¿ES INEVITABLE UN M!NIMO DE DOGMATISMO?

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¿ES INEVITABLE UN
M!NIMO DE
DOGMATISMO?
Annando Cíntora"
Resumen
Se argumenta que la actitud racio­
¡lal, así como los métodos y metas básicas de la ciencia
%Jn -sin
circularidad-- n
i justificah1c�, y que han ¡le ser mcrarnclltc aceptados,
el carlicLer lógicu de dogmas o axiomas. Esta sitIJación
establece límites lugicos a la racionalidad y crea la posihilidad lógica
de un relativismo de fundamentos.
I Jamar a nlguiCt1 dogn�/J.tico es hoy en día un insulto ¡.pero esju.;tn
esta acusación" en otl'3S palabras ¡,es ¡l{lsible eludirtodo dugmatismo?
Voy argum entar que ,m mínimo núcleo do; dugrnas metodulógicos
es inevitable, que no pudemos eludir un mínimo dogmatismu. Y si
alguien ha de ser justamenít: cli\kado �om(l dogmático será sólo por­
que su dogmatismo rebasa este minimn núclen dugmático.
que Licn�n
l.
En el J,;lIIirrón, Platón sugiere que la actiUld racionall s�a carncte­
ri;:¡¡da cumo la búsqueda dejustifiGaciunes para n ucslr.!s creencias y
acciunes. Esta r�cuUiend�ción será recogida pusLcriorrncnlc tantu por
los cartcsümus W1no por :o� hl.lm�anus. Par.! an:::bus. demoslrar la ca* Dep"rI1l!Ilenlod� FilosoHa,UAM-I, Ccm.cy�.
I Si la r�ciOl1alidad es u..
""lll actitud, entOl>Ces es Msicamentcun atribuLo �e
I"� personr.s y será .rolo dcrivatevamMte u..
,a atributo de los creencias, lus
!ines y 11\8 acciOllC8.
"
AR"IAN[)[) dNTORA
renda de justificación, por ejemplo, de una el'eenda t.:S equivalente a
mostrar que la creencia no puede ser aceptoda ra�ioualmente,2 Estas
OOS tradicione;: si bim coinciOO1 en idrnlificarrrtcionalidad con justifi�o­
�i0n, dilb-en en e! canictcr dI! los autoridade� invocaéas en sus justifi­
eadone�: los carte:fÍono� invocon la autoridad de intuiciones intelec­
tuales, los humeanos la �utoridad de las experiencias smsorio1c�. La
actitud racional, según eota� traciiciOl1es, es la de P.
1': 'No acq¡arcninguna
t
pusición, a�ción, o mela, queno pue­
do serju�ti¡icada pur la ex¡xriQ1cia o el argumento, '¡
Ahora, la actitud descrito por P puede sólo ser aceptada por aque­
llos que valoren el argun:ento ylaexpc¡icncia, puc� no es posib1ccon
argumentos, o eyidencias empíricas, convencQ", a quien no los valora,
a ,·¡¡.Jorarlos. No ,,",s posible convencer
con
argumentos a alguien
adoptar la actitud racional, si ese alguien no
cree en
"­
el \'alor de la
argumentación_ Es decir, P será sólo aceptado por �quel103 que, al
melKlS inconscientemente, ya hayan aceptado P y por eodee! valor del
"I
argumento o la experiencia.
La adopción de la actitud racional mismo, no puede ser juslificada
rocionolmcnt� sin circulariditd, pues requiere de su propia accptaciún
si alguien la ha de adoptar racionalmente. La actitud P es por ende
autoITeferencialmenle inconsistente y por lo tanto falsa,
Pero aún si por imposible Pno fueseincon�istcnte, todavia tendrla­
mas que lidiar con laregresión al infiuito, la que 008 conduciría a una
incesante demanda dejusti-ficación, como la recomendada por P. Re-
¡·Clr., M. A. Nottumo, 'Thc EvolutioillnyTurn: A RoJ¡¡ fOr Philooophy" "
en
Evo/u/iol1. Cogni/ion and Realism. 1990, USA Univer�ily Pres' of
America, p. 9<1; \V. W. Banley The Rerreal In C'nmmilmenl, 1984, l!linois,
OptmC.ourl, p. 1 15.
,Los alJ!;Umentos o::t1 cuestión put>;kn �er del tipo merlio�-flJles; por ejemplo,
en el coso d� la� nccimcs () métodos ést()s se.--ianj\:.stificnd()" si hay bue.na�
Tat.OiK'3 p�r� COIl3iderarlo" .::0"--1() 1"" m'¡" dlcace; p�m �I logro de melas
argumontadas COrnO valiosa. o oJ�fleabl�s.
,
¡,D<XJMATISMO TNEVlTABLE?
gresión que sólo podría �erdetenida con una afilmación dogmática, o
lo que es lógicamente equivalente, con una 'justificación' circular, es
decir, con una mera reiteración - como ya lo hiciera notar Sextus
Empiricus.
11. Debido a l ainjustificabilidaddeP, Popper concluyó que la acti­
tud racional ha de ser adoptada como resultado de una decisión in'a­
cional, o a-racional, es decir. como resultado deu11 ueto de fe.� De esta
forma la irracionalidad, o la a-racionalidad. tienc prioridad lógica so­
brc la actitud racio11al. El compromiso con la razón, el compromiso
más básico del racionalista, tienequeact:ptars� gratuitamente, sin fun­
damento, dogm�ticament�. Porquc si se nos pidiese una justificación
de nuestra actitud racional, lo más que podrlamos hacer e, r�a!innar,
reiterar, nUClilm preferencia por la ramn. Enesta concepción poppcriana
la razón está lógicamcnte limitada y la actitud racional, no �s -oo
puede ser- racional.
Como resultado de esta situación, la razón proporciona una excusa
a lodo tipo de dogmáticos para que se aferren a sus axiomas. Yaqu� si
cl dogmático �� criticado por el racionalista, éste siempre putrle responder con un 111 quoque. En otras palabras, puede decir:
IPero si tú también eres un dogmático! iPero, si tú también
eres un irradonalista!
Si tu compromiso con la razón es 9610 un dogma ¿entonces
cómo puedes racionalmente criticar a otros dogmáticoú
y así
se- crea
la posibilidad de una Babel de diversos dogmas, de
diferentes ecdesias, todos igualmente legítimos, aunque sólo de acuer­
do a sus propias luces. Seabren así las comput:rlas a un relativismo de
diferentes fundamentos.
" Cfr" R. Klrl Po-pper, Thc O¡X!!! Sociely and ils EMemies, 1945, LouIoll,
Routledge, p. 230-1.
73
ARMANO(¡ r:iNTORA
III. W. W.
Bart:.",y, �nfdtiz(¡
�ste
punto, y ;::reyr. poder evadir esta
taha ¡J", auto-indusión ¡J� 13 actitud ra;::iona� si ffilstituÍJ la h(¡!lCJueda de
justificaciones por la búsqueda de critic,,1biIHJoo. Con esta l11edifiea­
ár.n podríamos caracteri�ar In actitud racional como Q.
Q: es l� lIcttlid 0.Il\ qui"'"ll consid<)l"n toda posición como �bierta
� ]¡\ criti��, l a d� qui�n 00 ti�nl\ oompromi �os, ni �iquit'ra con
su actiLud racion�1. PU[ lu tanto este meionalista pan"CI"Í,ico no
requiere de ningún acto de fe irracional, o a-racional , yjumifi·
ca nada y eon�idem todo como eliticahlc, indusiw su misma
e.etitud raciona;.
La dlSposici6n dcl héroe b8ltlcyeano a criticll,' todo, implica que
para Hartlcy aÚn In, vedades necesarias son crilil.:abl tlli, aum¡Ul\ la cri­
r
tica de lalL'i; vcnJad�, puooc estar 1,:I)[]000l\nada al fracaso.
Criticahle no
�
lo mismo qUl\ revisable, ni lo mismo qu� posibk­
m",nt� t¡¡bo. Criticabk "'8 ¡-:Ji<; bi",n, una au�encia de compromi,o, ole
74
adicción inteIectun1, por cllalqu ier posición.
Una de las difieultadC!l con esta tcenia de la racionlllidad es la vague-¡Jari dd tém1ino 'critio;;able', ptll"O una dificultad aún más seria es que
conduce a una pam¡Jojil análOg"d a l a del mentiroso: si se »Ipone queQ
es falsa, entonces se concluyc que Q es verdade.ra; tambien �i se supo­
ne que Q es verdadc:m, enlonc� seconduye quel\� falsa. p,-,rejcmplo,
l
cunsi¡J�r�l\ d siguientt: �rgument'-' si1llplilkado (jUl\ propvrciona ¡¡na
posiblt: inll\rpr�t��i6n de la tooria d� D�rtley:
'Como F. J, Poot bn puntualizwo, "",te "rgunl<;lnto el< deJ"ecruo,o pmque
pre.<upun� impUcitmncnlC 'I"e si ull� pü�iáúne" r"IS>!, enlUllC�", e�jsl� un
argument,-, que la mueslra como faha &to es 16¡¡icameme �qnivalenl� H
docir q'J� si nu hJy U11 argumento c¡u� muestrc una ¡:.u�ición cun�o falsa.
cntotlCC, 110 e.l"!'� y es verdlldera. Y I;lSleúilimo jl\�llpuesto el inoonsi�tcl1te
�un u n� cu"':
el'cióll r�ai i;1� d� In �'crd¡;¡¡j, como la de R�l1.t�y. Pmt mejoro el
argumenlo,pcm la par�oojH Jlel'�i ,lió. Cfr., F, J. Pust, ·'A Gu<::ddi�n Thcorem
fur Theories ofR�tionality", (1 987), en G. R�dnitzky ar.d W. W. Bulley
I_DOGMAl l�Mü ll\EVl rAlJU"
(A) Toda, 1a� po�icionC8 son cri:icabJes
(R) A e, criticable
Como (E) ,c inli�re de (A), cualq'Jier critica de (R) �cr.í una
�riti�a de (A), )' :llu�stra que (A) e� criticable, Supouie.llrlo ,"uc
una critkade (B) cO!1sista en �rgC¡ir que (H) es falsa, podemos
argüir: si (R) e� falsa, enlOn�es (A) es falsa; pero lIn ar.�urnen­
to ¡¡ue muestre (A) wmo fal�a ( y que por ende l a uiliqu�)
muestru (1u� (6) es v�ader[l. Asi, si (B) es ful�a, ffitonce� (O)
es verdadel-d. et:alquier inlento por ¡;riti�ar(B) dC'llueslm (B);
de modo que (B) no es criticahk y (A) es fals3.'
Esm paradoja es rc�ulmdo dc la pletemión de e�ta teoria de ser l:na
l�ori� du \Oda loor;a, 1ndu�il'e de �i misma. El racionalismo pon-ct;t;­
w e� por lo tanto aulo-referencialmellte inconsi�terte, Y el esfuer70
de Danley por proporcionnr lUla leona de b r� ci0l1f1lidad consistente y
C0!11PIC!3l11Q1te incluycme ( es decir �in compromiso� Irracionales o [t­
radonales) ha fl11�asado,
lA: modo ',¡ue he,¡uos d� rCSil!.llllffiO, a la racionalidad limitada y auto­
exduycnlc de! I'oppu- de Id
primera edición
de TI", Opten S()ór.ty,
wmo la uni�a opdón viable. Unara¡;jonaliJad limitada por una rlccisión
no racional por la racionalidad l11i�llla. lJnn dedsión que �omo hemo.<
vi�to no esju,ti fica'"Jle sin circularidad, ni criticnbJe sin paradoj a.
IV, Olía concepción de la raciona.lidad �UmMllenle inlluyenlc c, la
qllc en�onlramo� en la Élic3 1licolTl3quea, en Hume, los utilitari�la� y
Quinc. �nlre olIo, mu¡;ho�,
Según e�ta concepción es racional o.uiQ1 selecciona lo� medios óp­
timo, para alcnn7a,· su� fine.;, y ju�tifica esla selección, TIn esta con­
�cpción medio�'fi"es o instlUlllenlal de In raciunalidad, las creencias o
("d,.), f."¡"j/lllit",,,,)' h'l'i,flemo¡ocy, RUI.'onrJ/;ly,
Kmnvll!dge, 1938, Illiu(}i", Open C"'''1, 111, j.l
b Banley,
(¡P,
dt" p. 224,
265,
und Ih�
Sm:;o/"IJJ' o/
15
ARMAl\TlO cÍl\lOR."-
76
teorías son racio!l3les si 0011 valid"das pr.¡r lus m�todos óptimus para el
logro de algunas metas I.'ognitivas consideradas como valiosas, tlIle�
OOillO la prt\licdón o l� verosimilitud.
Estllconeepción acepta que labúsqueda d�jU.ltificación es una carac­
teristi�a de la radonalidac.J, pero agrt'ga que las acciones, los métodos
han de ser instrumentalmente eficaces si han de ser racionales.
Esta caracterización de la raeiunalidad ha sidu criticada oomo in­
cocnpleta, pues si los fines busl.W.los no son raciunales por más justili­
I.'ada que sea la supuesta elicaci" de lus medios seleccionados para
alcanzarlos, no puooe ser plenamenteracional. El desear nuestras metas
puede ser suficiente para explicarla, como nuestr3S, pero no es sufi­
cit:nte para calificarlas como racionales, para I;lSto último temlriamos
que inru.gar no lo que preferimos, sino má� bien, lo quede�mus pre­
ferir, lo quees preferible.
Por otro lado, la racionalidad medios/fines tampo(;{l puede serjusti­
ficadaraciunalment� sin circularidad. Si se nos pregunta ¿por qné he
de ser instrumentalmente racional'! Consteslamos: porque es racional
optimizar el logro de tu� metas. Pero �r;t¡1 respuesta esulla mera reafir­
m!lción de ladoctrinaqneqneremosjustificar. Así pues, la racionalidad
instrurnt'ntalo de medios/fines ha de so: aceptada también dogmática­
mente.7 Se podría intentar evit¡;r esta conclusión afinnando que para
vivir, parainve:>tigar llU n�oosit<UIlQ8 el imperativo sé Im/nrmentalmente
racional. sino sólo el condiciunal P: si has de ser radonal, o/HimizG
lo.� medios para el logro de tus metas. Ptlm entonces, rcsm'ge �l pro­
i pe,:ativu P.
blema, pue, cómo justificar sin circularidad el hipotético m
V, Encontramos anitlogus colupromisos dogmátiros cuando intenta­
mosjustificar los m(,todos de la ciencia. Es de suponcr�� que la ciwcia
ti�n� algun(us) rni:todo(�) pues � inverosímil creerque 105 �ientíficu�
han 10l9"ado Jos éxitus hnsta ahora obtenidos como mero resultado del
azar o del capricho. Ahora bien, cualesquiera que sean losm6todus de
7 Cfr., Roberl l\'o"Úd:., Th JVU'U�� q( Rationality. 1993,
Princeton University Press.
New
Jersey.
¡,DOG").jATISMi"J lNEvlTARLE?
la ciencia es de suponcn;�que incluirán alguna comhinación de deduc­
<ión � ioouvción,
Lajustificaci6n, qu� no la mera expl icación, de la deducción lleva a
una regresión al infinito, que sólo puooe ser b1oqucao.la po�!\l.lan<.Io
oomo axiomas algunas reglas d e inferencia. Por �emplo, la� ince:,;ante¡;
peticiones de justificación del modus!XiI1ens porpart� de la tortuga de
Lewis Carroll no pueden ser satisfochas, como él lo hi7.0 notar, 8in
invocar proci,ameule lo qu� se nm pide queju�tifiquelllos, el modus
pOIlCf1S:
lJO!>d� luego, pndemo, probar un rnetateorema con el propósito de que el
modus pO!1ens este pn.'I\C1"Vando
la verdad
en
el
lenguaje-ohjeto. Sin embargo, la mcta-proeba requiere infe­
rencia en el metalenguaje, y e,lo, a su vez n:quiere que el
metalenguaje tenga �I mod¡�� ¡Xme'lS o alguna otra regla de
inf�n::nda quedospierta ¡xx'lo menos, iguitle� wspeo.;has. P�
,
probar que un tipo de regla et>láprest.TVando la verdad, es ne­
usario tener y usar regl as de doducciÓll en la misma prueba.
Por lo tanto, no podemos probar sin drculmidad o regr(Mión
viciosa que el
modus ponens esté prescrvanJo l a verdad,
Cll
decir, no pooemosjustificar la deducción.
(...) No podemos probar, sin o.;in.;ularidad, que lliI se t:11contra­
rá nm,gún conlra-'<iemplo del modus pon=�.!
En cuanto a la inducción Hume cé
lebremoole argumentó que nuos­
tra propensión sicológica a hnc�r infe.rencias inductiv�s
no
j\lstiíka
estas inferencias. Y que esta, inferencia¡; induc(ivaj no putilen serjus­
(ilkada¡; deduelivamente sin ,Inprincipio de inducción. Principio que,
o (iene que ser aeeptaoJo �in suslento o ha de ser justificado por un
principio de inducción de orden mayor, y entonces ll111enm-:a una regre­
siÓll a l infinito.
� w. C. Salmon "Simposio sobre la evidencia inductiva·', (1965), en R.
SWLl1hume (ed.), Ú;¡Justificación del Razr"'''m¡�tWJ InducriWJ, I 974, Madrid,
,
Alim
za, p. 67-9.
77
ARMANDO clNTORA
E� decir, no p()(lemosju,ti:'ic�r la lfl¡]ue<.oión empíricamente porque
paro esto n�ce,itamo, presuponer la im lucción.y 110 pode111o� j w;ti fi,
carla dcducti"amente porque no es ¡]educción, cxcepto si introduci­
r ",ntonce, resurge la
¡I10S oomo prcmisa un principio de inducción, peo
di ficultad �I intentarjns1ificar e,te principi o,
y ,in emhal'go con�tantemente hncemos i!ld\lccion�s, o creemos que
las haccrnos, pero dado que
no
pod"TIJ(JS ju,tifica:- e,la propen�ión
sicolo'lgica nuestra, hemos ole concl uir que la misma C� inllci,ll1al o al
meno<; a-racional.
Concluimos entonces que he1l10� de aceptm tnmo la induccio'ln como
l� doouccio'ln ¡]og:mMicalllente, e;: decir, �ill unajnslificacio'ln no circular,9
Se llega a una
conclu�ión
análoga cUflndo buscamos juslilicar l�s
meta� cogniliv8S de 18 ch.:nci8. Rcichen'JachI � opilmba que est�s IlIeta,
er81l 111Cramentc el re,ultado de 'decisiones volicionale8', 111 ientra� que
Popper las cO:l�idcraba �olo el reiiullado de convenciones o prOp!.Le,t:ls,
De st'r así las metas de la ciencia �e:í3/l sólo el fe8ult8do de prefcren­
cia8 �uhjetivas, e,tarfan rli(;l"nrlas por mero, prejuicio"
') Reicheubachy Salman, entre otros, nO esta" de HCUCT,lo con e,IH alimlH­
78
C:ó¡-¡ y cree;-¡ que exi.,te un "I'gumento PI'"b�Il>1lico en favor de la inducció¡:,
E�le ar&'llncnto ,!ice: '�: olglLl1H ",fcrenci� Hmpliativa puede �er exito"",
euton�es las inferencias inductivas .c;¡1Ín exitm",,', Et probklm e" 'lue 1",
infercnciJ5 indudi.m �on s610 un elen'ento de :nd.a L!na cou&tela �ió)) de
plausi b:es regl"s de infere.ncia, y si hemOl< de ):weferirla induccio'ln, hay que
aceptar lo que Salmar_ denomina un 'prüICipio d� invorianc,a 1 iL1güisti�o'.
PrincIpIa que requiere deju$,ifl�llCin¡-¡ con lo que resurb'" d prOblema
G''icépt'co, Adelll�1 81'¡¡, �i este pnJX:ipio fuese justificado, 00 e" claro que
]lUdies� ubviar la� parOCojas de Goodman.
En c\Ulnto a la ,leducción, M. Uurnm"t ha 81'gUlrIell\"do que puede ser
just;fi"�d,,, sin �1ll1>!1r'1}l, 1l"WI � cstH <xndu!i6n porque smti�l'jUS:i ficac:jón
por explicación, R"olrrl<mte lo q'.'� D¡lmlllel h�ce es �xplicar cómo funciona
la doouccióll. ql.le I:;Q e� lo mbmo quejustifica! lo. (:r.,
t H, Rd�llertba�h, The
7'1le",J' nI Pmbahili(Ii, {1')49). 1 97 1 , 2'·, USA, Universiry of C�lifOrn;"
Pr."',,.
l
ú 11, Reichenbach, Experknce ami Predic/ion, J 938, 'l 'lm Unive.rsity of
CIlicngo l're!s, p. lO.
¿DOGMAnSMO INEVITAllLE?
Se hn ¡mel1lada ju�tif kar, conlm Heicoenoach y Popper, las mcta�
�ognitiva� d�
In cicnci� como m�dios pam d logro de lin�s ulteriores,
tales wmo la soorevivcncinlle la cspeci�, Pero aúnsi csta ju�dtkiLCión
ir_�trJl1len\iÜ d� la� lTlc!�S ..:<: la cl<)¡¡ci� It��� �dc.:uada, tendrinmo� qut:
nuestra sobrevivencia setia d dc.lidcratulll injustificahle, el fin dogmáti,
came:nte\'alioso,
Nos vemos ohlign�os cnt.onCC!; n concluir que con:o �g<:ntc� mClO­
nales tenemos qt:e presuponer sin ju�tificacióll -e� decir, llogmática­
t
como bilsqucda
ll1enL(,}---- algnnos sup�tos: �a ncti l\l� racwnal (;mlo
de j\lstific�dón qut' como b¡jsqucd� d� dicacia en la oon��cución de
l1l,e�tros fines), la indncción, la deducción, y algnnos fines o valores
bMicos, Fstos cimientos prc�upuesto� marcan Ins fronteras lñgica� �e
la mzóny crean In po�ioil :dad de un rebthümo de lflnd�ment08, Este
rda¡i"ismo �s, �in embargo, qu iZ3S sólo una posibi lidad lógica, pues
dado nuestro común origen y condición o:¡;lal1lOti probablemente cons,
treñidos a pen�ar de cierta funna, De modo que el rdati.Ümo de fun,
damentos mnq� lógi cam �nte posihle, no es una seria posiililidad
s�Cülógicn,
VI. S.., ha procurado C:\ldir
,-,stas
conclusiones �Tg>,nnen\ando 'l\�
son el rc�l,¡]tado de un �,¡fi..>q1,1'" �rrado, de In 'DUsljuedn dej\lstitk<lciones fundacional�, dehacer preguntas dem:lsiaJo amiJiciosas o globales,
Quesi fuésemos sensntos nos conformariamos con preguntas parti­
culnres o locale�, En o:ra� palahras, se nos dice:
no es r�lOnable prcg>.lI1\ar Jo qu� 110 pucd.., �on(e�(arse ntelo­
nalmente, Tus dudas carecrn d"justificnción, tus dwlns 00 son
razonables, no son natumles, pues nuestra ci�ncin tiene una
historia de 6xitos o �l m�nos parece tenerla, De6xito� rncllidos
t:ll térmirm de predictiiJilidad, de control, de explicación, Y
micntra� siga teniendo hito por qué dudnr de sus prcsupue�­
to�, 11I�¿ pr�gllntas fillcllft:ras!
79
ARMA,_"'IDO ci¡';TORA
El particlllmista quiere reforulUr la lilowfia de modo que como la
ciencia, avance sin c¡¡estionar e:.to� fundamentos metodológieo�. E�
decir, quiere que la lilusofia proceda dando por �Up\le,to 1m back­
ground knowlcdg�, q¡¡e proceda con
mpuc�to, incuestionooos mien­
tra� no haya buena� raZOlle� para dudr.r de ello�.
El particulansta quiere �eguir una c�trategia como I"del nUllino de
Ncurath, quicn impedido de to�ar hena y slCJ.\lpre C;¡l alta mar, ha�e
pequeña� reparaciOlle, a su navío, según la� vaya requiriendo, Y �Olno
�tl navío
ha sido conflabíe no duda de �u �onfiabilidad, mien:ras no
tenga b>.lenas razone, pata hao;erlo, ni intenta hacerlereparaciones pre­
ventivas, pürqLOC, dc he�hü, nü puede haclrrla�. Su llm1a es: .v!funCl"<1na, no lo ¡"('pares.
A o::rta cstrategia el escéptico reaccionará diciendo que �us dudas no
requieren j u�tificadón, qUt: son naturale�, que ,on euc,tionalnienlO,
intuitivos, Para
el
eseéptieü, el locali�ta intenta cvadir un problcma
filosófico y tl"llta de ocultar que reo:luiecc de dogma:; mctodolól/:icos,
en otras palahras, para el escéptico el pMi�ulaJi>ta ooolece r.c dcs­
hone�tid.ld intelectual, ill<) l,liriendo: ¿cómo c, que el localístaj u�titi�a
80
�u r=mendacio.."1 por las pregunta, lo�ale:;? ¿cómo cs quejustifka su
SUplle,\o dc que la¡¡ preguu\�s locale� son las únicas razonables, las
únicas �cu�a(a¡;?
El particlllarísta podría a su vez intentarj ustifícar �u recomendación
por la� pregunta� locales, iuvücando :aconcepción mcdiosdines de la
racionalidad, pues �egún esta concepción no e� racional proponerse
metas inalcanzables, ya que no pueden guiar la acción, dado que no
existe método o medio eficaz para alcan:;:arlas, Y el parLiculari,ta agre­
garía que bnscnr rc:¡puesta a prcguntas lündadonales e, pTlJponel'Se
UUi! meta inalcan�able, uwpica, y p<JT ende 00 razünable,
Pew, �omo hc argumcntado, la cüncepción mcdim¡itines de la ra­
cionalidad no puede �Cl"ju�tific¡¡Ja �in circularidad, De modo que <:;ta
descalificaciÓD particularis\" del cucstiünamienlO escéptico esta cimen­
tada
en
un presupucsto injustificable, y que por lo tanto el e,céptico
no aceptara.
¿1.l(Jo(¡M1\TlS>iO 1/«"EV1Ti\BLE'!
TcrmillM10S entonces cou un conflicto de intujciODo.-;" sobre qoo
amateia dcjuSlJiic.ati6n es mits ,gJlII'C: ¿La titlUl1.lejustificación de 1M
rlud�s y prtgunl;tS del escéptioo o la :Ulsencia dejurlificaci{m de RUC!>­
Iros presupul:$tns metodológicos?
Vil, Entre 1(')$ mucllo,� fi16oofos contmll"OfánCQ!l que siguen UM
estrategi� 100001ista, destoca 1" r,!ludan1 1 quictl hA propuClllo una rncta­
metodOloglll de la ciencia que intentajustificar etupiricamclllc los mé­
todos y fines cognitivos de lacienciay de cstC nuX> e-.ilarcl Nlali,ismo,
LaOOa/l, empero, presupone sin jllSl.ifleación, como parte del b�!cl­
ground Itn/l"'/ClIg<!, la deducción, la inducción (Jo IjUC él llHIn:l R¡), la
racionalidad nst
i Nmenl.al. y algu.'"IOS 'diDOJ)('8 :x�Micos de éxito',
tal� oomo la búsqueda de prediaibilidad y COI1ItnI.
Y debido a estos prcSUpuesto/l iojU5liftcadM, ulldM oc puede du­
dU', mo/gré uml, el reblivi!rno fu:'lIIacinnal <nnsecttew;ia de 5U� prt'SU­
pos.¡cione:<: il\Íustifi�bln,
ConcretomCnte, prua Laudan las reglas mdodológict\5 de lac:icnr.:ia
son 'hipotéticos imperativos' de la forma: ¡!i/ ha.' dI!. ser rQciQfUll, y $/
qlJicrcJ A,
e01lrmecs sigue la regla M, donde esttl� imp«a\ivos sun
respnldados \XIOlO eficao:.:cs por algunas ICQria� CIllp[riCI�, ¡cortas sus·
l�ntRdas a Su vel en la evidmcia �npirica, v[a Dlgl.lmn tltras reglas
metodol6gicas, Y
das
en
l'.'!tas
últimas reglas melDdo16gicas sedo justifica·
�u turno como óptimas por otras ttorras e!TIpfricas., y as! od
¡"jin/fllm.
Palll def�ncr esta regresi6n, l.1udan invoca una regla
indllcti\'O, R 1:
Si ¡lIS accio!leS de1mcimo tipo, ID, rJsttlnátic.amQJle hanpro100\lido CfI el pasado algunos lines OOGILitiVQS, e, Y si las accio­
n($ ril'M\JII, Il, no lo hM 10.1:'000, cnlouceg supon.ga que: lfll:;
acciones futW'lLS que sigan lareg!a '!i tu meta es C, debes hacer
1 1 Cf _,
r L, L,udan, �f{r�J1 or Ran'o"aliry 1'1:1:1 Pro)PC�IJ[ur NU"n!(JJi",,,
N,,,urQ/�m, 1987, Amenc�nPhilo50p!nctl Quate'¡y, 24, nO 1, p, 19·31.
"
111
ARM."i'-1)() CINTORA
'
m
son mas ]lrollahl�� <.;omo pro moloras <le <:::<o� fines que las
' 12
acó<.>n<:::< ba�actas en la regla ' si m metn C8 c, debes hacer u _
r..a\ldnn inl�nta defcuder RI COn la� �ij{"j¡;nteil dos afirmaciones,
R I pnrece �er U1�n regla !;Ólidu para aprender <le la experiencia,
Dchccho si (R ) IlO �s sólido, nillglOl1� ]'e�la lo cs. l '
I
Ahora, ¡lO p�rccc plJ�ible j LI�tilicar �in cil"'.:ularidad la Plimera afir­
mación, plle, SOIl nue" tras conviccione� imluctiva� la� �lle no� dirán �i
R¡ es 'sólida' . E!"l cuanto n la �egundn nfinllaóón, rclah,'a al condicIO­
nal, rcquier� dej u�ti¡icación plJrqlle no es obvia, como lo ejempl iflc2n
POP1Jow-TIallO� como David 'v¡iIler. qlle clJwideran -o al menos eso
dicen
lógico_ H
ql:C in induccilm e� pre,cindible
y
\111 lrIcm milo metodo­
Laudan requiere de la imlucción , de (Rll, pero
no
lajustifiCII sin
circul aridild. t.a in<lu�cióll es memmCllle �c�ptadn, <lada pot- un hochlJ,
y esta si tuación creo otra va> la (>/l!libilidad lógicrt de Un relativismo
liuHlaciIJnol.1j
82 '
VIII_ En conclllsión, al[;U1I08 oogma, o axiomas, eo:; <lo.,ir �llpueo:;tos
illju�tificaj¡Ic.�, so!"! inevitables porque 1<:"'0 argulllento requiere de
premisas. Este huC!w tan �eTlCillo u veces �e olvida n bien .Ie oculta o
Il Laudan. D1'. cir., p. 25,
Il !bid., p, 26.
1< Adelllás la defensa pragmática de la induoción " ta que hace atu,:ón el
condido<l�l si (R ,) lID es sólida, IIillgWJa regla la e.I', t¡cnG que lid ¡al' con 1m
,hficu1tades menciouadAA en la unta allterior n" 7,
l ' J. W"[l""�11 ha argume"ladoque la propue�ln de Lauaalllamp<xo PW.lOO
etlldir OIra i"onn" ,l� re23tiViSlllO: el relativismo hi,tónco. b&(o porque pal"3
J ,audalt 1" nl0 1", l1:o!:lo,Io" I�s leori"8, COmo 1,," metas de la ciencla p",:xlun
cambi�r, y de xG.- n.¡ no hay �nto,lC�." e><",nd"n,,; absolul"" de l'mi>"::"o
ciuntifico. De h<:cho, el progn:::;o �ientlficn "" para 1."udnn <ólo lelativo "
'nuestras lUGes' �lll:l1 momento hi"tórico dado (Cfr. t .�udan, 01', cil., p. 2�),
¿DO.,,,,lATlSMO r1\;T.VrTABl.¡:O
di�fi·aza por medio de argumentos circulares; pero, la circularid�d el;
lógicamente equivnlente al dogmatismo. T.n <''1rcularidad puedescr di­
!lcil de descubrir cuando los círculos son suficientemente amplios e
incJ,¡�ivos; mas, aparente ° no, In circularidad, u 8U �q,¡jv�lcntc el dog­
·rnati�mo, �, fínahn�nle in.evitable.
Hay, sin embargo, una difer.;:nein de matiz, de énfusi�, de hone�tidad
intelectual �ntre la circularidad y el dogmati>lllO. Mientras q\l� el dog­
mátioo accp;a abiertamente que requiere de JXlOrnaS, q ,¡ien argumenta
en circulu� intenta ocultar este rcquerimimlu.
I �n circularidad es un e\lfemismo, es el apelati,'o 'poIlr.icnmente eo­
!feo::IO' del dngm2.li!ll"lln.
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