9-DEPRESION ESTROGENOS.p65 - Pontificia Universidad Javeriana

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Depresión y estrógenos:
¿son los estrógenos una
opción terapéutica?
ALEJANDRO CORREA P1
Resumen
La depresión existe hace cientos de años y, actualmente, representa un gran problema de
salud pública. Se ha visto que las mujeres padecen de trastornos depresivos dos veces más
que los hombres y se estima que en la población general hasta 5 de cada 100 individuos
padecen de algún trastorno depresivo. En este trabajo se revisa la acción de los estrógenos
en el sistema nervioso central y en el afecto, y se realiza una revisión de la literatura sobre
su posible aplicación terapéutica en estos trastornos. Los estrógenos exógenos demostraron ser útiles como coadyuvante al tratamiento farmacológico de la depresión posparto.
Los moduladores selectivos de receptores de estrógeno (selective estrogen receptor
modulators, SERM) no han demostrado beneficio en el tratamiento de los trastornos
depresivos. La información disponible es insuficiente para recomendar el uso de los
estrógenos exógenos en el tratamiento de la depresión, aunque en grupos selectos con
otras indicaciones para la terapia hormonal, se puede considerar el uso de estrógenos como
alternativa en el tratamiento de los trastornos depresivos.
Palabras clave: hormonas, estrógenos, trastorno depresivo, depresión, agentes antidepresivos.
1
Estudiante de Medicina, IX semestre, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá D. C., Colombia
Recibido: marzo 01/2007. Revisado: abril 9/2007. Aceptado: junio 29/2007.
UNIVERSITAS MÉDICA 2007 VOL. 48 Nº 3
278
Abstract
Depression has existed for centuries and it
represents nowadays an important public health
issue. Women suffer twice as much depression as
men, and it is estimated that up to 5 out of every
100 individuals are affected by a form of depressive
disorder. In this article, the effect of estrogens in
the central nervous system and mood is reviewed;
and a review of the literature is made on the possible
therapeutic use of estrogens in these disorders.
Exogenous estrogens have demonstrated to be
useful as coadjutant treatment in the
pharmacological treatment of postpartum
depression. Selective estrogen receptor modulators
(SERM) have not demonstrated any benefit in
treatment of depressive disorders. Current evidence
is not sufficient to recommend the use of estrogens
in treatment of depression, however, in select
groups with other indications for hormone therapy
the use of estrogens might be considered as an
alternative for treatment of depressive disorders.
Key words
Hormones, estrogens, depressive disorder,
depression, antidepressive agents
Las enfermedades mentales representan el 8,1% de todos los problemas de
salud, entre los cuales, la depresión
aporta la mayor carga con un aporte
global cercano al 20%. Actualmente,
es una de las 10 primeras enfermedades responsables de la carga global de
enfermedades (overall global disease
burden), junto con la enfermedad
cerebrovascular, el VIH/sida y la enfermedad cardiaca isquémica, entre
otras; se espera que para el año 2020
sea la primera o segunda causa de
morbilidad en el mundo[1].
Diversos estudios han demostrado
que la depresión es una enfermedad
de alta prevalencia, tanto en la población general (en promedio de 3 a 5%)
como en la consulta médica de atención primaria (12,2 a 25% de todos los
pacientes); es decir, que aproximadamente, de cada 10 pacientes que consultan al médico general o familiar en
el nivel primario, uno de ellos padece
de algún tipo de depresión. El problema actual es el subdiagnóstico y las
bajas tasas de tratamiento de pacientes con trastornos depresivos. En Colombia, la prevalencia de la depresión
en general es de 1,9%; se calcula que
es de 5 a 12% en hombres y de 10 a
25 % en mujeres[2, 3].
Las mujeres sufren dos veces más
que los hombres de cualquier trastorno depresivo; además, la prevalencia
es mayor durante la menopausia o la
perimenopausia y, también, tienen
mayor riesgo suicida. La edad de aparición en hombres es entre los 40 y 70
años, mientras que la máxima frecuencia en las mujeres está entre los 30 y
60 años[3, 4].
La mayor prevalencia en mujeres
se ha atribuido a la transmisión
genética, la fisiología endocrina, el
simple hecho de que consulten más
que los hombres y las desventajas psicológicas del papel femenino en nuestra sociedad (por ejemplo, en los
Amish no hay diferencias de sexo para
la depresión). Las mujeres presentan
un amplio espectro de trastornos depresivos, que incluye trastornos
CORREA A., DEPRESIÓN Y ESTRÓGENOS: ¿SON LOS ESTRÓGENOS UNA OPCIÓN TERAPÉUTICA?
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catameniales, puerperales y perimenopáusicos, entre los cuales se encuentran el síndrome premenstrual (del
inglés premenstrual syndrome, PMS),
el síndrome disfórico premenstrual, la
depresión posparto y la depresión perimenopáusica (la perimenopausia o
climaterio es el periodo que precede a
la menopausia y se caracteriza por ciclos menstruales irregulares, disminución de la fertilidad y disminución en
la producción de estrógenos)[4-6].
Todos los anteriores trastornos están en
relación con la regulación del sistema
endocrino, más precisamente con las
hormonas esteroideas ováricas o sexuales: estrógenos y progestágenos.
Estrategia de búsqueda y criterios
de selección
Se realizó una búsqueda, en
MEDLINE, PubMed y la Biblioteca
Cochrane, de trabajos publicados relevantes para esta revisión con las siguientes palabras de búsqueda:
“depresión”, “trastorno depresivo”,
“hormonas”, “estrógenos”, “agentes
antidepresivos”, “tratamiento”.
Se limitó la búsqueda a artículos
publicados en inglés, francés o español entre el año 2001 y noviembre de
2006. Se seleccionaron artículos originales, ensayos clínicos aleatorios,
revisiones basadas en la evidencia,
metaanálisis y revisiones sistemáticas
de la literatura para su análisis.
Estrógeno: ¿hormona o
neurotransmisor?
Desde hace ya algún tiempo está demostrado que el estrógeno no sólo
cumple funciones endocrinas en hueso, glándula mamaria, útero, ovarios
y el sistema cardiovascular, sino que
también afecta directamente la expresión de genes en neuronas del sistema
nervioso central (SNC)[7]. Se ha documentado su acción sobre los sistemas adrenérgico, serotoninérgico y
colinérgico, aunque se sabe que no
actúa directamente como un
neurotransmisor.
Como todas las hormonas
esteroideas, el estradiol (principal y
más potente estrógeno endógeno) es
transportado en sangre por diferentes
tipos de proteínas, y en el SNC se han
identificado dos receptores específicos
(receptores estrogénicos, ER, tipo α y
β) ubicados en diversos lugares (amígdala medial, hipocampo y sistema
límbico) de manera que, al encontrar
la célula, el estradiol penetra por difusión simple y puede interactuar con los
receptores ERα o ERβ[5, 8]. Los efectos inmediatos del estradiol son producto de su interacción con los receptores
de membrana, son de corta duración y
se han descrito como aumento de la
excitabilidad neuronal y una disminución del umbral convulsivo.
Estos efectos de excitación de los
estrógenos en algunas áreas cerebraUNIVERSITAS MÉDICA 2007 VOL. 48 Nº 3
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les ocurren por dos mecanismos: al
reducir la glutámico decarboxilasa del
ARNm se disminuye la inhibición
neuronal mediada por GABA (acido
γ-amino butírico); y, por otro lado, los
estrógenos pueden actuar como
agonistas del receptor NMDA (Nmetil-D-aspartato). Una vez en el citoplasma, el estradiol se une a los
receptores nucleares ERα o ERβ (se
necesitan dos) que, posteriormente, se
unen a elementos de respuesta a
estrógenos para, finalmente, modificar
la expresión génica (figura 1) [5, 7,
8]. De esta manera, el estradiol puede
acceder directamente al genoma, evitando el largo camino de segundos
mensajeros que deben seguir las hormonas proteicas, para finalmente activar o inactivar la expresión de
Figura 1. Mecanismo de acción del estradiol, una hormona esteroidea.
FTL-D: factores de transcripción ligando-dependientes nucleares (receptores estrogénicos
α y β); ERE: elemento de respuesta a estrógenos; mARN: ácido ribonucleico mensajero. Finalmente, la expresión génica resulta en la síntesis de diversas proteínas, como
receptores, factores de crecimiento, enzimas, factores neurotróficos derivados del cerebro y muchas otras proteínas que regulan el funcionamiento celular y la neurotransmisión, en el caso de la serotonina: aumento en la síntesis de triptófano-hidroxilasa (TH),
disminución de transportador para la recaptación de serotonina (TRS)(ver texto). Original (Correa, 2007).
CORREA A., DEPRESIÓN Y ESTRÓGENOS: ¿SON LOS ESTRÓGENOS UNA OPCIÓN TERAPÉUTICA?
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algunos genes; se puede, entonces,
decir que el estradiol es, en sí mismo,
un factor de transcripción.
Asimismo, se ha podido demostrar
que uno de los efectos últimos de esta
regulación génica por parte del estrógeno es el aumento en la síntesis de la
enzima triptófano-hidroxilasa (T-H),
paso limitante en la síntesis de
serotonina, y la disminución de la síntesis del transportador para la
recaptación de serotonina (TRS)[5, 8,
9]. El efecto último de los estrógenos
es agonista sobre la actividad
serotoninérgica; aumentan el número
de receptores, transportadores e
inhiben la recaptación de serotonina.
También, realizan inducción de receptores (up regulation) 5-HT1 y, en oposición, down regulation de receptores
5-HT2, así como disminuyen la actividad de la monoaminooxidasa
(MAO)[9, 10].
Por otro lado, se han identificado
receptores estrogénicos tipo β (ERβ)
en los núcleos del rafé, lo cual puede
sugerir que es aquí donde los
estrógenos ejercen su acción
reguladora directa sobre la serotonina.
También, se ha encontrado de manera
independiente que los estrógenos y los
progestágenos disminuyen la expresión del autorreceptor 5-HT1A en el rafé
dorsal, y que los estrógenos aumentan la densidad de receptores 5-HT2A
en las áreas cerebrales relacionadas
con el afecto[5, 8, 9].
Los estrógenos tienen la capacidad
de inducir cierta plasticidad sináptica
al regular los factores neurotróficos y
neuropéptidos (neuropéptido Y, hormona liberadora de corticotropina o CRH)
y estimular la sinaptogénesis en áreas
específicas del cerebro, todo esto en tan
sólo unas semanas, el tiempo que dura
un ciclo menstrual. Inversamente, la
ausencia de estrógenos, e incluso la
presencia de progesterona –una hormona con efectos casi opuestos– disminuye la posterior formación de nuevas
sinapsis y, por medio de un mecanismo excitotóxico con glutamato, destruye las nuevas uniones previamente
formadas[5, 8].
Todo esto nos permite pensar que
los efectos directos del estrógeno sobre la plasticidad neuronal y los diferentes sistemas de neurotransmisión
(como la serotonina, por ejemplo) podrían alterar la transmisión en estas vías
(mesencéfalo, corteza, locus ceruleus,
ganglios basales) durante los cambios
del ciclo hormonal y así afectar el comportamiento, el afecto o las funciones
cognitivas; o eventualmente, alterar –
favorablemente o no– la acción de los
psicofármacos que intervienen en estas vías, particularmente los antidepresivos del grupo de los inhibidores de la
recaptación
de
serotonina
y
noradrenalina, entre otros.
Finalmente, el estrógeno es un
neuromodulador que permite explicar
la aparición del síndrome premensUNIVERSITAS MÉDICA 2007 VOL. 48 Nº 3
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trual (PMS), la depresión posparto o
blues, y los cambios perimenopáusicos en el afecto, debido a las fluctuaciones fisiológicas de esta hormona[5,
6, 11].
Esto también permite suponer que
los cambios hormonales pueden desencadenar una enfermedad mental,
particularmente con compromiso del
afecto.
Los estrógenos como
antidepresivos
Desde hace mucho tiempo se ha visto
que la depresión y los cambios hormonales se comportan de manera similar. Primero se vio que, en general,
durante la vida de una mujer, los cambios del ciclo hormonal se asemejan
bastante a los de las tasas de depresión (figuras 2 y 3)[11]: son similares
en la medida en que se observa un
aumento en las tasas de depresión
cuando hay cambios en los niveles de
estrógenos; esto no quiere decir que
si aumentan los niveles hormonales
aumenta la tasa de depresión. Lo observado entre niveles hormonales y
depresión en las mujeres es diferente
de lo que ocurre en los hombres cuando se comparan los niveles de
testosterona con las tasas de depresión[11].
Posteriormente surgieron nuevas
hipótesis y se empezó a estudiar la
fisiopatología de la depresión y la re-
Figura 2. Riesgo de depresión durante el ciclo hormonal femenino. Las flechas negras
indican el momento de mayor riesgo de depresión. PMS: síndrome premenstrual.
Modificado de: Stahl SM. Natural estrogen as an antidepressant for women. J Clin
Psychiatry 2001; 62: 404-5.
CORREA A., DEPRESIÓN Y ESTRÓGENOS: ¿SON LOS ESTRÓGENOS UNA OPCIÓN TERAPÉUTICA?
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Figura 3. Correlación entre tasas de depresión y niveles de estrógenos en mujeres.
Modificado de: Stahl SM. Natural estrogen as an antidepressant for women. J Clin
Psychiatry 2001; 62: 404-5.
lación con la regulación hormonal,
primero en animales y, luego, en humanos con diversos estudios
epidemiológicos.
Desde la publicación de la Women’s
Health Initiative en junio de 2002[12],
estudio que mostró un aumento del
riesgo de cáncer de mama y enfermedad cardiovascular en mujeres que
participaban en el estudio y recibían
estrógeno/progesterona, se vio un gran
cambio en el uso de la terapia de
remplazo hormonal. No sólo los médicos cambiaron de parecer a la hora
de prescribirla, sino que las pacientes
que se encontraban en este tratamiento lo descontinuaron de manera abrupta. Al cabo de dos meses de la
publicación del estudio, en aquellas
pacientes con una antigua historia de
depresión que estaban en remisión de
sus síntomas, fue evidente la
reactivación de sus síntomas al poco
tiempo de haber suspendido la terapia.
Desde los primeros hallazgos que
indicaban la posible potenciación de
los antidepresivos por parte del estrógeno, se han venido haciendo diversos estudios, de diversos tipos, con
UNIVERSITAS MÉDICA 2007 VOL. 48 Nº 3
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diferentes resultados e, infortunadamente de calidad muy variable, lo cual
no permite sacar conclusiones absolutas –como es costumbre en la medicina.
Luego de varios estudios[5, 6,
9,13], se ha encontrado que la terapia
de remplazo hormonal con estrógenos
puede aumentar los niveles de los antidepresivos en las mujeres con depresión refractaria al tratamiento
farmacológico usual.
Otros estudios[9, 14] reportan que
algunas terapias de remplazo o de
anticoncepción oral, con progestágenos, pueden originar cambios
menstruales como la exacerbación de
los síntomas de una enfermedad subyacente, o de base, que la paciente
padecía previamente (como la diabetes, la migraña, el asma o trastornos
mentales como la depresión) o, incluso, desencadenar un trastorno mental
previamente ausente pero para el cual
tenía una determinada vulnerabilidad.
Entre otros beneficios de la terapia
de remplazo hormonal, se encontró
que puede disminuir significativamente la aparición de la enfermedad de
Alzheimer.
Una de las dificultades actuales es
la gran variabilidad en la presentación
farmacéutica de los estrógenos; existen como formas farmacéuticas: tabletas, parches, aplicaciones intranasales
o sublinguales, así como inyecciones
e implantes intradérmicos[9]. Esto dificulta enormemente la investigación
clínica sobre los posibles beneficios de
los estrógenos como agente terapéutico antidepresivo. Además, las sustancias usadas hoy en día (la mayoría
sintéticas) son diferentes y cada día
aparecen nuevas moléculas cuyos
efectos pueden ser opuestos, aunque
provengan del mismo origen.
En oposición, algunos estudios[10]
demuestran que los estrógenos pueden
tener un efecto teóricamente inverso
al previamente descrito. Al disminuir
la piridoxina, un importante cofactor
enzimático, los estrógenos pueden disminuir la síntesis de serotonina; sin
embargo, los estudios no sustentan
esta hipótesis.
¿Qué dicen los datos de los
estudios?
Como ya se mencionó, existen varios
estudios de diferentes tipos y de diferente calidad que evalúan la efectividad de los estrógenos como
coadyuvantes en el tratamiento
antidepresivo. Una revisión sistemática de la literatura publicada en la Biblioteca Cochrane[15] evaluó sólo 2
ensayos clínicos aleatorios (en
Sudáfrica y en el Reino Unido) que tenían resultados clínicamente significativos. Uno demostró que los
progestágenos aumentaban el riesgo de
CORREA A., DEPRESIÓN Y ESTRÓGENOS: ¿SON LOS ESTRÓGENOS UNA OPCIÓN TERAPÉUTICA?
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depresión posparto y el otro demostró
que los estrógenos disminuían la incidencia de depresión posparto, comparados con placebo. Así, es posible que
la administración concomitante de
estrógenos exógenos con antidepresivos sea beneficiosa en algunas mujeres con depresión posterior al parto.
En un estudio de Cohen et al.[13],
22 mujeres (10 en edad perimenopáusica y 12 en edad posmenopáusica)
con diagnóstico de trastorno depresivo mayor, menor o “distimia” (según
criterios del DSM-IV), recibieron tratamiento con estradiol durante 4 semanas. Las 20 mujeres que
completaron el estudio tenían un
puntaje medio de 20 (entre 15 y 32)
en la escala Montgomery-Åsberg al
comienzo del estudio y de 11,50 (entre 1,0 y 31,0) al cabo de 4 semanas
(p<0,01). Esta mejoría fue consistente
con aquélla reportada por las mujeres
en la escala de Beck (Beck Depression
Inventory) (p<0,01). La remisión de la
depresión (definida como un descenso mayor de 10 en la escala de
Montgomery-Åsberg) se vio en la totalidad de las 20 pacientes. Sin embargo, otro estudio[14] demostró que en
57 mujeres posmenopáusicas con depresión leve a moderada tratadas con
estradiol durante 8 semanas, no hubo
una mayor disminución de los síntomas depresivos en comparación con
el placebo, utilizando la escala de
Hamilton (disminución de 40% para
grupo de estradiol vs. 44% para el grupo de placebo).
En los últimos años han aparecido
varias alternativas terapéuticas, como
algunas intervenciones no hormonales (en teoría, menos riesgosas), entre
las cuales están los nuevos moduladores selectivos de receptores de estrógeno como el tamoxifeno (selective
estrogen receptor modulators, SERM).
Estos moduladores son compuestos
sintéticos no hormonales que actúan
como agonistas del estrógeno en algunos órganos (sistema cardiovascular y hueso) y como antagonistas de
éste en otros (tejido mamario).
La utilidad actual de estos compuestos es su gran efectividad en el
carcinoma de mama, puesto que no ha
sido posible demostrar su utilidad en
los cambios en el afecto; los pocos
datos que se tienen son controversiales
y muchas veces con resultados opuestos, algunos incluso demuestran que
tienen efectos depresores en el afecto.
Su potencial eficacia radica en la modulación serotoninérgica que realizan;
sin embargo, aún falta mucho para
poder sacar conclusiones al respecto[10].
Discusión
La investigación en el área de la endocrinología, la psiquiatría, la
neuroinmunología y otras especialida-
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286
des afines nos ha permitido saber que
los estrógenos tienen efectos directos
en el SNC y regulan directa o indirectamente la neurotransmisión en áreas
que tienen que ver con el afecto. Sin
embargo, las numerosas limitaciones
metodológicas impiden la realización
de grandes estudios clínicos que nos
permitan llegar a una sola conclusión.
Debemos ser cuidadosos en el momento de afirmar las implicaciones de
esta regulación del afecto por parte de
los estrógenos. Con la enorme y abrumadora variabilidad entre las mujeres,
los cambios y ciclos hormonales, la
anatomía y fisiología femenina son
impredecibles y biológicamente únicos.
sustentados por pruebas contundentes
y suficientes para hacer recomendaciones generales en el tratamiento de los
trastornos depresivos.
Algunos estudios son particularmente enfáticos al mencionar los efectos benéficos de los estrógenos en el
afecto; sin embargo, se debe proceder
con cautela en el momento de formular recomendaciones pues, como ya es
bien sabido, los estrógenos no son
sustancias inocuas y pueden tener
efectos más deletéreos que beneficiosos sobre la salud de la mujer, muchos
de los cuales actualmente desconocemos.
Debemos esperar mejores estudios
y guías de manejo para acogernos al
uso adecuado de los estrógenos en los
trastornos depresivos. No obstante, en
grupos de pacientes seleccionadas que
tengan indicada la terapia hormonal
con estrógenos por otros motivos (terapia de remplazo hormonal o pacientes con trastornos hormonales), el uso
de estrógenos podría mejorar el manejo de los síntomas depresivos. Igualmente, sería posible considerar el uso
de estrógenos como coadyuvantes en
el tratamiento farmacológico de la depresión posparto.
Es sensato decir que, por ahora, conviene mejor acogerse a los tratamientos antidepresivos actuales, que están
Conclusión
Teniendo en cuenta los pocos indicios
existentes, y dado que los pocos estudios realizados hasta el día de hoy tienen varios problemas metodológicos
(muestras pequeñas, diferentes técnicas para la evaluación de la depresión,
diferentes grados para la evaluación
de la depresión), no se puede llegar a
una conclusión certera en cuanto a la
utilidad de los estrógenos como antidepresivos.
CORREA A., DEPRESIÓN Y ESTRÓGENOS: ¿SON LOS ESTRÓGENOS UNA OPCIÓN TERAPÉUTICA?
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Tabla 1. Efectos de los estrógenos Original (Correa, 2007)
Tabla 2. Resumen de estudios sobre la relación entre anticonceptivos orales y afecto.
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