EL CONFLICTO ARMADO Y LAS MUJERES

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“Nuestra madre tierra nos concedió la dicha de ser mujeres para que pudiéramos generar
vida como la genera ella, riéramos con nuestros hijos e hijas y nuestros hombres como lo
hace ella con los pájaros cuando cantan”.
-Pensamiento Indígena.
Reproduce: Colectivo de Colombianas/os Refugiados en el País Vasco -BACHUÉ
EL CONFLICTO ARMADO, LA ESTRATEGIA DE SEGURIDAD
DEMOCRATICA Y LAS MUJERES EN COLOMBIA.
Colombia vive una confrontación armada de alto impacto en la vida del pueblo, máxima
expresión de una grave crisis social, política, económica y cultural producto de
condiciones históricas de
desigualdad, inequidad, exclusión, marginación, y
discriminación que afecta a amplios sectores de la población colombiana, a los pueblos
indígenas, afrodescendientes, a sectores campesinos y urbanos pobres y dentro de todos
ellos, de manera desproporcionada, a las mujeres y las niñas, “las víctimas ocultas” de la
pobreza y la guerra, como consecuencia del Modelo Neoliberal que ha generado la
Privatización de la Educación, la salud, los servicios públicos, de las empresas del
Estado, y de los recursos naturales, las que a su vez generan desempleo y pobreza hoy
en los límites del 66% de los cuales el 10% está en la miseria absoluta. Situación que se
agravará con la firma del llamado Tratado de Libre Comercio TLC con Estados Unidos, en
el cual no solo se favorece económicamente a las trasnacionales, sino que se entrega la
Soberanía del país.
En lo laboral el panorama no es mejor. Las nuevas formas de contratación (contratos a
término fijo, outsourcing, temporales, contratos sindicales y las cooperativas de trabajo
asociado), no permiten estabilidad alguna en el empleo y como consecuencia se pierde la
afiliación sindical debilitando enormemente los sindicatos. La última Reforma Laboral, Ley
789 de 2005, ha aumentado el nivel del desempleo y la informalidad en el empleo, la que
hoy se ubica en un 63% de la PEA, porcentaje en el que las mujeres representan el
58%. Además ha reformado el Contrato de Aprendizaje, desmejorando las condiciones
salariales y ampliando la jornada de trabajo.
ALGUNOS ELEMENTOS DE CONTEXTO
La Profunda inequidad de todo orden que ha marcado la historia de Colombia impedido el
desarrollo pleno de la democracia para amplios sectores de la población y el acceso real a
la ciudadanía y la participación política. Esta situación se perpetúa y profundiza por la
existencia de un conflicto armado interno incentivado desde siempre por fuerzas externas,
particularmente con las políticas agenciadas por los EEUU expresadas últimamente con el
Plan Colombia y Plan Patriota hoy Plan Victoria, el vínculo de amplios sectores de la
clase dominante con el narcotráfico y su expresión militar, el Paramilitarismo. La
ineficiencia e ineficacia del Estado para atender las necesidades de la población
colombiana y su incapacidad para garantizar justicia social y eliminar la impunidad, han
conllevado al desbordamiento del fenómeno paramilitar que ha copado prácticamente
todas las instituciones del Estado, como se ha conocido recientemente con la vinculación
de los parlamentarios en ejercicio, un exfiscal, un exdirector de seguridad del Estado del
actual gobierno, alcaldes, gobernadores y otros funcionarios públicos y políticos.
Colombia se coloca internacionalmente dentro de la estrategia “Antiterrorista” decretada
por los EEUUU, después del 11 de Septiembre como un país propicio para la invasión
militar y la inversión económica en función de la guerra. Esta situación además de agravar
las condiciones de dependencia del país, ha conducido a la agudización de la guerra, la
militarización de la vida nacional, el crecimiento de la pobreza y el desempleo y a la
pérdida de garantías democráticas, retrazando el desarrollo social del país. Como puede
observarse la existencia y ante todo la complejidad del conflicto armado en Colombia
debilita en muchos casos la acción autónoma de sectores y movimientos sociales
afectados por las políticas de los gobiernos no solo en sus necesidades económicas sino
en las organizativas y de participación.
EL GOBIERNO DE ALVARO URIBE
Desde el primer mandato (Agosto de 2002), el actual gobierno valiéndose de un discurso
engañoso hizo creer a la mayoría del pueblo colombiano y a sectores de la comunidad
Internacional que podía acabar con el conflicto y sentar las bases de una paz duradera
en el territorio nacional. Propósito que plasmó en las bases del Plan de Desarrollo 20022006 al hablar de su principal estrategia “la seguridad democrática”, a la cual le fija
como objetivo “defender el ordenamiento democrático y el Estado de Derecho, garantizar
la seguridad y la libertad de la población, proteger los derechos humanos e impulsar la
prosperidad económica y la equidad social, para lo cual el gobierno nacional
implementará un modelo integral de Seguridad Democrática que le permita al Estado
brindar seguridad a todos los sectores de la sociedad, consolidar su presencia legítima en
el territorio nacional y recuperar el control definitivo en las zonas con influencia de grupos
armados ilegales.” (Plan de Desarrollo).
En cumplimiento de este objetivo y desarrollo de su estrategia, el gobierno toma una serie
de medidas que fortalecen el poder militar a la par que debilita las instituciones civiles. Las
reformas constitucionales y legales que promueve, atentan contra el Estado Social de
Derecho promulgado por la Constitución de 1991.Durante su primer mandato el
presidente Álvaro Uribe Vélez creó 11 Nuevas Brigadas Móviles, 7 batallones de alta
montaña, 37 escuelas Móviles de Carabineros, aumentó el presupuesto y el pie de fuerza
de todas las fuerzas armadas con el supuesto propósito de combatir y derrotar a los
grupos armados, incremento que en este segundo período asciende a 38.000 efectivos de
fuerza y $3.2 billones.
El curso de los acontecimientos ha mostrado que la estrategia ha sido dirigida únicamente
contra las guerrillas a las que ha señalado de terroristas, en dirección con la cruzada
antiterrorista que lidera el presidente Bush a nivel mundial e involucrando en ese mismo
concepto las acciones de protesta y denuncia de las organizaciones y movimientos
sociales y de los líderes de oposición. Al amparo de la llamada lucha contra el terrorismo
ha justificado las detenciones masivas que no cesan desde su primer mandato y los
señalamientos a líderes que luego han sido asesinados por los paramilitares.
En dirección contraria a la de combatir los grupos terroristas según el discurso oficial,
este gobierno inicia un proceso de negociación con los grupos paramilitares,
reconociéndoles a través de la Ley de Justicia y Paz estatus político que lejos de lograr el
desmantelamiento de esos grupos ha conducido a la institucionalización del
Paramilitarismo, manteniendo la impunidad al no permitirle esclarecimiento de la
responsabilidad del Estado Colombiano, sus fuerzas armadas y otros sectores de la
sociedad en la conformación, apoyo y desarrollo de los grupos paramilitares; y no
garantiza el acceso de las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación integral. En el
marco de la negociación con los Paramilitares se han presentado casos recientes de
asesinatos de líderes entre ellos dos mujeres, Yolanda Izquierdo y Carmen Cecilia
Santana Romaña que asumieron la defensa de los derechos de sus comunidades a la
devolución de sus tierras y a conocer la verdad sobre el asesinato de sus seres queridos,
muestran cómo las víctimas del flagelo paramilitar carecen de las elementales medidas
de protección par evitar que sus victimarios cometan nuevos atropellos contra ellas.
A pocos meses de iniciado su segundo mandato, el gobierno se ha visto en serias
dificultades para defender ante el país y la comunidad internacional la solidez y justeza
de su estrategia de seguridad democrática, vapuleada por los escándalos de la llamada
Parapolítica que han empezado a develar públicamente los nexos entre agentes
estatales y líderes de los partidos que lo eligieron y sostienen, con los mas temibles
paramilitares autores de las grandes masacres perpetradas contra distintos grupos
sociales en Colombia. Solo en una pequeña región, San Onofre (Departamento de Sucre)
se encontraron 103 fosas con tres mil cuerpos de personas desaparecidas. En el país un
total de cuatro mil (4.000) fosas con diez y seis mil cadáveres (16.000) de personas
mutiladas, hechos que se atribuyen a los paramilitares y miembros de fuerzas del Estado.
Ante hechos como los anteriores, se levantan las denuncias de la oposición y algunos
medios de comunicación, los aportes de investigadores que develan el verdadero fondo
de la estrategia de la “Política de Seguridad Democrática”, los plantones, las grandes
movilizaciones de viudas, huérfanos y familiares de los desaparecidos para que los
devuelvan vivos, sin haber podido conformar un gran movimiento
de masas como
reacción de amplias capas de la población capaz de forzar el cambio de situación, y que
requiere de la solidaridad y presencia del movimiento social internacional.
SITUACIÓN DE LAS MUJERES EN EL CONFLICTO INTERNO Y LA POLÍTICA DE
SEGURIDAD DEMOCRÁTICA
El agravamiento del conflicto afecta a la población en general en sus condiciones de vida
y el disfrute de los Derechos Humanos básicos y a una vida digna y en paz, pero dentro
de ello debemos destacar que las mayores afectaciones producidas por el conflicto
interno recaen sobre las mujeres y las niñas, unas veces cambiando violentamente sus
condiciones y formas de vida, otras porque es violentada su dignidad personal o porque
son ellas mismas las personas asesinadas.
La política de seguridad democrática, lejos de proteger a la población civil de los rigores
del conflicto armado ha contribuido a empeorar su situación de seguridad por la creciente
militarización de la vida civil y por la presión de los diferentes actores armados incluido el
ejército, que pretenden involucrar a la población en el conflicto. Para muchas mujeres,
jóvenes y niñas esta situación supone vivir en contextos de control social ejercido por
esos actores, lo que produce efectos nocivos en sus vidas.
En el contexto y la implementación de la “Política de Seguridad Democrática”, la
violación de los derechos de las mujeres, jóvenes y niñas tiene particular relevancia.
Según La Mesa Trabajo Mujer y Conflicto Armado en su VI informe 2002-2006, “esta
política no ha representado mayor seguridad en las vidas de las mujeres, jóvenes y niñas.
Por el contrario, la puesta en marcha de la política de seguridad democrática, ha
vulnerado sus derechos, ha fragmentado el tejido social, por el miedo y la desconfianza
que se instala en las comunidades, ha estigmatizado las organizaciones de mujeres en
diversas regiones del país y ha aumentado la violencia sexual.”
En cuanto al derecho a la vida de acuerdo con el mismo informe entre Enero de 2002 y
Junio de 2006 por lo menos 1.608 mujeres perdieron la vida a causa de la violencia
sociopolítica; de ellas 233 fueron en medio de combates y 1.375 por fuera. De estas 1.139
perdieron la vida por ejecución extrajudicial u homicidio político, 63 por homicidio contra
mujeres socialmente marginadas y 173 desaparecidas forzosamente. A estas cifras se
agregan las derivadas de la violencia intrafamiliar que en el marco del conflicto tiende a
aumentar como consecuencia de la presencia en los hogares de los hombres que están
saliendo de los grupos armados reinsertados a la vida civil producto del proceso de
negociación del gobierno con los paramilitares. Según datos conocidos a través de
algunos medios de comunicación en el año 2006, de 139 muertes por violencia
intrafamiliar, 102 de ellas eran mujeres.
Otro tanto sucede con las personas en situación de desplazamiento forzado. El último
informe de la Acción Social, entidad del Estado que se ocupa de la atención a esta
población, registró un aumento de 423.749 en el año 2000 a 1.823.663 en el 2006. De
estas, la mitad son mujeres, cerca de 40% son menores de edad y otro 40% son
mujeres cabeza de familia con hijos e hijas menores de 18 años, de las cuales a su vez
las indígenas y las afrodescendientes representan los más altos porcentajes, 47% y 49%
respectivamente. Otros informes hablan de un registro de por lo menos 3.000.000 de
personas en situación de desplazamiento de 1985 a la fecha, donde, las mujeres
representan el 52% y los menores el 44%. Situación que ha venido conduciendo el país a
una de las más graves crisis humanitarias.
El desplazamiento forzado que lo sufren tanto hombres como mujeres, genera en las
segundas, consecuencias mas severas y diferentes porque tienen que enfrentarlo a
partir de una realidad que ya es desventajosa, debido a la histórica inequidad en las
relaciones entre hombres y mujeres. Sumado a ello el hecho que las poblaciones
sometidas a desplazamiento son en general aquellas más marginadas, se configura una
situación del más alto riesgo y vulnerabilidad de las mujeres. Con escasa o nula
educación, sin formación laboral, con poca o ninguna movilidad en lo público, con total
despojo de bienes materiales y sobretodo de la seguridad que les brinda la vida en
comunidad, las mujeres en su mayoría como jefas de hogar deben responder por el
bienestar, la supervivencia y demás necesidades de sus familias.
Los distintos informes presentados por organizaciones de mujeres y derechos humanos
ante los organismos internacionales o instituciones como las Relatoras especiales y Alto
Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, señalan reiteradamente que las
mujeres sufren a manos de los actores armados muchas otras formas de violencia
además de las relacionadas con el derecho a la vida. Entre ellas: La violencia sexual en
sus variadas formas, los castigos por sus vínculos familiares y relaciones afectivas con
miembros de actores armados contrarios, amenazas y ataques a sus organizaciones,
detenciones arbitrarias, reclutamiento forzado de mujeres y niñas, confinamientos de sus
comunidades, amenazas a la vida e integridad que en muchas ocasiones obligan al
desplazamiento forzado.
En los últimos años ha venido tomando particular fuerza la violencia contra las mujeres
que tienen liderazgo en organizaciones sociales y políticas, especialmente si deben
ejercerlo en zonas donde actúan los grupos armados. Contra ellas todos los actores
aplican distintas formas de violencia que van desde el hostigamiento hasta el asesinato en
algunos casos. Forma de violencia que fue registrada por el informe de la Oficina de la
Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos desde el año 2004.
DESDE LA RESISTENCIA SOCIAL LLAMAMOS AL APOYO SOLIDARIO DE LAS
MUJERES DEL MUNDO PARA CAMBIAR ESTA SITUACIÓN
En nuestro país surgen cada día iniciativas en procura de lograr una salida política al
conflicto interno que desde hace más de cinco décadas afecta la vida y las realizaciones
del pueblo Colombiano. Crece también la resistencia civil de diferentes poblaciones y
comunidades en exigencia a las partes en el conflicto para que cesen las agresiones
contra los civiles desarmados y para que no los involucren en la contienda. En estas
iniciativas y resistencias ha sido vital el aporte y la participación destacada de las mujeres
colombianas, desde las que han elaborado distintas propuestas para sacar a la población
del conflicto especialmente a las mujeres, jóvenes y niñas hasta las que sostienen y
defienden sus organizaciones en medio de la confrontación y las que claman por la
liberación de los cautivos y las cautivas.
Contrario de lo que pretende mostrar el gobierno ante la opinión pública nacional e
internacional, los hechos que acontecen actualmente en Colombia están demostrando
que la violencia estatal y paraestatal no solo se mantiene sino que tiende a aumentar y
con ella, otras expresiones de violencia. Hechos que están conduciendo de manera
acelerada al deterioro de las condiciones de vida de la población colombiana, a la
destrucción de las pocas garantías democráticas y ante todo al aumento de la crisis
humanitaria derivada del desplazamiento forzado que crea un estado permanente de
violación de los derechos humanos de las personas en situación de desplazamiento.
Desde este XIV Congreso llamamos a las mujeres del mundo a promover y desarrollar la
mas amplia campaña por
la desmilitarización de la vida en Colombia, el
desmantelamiento real del Paramilitarismo y la condena a la impunidad, sacar la
población civil de la confrontación armada y garantizar a las víctimas la verdad, la justicia
y la reparación integral frente a la violación de todos los derechos de que han sido objeto
como consecuencia del conflicto.
Apoyar la exigencia de los Acuerdos Humanitarios de manera inmediata como alivio a
quienes padecen el Cautiverio y para que se den verdaderos Diálogos de Paz con la
insurgencia.
DELEGACIÓN COLOMBIANA XIV CONGRESO DE LA FEDIM
(Federación Internacional de Mujeres).
La vida solo puede ser comprendida mirando para atrás………
Más solo puede ser vivida, mirándola para adelante.
-Soren Kierkegaard.
Caracas, Abril de 2007.
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