transporte, descarga y almacenamiento de las tuberías

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Materiales y construcción de Alcantarillas: Construcción de Alcantarillas y Colectores
SECCIÓN 1: TRANSPORTE, DESCARGA Y ALMACENAMIENTO DE
LAS TUBERÍAS
TRANSPORTE
En casi todas las obras será necesario transportar los tubos desde su lugar de fabricación
hasta pié de obra. El transporte debe cumplir un doble objetivo, por una parte respetar la
seguridad vial y por otra, el contenido transportado debe llegar a la obra en el mejor estado
posible, tal como fue cargado en fabrica.
fig. 7.15
Conseguida la primera parte, en cuanto a licencias administrativas oportunas en el supuesto
de transporte de grandes diámetros, el desplazamiento del vehículo debe ser cuidadoso,
evitando movimientos bruscos que puedan dañar a los tubos., Es recomendable realizar un
recorrido mayor por un buen camino, que al contrario, evitando siempre dañar el material
transportado.
En cualquier caso han de ir perfectamente inmovilizados en posición horizontal y
paralelamente a la dirección del medio de transporte (fig. 7.15) con la ayuda de calzos o
listones. Si se utilizan cables para la inmovilización, se debe cuidar que no produzcan
daños en la superficie del tubo tomando las medidas necesarias para ello.
Los tubos asimétricos con uniones por enchufe y terminal liso deberán colocarse de forma
alternada para conseguir la mayor simetría en la carga.
A la llegada a obra del material, se debe realizar una inspección por personal cualificado,
reflejando cualquier anomalía en el albarán correspondiente o devolviendo en caso
necesario los tubos o las partidas de tubos que no presenten la adecuada terminación.
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En cuanto a la descarga también debe hacerse con las oportunas medidas de seguridad
siempre respetando las indicaciones del fabricante, y en general evitando golpes entre tubos y
contra el terreno, maniobrando con suavidad, evitando apoyos puntuales de los tubos, sobre sus
terminales en el caso de disponer de enchufe, arrastres y rodadura sobre el terreno así como la
colocación de los operarios debajo de la carga cuando esté suspendida (fig. 7.16).
fig. 7.16
No se permite que se manipulen los tubos con ayuda de cadenas o eslingas desnudas
cuando están en contacto con los extremos de los tubos que conforman la junta, siendo
necesario que se recubran en las zonas de contacto con los tubos. Tampoco se debe realizar la
descarga en grupo cuando se utilizan unas simples cadenas o cinchas para bajar el material.
Otra recomendación es realizar la descarga cerca de las zanjas en las que estará colocado
el tubo, realizando una distribución de los tubos en forma apilada, a lo largo de la zanja, para
evitar los mínimos desplazamiento del material . Si la zanja no se hubiera abierto, la colocación
de los tubos se hará en sentido contrario al depósito de las tierras excavadas, dejando al menos
un margen de 80 cm entre futura zanja y material depositado.
En cuanto al almacenamiento se deben seguir las especificaciones del fabricante, aunque
en general se debe hacer de forma horizontal y si se hace en sucesivas hiladas la inferior ha de
calzarse adecuadamente y en cada hilada las copas y los enchufes se deben colocar en la misma
dirección, que cambiará en sucesivas hiladas (fig. 7.18). La superficie de apoyo entre los tubos
ha de ser sus cañas, teniendo cuidado de dejar libres las copas. Las alturas de las pilas de tubos
no debe ser excesiva, son suficientes alturas de 1,80 m en diámetros normales.
No es aconsejable mantener un acopio excesivo de tubos en la obra ni dejarlos en el tajo
durante un largo tiempo, si ello fuese necesario, se deben tomar las oportunas medidas de
protección, evitar contactos con el suelo, protegerlos del sol directo, en tuberías de PVC, PE es
recomendable no sobrepasen temperaturas superiores a 50 ºC y en el caso de tubos de hormigón
por excesiva deshidratación por el calor.
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fig. 7.18
EJECUCIÓN DE LA ZANJA
La realización de las zanjas es una de las unidades de obra que más tiempo y dedicación
van a llevar dentro del proyecto de saneamiento, además su ejecución debe estar debidamente
planificada, ya que las zanjas pueden plantear problemas que pueden acarrear diferentes
riesgos y responsabilidades a la dirección de obra. Algunos de estos problemas son la
existencia, de líneas de distintos servicios conducciones de agua, de gas, líneas eléctricas, etc.
que pueden ser causa de accidentes, también la aparición de aguas subterráneas, rocas, o cuando
las zanjas discurren cerca de cimientos de edificios no en buen estado, por no hablar de cuando
se producen hallazgos arqueológicos o de la importancia de la interrupción del tráfico en la
zona.
Replanteo
El primer paso en la ejecución de una zanja es su replanteo, mediante la colocación y
referenciación de las líneas que marcan el eje de la zanja y el desarrollo en anchura de la misma
(fig. 7.19).
Un correcto replanteo de las obras supone determinar la situación y altura de todos los
puntos principales que pueda tener la conducción, tanto en lo referente a las distintas obras de
fábrica como a las propias conducciones.
fig. 7.19
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Para la localización de estos puntos, se deben tomar referencias a elementos fijos que
existan en las inmediaciones de las obras y que evidentemente no vayan a ser afectados por
éstas.
Es común señalar las alineaciones entre registros mediante estacas y jalones intermedios.
Excavación de la zanja
Una vez replanteada la zanja se procederá a su excavación, siempre que se pueda con
medios mecánicos, que ahorran tiempo, esfuerzo y además son mas seguros. El tiempo que
transcurre entre las operaciones de excavación, instalación de la tubería y relleno será lo mas
corto posible ya que así por un lado minimizamos el empleo de posibles elementos de
entibación, de equipos y el peligro de derrumbes e inundaciones de la zanja, y por otro lado se
acortan las perturbaciones del tráfico y se reducen las posibilidades de accidentes.
Cuando los materiales a excavar son fácilmente meteorizables conviene excavar los últimos
20 cm en profundidad en un momento próximo al de la instalación de los tubos, lo mismo
ocurre cuando en la solera se hace necesario disponer nichos para alojar en ellos los ensanches
propios de las uniones de los tubos. En cualquier caso no se deben dejar nunca al descubierto
sobre la solera elementos rígidos que puedan dañar a los tubos, procediendo si es necesario a
una sobre excavación y a un posterior relleno.
Todas las tierras que resultan del vaciado de la zanja, conviene se almacenen en las
inmediaciones de la zanja, si se va a volver a utilizar como relleno, aunque a distancia prudente
para no producir el desmoronamiento de las paredes de la excavación y permita el paso de
operarios entre las tierras amontonadas y la zanja. En este caso, es necesario tener en cuenta el
empuje del mismo para proceder a entibar la excavación, también se pueden tomar medidas
como extender el material o alejarlo de la zanja.
Excepcionalmente puede darse el caso de tener que transportar el material a vertedero
aunque se retorne para ser utilizado como relleno posteriormente, como en calles estrechas,
muy concurridas u otras circunstancias especiales.
Los árboles, edificios, farolas etc. que puedan sufrir daños o verse influenciados por el
amontonamiento de los materiales deberán ser debidamente protegidos o si es posible
trasladados con el fin de que no se deterioren. Así mismo, cuando se trata de calles estrechas
cuyo tránsito por la acera puede verse interrumpido por los montones de tierra se pueden
disponer entre éstos y la acera sistemas de contención autoportantes que eviten que la tierra
ocupe la acera para que se pueda seguir circulando por ella.
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La superficie de la solera se fija tomando como referencia unos listones colocados sobre
unas estacas clavadas a cada lado de la zanja y correctamente niveladas. Una vez definida la
solera se determina la alineación exacta mediante estacas clavadas cada 15 ó 20 metros unidas
con un cordel tenso a la altura exacta de rasante determinada mediante el correcto nivelamiento.
Las zanjas pueden abrirse a mano o mecánicamente que es lo más habitual (fig. 7.20),
atendiendo al tipo de juntas se tendrán en cuenta los oportunos nichos, que no deberán
realizarse hasta el momento del montaje de los tubos, para asegurar su posición y conservación.
En el supuesto de tener que realizar voladuras para la excavación, se adoptarán las debidas
precauciones para la protección de personas o propiedades acordes con las ordenanzas
municipales y la legislación vigente al respecto.
fig.7.20
Profundidad de la zanja
La profundidad mínima que debemos dar a la zanja depende de diversos factores como son:
el posible tráfico rodado, las cargas externas, evacuación de las aguas residuales de los sótanos,
diámetro de la tubería, profundidad de la red de abastecimiento de agua potable y los cambios
de temperatura (véase tabla 27).
Tabla 27
Profundidad de la red de saneamiento
Calles con mucho tráfico rodado
Mínima
(grandes ciudades)
Máxima
Calles con mediano tráfico rodado
Mínima
(pequeñas ciudades )
Máxima
Calles con poco tráfico rodado
Mínima
(pueblos pequeños)
Máxima
2,50 m
3,00 m
2,00 m
2,50 m
1,75 m
2,00 m
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Las tuberías de saneamiento se han de situar por lo menos a un metro por debajo de la
de abastecimiento de agua por razones sanitarias (fig. 7.21).
fig. 7.21
Excavación para colocación simultánea de la conducción de agua potable y la de
saneamiento. El punteo, corresponde a la proyección de un pozo de registro. La excavación
para la colocación del saneamiento se ha realizado mecánicamente, una vez rellena y
compactada, se ha ensanchado para la colocación de la conducción de agua potable. La
excavación se ha llevado a cabo casi simultáneamente.
Anchura de la zanja
La anchura de la zanja dependerá de la naturaleza del terreno (fig. 7.22), de la profundidad
de la zanja que es función de la colocación de la tubería, taludes de las paredes laterales del
ancho de los tubos de la necesidad de entibación de los taludes laterales. En caso de necesitar
un acceso lateral a los tubos se debe reservar un espacio de 50 cm, y si se van a instalar dos
conducciones dentro de la misma zanja dejaremos un espacio entre ellas que se recomienda sea
de 35 cm para tubos menores de 700 mm de diámetro y de 50 cm cuando son mayores.
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fig. 7.22
La anchura de la zanja es determinante en cuanto a la carga de tierras que va a soportar la
tubería, por lo que es recomendable que el ancho mínimo este en función de la profundidad
(véase tabla 28).
Tabla 28
Profundidad
de la zanja
Ancho de la zanja
(m)
p (m)
p< 1,00
1,00 < p ≤ 1,75
Función
diámetro
0,80
1,75 < p ≤ 4,00
0,90
p> 4,00
1,00
del
El ancho de la zanja está relacionado con la carga en la tubería, un exceso de anchura puede
provocar una sobrecarga ocasionando su rotura, por ello a nivel de proyecto, se fija un valor de
anchura de zanja a partir del cual se calcula la carga del relleno de tierras y por tanto la
resistencia que han de tener los tubos.
Existen algunas situaciones en las que no se puede o no se tiene por que mantener de
manera estricta el ancho mínimo, como es el caso en los que los trabajadores no necesiten
introducirse entre tubería y pared de la zanja, o en los que por falta de espacio la reducción de la
zanja es inevitable.
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CONDICIONES DE COLOCACIÓN DE LAS TUBERÍAS ENTERRADAS DE PVC-U,
HPDE Y PRFV
Debido a la importante influencia que para la estabilidad de las tuberías de material
plástico tienen las condiciones geotécnicas del terreno natural y del relleno que las envuelve,
deberán extremarse las precauciones a tomar tanto en lo que se refiere a la naturaleza del
material de apoyo y relleno, como respecto del modo y grado de compactación. Asimismo, la
forma y la anchura del fondo de la zanja deberán ser las adecuadas para que las cargas
ovalizantes que han de soportar los tubos sean las menores posibles. Por tanto, deberán
cumplirse las prescripciones de éste apartado.
La tubería enterrada puede ser instalada en alguna de las siguientes formas: (fig. 7.23).
a) En zanja:
1) estrecha
2) ancha
b) En zanja terraplenada
c) En terraplén
En el caso c) y en el b) cuando la generatriz superior o coronación del tubo quede por
encima de la superficie del terreno natural, se excavará una caja de sección rectangular en una
capa de relleno ya compactado del terraplén, previamente colocada.
El ancho del fondo de la zanja o caja hasta el nivel de coronación de los tubos será el
menor compatible con una buena compactación del relleno. Como mínimo será igual al
diámetro exterior del tubo más cincuenta centímetros.
La tubería se apoyará sobre una cama nivelada, con un espesor mínimo de diez
centímetros, formada por material de tamaño máximo no superior a veinte milímetros, La
fracción cernida por el tamiz 0,080 UNE 7.050/53. El material será no plástico y su
equivalente de arena (EA) será superior a 30 (normas de ensayo NLT-105/72, NLT-113/72).
El material se compactará hasta alcanzar una densidad no inferior al noventa y cinco por
ciento de la máxima obtenida en el ensayo proctor normal.
Una vez colocada la tubería y ejecutadas las juntas se procederá al relleno a ambos
lados del tubo con el mismo material que el empleado en la cama. El relleno se hará por capas
apisonadas de espesor no superior a quince centímetros, manteniendo constantemente la
misma altura a ambos lados del tubo hasta alcanzar la coronación de éste, la cual debe quedar
vista.
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El grado de compactación a obtener será el mismo que el de la cama. Se cuidará
especialmente que no queden espacios sin rellenar bajo el tubo.
En una tercera fase se procederá al relleno de la zanja o caja, hasta una altura de treinta
centímetros por encima de la coronación del tubo, con el mismo tipo de material empleado en
las fases anteriores. Se apisonará con pisón ligero a ambos lados del tubo y se dejará sin
compactar la zona central, en todo el ancho de la proyección horizontal de la tubería.
A partir del nivel alcanzado en la fase anterior se proseguirá el relleno por capas
sucesivas de altura no superior a veinte centímetros compactadas con el grado de
compactación fijado en el Pliego de Prescripciones Técnicas Particulares, con el tipo de
material admitido por ese Pliego, en base a las condiciones que requiera la obra situada por
encima de la tubería.
fig. 7.23
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