LA PRÁCTICA DE LA ATENCIÓN CONSCIENTE El eje central del programa de apoyo psicológico para dejar de fumar es la práctica de la atención consciente. Atención consciente significa prestar atención de manera intencional a lo que experimentamos en el momento presente, con una actitud de curiosidad, apertura, y aceptación, sin juzgar, sin evaluar y sin reaccionar automáticamente a la propia experiencia. Cultivar la atención consciente nos conduce a vivir en un estado de presencia, a estar más conscientemente en todo aquello que nos ocurre. Es un modo de ser o de estar en la vida en el que somos conscientes de lo que hacemos, pensamos o sentimos, momento a momento. Este no suele ser el modo habitual con el que estamos en la vida. Generalmente vivimos poco conectados/as con nosotros/as mismos/as, alejados de nuestra propia experiencia en el aquí y ahora. Es como estar en modo “piloto automático” o viviendo “inconscientemente” las cosas. Es como si nuestra mente estuviera constantemente en el pasado o en el futuro, rumiando y dando vueltas a lo que nos pasó o anticipando y deseando que nos pase o deje de pasar algo. Otras veces es como si viviera aferrada o rechazando y evitando lo que realmente nos sucede. La práctica de la atención consciente nos devuelve al presente, a lo que estamos experimentando en cada momento y nos permite vivir la experiencia plenamente, dejando que se despliegue de forma natural, permitiendo que sea tal como es y, llegado el momento, dejándola marchar. De esta forma, podemos elegir conscientemente qué respuesta queremos dar a cada situación, dejando de estar constantemente reaccionando de acuerdo a los condicionamientos del pasado. Es una forma de conectar con lo más auténtico de nosotros/as mismos/as y con toda la gama de posibilidades que tenemos a nuestro alcance. A lo largo de todo el programa aprenderemos diversas formas de practicar la atención consciente. Algunas de estas prácticas son más formales y otras se desarrollan de manera informal en medio de las ocupaciones cotidianas. La meta está en ir ganando espacios de mayor consciencia en nuestra cotidianeidad. Entre las prácticas formales que realizaremos están: • • • • • Respiración consciente. Consciencia corporal. Sentada consciente (con la respiración; con las sensaciones corporales; con los sonidos; con los pensamientos y emociones; sólo sentarse). Caminata consciente. Presencia en el movimiento (Qi Gong). La práctica de la atención consciente no es algo que podamos aprehender de manera conceptual. Es algo que hemos de experimentar por nosotros/as mismos/as. Por ello es necesario el compromiso y la implicación con una práctica personal, diaria y continuada. A lo largo del programa se propone dedicar de forma gradual entre 15 y 45 minutos diarios a la práctica de la atención consciente. Entre las actitudes básicas que constituyen el soporte de la práctica de la atención consciente están: • • • • Apertura, curiosidad, verlo todo como la primera vez (mente de principiante). No juzgar, valorar ni reaccionar a la experiencia. • No esfuerzo; no resistencia; fluir. Aceptación, ver las cosas sean como son en el presente; no oponerse ni rechazar lo que se experimenta. Soltar; no aferrarse; ceder; dejar ir. • • Paciencia. Confianza. Cuando practicamos la atención consciente no tratamos de lograr nada, ni de estar en algún otro lugar distinto al lugar y al momento en el que realmente estamos. Esto no es fácil porque estamos acostumbrados a hacer cosas para conseguir algún resultado o para alcanzar alguna meta u objetivo. Generalmente hacemos algo con la intención de llegar a algún otro lugar distinto al que estamos. Cuando practicamos la atención consciente, sin embargo, lo hacemos sin ningún tipo de expectativa u objetivo en mente. Simplemente practicamos. Simplemente estamos siendo. Esto no obsta para que a la práctica continuada de la atención consciente le acompañen una serie de frutos que pueden ser de gran ayuda en los procesos para dejar de fumar. Entre ellos están: • • • • • • • • • • • Reducción de las distracciones y el aumento de la capacidad de concentración. Minimizar los efectos negativos del estrés y la ansiedad. Reducción del sufrimiento. Conciencia y conexión con uno/a mismo/a, con los demás y con todo lo que nos rodea. Capacidad de autoobservación y autoconocimiento. Aceptación de la realidad tal y como es. Sensación de presencia y de disfrute del momento presente. Reducción de los automatismos. Capacidad reflexiva y reducción de la impulsividad. Equilibrio y armonía física, psicológica y emocional. Serenidad, calma y paz.