Pesca Internacional, ISSN 1699-3691

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Postura inasumible de Marruecos
Carlos Mantilla Rodríguez
Diputado del PP en las Cortes Generales del Estado
os temores se van a cumplir
Después de 16 meses de amarre forzoso, la flota de la UE (mayoritariamente española) que faenaba en el
caladero marroquí y canario-sahariano en los que durante décadas han echado
sus redes a pescar
Largas negociaciones que no han llegado a
buen puerto ya que una de las partes, UE, ha
mostrado en todo momento una buena disposición y deseos de llegar a un buen acuerdo,
en tanto que la otra, Reino de Marruecos, ha
tenido un talante totalmente opuesto, inflexible, con unas propuestas que mantuvo
inamovibles desde el comienzo hasta la ruptura de las negociaciones.
Postura esta totalmente inasumible para la
flota pesquera de la UE, en la que el aspecto
económico era un elemento secundario, si
bien los marroquíes pretendían cobrar un
canon de 15 mil millones de pesetas (ahora
20 mil millones) pero para la tercera parte de
los barcos en número de unidades, ya que si
nos referimos al TRB, el incremento proporcional del canon sería desmesurado y desorbitado. Tener en cuenta además que cada
barco, por ejemplo, un cefalopodero estaba
pagando por licencia alrededor de 5 millones
de pesetas. Anuales.
Son las otras condiciones "técnicas" las que
hacen totalmente inasumible la propuesta
marroquí: establecimiento de cuotas; cambio
de normas sin previo aviso; facultades de inspección a los observadores; desembarco de
todas las capturas en puerto marroquíes, lo
que les permitiría controlar a "su manera" la
cantidad y la calidad de sus capturas; zonas
inaccesibles para la flota artesanal andaluza
o zonas con escasa pesca par otros buques,
paradas biológicas de seis meses, etc.
Por último dos condicionamientos que por sí
solos hacen impracticable el posible acuerdo:
la duración de dos años y la drástica reducción de la flota.
La corta duración de este improbable acuerdo implicaría la imposibilidad de acometer la
renovación o modernización de la flota, pues
no sería descartable que al final de este
periodo las nuevas condiciones de los marroquíes supusiesen el cierre de posibilidades
de pesca definitiva en ese caladero. En resumen, posponer en dos años la actual situación y con un acuerdo leonino.
La drástica reducción propuesta en el número
de unidades supondría limitar el acceso a un
poco más de 100 barcos españoles y la desaparición total de la flota cefalopodera.
Esta reducción de la flota ha sido una constante en todos los acuerdos firmados con el
Reino de Marruecos, bien de forma bilateral
con España (1975 — 1988) o bien con la UE,
a partir de esa fecha. Desde 1975, en que la
flota española que faenaba en ese caladero
estaba conformada por más de 1.200 barcos
y 6.000 marineros, en estos acuerdos ha
venido reduciéndose ostensiblemente y así
en 1982 el número de barcos era escasamente de 900, y en la entrada en vigor del
último acuerdo firmado en 1995 tan sólo quedaban poco más de 500. Recordar que en
este último acuerdo, por imposición de
Marruecos, se eliminó la claúsula de renovación y en definitiva en la actualidad quedan
"vivos" 326 barcos y poco más de 2.100 marineros vinculados a este caladero, es decir,
una reducción de aproximadamente 1.000
unidades en los sucesivos acuerdos y más
de 4.000 marineros y que en definitiva era y
es el objetivo de Marruecos: echar a la flota
de la UE de "sus" aguas y utilizar su propia
flota o "arrendar" barcos para aprovecharse
de sus propios recursos.
Ante este panorama se deben buscar otras
alternativas: nuevos caladeros cuya ubicación
no perturbe su estabilidad actual, potenciar la
creación de empresas mixtas, colocación de
tripulantes en otras flotas pesqueras españolas deficitarias, actividades económicas alternativas, etc. Intentando evitar cualquier tipo
de solución traumática y sin descartar la posibilidad de alcanzar un acuerdo con
Marruecos, con la premisa fundamental de
que sean ellos los que pongan encima de la
mesa unas condiciones asumibles y un
ánimo negociador que hasta el momento no
han tenido.
Nuevo golpe a la flota: SUMA Y SIGUE
Guillerme Vázquez
odos los indicios, y así lo hicimos constar a quien nos quiso oír, apuntaban
hacia este resultado. La decisión política de no renovar el Acuerdo estaba
tomada desde el principio, por el Gobierno y la
UE, que como mucho esperaron que Marruecos accediese graciosamente a la renovación.
Se permitieron reiterados incumplimientos del
anterior Acuerdo por Marruecos, no se iniciaron las conversaciones antes de que se finalizase su vigencia, no se pusieron encima de la
mesa los mecanismos de tipo económico y
político de los que sin duda dispone la UE. El
final no podía ser otro. La pesca vuelve a ser
usada como moneda de cambio para defender
otro tipo de intereses económicos y europeos
(no desde luego gallegos), sin adentramos por
lo demás en cuestiones geoestratégicas.
La ausencia de Acuerdo de Pesca con
Marruecos evidencia la crisis de la política de
pesca del Gobierno, o más bien la ausencia de
una verdadera política de pesca, y pone de
Diputado del BNG en las Cortes Generales del Estado
manifiesto la inutilidad para nuestros intereses
pesqueros de la actual política de la UE, lo que
debería constituir para todos un serio motivo
de análisis y reflexión.
Este nuevo paso atrás no va a poder compensarse, como dice el Gobierno, con la reubicación de unidades en otros caladeros, a través
de los hoy inconcretos planes alternativos, ni
con increíbles planes de "diversificación económica" de las comarcas afectadas. Este nuevo
retroceso conllevará desguaces, pérdida de
empleos, directos e indirectos, empobrecimiento económico. Dejará a muchos marineros y a
sus familias, de los que poco se habla, en peores condiciones para afrontar su futuro.
En esta situación, más allá de la asunción de
las responsabilidades políticas por los actores
de este fracaso, el Gobierno debería, si realmente la interesa el futuro del sector, realizar
un último esfuerzo para alcanzar un Acuerdo;
eso sí, con objetivos y medios distintos a los
utilizados hasta ahora.
PESCA internacional1
Y, sobre todo, el Gobierno debería considerar
la importancia estratégica que el sector pesquero tiene en la economía de comunidades
autónomas como Galicia y debería también
elaborar en consonancia una política distinta a
la actual. El Estado español, el de mayor peso
en el sector pesquero comunitario, debería ser
determinante en la elaboración de la política
europea comun y debería conseguir la modificación de la PCP con dos objetivos fundamentales: 1. Obtener igualdad de trato y oportunidades en aguas de la Unión y 2. Defender
activamente nuestros intereses en las aguas
de terceros países o internacionales.
El BNG viene dando en solitario la batalla por
modificar la PCP, una batalla a la que creemos deberíamos sumarnos todos.
Consideramos que la reforma de la política
pesquera común es condición necesaria,
aunque no suficiente, para garantizar la
supervivencia y futuro de la flota. Una supervivencia que es crucial para Galicia.
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