Postura inasumible de Marruecos Carlos Mantilla Rodríguez Diputado del PP en las Cortes Generales del Estado os temores se van a cumplir Después de 16 meses de amarre forzoso, la flota de la UE (mayoritariamente española) que faenaba en el caladero marroquí y canario-sahariano en los que durante décadas han echado sus redes a pescar Largas negociaciones que no han llegado a buen puerto ya que una de las partes, UE, ha mostrado en todo momento una buena disposición y deseos de llegar a un buen acuerdo, en tanto que la otra, Reino de Marruecos, ha tenido un talante totalmente opuesto, inflexible, con unas propuestas que mantuvo inamovibles desde el comienzo hasta la ruptura de las negociaciones. Postura esta totalmente inasumible para la flota pesquera de la UE, en la que el aspecto económico era un elemento secundario, si bien los marroquíes pretendían cobrar un canon de 15 mil millones de pesetas (ahora 20 mil millones) pero para la tercera parte de los barcos en número de unidades, ya que si nos referimos al TRB, el incremento proporcional del canon sería desmesurado y desorbitado. Tener en cuenta además que cada barco, por ejemplo, un cefalopodero estaba pagando por licencia alrededor de 5 millones de pesetas. Anuales. Son las otras condiciones "técnicas" las que hacen totalmente inasumible la propuesta marroquí: establecimiento de cuotas; cambio de normas sin previo aviso; facultades de inspección a los observadores; desembarco de todas las capturas en puerto marroquíes, lo que les permitiría controlar a "su manera" la cantidad y la calidad de sus capturas; zonas inaccesibles para la flota artesanal andaluza o zonas con escasa pesca par otros buques, paradas biológicas de seis meses, etc. Por último dos condicionamientos que por sí solos hacen impracticable el posible acuerdo: la duración de dos años y la drástica reducción de la flota. La corta duración de este improbable acuerdo implicaría la imposibilidad de acometer la renovación o modernización de la flota, pues no sería descartable que al final de este periodo las nuevas condiciones de los marroquíes supusiesen el cierre de posibilidades de pesca definitiva en ese caladero. En resumen, posponer en dos años la actual situación y con un acuerdo leonino. La drástica reducción propuesta en el número de unidades supondría limitar el acceso a un poco más de 100 barcos españoles y la desaparición total de la flota cefalopodera. Esta reducción de la flota ha sido una constante en todos los acuerdos firmados con el Reino de Marruecos, bien de forma bilateral con España (1975 — 1988) o bien con la UE, a partir de esa fecha. Desde 1975, en que la flota española que faenaba en ese caladero estaba conformada por más de 1.200 barcos y 6.000 marineros, en estos acuerdos ha venido reduciéndose ostensiblemente y así en 1982 el número de barcos era escasamente de 900, y en la entrada en vigor del último acuerdo firmado en 1995 tan sólo quedaban poco más de 500. Recordar que en este último acuerdo, por imposición de Marruecos, se eliminó la claúsula de renovación y en definitiva en la actualidad quedan "vivos" 326 barcos y poco más de 2.100 marineros vinculados a este caladero, es decir, una reducción de aproximadamente 1.000 unidades en los sucesivos acuerdos y más de 4.000 marineros y que en definitiva era y es el objetivo de Marruecos: echar a la flota de la UE de "sus" aguas y utilizar su propia flota o "arrendar" barcos para aprovecharse de sus propios recursos. Ante este panorama se deben buscar otras alternativas: nuevos caladeros cuya ubicación no perturbe su estabilidad actual, potenciar la creación de empresas mixtas, colocación de tripulantes en otras flotas pesqueras españolas deficitarias, actividades económicas alternativas, etc. Intentando evitar cualquier tipo de solución traumática y sin descartar la posibilidad de alcanzar un acuerdo con Marruecos, con la premisa fundamental de que sean ellos los que pongan encima de la mesa unas condiciones asumibles y un ánimo negociador que hasta el momento no han tenido. Nuevo golpe a la flota: SUMA Y SIGUE Guillerme Vázquez odos los indicios, y así lo hicimos constar a quien nos quiso oír, apuntaban hacia este resultado. La decisión política de no renovar el Acuerdo estaba tomada desde el principio, por el Gobierno y la UE, que como mucho esperaron que Marruecos accediese graciosamente a la renovación. Se permitieron reiterados incumplimientos del anterior Acuerdo por Marruecos, no se iniciaron las conversaciones antes de que se finalizase su vigencia, no se pusieron encima de la mesa los mecanismos de tipo económico y político de los que sin duda dispone la UE. El final no podía ser otro. La pesca vuelve a ser usada como moneda de cambio para defender otro tipo de intereses económicos y europeos (no desde luego gallegos), sin adentramos por lo demás en cuestiones geoestratégicas. La ausencia de Acuerdo de Pesca con Marruecos evidencia la crisis de la política de pesca del Gobierno, o más bien la ausencia de una verdadera política de pesca, y pone de Diputado del BNG en las Cortes Generales del Estado manifiesto la inutilidad para nuestros intereses pesqueros de la actual política de la UE, lo que debería constituir para todos un serio motivo de análisis y reflexión. Este nuevo paso atrás no va a poder compensarse, como dice el Gobierno, con la reubicación de unidades en otros caladeros, a través de los hoy inconcretos planes alternativos, ni con increíbles planes de "diversificación económica" de las comarcas afectadas. Este nuevo retroceso conllevará desguaces, pérdida de empleos, directos e indirectos, empobrecimiento económico. Dejará a muchos marineros y a sus familias, de los que poco se habla, en peores condiciones para afrontar su futuro. En esta situación, más allá de la asunción de las responsabilidades políticas por los actores de este fracaso, el Gobierno debería, si realmente la interesa el futuro del sector, realizar un último esfuerzo para alcanzar un Acuerdo; eso sí, con objetivos y medios distintos a los utilizados hasta ahora. PESCA internacional1 Y, sobre todo, el Gobierno debería considerar la importancia estratégica que el sector pesquero tiene en la economía de comunidades autónomas como Galicia y debería también elaborar en consonancia una política distinta a la actual. El Estado español, el de mayor peso en el sector pesquero comunitario, debería ser determinante en la elaboración de la política europea comun y debería conseguir la modificación de la PCP con dos objetivos fundamentales: 1. Obtener igualdad de trato y oportunidades en aguas de la Unión y 2. Defender activamente nuestros intereses en las aguas de terceros países o internacionales. El BNG viene dando en solitario la batalla por modificar la PCP, una batalla a la que creemos deberíamos sumarnos todos. Consideramos que la reforma de la política pesquera común es condición necesaria, aunque no suficiente, para garantizar la supervivencia y futuro de la flota. Una supervivencia que es crucial para Galicia.