Mamíferos Marinos - Ministerio del Medio Ambiente

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DIVERSIDAD DE ESPECIES
MAMÍFEROS MARINOS
JUAN CAPELLA Y JORGE GIBBONS
Shahmanink se quejaba siempre diciendo que los guanacos eran pequeños y flacos. Kwonype, disgustado, lo transformó en ese animal feroz... matador de ballenas (orca). En
adelante cuando veía una poderosa ballena Ohchin, la acometía y la mataba.
Bridges (2000)
Los mamíferos marinos, una denominación funcional
más que sistemática, representan un conjunto de cerca de
138 especies en el mundo, agrupados en tres órdenes: Cetacea (delfines, ballenas, marsopas, cachalotes, zifios y meso-
Delphinus capensis. Foto: Juan Capella.
234
plodontes), Sirenia (manatíes y dugongos) y Carnivora (lobos
marinos, focas, nutrias, morsa y oso polar). Son animales más
o menos heterogéneos en tamaño, aspecto y origen evolutivo, que comparten, en mayor o menor grado, la condición
de tener al medio acuático —ya sea marino, estuarino o de
agua dulce— como el hogar del que dependen parcial o totalmente para vivir. La mayoría de los mamíferos marinos del
mundo pertenece al orden Cetacea (unas 83 especies), que a
diferencia del resto de los mamíferos, carecen de pelaje.
En Chile se encuentran 51 especies, un 36 por ciento de
la diversidad mundial, con representantes en tres grupos: cetáceos, nutrias y pinnípedos (lobos marinos y focas).
Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica
Arctocephalus australis. Foto: Juan Capella.
CONOCIMIENTO HISTÓRICO Y ACTUAL
Históricamente, el conocimiento de los mamíferos marinos en Chile estuvo ligado a su utilización desde antes
que Hernando de Magallanes descubriera el país en 1520.
Sabemos de esta relación por numerosas evidencias como
pictografías de caza de ballenas francas en la quebrada del
Médano en la II Región, la navegación en balsas de cuero
de lobo común por los changos en todo el norte del país, la
construcción de arpones y herramientas de huesos de ballenas por los pueblos canoeros de Chiloé al sur y el relato de
caza de ballenas por los kawésqar en el estrecho de Magallanes. Bello ejemplo de su importancia desde antiguo son
los mitos sobre una ballena Tempulkalwe que transportaba
en su lomo a los espíritus de los muertos desde la costa de
Tirúa en dirección al poniente hacia la isla Mocha, donde se
encontraba “el mundo de abajo”.
El conocimiento posterior generado por los inmigrantes,
desde el siglo XVI a nuestros días, estuvo marcado por los
cambios en su uso o valor económico. Entre los siglos XVI al
XIX se acumuló algo de información de navegantes cuya misión era describir todo lo útil que hubiera en el Nuevo Mundo para sus imperios mandantes. Por ejemplo, para el sector
de isla Carlos III en el estrecho de Magallanes, los navegantes
reportaron la presencia de ballenas a lo largo de cinco siglos,
la primera vez en 1583.
Los descubrimientos de mamíferos marinos fueron seguidos por la caza masiva. Las primeras referencias a explotación comercial se remontan a 1563, cuando Juan Fernández
descubre grandes cantidades de lobos marinos finos en el
archipiélago que lleva su nombre. La caza de esta especie
por parte de ingleses y norteamericanos desde fines del siglo
XVII llevó a su aniquilamiento y casi desaparición hacia comienzos del siglo XIX. En la región magallánica, la caza de
235
47(10)
Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos
30(7)
80
17(6)
AFH
ATC
11(3)
16(7)
40
19(7)
60
16(6)
0
NAC
ASA
Distribución
2(2)
20
1(1)
Riqueza de especies (%)
100
F
E
L
C
O
Hábitat
Figura 1. Riqueza de especies de mamíferos marinos en los ambientes y hábitat donde se distribuyen en Chile. El valor sobre las
barras indica el número de especies y entre paréntesis el número
de familias. La simbología indica los ambientes: ASA (aguas con afinidad subantártica), AFH (aguas frías de la corriente de Humboldt,
ATC (aguas templadas-cálidas), NAC (amplia presencia en todas las
aguas nacionales) y los hábitat: sistemas fluviales y lacustres (F),
estuarios (E), litoral (L), costero (C) y oceánico (O).
poradas por W. Osgood, P. Yáñez, W. Sielfeld y A. Aguayo,
para alcanzar en la actualidad un total de 51 especies reconocidas en el territorio nacional.
Una vez perdida su condición de fuente de riqueza, no
es de extrañar que durante el siglo XX el esfuerzo científico
por conocer estos grupos en Chile fuera escaso. Su conocimiento actual proviene de estudios basados en información
de registros ocasionales de animales varados, enmallados o
avistados, esporádicos cruceros de investigación, evaluaciones poblacionales específicas, censos puntuales en el tiempo y el espacio, estudios genéticos ocasionales y esfuerzos
aislados. Sin duda que han existido avances importantes en
el conocimiento de los mamíferos marinos en Chile en los
últimos 50 años, pero el desarrollo de las investigaciones es
limitado, fragmentario y en general de corto aliento. Todavía
existen muchas especies —en particular tres familias completas de cetáceos como son Ziphiidae (zifios y mesoplodontes), Kogiidae (cachalotes enanos) y Phocoenidae (marsopas)—, que prácticamente no han sido estudiadas.
DIVERSIDAD TAXONÓMICA
lobos marinos se remonta a 1790 y a mediados del siglo XIX
ya había más de 400 barcos dedicados a esta actividad a lo
largo de la costa de Chile.
Una historia similar vivieron las ballenas. El primer barco
ballenero en Chile fue el Amelia que, entre 1788 y 1790,
retornó a puerto con 139 toneladas de aceite. Su éxito y las
noticias proporcionadas por James Cook después de su paso
por nuestras aguas atrajeron a ingleses y americanos. Las primeras capturas se centraron en la ballena franca austral en
aguas de Chile central, pero ya hacia 1860 la disminución
en la abundancia de esta y otras ballenas trasladó la actividad hacia el sur. Las balleneras locales en Chile se instalaron poco después de la independencia en 1810, llegando a
operar seis estaciones balleneras costeras entre Iquique y el
estrecho de Magallanes. Entre 1929 y 1983 se cazaron cerca
de 30 mil ballenas en Chile.
Por otra parte, las nutrias también fueron perseguidas al
menos desde el siglo XVII, debido al extraordinario valor de
su piel, tanto para uso local como para el mercado internacional. Se cazaron miles de ejemplares a lo largo del país
hasta bien entrado el siglo XX, y ya desde el siglo XVIII esa
práctica era reconocida como un hecho común.
De todo este conocimiento empírico de los cazadores
y de los cientos de miles de ejemplares sacrificados quedó
poco: en la ciencia, algunas bases acerca de la diversidad
de ballenas, lobos marinos, nutrias y focas, y en la literatura, algunos relatos notables de Francisco Coloane. A partir
de la labor descriptiva de los primeros naturalistas, se fue
cimentando el conocimiento científico posterior acerca de
los mamíferos marinos. Desde el trabajo fundador de Ignacio
Molina en 1821 donde da cuenta de la existencia de ocho
especies de cetáceos para Chile, la información fue aumentando gradualmente por el aporte de distintos autores, especialmente a partir de mediados del siglo XX. Entre los más
destacados, se cuentan las recopilaciones y adiciones incor236
En Chile no se ha hecho una revisión del estado sistemático y taxonómico de las especies de mamíferos marinos
presentes en el país y dado que la inmensa mayoría habita
en amplias regiones del mundo, podemos adoptar la última
actualización existente para este grupo a nivel global escrita
por Rice en 1998. Desde entonces, se han registrado ocasionales cambios taxonómicos y desacuerdos entre autores
sobre el reconocimiento de ciertas familias y géneros y también con algunas denominaciones específicas. En la actualidad, en Chile —excluida la Antártica— se ha reportado la
presencia de 51 especies de mamíferos marinos (véase la
figura 1) de los órdenes Cetacea (40 especies en ocho familias) y Carnivora (11 especies en tres familias). Las familias
que presentan la mayor diversidad de especies son Delpninidae (17), Ziphiidae (10), Balaenopteridae (6) y Otariidae
(5 especies).
La diversidad taxonómica de Chile es considerable, un
36 por ciento en relación a la mundial, y comparable a la de
países sudamericanos de mayor extensión territorial, como
es el caso de Brasil y Argentina. Dentro de la riqueza taxonómica que se encuentra en Chile, es importante destacar dos
especies endémicas (sólo habitan en nuestro país): el delfín
chileno (Cephalorhynchus eutropia), en la costa central y
sur, y el lobo fino de Juan Fernández (Arctocephalus philippii), en el archipiélago con ese nombre. Además, se encuentran otras dos especies cuya distribución en el cono sur de
Sudamérica abarca territorio de países vecinos en los límites
con Chile: la nutria marina o chungungo (Lontra felina), con
Perú y Argentina, y la nutria de río o huillín (Lontra provocax), con Argentina. Para hacerse una idea de cuán reciente
es la generación de conocimiento sobre la riqueza de este
grupo en Chile basta decir que tres especies de cetáceos, el
mesoplodonte pigmeo y el de Travers, y el delfín común de
hocico largo, recién fueron reconocidas en aguas chilenas a
fines de la década de 1990.
Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica
Megaptera novaeangliae. Foto: Juan Capella.
Orcinus orca. Foto: Juan Capella.
237
Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos
Megaptera novaeangliae comiendo. Foto: Juan Capella.
DISTRIBUCIÓN Y DIVERSIDAD DESDE LA GEOGRAFÍA
Este grupo faunístico está íntimamente asociado al mar,
por lo que su distribución en buena medida se relaciona con
la geografía marina y no con regiones ecológicas continentales o regiones administrativas. En ese sentido, y para efectos
descriptivos de la distribución de los mamíferos marinos, se
consideraron tres grandes ambientes para las aguas marinas
chilenas: 1) masas de agua con afinidad subantártica (ASA)
presentes desde la región de Chiloé al sur, incluido el sector
de aguas interiores de los fiordos australes, 2) aguas frías de
la corriente de Humboldt (AFH) desde Chiloé hasta el límite
norte del país, y 3) aguas templadas-cálidas (ATC) ubicadas
en el sector de las islas oceánicas (archipiélago Juan Fernández, Isla de Pascua, entre otras) y como cuñas con límites
algo dinámicos en el extremo norte del país. Sólo aquellas
especies con amplia presencia en cada uno de estos tres ambientes se consideraron con distribución nacional (NAC).
La elevada capacidad de desplazamiento de la mayoría
de los mamíferos marinos —particularmente los cetáceos y
los pinnípedos—, hace que se encuentren individuos errantes lejos de las áreas de mayor concentración; asimismo,
la condición altamente migratoria de muchos de ellos les
permite estar habituados a vivir en ambientes bastante diferentes, ocasiona que sea difícil en algunos casos describir
un patrón claro de diversidad en relación con la geografía,
por lo que debe mirarse este aspecto con cierta flexibilidad.
A eso se le suma el conocimiento fragmentario que existe,
238
marcado por un vacío de información en algunas zonas
debido a la falta de esfuerzo de muestreo, una mejor información en otras áreas originada por esfuerzos intensivos
de registro de más largo aliento y porque la presencia de
algunas especies es conocida sólo por restos óseos o ejemplares varados.
En términos geográficos, la riqueza de mamíferos marinos en Chile no presenta un patrón claro (véase la figura 1).
Dieciséis especies tienen una amplia distribución nacional,
NAC, seis de ellas son cetáceos fuertemente migratorios y
otras 18 especies están restringidas a algunos de los tres ambientes marinos: nueve en ASA, siete en ATC y sólo dos en
AFH, este último el de mayor extensión en el territorio chileno. Por otra parte, existen 17 especies que se encuentran distribuidas en dos ambientes: siete en ASA-AFH, siete en AFHATC y tres en ASA-ATC (véase el cuadro 1). Curiosamente,
estas últimas tres especies que son característicamente de
aguas subantárticas o antárticas —foca cangrejera (Lobodon
carcinophaga), lobo fino antártico (Arctocephalus gazzella)
y zifio de Shepherd (Tasmacetus shepherdi)—, también han
sido registradas en los territorios insulares oceánicos (véase el cuadro 1). Hay dos especies, foca leopardo (Hydrurga
leptonix) y foca elefante (Mirounga leonina) que no fueron
consideradas con una distribución nacional a pesar de existir registros en los tres ambientes marinos, debido a que en
su mayoría se trata de observaciones ocasionales de individuos solitarios errantes, salvo una pequeña colonia de foca
elefante que es habitual en la XII Región.
Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica
DIVERSIDAD ECOLÓGICA
En Chile se pueden reconocer cinco hábitat principales
para los mamíferos marinos y cada especie puede hacer uso
de más de uno de ellos (véase el cuadro 1). Estos hábitat son:
sistemas fluviales y lacustres (F), estuarios (E), litoral o borde
de tierra (L), costero (C) y oceánico (O). De acuerdo a estos
hábitat, en Chile hay 21 especies exclusivamente O, 1 exclusivamente C, 17 C y O, 1 C y E, 9 L, C y O, 1 L y C, y 1 F, L,
E y C (véanse el cuadro 1 y la figura 1).
La mayoría de las especies presentan una dieta carnívora,
en la que se incluye alguno de los siguientes componentes:
peces, cefalópodos (calamares y pulpos), zooplancton (krill)
y vertebrados mayores (tortugas, aves y mamíferos marinos).
La dieta de las nutrias también incluye una mayor variedad
de otros invertebrados (moluscos y crustáceos especialmente)
y en el caso del huillín, huevos y aves continentales. Con la
excepción del huillín en hábitat de agua dulce, el resto de los
mamíferos marinos dependen del mar para su alimentación,
actividad que realizan por medio del buceo, llevando a cabo
la mayoría de las especies una depredación muy activa o, en
el caso de las ballenas, un proceso de filtración activo. La
mayoría de las especies son buceadoras pelágicas, es decir,
sus inmersiones no sobrepasan los 200 a 300 metros de profundidad, aun cuando tienen la capacidad para sumergirse
significativamente más. Existe otro conjunto de 12 especies,
que incluye a toda la familia Ziphiidae, la foca elefante y
el cachalote, que son buceadores de gran profundidad, pudiendo, en el casos de las dos últimas, sumergirse hasta 2 y
3 kilómetros respectivamente. Esto significa que tienen un
importante rol dentro del flujo de nutrientes, pues transportan la materia orgánica con rapidez a la superficie, sin lo cual
permanecería en ciclos energéticos de profundidad.
El cachalote y la mayoría de las grandes ballenas (familias Balaenopteridae y Balaenidae), exceptuando solamente
a la ballena de Bryde, realizan migraciones periódicas entre
sus áreas de alimentación en las latitudes altas de las aguas
antárticas y sus áreas de reproducción en zonas templadas y
tropicales, pudiendo viajar hasta 8.500 kilómetros en un solo
tramo, como ocurre con la ballena jorobada.
Entre las especies que se han estudiado está bastante generalizada la existencia de vínculos sociales estrechos y extendidos en el tiempo, especialmente entre los cetáceos de
la familia Delphinidae, el cachalote y los lobos marinos. En
el caso de las tres familias de ballenas, las especies tienden a
ser solitarias, salvo por períodos cortos durante la temporada
reproductiva y de alimentación.
Se conoce todavía menos sobre la abundancia de mamíferos marinos que sobre su distribución en el país. La situación más dramática en cuanto a información afecta a 20
especies para las cuales los registros de su presencia en Chile
son escasos. Incluso en muchas de ellas se trata de un único
registro basado en restos óseos. En estas especies poco conocidas se encuentran cinco pinnípedos (lobo fino antártico
y subantártico, foca de Weddell, cangrejera y leopardo), seis
Ziphiidae (zifio de Shepherd, Mesoplodonte de Gray, de Héctor, de Blainville, de Travers y pigmeo), cinco delfines (delfín
cruzado, delfín listado, común de hocico largo, de diente
rugoso y orca pigmea), una marsopa (Phocoena dioptrica),
dos Kogiidae (cachalote pigmeo y enano) y la ballena franca
pigmea. En las especies estudiadas, los datos más recientes
indican que la población actual nacional del lobo marino
común alcanzaría un total de 94.535 ejemplares, el lobo fino
austral, un total de 24.589 ejemplares y el lobo fino de Juan
Fernández, cerca de 17.000 ejemplares, este último con un
Megaptera novaeangliae. Foto: Juan Capella.
Lontra felina. Foto: María José Pérez.
Mirounga leonina. Foto: María José Pérez.
239
Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos
Lagenorhynchus obscurus. Foto: Juan Capella.
aumento gradual y sostenido en las pasadas tres décadas.
Para cetáceos se dispone de algunos censos aéreos de tonina
overa en el sector oriental del estrecho de Magallanes entre
1984 y 1996, que arrojan tamaños variables de la población,
con valores que fluctúan entre algunos cientos y algo más
de 2.000 ejemplares. También se dispone de estimaciones
mediante captura-recaptura de ballenas jorobadas identificadas fotográficamente en el sector de la isla Carlos III en el
estrecho de Magallanes, que indican una población ligeramente superior al ciento de animales. La abundancia de las
otras especies de cetáceos en Chile no ha sido cuantificada y
no se dispone de estimadores confiables. La misma situación
sucede con las nutrias.
2. En las aguas de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt (III y IV Región), existe una población de entre 40 y
50 delfines tursión (Tursiops truncatus), muchos de ellos
residentes en el sector desde hace al menos 18 años;
3. En las aguas frente al golfo Corcovado en Chiloé hay una
importante área de alimentación de ballenas azules (Balaenoptera musculus), el único lugar conocido de concentración de esta especie en aguas chilenas, y
4. En el norte de Chile, en aguas oceánicas frente a la I y II
Región, se encuentra un área de alimentación de cachalotes (Physeter macrocephalus), en la que se reúne un
considerable número de ejemplares.
PRINCIPALES FALENCIAS EN SU CONOCIMIENTO
SINGULARIDADES EN CHILE
A nivel taxonómico, existen dos especies endémicas: el
delfín chileno entre la V y XII Región, miembro de un género
que cuenta con sólo cuatro especies en el mundo, y el lobo
fino de Juan Fernández en el archipiélago de ese nombre.
Además, una tercera especie, el huillín, es endémica del sur
y extremo austral de Chile y parte del sur de Argentina.
A nivel funcional, cabe destacar cuatro singularidades:
1. En el estrecho de Magallanes se encuentra la única zona
de alimentación de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), ubicada al norte de las aguas de la convergencia antártica. Además, estas ballenas son extremadamente fieles a dicha área, retornando cada año un
número significativo de individuos, reconocidos mediante fotografías;
240
La revisión de la historia del conocimiento de los mamíferos marinos de Chile muestra que este no es neutro, que
responde a lo que queremos o necesitamos conocer. Para
los selk’nam la predicción de un varamiento de ballenas significaba alimento abundante y esa capacidad la detentaban
los chamanes. Para los loberos y balleneros el saber donde
y cuando cazar los animales significaba riqueza al retornar
a puerto. En este sentido, ¿nosotros, qué necesitamos saber
de los mamíferos marinos? ¿Qué es importante en nuestros
días? Como se desprende del cuadro 1, en la sección referida
a las áreas del conocimiento exploradas con las diferentes
especies, pareciera que nada o muy poco del universo de
los mamíferos marinos despierta nuestro interés, pues claramente estamos en deuda. De un conocimiento máximo
que cubre los 510 casilleros, apenas hemos avanzado —y de
Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica
manera parcial en cada uno de ellos— en la generación de
información en 128, es decir, un 25 por ciento. Sin embargo
este paisaje de escasez parece comenzar a cambiar como
resultado de una reorientación de la corriente principal de
los intereses de nuestra sociedad en dos áreas:
1. Preocupación por la conservación de la naturaleza, en
general, y la biodiversidad, en particular. Nuestras actividades ponen en riesgo la naturaleza, así como nuestra propia
integridad. Sin embargo, sabemos muy poco de la abundancia, las tendencias de las poblaciones y las amenazas para su
conservación en especies promisorias para actividades comerciales sostenibles (la observación recreativa en su propio
medio, por ejemplo), en hábitat protegidos o próximos a serlo
ya que es información vital para el manejo de estas áreas, y
finalmente en zonas de alto impacto de actividades humanas
(como el cultivo de salmón y otros, infraestructura costera,
tránsito y transporte de productos potencialmente nocivos,
pesquerías). En relación a las tendencias, existen aún muy
pocos trabajos orientados a seguir poblaciones de mamíferos
marinos en una misma área marina durante períodos prolongados, de tal forma que se puedan hacer comparaciones en
el tiempo y entre áreas.
Entre las principales amenazas detectadas y que no han
tenido una evaluación precisa y de largo aliento están las
siguientes:
a. La ocurrencia de caza para consumo de pequeños cetáceos (marsopa espinosa, delfín oscuro y tursión en el
norte de Chile y delfín chileno para la zona centro-sur,
b. La caza de delfín austral, delfín chileno y lobos marinos
a partir de la década de 1970 en la región magallánica
para usarlos como carnada de las trampas de pesca de
centolla,
c. La pesquería de albacora del norte de Chile en la que
ocurrirían enmalles de pequeños cetáceos,
d. La interacción —al parecer perjudicial para el rendimiento pesquero del hombre—, de orcas, cachalotes y calderones grises con la pesquería de bacalao de profundidad
en la zona sur y central,
e. La mortalidad de mamíferos marinos y otros problemas
asociados a la salmonicultura en Chile,
f. La contaminación aguda por derrames de petróleo (como
la del buque tanque Metula en el estrecho de Magallanes,
en 1972, y la de Antofagasta, en 2005), la contaminación
crónica por explotación minera, vertidos industriales y
urbanos y los desechos sólidos de las embarcaciones de
todo tipo,
g. Los efectos de fenómenos climático-oceanográficos, tales
como el fenómeno El Niño y el derretimiento de ventisqueros en los fiordos australes del país, en relación a la
disponibilidad alimentaria para poblaciones de mamíferos marinos.
2. Creciente valor económico de la industria del avistamiento turístico de ballenas, delfines y lobos marinos. Esta es
una actividad sostenible que genera enormes recursos en el
mundo. En Chile los mamíferos marinos son utilizados como
recursos turísticos sólo de manera marginal, sin monitoreos
a largo plazo ni planes de manejo. Están los casos de una
pequeña colonia de foca elefante en el seno Almirantazgo,
Tierra del Fuego, una pequeña población del delfín tursión
en la Reserva Pingüino de Humboldt en la III y IV Región,
la temporada de alimentación de las ballenas jorobadas en
el estrecho de Magallanes, la zona de alimentación de la
ballena azul frente al golfo Corcovado y las agrupaciones
de delfín austral en las inmediaciones de Punta Arenas. El
reconocimiento de esta tendencia y de las necesidades futuras ha motivado la creación en 2003 del Parque Marino
Francisco Coloane para la regulación del turismo de ballenas
jorobadas.
Mirando al futuro cabe preguntarse si además de los dos
grandes cambios en la forma de valorizar la naturaleza y los
mamíferos marinos mencionados arriba, surgirá una nueva
perspectiva que integre los mamíferos marinos como habitantes de un mundo donde la ciencia básica tenga un lugar
central.
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Páginas siguientes:
Cuadro 1. Familias y especies de los dos órdenes de mamíferos marinos que habitan en Chile. Para cada especie se incluye su distribución, hábitat y área del conocimiento donde se han realizado estudios. El detalle de la simbología se encuentra en el texto principal.
Páginas subsiguientes: La ballena franca austral (Eubalaena australis) recibió protección mundial en 1936 por encontrarse al borde
de la extinción. Por su aspecto y características externas es inconfundible, alcanza una longitud total entre 15 y 20 metros, es corpulenta y carece de aleta dorsal. Los animales de esta especie son
migratorios y de desplazamiento muy lento. Preferentemente habitan en aguas antárticas donde se alimentan principalmente de krill y
visitan aguas subtropicales en las que se reproducen en período de
verano; su gestación dura unos 11 meses. Foto: Andrés Morya.
241
Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos
Conservación
Paleontología
Fisiología
Historia natural
Comportamiento
-
-
Arctocephalus
australis
Lobo fino
sudamericano
ASA,
AFH
L, C,
O
-
-
Otariidae
Arctocephalus
gazzella
Lobo fino antártico
ASA,
ATC
L, C,
O
-
-
Arctocephalus
philippii
Lobo fino de Juan
Fernández
ATC,
AFH
L, C,
O
-
-
Arctocephalus
tropicalis
Lobo fino
subantártico
ATC
L, C,
O
-
-
Otaria
flavescens
Lobo común
sudamericano
NAC
L, C,
O
-
-
Hydrurga
leptonix
Foca leopardo
ASA,
AFH,
ATC
L, C,
O
-
-
-
-
-
-
Leptonychotes
weddellii
Foca de Weddell
ASA
L, C,
O
-
-
-
-
-
Lobodon
carcinophaga
Foca cangrejera
ASA,
ATC
L, C,
O
-
-
-
-
-
Mirounga
leonina
Foca elefante
ASA,
AFH,
ATC
L, C,
O
-
-
-
-
-
Lontra felina
Chungungo o
nutria marina
NAC
L, C
-
-
-
Lontra provocax
Huillín o nutria
de río
AFH,
ASA
FL, L,
E, C
-
-
-
CETACEA
Balaenoptera
musculus
Ballena azul
NAC
O, C
-
-
-
-
Balaenopteridae
Balaenoptera
physalus
Ballena de aleta
NAC
O, C
-
-
-
-
Balaenoptera
borealis
Ballena sei
NAC
O
-
-
-
-
Balaenoptera
edeni
Ballena de Bryde
AFH,
ATC
O
-
-
-
Balaenoptera
bonaerensis
Ballena minke
antártica
NAC
O, C
-
-
-
Megaptera
novaeangliae
Ballena jorobada
NAC
C, O
-
-
Balaenidae
Eubalaena
australis
Ballena franca
austral
NAC
C, O
-
-
-
-
Neobalaenidae
Caperea
marginata
Ballena franca
pigmea
ASA
O
-
-
-
-
Delphinidae
Cephalorhynchus
commersonii
Tonina overa
ASA
C, O
-
Cephalorhynchus
eutropia
Delfín chileno
AFH,
ASA
C, E
Delphinus
capensis
Delfín común de
hocico largo
ATC
C, O
-
-
-
-
-
-
Delphinus
delphis
Delfín común
ATC,
AFH
O
-
-
-
-
-
-
Mustelidae
Genética
CARNIVORA
Ecología
Sistemática
-
Morfología
-
Nombre común
Hábitat
-
Especie
Distribución
-
Orden / Familia
Phocidae
242
Biogeografía
ESTUDIOS
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
-
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Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica
Morfología
Sistemática
Ecología
Genética
Comportamiento
Historia natural
Lissodelphis
peronii
Delfín liso del sur
NAC
O, C
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Lagenorhynchus
australis
Delfín austral
ASA,
AFH
C, O
-
Lagenorhynchus
cruciger
Delfín cruzado
ASA
O
Lagenorhynchus
obscurus
Delfín oscuro
NAC
O, C
Tursiops
truncatus
Tursión
AFH,
ATC
O, C
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Steno bredanensis
Delfín de diente
rugoso
ATC
O
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Orcinus orca
Orca
NAC
C, O
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-
-
Globicephala
melas
Calderón negro de
pectoral larga
NAC
O, C
-
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-
Globicephala
macrorhynchus
Calderón negro de
pectoral corta
ATC
O, C
-
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-
Pseudorca
crassidens
Orca falsa
NAC
C, O
-
-
Feresa attenuata
Orca pigmea
ATC
O
-
-
Grampus griseus
Calderón gris
AFH,
ATC
O, C
-
Physeteridae
Physeter
macrocephalus
Cachalote
NAC
O
Kogiidae
Kogia breviceps
Cachalote pigmeo
AFH,
ATC
O
Kogia sima
Cachalote enano
AFH
O
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-
Ziphiidae
Ziphius cavirostris
Zifio de Cuvier
NAC
O
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Mesoplodon
densirostris
Mesoplodonte de
Blainville
AFH,
ATC
O
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Mesoplodon grayi
Mesoplodonte de
Gray
ASA
O
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-
Mesoplodon
peruvianus
Mesoplodonte
pigmeo
AFH
O
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-
Mesoplodon
hectori
Mesoplodonte de
Héctor
ASA
O
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-
Mesoplodon
layardii
Mesoplodonte de
Layard
ASA
O
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-
-
Mesoplodon
traversii
Mesoplodonte de
Travers
ATC
O
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-
Hiperoodon
planifrons
Hiperodonte del
sur
ASA,
AFH
O
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Berardius arnuxii
Phocoenidae
Fisiología
Hábitat
CETACEA
Paleontología
Nombre común
Conservación
Especie
Biogeografía
Orden / Familia
Distribución
ESTUDIOS
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Zifio de Arnoux
ASA
O
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-
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Tasmacetus
shepherdi
Zifio de Shepherd
ATC,
ASA
O
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Australophocoena
dioptrica
Marsopa antiojillo
ASA
C
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Phocoena
spinipinnis
Marsopa espinosa
NAC
C, O
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Biodiversidad de Chile, Patrimonio y Desafíos
244
Capítulo II: Nuestra Diversidad Biológica
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