VALLES PIRENAICOS Esta zona de Navarra supone el 18 % del

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VALLES PIRENAICOS
Esta zona de Navarra supone el 18 % del territorio navarro pero solamente el 2
% de la población, una densidad de sólo 5 hab/km2. Estos datos ya indican con claridad
que estamos hablando de la comarca más afectada por el fenómeno de la despoblación,
de la crisis de las áreas rurales por el abandono de la agricultura y la ganadería por la
mayor parte de la población activa y por la falta de actividad económica que contribuya
a su desarrollo. La mitad de la población activa de esta zona acude diariamente a
trabajar en la Comarca de Pamplona.
El Pirineo ha sido sistemáticamente olvidado por el Gobierno de Navarra y
corre el riesgo de quedar convertido en un parque temático para disfrute de la población
urbana. Para evitarlo, en imprescindible llevar adelante actuaciones específicas con
carácter de urgencia que permitan invertir las tendencias actuales. Proponemos un
auténtico Plan Estratégico para el Pirineo, pero no elaborado por una empresa
mediante encargo del Gobierno de Navarra para salir del paso y hacer electoralismo,
sino elaborado desde abajo, con participación social y teniendo en cuenta las
necesidades de los residentes de la zona.
En tal sentido, proponemos en primer lugar la mejora de las comunicaciones de
toda la zona mediante la construcción del túnel de Erro y una alternativa más accesible
al puerto de Iso, así como la permeabilización de los pasos transfronterizos de Larrau y
Belagua. Nos oponemos a la Autopista del Pirineo, aunque ahora se proponga como
posibilidad a largo plazo, porque solamente serviría como vía de gran capacidad entre
España y Francia, pero no contribuirá a la mejora de las comunicaciones internas de
Navarra ni a la cohesión territorial. Proponemos la mejora de las carreteras nacionales y
comarcales para unir a las diversas poblaciones pirenaicas con el resto de Navarra,
principalmente las N-135 y N-136 y NA-214 y NA-140, con mejora de trazado y
construcción de terceros carriles. También es necesario un mayor esfuerzo en la
conservación de carreteras locales, que sufren un gran deterioro por las condiciones
especialmente rigurosas de la climatología.
Es necesario crear una infraestructura industrial y empresarial adecuada a la
realidad de estos valles, para lo cual los polígonos industriales existentes resultan
escasos. Debe crearse más suelo industrial, siempre en los lugares adecuados para evitar
el impacto ambiental y destinado a actividades compatibles con los espacios naturales
existentes. La escasez de inversión en la zona debiera ser paliada por un papel más
activo de las empresas públicas, que debieran fijarse entre sus prioridades ubicarse en
las zonas más deprimidas de Navarra y no, como el sector privado, siempre en las más
privilegiadas en cuanto a comunicaciones y servicios. Esta zona es muy deficitaria en
puestos de trabajo normalizados (con horarios regulares y entre semana) y depende en
exceso de empleos a tiempo parcial o sólo de fin de semana, lo cual no contribuye a fijar
la población.
Otros sectores donde hay que actuar es en el comercial (como zona deprimida
debiera tener apoyo público mediante beneficios fiscales o subvenciones para que las
necesidades básicas de todos los habitantes estén atendidas) y en el de producción de
energías renovables (debe estudiarse la creación de instalaciones de producción
hidroeléctrica o eólica).
También es necesario promocionar la infraestructura turística, una de las
actividades económicas con más viabilidad, pero es necesario un fuerte apoyo público a
la pequeña empresa que está actuando en la zona. Sobran grandes proyectos de dudosa
rentabilidad social, como el Centro de Esquí Nórdico, y faltan las pequeñas
infraestructuras que están demandando tanto los empresarios locales como los
visitantes: señalización de recorridos, visitas guiadas, centros de información, etc. Hay
infraestructuras desaprovechadas (refugio y cuartel militar en Belagua) y escasa
iniciativa por parte de las Administraciones públicas (tanto la foral como las locales,
incluidas las supramunicipales).
La creación de puestos de trabajo es especialmente necesaria en el caso de la
mujer, que muestra mayor tendencia que los hombres a abandonar la zona por falta de
perspectivas laborales. El desequilibrio entre sexos a la larga es un gran hándicap para
el mantenimiento de la población, y hace inútiles otras medidas de fomento de la
natalidad que, por otro lado, son especialmente necesarias en esta zona.
El Pirineo exige medidas de promoción pública de vivienda específicas,
distintas de las aplicadas a otras zonas, con otra tipología de vivienda, y también con
otro tipo de ayudas a la rehabilitación. Debe cuidarse la protección de los cascos
históricos, y en la construcción de segundas residencias contemplar una ordenación
adecuada que mantenga los rasgos de la estructura de sus poblaciones. Debe limitarse el
efecto negativo de las poblaciones de “fin de semana”.
La actividad agraria sigue teniendo su importancia; es especialmente importante
mantener la ganadería propia de la zona, con apoyo público a las denominaciones de
origen y de calidad y programas de mejora de las razas autóctonas. Por otro lado, debe
apoyarse la ganadería extensiva como uno de los medios de colaborar en el
mantenimiento de los recursos forestales. Debe apoyarse el mantenimiento de las
infraestructuras adecuadas (pistas, barreras canadienses, abrevaderos) para la ganadería,
y diferenciar las zonas que deben quedar cerradas al tránsito de los turistas.
La situación de los recursos forestales es especialmente preocupante. De un
lado, han sido una de las fuentes tradicionales de financiación de las entidades locales.
La caída del precio de la madera ha privado a los entes locales de una buena parte de sus
ingresos, lo que las ha colocado en muy mala situación para mantener sus servicios. Si
las haciendas locales sufren una crónica situación de necesidad, ésta es todavía más
agobiante en el caso de la zona pirenaica, donde el número de vecinos es muy escaso en
la mayor parte de municipios y concejos. La fragmentación local impide que éstos
tengan capacidad de reacción.
La propia fragmentación municipal genera que la gestión forestal no se haga de
forma adecuada, ya que falta una visión de conjunto. En los últimos años cada vez se
hacen menos entresacas, no se renuevan las poblaciones y la falta de atención deteriora
las pistas forestales y aumenta el riesgo de incendios. Sería necesaria la creación de un
consorcio de gestión forestal con todas las partes afectadas (Gobierno, ayuntamientos,
concejos, juntas de valles) dirigido a: 1. Elaborar un plan estratégico para la gestión
forestal de toda la zona; 2. Hacer una explotación conjunta que mejore la rentabilidad;
3. Busque nuevos usos para los productos, como los que tienen que ver con la
producción de biocombustibles.
Mantener y atender la población de esta zona implica mejorar los servicios
públicos: en el caso de Educación mantener los centros para que los alumnos no deban
salir de su zona y adoptar medidas para evitar la excesiva rotación del profesorado, y
para los niveles de secundaria garantizar el transporte escolar, que ahora carga
exclusivamente sobre las familias. Reforzar los Centros de Salud y el transporte
sanitario de emergencia. Extender las actividades culturales y de ocio. Garantizar el
acceso y la calidad en cuanto a las telecomunicaciones y a las nuevas tecnologías de la
información, especialmente importantes como forma de acceso virtual a determinados
servicios sin necesidad de desplazamiento a Pamplona.
Finalmente, entendemos que la garantía de que se impulsan estas políticas pasa
por la creación de un ente comarcal que ponga remedio a la fragmentación y
minifundismo local y que permita actuaciones con visión de conjunto y que las
decisiones no queden exclusivamente en manos del Gobierno de Navarra, con escasa
participación de los propios vecinos de la zona.
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