esto queremos significar que, a nuestro entender, la florogénesis en

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Fontqueria 39 (1994)
esto queremos significar que, a nuestro entender, la florogénesis en el distrito 33 ha sido
provocada, en lo fundamental, por la variedad de ambientes, y las especies originadas se
han conservado gracias a la prolongada estabilidad de esa zona. Podemos poner
nuevamente el ejemplo del Turquino (28), mucho más joven que Cristal (32), ORO ALFONSO
(1989), sin embargo, este último macizo montañoso es más bajo, y en él las condiciones
ambientales parecen más uniformes, si tomamos como indicador de diversidad ambiental
la cantidad y tipos de vegetación que identifican CAPOTE & al. (1989) en cada una de estas
regiones. A pesar de su juventud, en cordillera del Turquino hay dos veces más
endemismos estrictos que en Sierra Cristal - ALBERT & LÓPEZ (1985), BORHIDI &
MuÑiz (1986), y nuestras revisiones.
Las regiones antiguas y estables, entre las cuales se encuentra Moa-Baracoa, también
parecen haber funcionado como refugios de floras que desaparecieron en lugares más
expuestos a cataclismos capaces de producir extinciones masivas, como los llama
CRACRAFT (1985). Al cesar las condiciones adversas muchos táxones han ocupado
nuevamente su área original, tal es el caso del género Calophyllum, que según parece, vivió
refugiado por lo menos en dos de los sistemas montañosos más altos de Cuba, grupo de
regiones Rosario y grupo de regiones Sagua-Baracoa, durante los períodos secos del
cuaternario, LÓPEZ (1985).
Esto no significa que la estabilidad no haya sido en muchos casos factor de especiación,
ya que los muchos cambios climáticos y transgresiones marinas ocurridos, que afectaron
regiones vecinas a Moa-Baracoa, tuvieron que provocar el aislamiento de las flórulas y con
ello, probablemente, su evolución temporal independiente. Esto pudo haber favorecido la
existencia de lugares como la Melba, con 75% de endemismo, BISSE & al. (1981).
Aunque, como acabamos de ver, el aislamiento también podría haber tenido algún
papel en la especiación, éste sin dudas fue secundario, al menos en lo que actualmente
constituye el archipiélago cubano, si tomamos el distrito 33 como centro de comparación,
pues aquí hay vez y media más endemismos multidistritales que estrictos, o sea, el
intercambio de Moa-Baracoa con otras regiones ha sido muy grande para pensar en
aislamiento.
ESTRUCTURA TAXONÓMICA Y DISTRIBUCIÓN POR CENTROS EVOLUTIVOS D E L
ENDEMISMO VASCULAR EN MOA-BARACOA
A pesar del gran número de familias con endemismos estrictos en el distrito 33, no todas
han especiado por igual, ello nos permite distinguir los grupos a que ya hicimos referencia:
1) Rubiáceas; 2) Myrtaceas, Melastomataceas y Euphorbiaceas, y 3) Ásteraceas; 4) Fabaceae
y Rutaceae, y 6) el resto de las familias (fig. 4, anexo 3).
Estas familias con 9 o más táxones estrictos, son en general, las que más táxones
multidistritales tienen, y juntas acumulan el 60,5% de tales endemismos, con lo se hace
muy evidente la correlación que vimos (fig. 2). Las mismas, a excepción de Rutaceas, están
comprendidas entre las mayores en la cuenca del Caribe, HOWARD (1973), tanto por la
cantidad de géneros, como táxones infragenéricos totales.
De las grandes familias caribeñas, Poaceae y Piperáceas no aparecen bien representadas
con endemismos cubanos en el distrito, a las que se une Orchidaceas en lo que se refiere a
endemismos estrictos. Los endemismos cubanos de la primera familia se acumulan en el
occidente y centro de Cuba, fundamentalmente en Guane (2) en Pinar del Río, con un
pequeño centro oriental en Sierra de Ñipe (31) - LÓPEZ & al. (1985), LÓPEZ & al. (1989)-.
La única unidad fitogeográfica donde sabemos hay una acumulación de Orchidaceas y
Piperáceas digna de mencionar, es Turquino (28) - ALBERT & LÓPEZ (1986), HESPENHEIDE
(1973)-. Los táxones de Orchidaceas, en su casi totalidad, son epífitos, y Piperáceas es muy
rica en representantes de ese sinusio - GENTRY & DODSON (1987), BENZING (1987>-,
aunque no está entre las más grandes de Cuba, ALAIN (1958a)
De las siete familias mencionadas, Rubiáceas, Melastomataceas y Rutaceas tienen más
estrictos que multidistritales (fig. 3, anexo 3), lo cual muestra procesos evolutivos bastante
profundos en ellas. El distrito 33 es el principal centro cubano de diversificación para
Rubiáceas, FERNÁNDEZ ZEQUEIRA & al. (1985), FERNÁNDEZ ZEQUEIRA (1989).
Las familias con más de 22 endemismos cubanos acumulan 55% del endemismo cubano
en el distrito, y tienen como promedio 5,5 táxones por género, valor muy superior a la
media distrital (fig. 4, tabla I); mientras las que tienen más de 10 distritales alcanzan 60%
de tales endemismos, con 3,4 táxones por género, valor muy alto para el endemismo
estricto (fig. 4, tabla I).
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