Medicina Indígena - Sociedad Argentina de Medicina Antropológica

Anuncio
MEDICINA INDÍGENA
SECRETARÍA DE CULTURA INDÍGENA
CÁTEDRA DE FISIOLOGÍA DEL PENSAMIENTO (UBA)
Coordinador: Dr. Guillermo López
Colaboraron: Dra. Gloria Campero
Lic. Claudio Kunis
Lic. Juan Carlos Vuono
Es el conocimiento empírico de acumulaciones ancestrales, de transmisión oral, e idiográfica
desarrolladas por las culturas de América, en la búsqueda de adaptación equilibrada a los cambios
exigidos por las “reglas ecogeográficas y cultural”.
No son leyes rigurosas, sino generalidades empíricas en la correlación de hechos.
Dentro de estas variables ecosistémicas, se desarrollaron los agudos sentidos de subsistencia tanto
alimentaria como de salubridad, incorporadas al subconciente mítico-cultural de las selvas tropicales,
pantanales y humedales de las grandes cuencas hídricas, o en los áridos terrenos andino-peruano y
las gélidas mesetas patagónico-fueguina.
Las culturas pre-colombinas, ejemplificadas en Toltecas, Aztecas, Mayas, Chimú, Móchica e Inkaicas,
descendientes de portales prehistóricos de las migraciones Musterienses (40.000 años aC), fueron
exclusividades del “homo sapiens”, que obliga a pensar en la escala superior de la evolución del
hombre de América, con relación a las insustentables teorías de subespecie humanoide.
La determinación de las estructuras morfológicas de las sociedades, produjo en sudinámica, cambios
incesantes en las ideas, conocimientos, artes y costumbres que le dieron el carácter cronáxico de
aceleración evolutiva.
Estos cambios físicos, genéticos y culturales, se dieron en tiempos mensurables, aumentos en la
duración de la vida en relación con la calidad, superando los ciclos“instintivos-operativos”, valorizados
por el esfuerzo biológico-muscular de alto estres psicológico, para dar paso a los tiempos
intelectualizados de la vida social productiva y sedentaria.
Los indicios de la evolución antropológica cultural, la dio la arqueología en los descubrimientos
llevados a cabo en los yacimientos de CHICAMA y HUACAPRIETA (-4000/-2500 aC),
y la CHAVÍN DE HUANTAR (-1000/-800 aC) en esta región de la Cordillera Blanca, en la naciente del
Río Marañón, fue asiento de una magnifica civilización, construida sobre terrazas casas de piedras
decoradas con esculturas y MENHIRES, que simbolizaban la posesión del lugar por un determinado
grupo, las denominaban HUACAS, representación de un linaje o PACARINA, que puede traducirse
como (amanecer del AYLLUS).
El cobre y el bronce aparecen en la cultura VIRÚ, en el Callejón de Huylas (-1200/-700 aC)
construcciones subterráneas donde se resguardaron cerámicas decoradas con escenas de la vida
diaria (Museo de Arqueología Antropológica del Perú).
Poco antes del Incanato, en los alrededores del Lago Titicaca (3800 m sobre el nivel del mar), (entre 200 aC y el 600 dC), tuvo desarrollo la civilización TIAHUANACO, una construcción artificial conocida
hoy como el “archipiélago vertical ecológico”, 80.000 Km cuadrados de terrazas agroproductivas, con
desarrollos hidropónicos y acuicultura, incorporados al desarrollo del riego artificial y regulador de la
temperatura ambiente, consolidaron la escala de trascendencias tecnológicas y de variados
componentes alimentarios con proteína animal proveniente del pescado y los derivados de aceites
omegas aportados a la dieta, sin olvidar de mencionar el desarrollo farmacológico logrado en las
terapéuticas usadas por los médicos indígenas conocidos como los CALLAWAYAS.
Finalmente los mitos CHIMÚES y la de los ARAWAKURÁ, conocidos hoy como Mapuches, los
ALLACALUFES y los ONAS fueguinos, procedentes del Rapa Nuhí , Isla de Pascua en el Océano
Pacífico, trajeron formas de organización político culturales diferentes, de gran apego a la identidad
ecogeográfica que les dio fundamentos de naciones fuertes a la llegada de los conquistadores
españoles, manteniendo su independencia indomable de libertad.
Los estudios contemporáneos que han profundizado las investigaciones, encontraron una evolución
positiva en el conocimiento de los principios activos de hipogeos y apogeos de las plantas
farmacológicas, empleadas para la curación de las enfermedades por los callawayas.
La mejor información relacionada con los usos de las plantas medicinales, son de las fuentes
escritas, donde se destacaron los Mayas y los Aztecas, al dejar testimonios ideográficos y litográficos
en Códices de sus propias lenguas.
Uno de estos ejemplos lo constituyeron el médico indígena “bautizado” como Martín de la Cruz,
nahualt y la otro indígena llamado Juan Badiano tambien nahualt, que lo tradujo al latín con el nombre
de -Libellus de Medicinalibus Indorum Herbis- fechado en 1552.
Biblioteca de Escuela de Medicina Indígena de la UNAM, creada en 1.847.
Las otras fuentes son las de los autores españoles, Fray Bernardino de Sahagún autor del libro Historia de las Cosas de la Nueva España- en el Tomo XII “beneficios” habla de las hierbas
medicinales de los Aztecas y comenta el “el libro de la vida” POPOL VUJ y el CHILAM BALAM,
filosofía y medicina de los Mayas (Archivo Gral de Indias de España).
Otro de los autores consultados, fue el médico real de Felipe II de España, que le encargó viajar a
Tlatelolco y a Teotihuacan para interiorizarse de las riquezas naturales de las hierbas medicinales ya
que era un experto botánico, concluyó siete años de permanencias con varios manuscritos y un
herbario que se llevó a su España.
Los manuscritos tardaron muchos años en publicarse, pero hoy se dispone de ediciones críticas en la
Academia Nacional de Historia de la Medicina en la U. Complutense de Madrid.
Algo similar ocurrió con esta parte del continente Sudamericano, para el caso de analizar los
antecedentes de las culturas andinas.
El Inca Garcilazo de la Vega, dejó en sus COMENTARIOS REALES DE LOS INCAS, una obra de
gran valor donde describe con admirables detalles, los aspectos políticos, sociales y los recursos
naturales donde figuran hábitos y costumbres sobre los usos de las plantas medicinales, la práctica
de la cirugía en los miembros y las trepanaciones craneanas que fundamentaron el grado de
adiestramiento de los callawayas del TIHUANACO y los del TAWAINTISUYO de los Incas. Su
condición de hijo de un oficial de la conquista peruana el capitán Sebastian Garcilazo de la Vega y
una bella india peruana, referencio el asombro que causó en los españoles los conocimientos
médicos de los Incas.
La influencia jerarquizada de los callawayas, se prolongó hasta el año 1745 con la llegada de los
primeros médicos de la corona a las regiones del Plata y al V. del Perú, para suplir a los levantiscos
indígenas de las pre-revoluciones de los mitayos que desembocaría en el alzamiento de TUPAC
AMARU en 1778.
Los sacerdotes jesuítas, inventariaron y clasificaron más de 300 plantas herbarias medicinales de
Misiones con 130 dibujos y 460 páginas escritas en castellano, conservadas por la Biblioteca
Nacional de Buenos Aires, está fechada en 1710 como compilación del sacerdote Pedro Montenegro.
Publicada por la Biblioteca Nacional como -Materia Médica de Misiones- comentada por Raúl
Quintana en 1945 y analizada por el Dr Pedro Arata Bioquímico.
Un comentario aparte merece tener la yerba mate (Ilex paraguarensi) Ibira Caa miri, con cantidades
de virtudes como defectos, quita el sueño, es purgante y da ganas de beberla.
Desarrollo económico de la Región productora de esta infusión. 1773.
El estudio de la flora Argentina la completaron Alenxander von Humbolt y Aimé Bomplan entre 1779 y
1804 y la clasificación taxonómica pertenece al botánico Kunth, cerrando el ciclo de la colonización.
Las culturas Aztecas y Andina Inca, tienen influencias recíprocas de difusión simultánea en muchas
formas del conocimiento, transferencia del mito.
Aunque aún no fue admitido por la antropología y la arqueología, objetando los medios posibles de
transporte del conocimiento entre estos pueblos al carecer de modelos sociales cotidianos que lo
acompañen.
Las distancias contempladas entre los diferentes asentamientos solo pueden tener por las reglas
antropológicas, difusionismos pero no difusión a distancia.
LA MEDICINA EN EL TAWAINTISUYO
Nos queda por ver las otras vertientes de análisis de la información antropológicas de la medicina
indígena, el examen de la CHULPAS, momias del Incanato.
En el Museo Antropológico del Perú, es un expositor que expande la curiosidad del mensaje
amortajado de los naturistas incaicos. Se ha podido comprobar que usaban fermentos de plátanos
verdes, moho de untu y moho del maíz fermentado (hongos penicilium) y fondos limosos de lagos
(streptomises rimoso) “terramicina” con carácter rudimentario de aplicación externa en heridas
infectadas. Reducciones de fracturas óseas de miembros y suturas de heridas con hebras vegetales
o pelos humanos, agujas de hueso de pescados, espinas o astillas de maderas. Lo que más llama la
atención, sin lugar a dudas es la técnica quirúrgica para las craneotomías temporales con el fin de dar
evacuación a los hematomas subdurales de las guerras líticas (Diego Barros Arana, La violencia
Histórica de América) 1936.
Muchos de los componentes místicos de los callawayas, son de raíces animistas, que relacionan la
existencia doble de los seres, materia y espíritu, ambos componen una unidad temporal, sobrevive
solo la energía que deambula en cualquier forma de vida, el espíritu.
La enfermedad es una desarmonía de la materia con la naturaleza, la salud es el retorno a la armonía
sustancial y la muerte se traduce en la separación del cuerpo y del espíritu por largos ciclos.
La curación es la búsqueda del contacto entre cuerpo y espíritu a través de otro ser vivo, entre los
indígenas, el único válido, son las plantas. En otras formas culturales aparece el sacrificio animal o
humano. Son conceptos rituales de curación cercano a las prácticas actuales de la medicina, sin
contar otras formas menos ortodoxas de promesas, imposiciones de mano o los exorcismos.
El VATAJPIKL, de los ABA-GUARANÍES santacruceños de Bolivia, es un reflejo interior donde el
espíritu guarda la sabiduría y pude ver hacia adelante y atrás de la vida. Una real interpretación
subjetiva o abstracta de las imágenes cinéticas.
Muchas formas de tratamientos psiquiátricos encontraron en principios activos psicodisléptico y
neurolépticos de las plantas alucinógenas (daturas, peyotes, ayaguascas, hojas de coca y otras), la
imagen reflejada del espejo roto que pierde la armonía de ver sin ojos.
La medicina popular de nuestros días, se inscribe en las tradiciones de la medicina indígena con el
valor agregado negativo de las influencias mixtas que tiene en la urbanidad, a la magia como
protagonista y a la automedicación como antagonista, en el cruel desarrollo de las masas
estructuralmente pobres.
Considerando que este trabajo es una síntesis, solo dispondremos de una selección representativa
de las plantas farmacológicas dela medicina indígena, que hayan sido experimentadas sus principios
activos de los apogeos e hipogeos y la eficacia en la terapéutica
BOLDO: (Pneumus boldus) planta patagónica, cuyas infusiones son recomendadas para el
tratamiento de las colangiopatías, actúa como regulador del ritmo peristáltico de la vesícula biliar y
dilatador del colédoco.
QUINA: (Kina kina chaquensis) polvo amarillento de la corteza del árbol, usado por los callawayas
para combatir el PALUGA, (espíritu maligno de los lagos). Química (quinina)
Esta fiebre intermitente de carácter endémico universal, transmitido por los insectos hematófagos, fue
descripta por los médicos persas en el siglo XII aC. El médico español Juan de Vega, la llevó a
España, para curar a la Condesa de Chinchon, doña Francisca Henriquez de la Ribera que sufría la
enfermedad. (muy polémica esta versión de 1593), se la adjudican otros autores.
CURARE: (veneno de la Lampyris noctípula) una mariposa de picadura paralizante de los andes
peruanos, usada en la caza y en la guerra por los indígenas peruanos.
WORALI: (Strychnos toxifera) menispermácias del amazona, los jugos de las hojas contiene el
alcaloides paralizante, CLORHIDRATO DE TUBOCURARINA, actúa a nivel de las placas
neuromusculares produciendo una relajación total e inhibiendo los reflejos faríngeos y laríngeos. Fue
descripto sus efectos por Pedro Mártir de Anglería en 1504, por una acción violenta contra los
indígenas del Orinoco.
El primer trabajo médico farmacológico fue presentado en 1935, y empleado como inductor
anestésico, en Canadá en 1942.
ACEITE DE CROTON: (Crotón tiglius eforbiácea) como crotonresina y ácido crotónico, es un
purgante y anti-inflamatorio intestinal (severamente tóxico), sus similares, aceite de ricino, jalapa y
antranquinonas, tuvieron el mismo uso.
COLA DE CABALLO-EQUISETO: (Equicetum hyemali) diurético anti-inflamatorio prostático,
afecciones renales y vesicales. Como lavativo colónico en enemas es usado en el tratamiento de las
hemorroides y las fístulas anal
HOJA DE COCA: (Eritrocilum cocae), de múltiples usos, masticada en acullicos (coqueo), disminuye
la sensación del apetito, el cansancio, combate el sueño, entre la contraindicación y como positivo
calma la acidez del estomago, es un excelente analgésico y combate la disentería amebiana.
A modo de reflexión final, debemos hacer una analogía entre el pensamiento de los Pueblos
Originarios, conservador riguroso de la salud del ambiente, como una necesidad de la supervivencia.
El “runa sini pachacuti”, el diálogo con el mundo reciclado en el renacer constante de los BIOMAS y el
concepto destructor que tienen las culturas tecnológicas, donde se desnudan las falencias y las
dudas sobre la sobreexplotación de los recursos naturales y los métodos agresivos contra la
naturaleza equilibrada en los frágiles ecosistemas ambientales.
Los PRINCIPIOS PRECAUTORIOS, responsabilidades sociales en el control de la ciencia y la
transferencia de los conocimientos a las tecnologías que desarrollan y planifican los usos y los
abusos de los recursos.
La concientización de los riesgos como un principio entrópico de las sociedades, es la única garantía
real de la SOCIEDAD CIVIL.
Descargar