Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Incidencia, localización, clínica y hallazgos microbiológicos del absceso pélvico post-cirugía vaginal Postsurgical vaginal abscess: incidence, anatomic location and clinical and microbiologic features López-García, L. M.; Sastre, L. y Hervás, J. Servicio de Obstetricia y Ginecología. Hospital de Medina del Campo. Valladolid. RESUMEN Objetivos: evaluar la incidencia y localización del absceso post-cirugía vaginal en función de la técnica quirúrgica, identificar la semiología clínica mediante la valoración de la frecuencia de morbilidad febril, dolor pélvico y exudación vaginal y analizar los hallazgos microbiológicos observados. Sujetos y métodos: diseño observacional retrospectivo sobre 138 pacientes con tratamiento quirúrgico de prolapso genital por vía vaginal (67 histerectomías vaginales –HV–, 138 colporrafias anteriores –CA– y 136 colpoperineorrafias posteriores –CP–). El diagnóstico se realizó mediante confirmación ecográfica y microbiológica de la sospecha clínica por presencia de tumoración clínica o induración en el tacto vaginal. Todas las pacientes recibieron profilaxis antibiótica peroperatoria con Cefoxitina o asociación de Clindamicina y Gentamicina. Resultados: se han identificado 13 abscesos: un absceso pélvico intraperitoneal y 9 abscesos de cúpula vaginal sobre 67 HV (incidencia 1,5% y 13% respectivamente), dos abscesos en el espacio vésico-vaginal sobre 138 CA (1,5%) y un absceso en el espacio recto-vaginal en el grupo de 136 CP (0,7%). La incidencia de morbilidad febril, dolor en hemiabdomen inferior y exudación vaginal fue respectivamente del 70% (9/13), 23% (3/13) y 61% (8/13). El 15% presentó febrícula como único síntoma. La infección fue polimicrobiana en el 60% de los casos. La frecuencia de aislamiento de estreptococos del grupo B, bacilos aerobios gramnegativos y/o anaerobios fue del 40%, 80% y 30%, respectivamente. En una paciente se identificó Cándida albicans junto a dos enterobacterias. Conclusiones: la localización más frecuente es el manguito vaginal (13%). Puede presentarse también en el lecho de una colporrafia o como absceso pélvico intraperitoneal, en aproximadamente un 1% de los casos. No existen datos clínicos constantes, aunque la fiebre y la exudación vaginal aparecen en aproximadamente dos tercios de las pacientes. La febrícula puede ser el único signo presente. Más de 13 la mitad de los casos presenta una población mixta de microorganismos. El tratamiento empírico debe incluir antibióticos activos frente al Estreptococo sp, enterobacterias y anaerobios. PALABRAS CLAVE Absceso pélvico postquirúrgico. Prolapso genital. Histerectomía vaginal SUMMARY Objectives: to evaluate postsurgical vaginal abscesses incidence and location related to surgical technique, to determine clinic semiologie from study of standard febrile morbidity, pelvic pain and vaginal discharge rates and to analize microbiologic findings. Material and methods: retrospective observational study on 138 women who underwent prolapse surgery with vaginal approach was done (67 vaginal hysterectomies –VH–, 138 anterior colporrhaphies –AC–, 136 posterior colporrhaphies –PC–). Diagnostic was confirmed by ultrasonography and microbiologic culture in patients with clinical suspicion after gynaecologyc examination. All patients underwent peroperative antibiotic profilaxis with Cefoxitine or Clindamicine and Gentamicine in association. Results: 13 patients developed a postsurgical abscess: 1 intraperitoneal pelvic abscess and 9 vaginal vault abscesses of 67 VH (incidence of 1.5% and 13%, respectively), 2 anterior colporrhaphy abscesses (1.5% of 138 AC) and 1 posterior colporrhaphy abscess (0.7% of 136 PC). Incidence of standard febrile morbidity, pelvic pain and vaginal discharge was 70% (9/13), 23% (3/13) y 61% (8/13), respectively. Temperature elevation below standard febrile morbidity was the unique sintom in two patients. Polimicrobiane flora was present in two thirds of patients. Empirical antibiotic prescription must be active for group B streptococci, gramnegative aerobes and anaerobes. Toko-Gin Pract, 2002;61(4):207-210 207 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. LÓPEZ-GARCÍA LM, ET AL. INCIDENCIA, LOCALIZACIÓN, CLÍNICA Y HALLAZGOS MICROBIOLÓGICOS DEL ABSCESO PÉLVICO POST-CIRUGÍA VAGINAL KEY WORDS Postsurgical vaginal abscess. Pelvic abscess. Genital prolapse. Vaginal hysterectomy. INTRODUCCIÓN El absceso pélvico postquirúrgico tras cirugía vaginal constituye una complicación que incrementa la morbilidad postoperatoria y alarga la estancia hospitalaria. Precisa un diagnóstico específico, ya que para su resolución, además del tratamiento antibiótico correcto, es necesario el desbridamiento y drenaje. Generalmente asienta a nivel del manguito vaginal post-histerectomía, pero puede localizarse también en la colporrafia anterior o posterior o como absceso pélvico intraperitoneal1,2. Las técnicas de diagnóstico por imagen, fundamentalmente la ecografía y la tomografía, permiten obtener información suficiente para la confirmación y localización exacta de los hematomas y abscesos pélvicos postquirúrgicos 3-5. La sospecha clínica debe establecerse ante la aparición de los signos/síntomas fiebre, dolor hipogástrico o descarga vaginal de exudado sanguinolento o seropurulento, inespecíficos, ya que pueden ser debidos a otras complicaciones propias de la cirugía vaginal. En la exploración puede observarse una tumoración pélvica o simplemente una induración a nivel de la cúpula vaginal6,7. La infección es polimicrobiana en aproximadamente dos tercios de los casos y los gérmenes implicados son los de la flora vaginal y endocervical de la mujer sana. Los microorganismos identificados más frecuentemente son estreptococos del grupo B (agalactie fundamentalmente), bacilos aerobios gramnegativos (más frecuentemente E. colli y Klebsiella) y anaerobios (Bacteroides fragilis y bivius)8,9. Los objetivos del presente trabajo son: – Evaluar la incidencia y localización del absceso post-cirugía vaginal en función de la técnica quirúrgica. – Identificar la semiología clínica mediante la valoración de la frecuencia de morbilidad febril, dolor pélvico y exudación vaginal. – Analizar los hallazgos microbiológicos observados en el exudado del absceso post-quirúrgico. MATERIAL Y MÉTODOS 1. Diseño: observacional, retrospectivo. 208 2. Población: constituida por 138 pacientes consecutivas intervenidas por vía vaginal para corrección de prolapso genital, que corresponden a 67 histerectomías vaginales, 138 colporrafias anteriores y 136 colpoperineorrafias posteriores. Se excluyeron las pacientes a las que se realizaron de forma aislada o combinada otras técnicas (colpocleisis, espinofijación). El diagnóstico de absceso se estableció ante el hallazgo de tumoración pélvica o induración en el tacto vaginal (realizado en todas las pacientes antes del alta hospitalaria) siempre que hubo confirmación y localización ecográfica de la colección y estudio microbiológico positivo del exudado obtenido de la cavidad. En todos los casos hubo drenaje espontáneo o quirúrgico de la colección. 3. Semiología clínica: se valoró la aparición de dolor en la mitad inferior del abdomen, descarga vaginal de exudado sanguinolento, seroso o purulento y morbilidad febril postoperatoria, definida como hipertermia de 38° en dos o más ocasiones separadas por un intervalo de al menos 6 horas. 4. Estudio microbiológico: realizado a partir de exudado obtenido directamente de la cavidad del absceso antes del inicio de cualquier tratamiento antibiótico y procesado para gérmenes aerobios y anaerobios. Todas las pacientes recibieron profilaxis antibiótica peroperatoria con dosis única de 1 g de Cefoxitina iv. La alternativa en pacientes alérgicas a los beta-lactámicos estuvo constituida por la asociación de Clindamicina (600 mg) y Gentamicina (80 mg). RESULTADOS a) Incidencia: se han identificado 13 abscesos: en el grupo de histerectomías vaginales (67 casos) se observaron 9 abscesos de cúpula vaginal (13%) y un absceso pélvico intraperitoneal (1,5%) que requirió laparotomía en el sexto día del postoperatorio para el desbridamiento de una colección pélvica multitabicada y extirpación de abscesos tubo-ováricos bilaterales; dos abscesos asentados en el espacio vesicovaginal en el grupo de colporrafias anteriores (1,5%) y un absceso en el espacio recto-vaginal en el grupo de colporrafias posteriores (0,7%). En cuatro de las intervenciones que posteriormente desarrollaron un absceso vaginal se señalaron incidencias relevantes en relación con la técnica quirúrgica: hemorragia peroperatoria estimada mayor de 500 ml (dos casos, uno de los cuales precisó transfusión en el postoperatorio), dificultad importante en la disección de los fondos de saco peritoneales (un caso) y hallazgo de adherencias uterinas sólidas (un caso). En los tres Toko-Gin Pract, 2002;61(4):207-210 14 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. LÓPEZ-GARCÍA LM, ET AL. INCIDENCIA, LOCALIZACIÓN, CLÍNICA Y HALLAZGOS MICROBIOLÓGICOS DEL ABSCESO PÉLVICO POST-CIRUGÍA VAGINAL DISCUSIÓN TABLA 1 ESPECIES AISLADAS EN LOS ABSCESOS VAGINALES POSTQUIRÚRGICOS Frecuencia Estreptococo grupos B y G (Agalactie, Milleri) Bacilos gramnegativos aerobios Escherichia Colli Proteus Mirabilis Klebsiella Enterobacter Cloacae Morganella Morganii Anaerobios: Bacteroides (Fragilis, Bivius) 40% 40% 40% 10% 10% 10% 30% primeros apareció posteriormente un absceso de cúpula vaginal y el último desarrolló el absceso intraperitoneal que precisó evacuación laparotómica. En el grupo de pacientes sin absceso postquirúrgico sólo hubo incidencias peroperatorias en un caso, que presentó hemorragia relevante durante la intervención y precisó posteriormente transfusión. b) Semiología clínica: la incidencia de morbilidad febril, dolor en hemiabdomen inferior y exudación vaginal fue respectivamente del 70% (9/13), 23% (3/13) y 61% (8/13). Dos pacientes (15%) no presentaron ninguno de los tres síntomas, aunque sí se observó en ambas hipertermia que no alcanzaba los criterios de morbilidad febril. c) Análisis microbiológico: los microorganismos aislados se describen en la tabla 1. Se aisló más de un microorganismo en el 60% de los casos. La incidencia de abscesos con bacilos gramnegativos aerobios y/o gérmenes anaerobios fue del 80% y 30%, respectivamente. En una paciente se aisló Cándida albicans en el exudado, junto a dos enterobacterias. En dos de los siete casos en los que se efectuó un Urocultivo concomitante apareció en orina (>10 5 UFC/ml) al menos uno de los gérmenes aislados en el absceso (Proteus mirabilis, Morganella morganii). También fueron aislados en sangre en otras dos pacientes uno de los gérmenes detectados en el exudado (Bacteroides fragilis y Proteus mirabilis). El tratamiento empírico inicial estuvo constituido por Amoxicilina-Clavulánico (7 casos), cefalosporinas activas frente a anaerobios (3 casos), Clindamicina-Gentamicina (2 casos) o Tobramicina-Metronidazol (1 caso). Hubo de modificarse el tratamiento tras la recepción del antibiograma en dos casos: estreptococo milleri resistente a Cefonicid y Proteus mirabilis resistente a Amoxicilina-Clavulánico. En ambos se instauró tratamiento con Clindamicina-Gentamicina. 15 La localización habitual del absceso postquirúrgico tras cirugía del prolapso genital es el manguito vaginal. Nuestra incidencia (13%) es bastante más elevada que la admitida en la literatura10, por lo que cabe plantearse que la profilaxis antibiótica utilizada sea insuficiente. La técnica quirúrgica debe ser cuidadosa para evitar la formación de colecciones hemáticas que puedan secundariamente infectarse. Es importante recordar que puede aparecer ocasionalmente un absceso pélvico intraperitoneal que precise un drenaje laparotómico. Otra localización posible es el lecho quirúrgico de la colporrafia, respecto a la que hemos encontrado en nuestro estudio una incidencia semejante a la descrita11,12. No existen datos clínicos constantes, aunque la fiebre y la exudación vaginal aparecen en aproximadamente dos tercios de las pacientes. El dolor pélvico aparece con menor frecuencia (23%). La febrícula en el período postoperatorio puede ser el único signo presente, por lo que la exploración vaginal con el fin de identificar una tumoración pélvica o induración a nivel de la cúpula debe realizarse ante cualquier sospecha clínica. Más de la mitad de los casos presenta una población mixta de microorganismos, frecuencia comparable a la admitida habitualmente, alrededor del 60%8. Sin embargo, la incidencia de infección por anaerobios es sensiblemente más baja que la descrita en la literatura (30% frente al 88%)13. Respecto a este hecho, es necesario recordar que para su aislamiento es necesario optimizar las condiciones de recogida, transporte y cultivo. El tratamiento antibiótico empírico inicial debe incluir principios activos frente al Estreptococo sp, enterobacterias aerobias gramnegativas y anaerobios. Las cefalosporinas activas frente a anaerobios (Cefoxitina, Cefotetan) o la asociación de Clindamicina y Gentamicina son regímenes terapéuticos generalmente útiles hasta que se completa la identificación y determinación de sensibilidad de los gérmenes causales. BIBLIOGRAFÍA 1. Safrin S, Sweet RL. Infecciones ginecológicas y obstétricas. En: Reese RE, Betts RF. Un planteamiento práctico de las enfermedades infecciosas, 3ª ed. en español. Madrid: Jarpyo; 1991. p. 456-86. 2. Ledger WJ, Campbell C, Taylor D. Adnexall abscess as a late complication of pelvic operations. Surg Gynecol Obstet 1969;129:963-78. Toko-Gin Pract, 2002;61(4):207-210 209 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 17/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. LÓPEZ-GARCÍA LM, ET AL. INCIDENCIA, LOCALIZACIÓN, CLÍNICA Y HALLAZGOS MICROBIOLÓGICOS DEL ABSCESO PÉLVICO POST-CIRUGÍA VAGINAL 3. López-García LM, Sastre L, Hervás J, Rodríguez-Zambrano MA. Sémiologie échographique de l´abcès post-chirurgie vaginale. Rev Fr Gynécol Obstét 1996;91:304-7. 4. Gazelle GS, Mueller PR. Abdominal abscess. Imaging and intervetion. Radiol Clin North Am 1994;32:913-32. 10. Kauer FM, Wijma J, Manson WL. Vaginal hysterectomy: cefuroxime, metronidazole or both? Pharm Weekbl Sci 1990;12:284-8. 5. Langer JE, Dinsmore BJ. Computed Tomographic evaluation of benign and inflammatory disorders of the female pelvis. Radiol Clin North Am 1992;30:831-42. 11. Sweet RL, Gibbs RS. 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En: Mandell GL, Douglas RG, Bennett JE. Principles and Practice of infectious diseases, 3ª Ed. New York: Churchill Livingstone, 1990. p. 1828-42. Correspondencia: Luis M. López García Avda. Constitución, 89 Bajo 46815 Llosa de Ranes (Valencia) E-mail: [email protected] Toko-Gin Pract, 2002;61(4):207-210 16