Los colores del agua

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DE
CERCA
Josep M. Gasol y Carlos Pedrós-Alió
Los colores del agua
E
l agua es transparente e incolora... Pero no
siempre. Las aguas de nuestros ríos, lagos,
embalses y mares pueden tener partículas inorgánicas en suspensión. Estas partículas tiñen el agua
de color marrón (de las arcillas o de los ácidos húmicos) o gris (de los sedimentos glaciares). Más espectaculares incluso resultan las coloraciones de las
aguas causadas por el crecimiento de determinados
microorganismos. Porque lagos, lagunas y océanos
están llenos de microorganismos, algas y bacterias,
que forman la base de las redes tróficas planctónicas. Estos organismos no son perceptibles a simple
vista. Su tamaño oscila entre una micra (una milésima parte de un milímetro) y unas pocas decenas
Imagen de un cristalizador en las salinas de
Santa Pola (Alicante),
de color rojo, generado
por los pigmentos de
las halobacterias y arqueas (fotografía:
Carlos Pedrós-Alió).
Algunos de estos
microorganismos
presentan morfologías
curiosas como las que
tienen “forma de sello”
(fotografía al microscopio electrónico de
transmisión de Núria
Guixa-Boixereu)
40
de micras. Pero, en determinadas ocasiones, los microorganismos proliferan hasta alcanzar enormes concentraciones (hasta diez millones de microorganismos
por mililitro de agua) y pueden teñir las aguas de
colores blancos, verdes o rojos.
Por ejemplo, desde un barco el agua suele verse de color azul-grisáceo, dependiendo de cómo se
refleje la luz en la superficie. Pero algunas algas,
como la cocolitoforal Emiliania huxleyi pueden darle un aspecto lechoso. Y el crecimiento masivo de
algas dinoflageladas produce coloraciones verdes o
rojizas (las llamadas “mareas rojas”). En las salinas, típicas de las regiones mediterráneas, el agua
de mar se va concentrando hasta que se produce
la cristalización de la sal. Estas lagunas de
cristalización son de un intenso color rojizo
debido a los pigmentos de algunas bacterias
y arqueas de morfologías peculiares, como
se observa en las fotografías al microscopio
electrónico. Y, finalmente, en algunos lagos
y lagunas situados en zonas cársticas se pueden dar proliferaciones de bacterias fotosintéticas o de algas que tiñen las aguas de
colores verdosos, marrones o rojos. Un ejemplo extremo es el de la laguna Cisó, en la
zona de Bañolas, que puede convertirse en
un “lago de sangre”.
El agua es transparente, sí... ¡pero sólo cuando los microorganismos se lo permiten!
La cianobacteria Aphanizomenon flos-acquae en una imagen de microscopía electrónica de barrido y tiñendo las aguas de un lago del estado
de Wisconsin en los EE.UU. (Fotografías: Carlos Pedrós-Alió)
La laguna Cisó, en Bañolas, con las aguas teñidas de color rojo
(fotografía: Carlos Pedrós-Alió). El color se debe a la proliferación masiva de las bacterias fotosintéticas del género Chromatium
(fotografía de epifluorescencia de Emilio O. Casamayor)
Imagen de las aguas costeras del Mediterráneo en
pleno desarrollo masivo
de dinoflageladas (fotografía: Jordi Camp). Una
imagen al microscopio
electrónico de barrido de
una de las dinoflageladas
que típicamente
causan coloraciones del
agua de mar (Pentapharsodinium tyrrhenicum,
fotografía de Magda Vila
y José Manuel Fortuño)
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