cosas (7). Colaborar con Dios y a su manera (8). 3. Un Cuerpo
apostólico en la Iglesia (9-11): Compañía de amor (10). Al servicio del Señor y de
su esposa, la Iglesia (11). 4. En solidaridad con los más necesitados (12-14):
Predicando en pobreza (13). Aprendiendo de los pobres (14). 5. Compañerismo con
otros (15-17): Preparar la venida del Reino requiere cooperación (16). Una amplia
red de relaciones (17). 6. Llamados a un ministerio instruido (18-20): Humildes e
1
instruidos (19). Capaces de proponer alternativas (20). 7. Hombres enviados,
siempre disponibles para nuevas misiones (21-24): Para acudir a las necesidades
más desatendidas (22). Disponibles para ser enviados a cualquier parte del mundo
(23). Deseosos de comunicar este espíritu de misión (24). 8. Siempre en busca del
"magis" (25-27): Sentido del "magis" (26). Una cierta agresividad apostólica (27).
Conclusión (28-29): Una especie de reto (28). La oración de Pedro Arrupe (29).
1. El modo de proceder de la Compañía. Hay actitudes, valores y patrones de
conducta que, juntas, forman lo que se ha llamado el modo de proceder de la
Compañía. Las características de nuestro modo de proceder nacieron en la vida de
San Ignacio y fueron compartidas por sus primeros compañeros. Jerónimo Nadal
escribe que "la forma de la Compañía está en la vida de Ignacio"1. "Dios nos lo
puso como un ejemplo vivo de nuestro modo de proceder"2.
2. Características a subrayar hoy. La CG 34 ha considerado cuáles de estas
características debemos subrayar especialmente hoy y qué forma han de revestir
en las nuevas situaciones y en los cambiantes ministerios en los que trabajamos.
Sugerimos las siguientes.
1. Profundo amor personal a Jesucristo
3. Será aquí demandar conocimiento interno del Señor, que por mí se ha hecho
hombre, para que más le ame y le siga3.
4. Compañeros de Jesús. Con remordimiento, gratitud y asombro, pero sobre todo
con amor apasionado, Ignacio primero, y luego cada jesuita siguiendo su ejemplo,
ha orado a "Cristo nuestro Señor delante y puesto en cruz" y se ha preguntado "lo
que he hecho por Cristo, lo que hago por Cristo, lo que debo hacer por Cristo"4.
Esas preguntas brotan de lo íntimo de un corazón conmovido por un profundo
agradecimiento y amor. Esta es la gracia fundacional que une nos a Jesús y entre
nosotros mismos. "¿Qué significa ser jesuita? Reconocer que uno es pecador y, sin
embargo, llamado a ser compañero de Jesús, como lo fue San Ignacio"5. La misión
del pecador reconciliado es la misión de la reconciliación: el trabajo de la fe que
obra la justicia. El jesuita da gratis lo que gratis ha recibido: el don del amor
redentor de Cristo.
5. El don contracultural de Cristo. Hoy llevamos este don contracultural de Cristo a
un mundo seducido por una autorrealización egoísta, el lujo y la vida cómoda, a un
mundo que aprecia el prestigio, el poder y la autosuficiencia. En un mundo así,
predicar a Cristo pobre y humilde con fidelidad y valor conlleva esperar
humillaciones, persecución y hasta la muerte. Lo hemos visto en nuestros
hermanos bien recientemente. Pero aun así continuamos adelante con resolución
por "desear parecer e imitar en alguna manera a nuestro Creador y Señor
Jesucristo..., como sea la vía que lleva los hombres a la vida"6. Hoy como ayer, es
la profunda identificación personal con Jesús, el Camino, lo que caracteriza
principalmente el modo de proceder de nuestra Compañía.
1
2
3
4
5
6
MHSI Nadal V-I, pp.268 [II] y 287 [52a].
MHSI Nadal V-I, p.262 [33].
EE [104].
EE [53].
CG 32, d.2,1.
Ex.[101].
2
2. Contemplativos en la acción
6. No dejaré de recordar aquella gracia que tenía en todas las circunstancias,
mientras trabajaba o conversaba, de sentir la presencia de Dios y de gustar las
cosas espirituales, de ser contemplativo aun en medio de la acción; solía significar
esto diciendo: encontrar a Dios en todas las cosas7.
7. Trabajo de Dios en todas las cosas. El Dios de Ignacio es el Dios que trabaja en
todas las cosas: laborando por la salvación de todos, como en la "Contemplación
para alcanzar amor"; trabajando inmediata y directamente con el ejercitante,
según las Anotaciones 15 y 16; como Cristo, Rey Eternal, que trabaja para liberar
el mundo; dando comienzo, preservando, dirigiendo y haciendo avanzar la
Compañía de Jesús, como se dice al comienzo y fin de las Constituciones.
8. Colaborar con Dios y a su manera. Para el jesuita, por lo tanto, no sería
adecuada una respuesta cualquiera a las necesidades de los hombres y mujeres de
hoy. La iniciativa debe venir del Señor que labora en los acontecimientos y en las
personas aquí y ahora. Dios nos invita a unirnos a El en sus trabajos, con sus
condiciones y a su manera. Descubrir al Señor y unirnos a El, trabajando para
llevarlo todo a plenitud, es central en el modo de proceder de la Compañía. Es el
método ignaciano de discernimiento orante, que puede ser descrito como
"experiencia, reflexión, opciones, acción; todo ello en una constante interrelación
según el ideal del 'contemplativo en la acción'"8. A través del discernimiento
apostólico, individual y comunitario, vivido en la obediencia, el jesuita asume la
responsabilidad de sus decisiones apostólicas en el mundo de hoy. Tal
discernimiento se abre para abarcar también la amplia comunidad de compañeros
con quienes trabajamos en la misión.
3. Un Cuerpo apostólico en la Iglesia
9. Finalmente decidimos afirmativamente, a saber, que... no deberíamos romper esta
unidad y compañía constituida tan divinamente sino más bien fortalecerla y
consolidarla aún más, formándonos en un solo cuerpo...9.
10. Compañía de amor. Los primeros jesuitas serían enviados, en cuanto fuera
posible, en grupos de al menos dos10, siguiendo el ejemplo de Jesús. Pero aun
cuando estuvieran dispersos, los lazos de unión con los superiores y entre ellos
mismos permanecían fuertes a través de una constante comunicación y de las
cartas que urgía Ignacio y, de una manera muy especial, a través de la cuenta de
conciencia. Javier, atareado lejos de Roma en las Indias, lo expresó
lapidariamente: "Compañía de Amor"11.
11. Al servicio del Señor y de su esposa, la Iglesia. Los jesuitas de hoy nos
unimos porque cada uno de nosotros ha escuchado la llamada de Cristo, Rey
Eternal. De esta unión con Cristo fluye necesariamente el amor mutuo. No somos
meramente compañeros de trabajo; somos amigos en el Señor. La comunidad a la
7
MHSI Nadal IV, 651.
GC 32, d.4,73.
9
Primera Conclusión de la Deliberación de los Primeros Padres en 1539, MHSI v.63, p.3.
10
Cf. Const. [624].
11
Al Padre Ignacio de Loyola (Cochín, 12.1.1549), 5.
8
3
que pertenecemos es el cuerpo entero de la Compañía, por dispersa que esté sobre
la faz de la tierra. Provenimos de muchas naciones y culturas, hablamos lenguas
diferentes, pero esta diversidad no amenaza, sino que enriquece nuestra unión. En
la oración compartida, en la conversación y en la celebración de la Eucaristía, cada
uno de nosotros encuentra los recursos espirituales necesarios para una comunidad
apostólica. Y en nuestro servicio al Señor y a su Esposa la Iglesia, Pueblo de Dios,
estamos especialmente unidos al Romano Pontífice, para ser enviados a las
misiones que él nos confíe12. Como hombres de Iglesia, no podemos menos que
pensar con la Iglesia, guiada por el Espíritu del Señor Resucitado13.
4. En solidaridad con los más necesitados
12. A mayor gloria de Dios N.S. lo que principalmente en esta jornada de Trento se
pretende por nosotros... es predicar, confesar y leer, enseñando a muchachos,
dando ejercicios, visitando pobres en hospitales, y exhortando a los prójimos,
según que cada uno se hallare con este o con aquel talento para mover las
personas que pudiéremos a devoción y oración...14.
13. Predicando en pobreza. Ignacio y sus seguidores comenzaron su predicación en
pobreza. Trabajaron con los poderosos y los sin poder, con príncipes, reyes y
obispos, pero también con las mujeres de la calle y con las víctimas de la peste.
Conectaron su ministerio con los poderosos a las necesidades de los sin poder.
14. Aprendiendo de los pobres. Hoy en día, sea cual sea nuestro ministerio, nos
hacemos solidarios con los pobres, los marginados y los sin voz, para que puedan
participar en los procesos que modelan la sociedad en la que todos vivimos y
trabajamos. Ellos, a su vez, nos instruyen acerca de nuestra pobreza como ningún
documento podría hacerlo. Nos ayudan a entender el sentido de la gratuidad de
nuestros ministerios, a dar gratis lo que gratis hemos recibido, a dar nuestras
mismas vidas. Nos muestran el modo de inculturar los valores del Evangelio en
situaciones donde Dios está olvidado. A través de esta solidaridad llegamos a ser
"agentes de inculturación"15.
5. Compañerismo con otros
15. ... por la mesma razón del bien ser más universal, por la qual también la ayuda
que se hiciese a gentes grandes como a las Indias, o a pueblos principales o a
Universidades, donde suelen concurrir más personas, que ayudadas podrán ser
Operarios para ayudar a otros, deben preferirse16.
16. Preparar la venida del Reino requiere cooperación. La participación y la
cooperación con otros en el ministerio no es una estrategia pragmática motivada
por una disminución de efectivos, sino una dimensión esencial de nuestro actual
modo de proceder. Encuentra su raíz en la conciencia de que la preparación de
nuestro mundo complejo y dividido para la venida del Reino requiere una pluralidad
de dones, perspectivas y experiencias, tanto internacionales como multiculturales.
12
Cf. Form. [1].
Ex.[365].
14
A los Padres enviados a Trento (1546) (BAC 784s).
15
Arrupe, Pedro: Carta y Documento sobre la Inculturación, AR 17(1978)236.
16
Const. [622].
13
4
17. Una amplia red de relaciones. De esa manera cooperamos con laicos y laicas,
con religiosos y religiosas, sacerdotes y obispos de la Iglesia local donde servimos,
con los miembros de otras religiones y con todos los hombres y mujeres de buena
voluntad. En la medida en que desarrollamos una amplia red de relaciones
respetuosas y productivas, cumplimos la oración sacerdotal de Cristo: "que todos
sean uno" (Jn. 17,20).
6. Llamados a un ministerio instruido
18. Después que el dicho pelegrino entendió que era voluntad de Dios que no estuviese
en Jerusalén, siempre vino consigo pensando qué haría, y al final se inclinaba más
a estudiar algún tiempo para poder ayudar a las ánimas, y se determinaba ir a
Barcelona...17.
19. Humildes e instruidos. Ignacio comprendió muy pronto la necesidad de
instrucción para el servicio de la fe y el ministerio de la Palabra. En la Fórmula18
escribe: "este Instituto pide hombres del todo humildes y prudentes en Cristo, y
señalados en la pureza de la vida cristiana y en las letras". Desde entonces ha sido
característico de la Compañía mantener en tensión creativa este requisito ignaciano
del uso de todos los medios humanos, ciencia, arte, erudición, virtud natural, con
una total confianza en la gracia divina.
20. Capaces de proponer alternativas. Hoy en nuestro apostolado, respetamos y
apreciamos lo que es bueno en la cultura contemporánea, sin dejar de proponer
críticamente alternativas para los aspectos negativos de esa misma cultura. En el
contexto de los complejos retos y oportunidades de nuestro mundo
contemporáneo, nuestro ministerio requiere toda la erudición e inteligencia,
imaginación y perspicacia, estudios sólidos y análisis rigurosos que podamos
acumular. Superar ignorancias y prejuicios mediante el estudio y la enseñanza,
hacer realmente del Evangelio una "Buena Noticia" a través de la reflexión
teológica en un mundo confuso y turbado, es una de las características de nuestro
modo de proceder.
7. Hombres enviados, siempre disponibles para nuevas misiones
21. ... y si no consiguiesen permiso para quedarse en Jerusalén; volver a Roma y
presentarse al Vicario de Cristo, para que los emplease en lo que juzgase ser de
más gloria de Dios y utilidad de las almas19.
22. Para acudir a las necesidades más desatendidas. Nadal, al promulgar las
Constituciones se pregunta: ¿Por qué hay jesuitas? Ya hay sacerdotes diocesanos y
obispos. Y contesta simplemente que nuestro carisma, nuestra misma razón de
existir, es acudir adonde las necesidades están desatendidas. Nuestro modo de
proceder facilita esta movilidad20.
23. Disponibles para ser enviados a cualquier parte del mundo. El jesuita es
esencialmente un hombre para la misión, misión que recibe del Santo Padre y de
su propio superior religioso, pero en último término del mismo Jesucristo, el
17
Autobiografía, 50 (BAC 130).
Form. [5].
19
Autobiografía, 85 (BAC 157).
20
MHSI Nadal V-II, p.113 [281].
18
5
Enviado por el Padre. "Las personas de esta Compañía deben estar cada hora
preparadas para discurrir por unas partes y otras del mundo, adonde fueren
enviadas por el Sumo Pontífice o sus Superiores"21.
24. Deseosos de comunicar este espíritu de misión. Y así, otra de las
características de nuestro modo de proceder consiste en vivir con libertad
operativa: abiertos, adaptables, hasta deseosos de cualquier misión que se nos
pueda encomendar. En efecto, nuestro ideal es una consagración incondicional a la
misión, libres de todo interés mundano y libres para todos los hombres y mujeres.
Nuestra misión se extiende también a promover ese mismo espíritu de misión en
los demás.
8. Siempre en busca del magis
25. Los que más se querrán afectar y señalar en todo servicio de su rey eterno y señor
universal, no solamente offrescerán sus personas al trabajo, más aún... harán
oblaciones de mayor stima y mayor momento22.
26. Sentido del "magis". El magis no es simplemente una más en la lista de
características del jesuita. Las impregna todas. La vida entera de Ignacio fue la
búsqueda de un peregrino hacia el magis, la siempre mayor gloria de Dios, el
siempre más cabal servicio de nuestro prójimo, el bien más universal, los medios
apostólicos más efectivos. "La mediocridad no tenía puesto en la cosmovisión de
Ignacio"23.
27. Una cierta agresividad apostólica. El jesuita nunca está satisfecho con lo
establecido, lo conocido, lo probado, lo ya existente. Nos sentimos constantemente
impulsados a descubrir, redefinir y alcanzar el magis. Para nosotros, las fronteras y
los límites no son obstáculos o términos, sino nuevos desafíos que encarar, nuevas
oportunidades por las que alegrarse. En efecto, lo nuestro es una santa audacia,
"una cierta agresividad apostólica"24, típica de nuestro modo de proceder.
Conclusión
1. Una especie de reto. Nuestro modo de proceder es una especie de reto. Es el
acicate causante de "que el hijo de la Compañía actúe siempre y reaccione ante las
más imprevistas circunstancias de un modo coherentemente ignaciano y
jesuítico"25.
2. La oración de Pedro Arrupe. Dios quiera que vivamos siempre con más fidelidad
este camino de Cristo modelado por San Ignacio para nosotros. Para lograrlo,
oramos con la oración del P. Pedro Arrupe:
Señor: meditando el modo nuestro de proceder he descubierto que el ideal de
nuestro modo de proceder es el modo de proceder tuyo.
21
Const. [588].
EE [97].
23
Kolvenbach. Peter-Hans: A los amigos y colaboradores de la Compañía de Jesús, AR 20(1991)606.
24
Arrupe, Pedro: El modo nuestro de proceder, 12, AR 17(1979)660.
25
Arrupe, Pedro: El modo nuestro de proceder, 55, AR 17(1979)686.
22
6
Dame, sobre todo, el 'sensus Christi'...: que yo pueda sentir con tus
sentimientos, los sentimientos de tu Corazón con que amabas al Padre y a los
hombres.
Enséñame a ser compasivo con los que sufren: con los pobres, con los leprosos,
con los ciegos, con los paralíticos.
Enséñanos tu 'modo' para que sea 'nuestro modo' en el día de hoy y podamos
realizar el ideal de Ignacio: ser compañeros tuyos, 'alter Christus',
colaboradores tuyos en la obra de la redención26.
26
Arrupe, Pedro: El modo nuestro de proceder, 56, AR 17(1979)687-690.
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