Recomendaciones específicas por país 2016 y papel de los

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Recomendaciones específicas por país 2016 y papel de los
interlocutores sociales en el Semestre europeo
(posición de la CES)
Aprobada por el Comité Ejecutivo de la CES de 8-9 de junio de 2016
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De los informes por país a las recomendaciones específicas por país
Al comienzo del ciclo 2016, la Comisión Europea prometió un Semestre más orientado
socialmente, luchando contra la fragmentación del mercado de trabajo y promoviendo
contratos de trabajo estables y fiables, reduciendo al mismo tiempo las brechas de género
y respetando la autonomía de los interlocutores sociales. Los informes por países
profundizaron el análisis social, pero no lo traducen suficientemente en las
recomendaciones específicas por país.
En la presentación de las Recomendaciones específicas de país de 2016, la Comisión
declaró su compromiso con un entorno macroeconómico favorable a la inversión y
recurriendo al margen disponible por la flexibilidad presupuestaria para políticas orientadas
al crecimiento. La Comisión se muestra confiada en la recuperación económica y las
inversiones futuras. Sin embargo, los informes por país muestran que los recursos que la
UE puede movilizar de manera autónoma, incluyendo el plan de inversión del presidente
Juncker, siguen siendo limitados y no son suficientes para garantizar un nivel sólido de
nueva inversión.
Teniendo en cuenta una fuerte disminución del déficit de la zona euro (1,9% en 2016 y
1,6% en 2017), la Comisión evita situar a los países con déficit o deudas excesivas bajo
procedimientos correctivos, ya sea aplazando la decisión (España y Portugal) o exigiendo
solemnes compromisos de los Estados miembros (Finlandia, Bélgica e Italia) de adherirse
a los objetivos presupuestarios a medio plazo. En cuanto a Italia, la Comisión revisará su
evaluación de los factores pertinentes en un nuevo informe en noviembre. En cuanto a
España y Portugal, la Comisión va a volver a revisar la situación de estos dos Estados
miembros a principios de julio. Al parecer, la Comisión podría adoptar un enfoque más
flexible, pero queda por ver si se confirmará esta decisión después de las elecciones
españolas. Los procedimientos de déficit excesivo están cerrados para Chipre, Irlanda y
Eslovenia, lo que dejaría a seis Estados miembros bajo procedimiento.
Muy pocas recomendaciones piden un aumento en el nivel de inversión, sino que se
centran principalmente en el entorno económico como una manera de impulsar la
inversión.
Empleo y mercado laboral
La gran mayoría de los Estados Miembros tienen recomendaciones en el ámbito de las
reformas del mercado laboral y del empleo. Los informes por país sitúan los mercados
laborales en el centro del análisis, sin embargo, muchos de los problemas identificados no
son objeto de recomendaciones específicas. Los problemas estructurales graves
planteados por los informes incluían el desempleo de larga duración, el subempleo y la
pobre (o nula) aplicación de políticas activas de empleo. Incluso en los países identificados
con notas relativamente buenas en términos de tasas de empleo, los trabajadores se
enfrentan a serios desafíos en la búsqueda de puestos de trabajo adecuados y de calidad.
Los informes por país también critican la falta de tiempo de trabajo flexible y alientan a los
Estados miembros a intensificar sus esfuerzos en este ámbito considerado como una
herramienta importante para aumentar la participación laboral de las mujeres y los
trabajadores de más edad. Al igual que en años anteriores, la legislación en materia de
despido colectivo e individual es ampliamente considerada como demasiado rígida y como
un obstáculo para la contratación adicional. La CES rechaza este análisis.
Las recomendaciones abordan algunos de los problemas identificados por los sindicatos aunque nos gustaría ver un enfoque más proactivo para aumentar la oferta de puestos de
trabajo de calidad. Dicho esto, algunos de los ejemplos más flagrantes de explotación en
materia de empleo que fueron identificados en los Informes nacionales se abordan, lo que
proporciona a los interlocutores sociales un mecanismo claro para el seguimiento del
progreso en estas áreas durante los próximos 12 a 18 meses. Destacaremos en particular
la proliferación de contratos de trabajo por cuenta propia en los Países Bajos, el abuso de
los contratos de trabajo temporal en Polonia, la proliferación de mini-empleos en Alemania
(actualmente, más de 7 millones) y la referencia implícita a la mano de obra “de
servidumbre por contrato” en los programas de obras públicas en Hungría. La CES
rechaza la opinión según la cual el aumento del número de contratos de trabajo de
duración indeterminada solo es posible disminuyendo la protección en el lugar de trabajo,
en particular contra los despidos injustos (por ejemplo Polonia).
Sin embargo, otros desafíos clave del mercado laboral son ignorados o incluso agravados
por las recomendaciones. No hay, por ejemplo, ninguna sobre la cuestión del subempleo,
que sigue siendo un problema importante en Chipre, Portugal, España e incluso el Reino
Unido, donde más de un millón de trabajadores están en contratos a tiempo parcial cuando
quieren trabajar a tiempo completo. Esto se aborda en la política de la CES de registrar
tasas de empleo sobre la base del ETC (equivalente a tiempo completo) en lugar de un
simple sí o no sobre si alguien trabaja. Está claro que la Comisión no es sensible a esto
porque aún teniendo recomendaciones para Chipre, España y Portugal, sólo se refieren a
situar a las personas en el mundo laboral (o, al menos, en el paro registrado). La cuestión
de satisfacer plenamente las ambiciones de los trabajadores en cuanto a puestos de
trabajo de calidad sigue sin ser tratada. En el caso de Francia, que ha visto un aumento de
la proporción de contratos de duración determinada de menos de un mes, las
recomendaciones presentan la amenaza real de una disminución de los salarios en aras de
la competitividad. Esto llega en un mal momento para unas relaciones laborales cohesivas
y productivas.
Las recomendaciones se refieren a las diferencias de género (en menos países de lo
esperado) en términos de participación de las mujeres en el mercado laboral (Austria,
República Checa, Alemania y Eslovaquia) o de diferencia salarial (únicamente en Estonia).
Menos países que en el pasado han recibido la recomendación de aumentar el número de
estructuras de cuidado de niños, aunque la mayor parte no responden a los objetivos de
Barcelona. Sin embargo, los informes por países deberían haber prestado más atención a
estas disparidades y más recomendaciones habrían debido hacer de la lucha contra la
disparidad de género una prioridad para las reformas nacionales. No hay que olvidar que
los informes por país siempre se pueden utilizar para orientar las políticas nacionales.
Salarios y negociación colectiva
Confirmando los informes por países, Bélgica, España, Francia y Portugal han recibido
recomendaciones que ponen en cuestión los sistemas de fijación de salarios y la
legislación de protección del empleo, lo que interfiere con la autonomía de los
interlocutores sociales. En los países que se desvían del Pacto de Estabilidad y
Crecimiento, la Comisión avanza las soluciones macroeconómicas tradicionales que ya
han sido propuestas en el pasado y que han generado largos períodos de estancamiento
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económico y consecuencias sociales graves. Junto con sus afiliadas, la CES tratará de
rectificar estas recomendaciones.
Persiste una lectura subjetiva del modelo de negociación colectiva centralizado. En países
como Bélgica, España, Francia, Italia, y Portugal, los sistemas de negociación colectiva se
consideran ineficientes debido a su rigidez. En economías constituidas principalmente por
PYMEs y empresas muy pequeñas, la descentralización de la negociación colectiva sigue
siendo un argumento ideológico.
En Italia, la reforma pendiente del sistema de negociación colectiva no es objeto de una
recomendación específica, pero se menciona en el preámbulo. Aparecida en las
recomendaciones del último año, esta reforma sigue siendo una cuestión abierta altamente
sensible. Las confederaciones sindicales italianas han propuesto una reforma del sistema
de negociación colectiva que están discutiendo actualmente con algunos grupos de
empleadores. El preámbulo menciona la necesidad de seguir adelante con el consenso de
los interlocutores sociales, y mejora el programa nacional de reforma en el que el gobierno
tenía intención de efectuar una intervención unilateral.
En el caso de España, la CES lamenta el silencio ensordecedor sobre la necesidad de
recuperar un mercado de trabajo más equitativo y protegido, para hacer frente a una
agitación social muy extendida y compensar las perturbaciones causadas por las reformas
del pasado.
El SMIC francés y el sistema de fijación de salarios belga están bajo presión de nuevo. El
aumento del salario mínimo portugués hacia el 60% del salario mediano (600€ por mes en
2018) es criticado también. La Comisión debería más bien acoger y apoyar este aumento
necesario para apoyar el consumo.
En los países de Europa Central y Oriental (PECO), una dinámica salarial positiva se tolera
pero no se fomenta. Hay que decir que en muchos Estados miembros, los salarios
mínimos legales son aún muy bajos en términos absolutos (Estonia, Lituania, Letonia,
Bulgaria, Rumania, Croacia) o la manera en que se establecen está mal definida (ej.
Eslovenia, Hungría).
En los PECO, las referencias a los salarios se refieren principalmente a los criterios de
transparencia en la fijación de salarios mínimos (Bulgaria y Rumanía) o la fijación de
salarios en la administración pública (Croacia). Esto podría evolucionar en una dirección
positiva si los gobiernos respectivos dan seguimiento a la demanda de una mayor
participación de los interlocutores sociales.
La cuña fiscal se analizó en varios informes por países donde el objetivo es una reducción
de la fiscalidad del trabajo, sobre todo en favor de los trabajadores con salarios bajos, o un
desplazamiento de la fiscalidad del trabajo hacia otras bases (Italia). Tres países recibieron
recomendaciones específicas en este sentido (Alemania, Hungría, Letonia). Las posiciones
sindicales en este sentido varían según los países, porque deben diseñarse sistemas
fiscales más justos con el fin de asegurar ingresos tributarios adecuados para financiar los
sistemas de protección social universales y de calidad que respondan a las especificidades
nacionales.
Como observación general, la CES insiste en que la UE necesita una dinámica salarial al
alza generalizada para impulsar la demanda interna y de este modo el crecimiento
económico.
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Pobreza y exclusión social
Los informes por países indican que el entorno de baja inflación y bajo crecimiento tiene un
impacto negativo en las personas pobres y los ancianos, y en particular sobre las mujeres.
Catorce países han recibido recomendaciones que pueden ser calificadas como
respuestas a la exclusión social y la pobreza, es decir, que apoyan a los grupos
desfavorecidos (Austria, Bulgaria, Hungría, Letonia, Rumania) o que aumentan la cobertura
de los servicios de salud, de cuidado y otros servicios públicos. La razón de estas
recomendaciones es dar apoyo a las políticas activas e inclusivas del mercado laboral o
proporcionar ayuda a los hogares en riesgo de pobreza (Bulgaria, Chipre, España, Estonia,
Irlanda, Lituania, Portugal, y Reino Unido). Sin embargo, la imagen social negativa no se
reconoce claramente como una consecuencia de las políticas macroeconómicas
restrictivas y desequilibradas.
El énfasis puesto en los informes por países sobre la situación de las personas y de los
trabajadores procedentes de la migración da lugar a recomendaciones específicas en sólo
tres países (Austria, Bélgica y Finlandia). Sin embargo, los informes por países siguen
suponiendo una oportunidad para sensibilizar a la opinión pública y llamar la atención de
los gobiernos sobre la necesidad de abordar la discriminación que sufre la población
migrante en las políticas nacionales.
Los informes por países hacen referencia a la sostenibilidad de las pensiones, a la
prolongación de la vida activa y al paso a la jubilación como retos que hay que superar. La
principal preocupación de los sindicatos de toda Europa trata sobre la pertinencia de estas
referencias y la protección de la salud. Se espera un aumento de la pobreza de las
personas mayores en toda Europa. Las recomendaciones para adaptar los sistemas de
pensiones afectan a Austria, Croacia, Polonia, Portugal y Rumania, pero se refieren
principalmente a su sostenibilidad. Lo que no ha cambiado es el objetivo general de la
gobernanza económica que quiere que los aumentos de los ingresos de los pensionistas
estén sujetos a las reglas de estabilidad del PIB y a las reglas de crecimiento. Pero, incluso
donde sucede esto, como en Alemania, la tasa de pobreza de las personas mayores sigue
siendo motivo de grave preocupación. Además, las recomendaciones deberían tomar en
consideración el impacto que el alargamiento de la vida laboral puede tener sobre los
trabajadores de más edad (por ejemplo el sector minero en Polonia).
Papel de los interlocutores sociales y del diálogo social en el semestre de la UE
La Comisión insiste en el papel de los interlocutores sociales y en una mejor utilización del
diálogo social para impulsar el cambio. La Comisión invita a los Estados miembros a
implicar a los interlocutores sociales ya en la fase de elaboración de los programas
nacionales de reforma (PNR) y a que informen al respecto en una sección específica de
sus PNR. La coordinación de la CES ha mostrado las ventajas de una implicación más
importante de los interlocutores sociales en el Semestre europeo a nivel nacional y
europeo, y hay que señalar mejoras, en particular en el diálogo entre los sindicatos y la
Comisión europea. Sin embargo algunos gobiernos siguen siendo reticentes hacia los
interlocutores sociales (por ejemplo España) y esto perjudica la puesta en marcha de un
diálogo eficaz con respecto a los puntos claves del Semestre europeo.
El análisis de la CES de 23 de los 28 programas nacionales de reforma muestra que en
cinco países, los interlocutores sociales están implicados a través de órganos consultivos
institucionales como los consejos económicos y sociales (Bélgica, Francia, Croacia, Italia, y
Luxemburgo). Los gobiernos de Malta, Polonia e Irlanda expresaron su preferencia por
consultas multipartitas (sociedad civil). Una consulta específica con los interlocutores
sociales tuvo lugar en Eslovenia, Alemania y Dinamarca. Cuatro países no informan sobre
la participación de las partes interesadas y seis países se refieren a los interlocutores
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sociales sin explicar la forma en que han sido implicados. En algunos casos, las opiniones
de los órganos consultivos o de los interlocutores sociales se unieron al PNR (Austria,
Croacia, Suecia y Países Bajos).Las lagunas habituales para la implicación de los
interlocutores sociales son las siguientes: insuficiente antelación, ausencia de
transparencia en la selección de las partes implicadas y dificultad de acceso a los
proyectos de documentos y documentos preparatorios.
Sin embargo, los informes sobre los PNR tienen que ser evaluados con arreglo a las
prácticas reales y el análisis de los sindicatos. Algunas recomendaciones específicas por
país alientan efectivamente a los gobiernos a mostrarse proactivos, pero es necesaria una
inversión mucho mayor en el diálogo social. En los últimos tiempos, los sindicatos han
ayudado a impulsar un verdadero debate público sobre el semestre europeo, pero su papel
no puede limitarse a eso. La implicación sindical se mantiene por debajo de las
expectativas. Las consultas entre los gobiernos y los interlocutores sociales deberían tener
lugar al menos dos veces al año, entre la publicación de la Encuesta Anual sobre el
Crecimiento y la elaboración de informes por países, y en la etapa de elaboración de los
PNR. Este diálogo tiene que ser oportuno, significativo y ejecutarse en un espíritu de
cooperación leal. Los interlocutores sociales también deben tener la oportunidad de
proponer enmiendas a las recomendaciones ya sea a través de sus propios gobiernos o
por medio de la Comisión Europea, en coordinación con la CES.
Cada año, la CES seguirá de cerca la participación de sus miembros al final de cada ciclo
del Semestre. Si lo solicitan, la CES dará su apoyo a las afiliadas en la elaboración de
enmiendas a las recomendaciones y les ayudará a presentarlas a las instituciones de la
UE.
Conclusiones
La CES reconoce que hay un mayor énfasis en las políticas sociales y de empleo en los
informes nacionales de este año, algo que también se puede ver en cierta medida en las
recomendaciones. Aparte de esto, como en años anteriores, se persiguen las mismas
políticas, como la reducción de los gastos públicos y de los costes de mano de obra.
Algunas recomendaciones no están totalmente claras y pueden interpretarse de distintas
maneras. Esto causa incertidumbres para los interlocutores sociales cuando se les
consulta en el transcurso del proceso de toma de decisión.
Las reformas estructurales de los mercados de trabajo siguen la misma lógica sin éxito que
Europa ya ha probado y que ha fracasado. La CES rechaza la idea de que los mercados
de trabajo sufren de muy poca flexibilidad. Sufren en realidad de un exceso de contratos de
duración determinada, de empleo a tiempo parcial involuntario y de falsos empleos
autónomos.
La modesta recuperación ha sido posible gracias a un aumento en el consumo debido al
bajo nivel de la inflación, a factores externos favorables y a una política presupuestaria
más neutra. Lo que Europa necesita es un aumento en el salario mínimo, aumentos de
salarios mediante una negociación colectiva reforzada para estimular el crecimiento y
luchar contra las desigualdades, y acciones para poner fin a la precariedad laboral.
La CES expresa su preocupación por las recomendaciones específicas por país recibidas
por Bélgica, España, Francia, Polonia y Portugal y pide que se reconsidere el impacto que
pueden tener en los más de 160 millones de ciudadanos afectados. En particular, la CES
quiere asegurarse de que se respetan totalmente y se fortalecen la autonomía de la
negociación colectiva así como la legislación en materia de protección del empleo.
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