Método de análisis controversia de responsabilidad civil

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Método de análisis controversia de responsabilidad civil extracontractual
I.
Exponer el deber jurídico o reconocido
1) Primeramente debe comenzarse en la discusión y análisis exponiendo la norma o derecho
aplicable. Algunas veces la norma de cuidado está expuesta en alguna ley, regla o
reglamento. Sin embargo en otras la norma de cuidado surge de la interacción del Art. 1802
y Art. 1057 del Cc.
-Art. 1802 Cc:
“El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia,
está obligado a reparar el daño causado. …”
-Art. 1057 Cc:
“La culpa o negligencia del deudor consiste en la obligación de aquella diligencia
que exija la naturaleza de la obligación y corresponda a las circunstancias de las
personas, del tiempo y del lugar.
Cuando la obligación no exprese la diligencia que ha de prestarse en su
cumplimiento, se exigirá la que correspondería a un buen padre de familia.”
2) Es importante destacar que no en todas las ocasiones el deber jurídico lo encontramos en lo
contenido en una ley. En esas instancias entonces debemos acudir a la norma de
responsabilidad relativa expuesta en el Art. 1057 del Código Civil de Puerto Rico. Esto
conlleva examinar las circunstancias-tiempo, lugar y persona- para determinar cuál era la
conducta esperada que para una persona prudente y razonable previsiblemente hubiera
evitado el daño. Por tanto se será responsable cuando una persona causa una lesión por
cualquier acto que este en conflicto con la conducta que debe observarse por las personas
en la comunidad.
3) Dos casos que nos ayudan a identificar el deber jurídico. En el primero el Tribunal
Supremo establece que el deber jurídico surge de la ley y el reglamento aplicable. Véase,
Consejo de Titulares v. Klare y otros, 169 DPR 643 (2006) En el otro el deber surge del
estándar de persona prudente y razonable acorde con la amplitud del Art. 1802 del Cc, ante
y el Art 1057 del Cc, ante. Véase, López v Porrata Doria, 169 DPR 135 (2006)
II.
Antijuridicidad o Ilicitud
1) Se debe considerar lo siguiente:
a) la existencia o inexistencia de un deber jurídico de actuar por parte del
alegado causante del daño y
b) si de haberse realizado el acto omitido se hubiera evitado el daño o sea, si la
conducta u omisión del alegado causante de un daño quebrantó un deber
impuesto o reconocido por ley.
2) Debe hacerse el análisis con cada co causante o co autor imputado.
3) Determinar si se quebranta un deber jurídico impuesto y reconocido por ley que el
causante del daño debe ejercer como lo haría una persona prudente y razonable, con el
grado de cuidado, diligencia, vigilancia y precaución que las circunstancias exigen.
4) Apartarse de los deberes de corrección social o de conducta correcta.
5) Es la falta de debido cuidado o diligencia.
6) No anticipar y prever las consecuencias racionales de un acto u omisión que una persona
prudente habría de prever en las mismas circunstancias.
7) Examinar si hay causas eximentes de antijuridicidad. Ejs. inmunidad, legítima defensa,
estado de necesidad, consentimiento, pacto excluyente de responsabilidad, caso fortuito,
emergencia súbita, entre otras.
8) La norma se va atemperando según las circunstancias de los casos. Véase el caso
discutido en clase de Gierbolini v. Employers Fire Insurance Co., 104 D.P.R. 853
(1976)
9) El Tribunal Supremo reconoció la amplitud y elasticidad del Art. 1802 del Cc acorde con
los tiempos lo fue el de López v Porrata Doria, 169 DPR 135 (2006).
III. Evaluación de los daños reclamados
A) Concepto de los daños
1)Daño es todo aquel menoscabo material o moral que sufre una persona, ya en sus bienes
vitales naturales, ya en su propiedad o en su patrimonio, causado en contravención a una
norma jurídica, y por el cual ha de responder otra. García Pagán v. Shiley Caribbean, 122
DPR 193 (1988)
2) La responsabilidad civil es precisamente el deber de resarcir al damnificado, otorgándole un
valor económico al daño sufrido.
3)El resarcimiento o indemnización pecuniaria consiste en atribuir al perjudicado la cantidad de
dinero suficiente para compensar su interés perjudicado.
4)Es una subrogación real en que el dinero ocupará el lugar de los daños y perjuicios sufridos.
Es una atribución pecuniaria que crea una situación patrimonial que equivale a la destruida por el
daño causado."
5)Se reconocen dos tipos de daños: Los daños generales o morales y los daños especiales.
A) Los daños generales o morales son los que lesionan la personalidad, pues afectan las
creencias, los sentimientos, la dignidad, la estima social o la salud física o psíquica del
perjudicado. Se exteriorizan por el sufrimiento, el dolor y la humillación. El daño moral lesiona
los bienes no económicos de la persona pero, a pesar de no recaer directamente sobre el
patrimonio, indirectamente podrían repercutir en éste, causando una perturbación anímica en su
titular. Son ejemplos de daños generales las lesiones físicas, el dolor, las incapacidades
resultantes, las angustias mentales, el daño a la reputación Por su naturaleza, para su evaluación
hay que recurrir a la sana discreción del tribunal, pues no pueden probarse matemáticamente.
B) Los daños especiales, es la pérdida que recae sobre bienes objetivos que se pueden probar a
base de cantidades más o menos exactas. Ejemplo de ellos son los daños físicos, patrimoniales,
pecuniarios o económicos. Estos daños que daños admiten valoración económica por impactar
directamente el patrimonio del perjudicado. Rivera Colón v, Díaz Arrocho, 2005 TSPR 116
1)Ejemplos de daños especiales son los gastos médicos, de hospitalización y de medicinas y
equipo para tratamiento; la pérdida de ingresos y el lucro cesante; los probables gastos futuros en
que tenga que incurrir una persona para atenderse determinada condición; los daños a propiedad,
pérdida de uso, depreciación; etc. Los daños especiales deben ser alegados específicamente en la
demanda, o se renuncian. Regla 7.4, Reglas de Procedimiento Civil de 2009; Díaz v. Marshak
Auto Dist., Inc., 95 DPR 690 (1968).
2) La reparación puede ser: (1) natural (in natura) o reintegración especifica que implica
devolver la cosa a su estado anterior, o (2) la indemnización en dinero o equivalente; alternativa
cuando el restablecimiento al estado original o natural es imposible. Rivera Colón v, Díaz
Arrocho, 2005 TSPR 116
B) Valoración de los daños:
1) Pérdida de ingresos y lucro cesante
El lucro cesante se defina como la disminución, interrupción o pérdida, total o parcial,
permanente o temporeramente, de la capacidad productiva de una persona como consecuencia de
un acto u omisión dañoso originado en culpa o negligencia.
El término se refiere a los ingresos o ganancias futuras que era de esperarse con razonable
probabilidad que la persona devengase. Supone que la persona ha tenido ingresos previos
derivados de su trabajo o actividad lucrativa. Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52.
En el caso de una persona que se incapacita para producir ingresos, el lucro cesante pertenece
a la persona incapacitada, o a la sociedad de gananciales de que es miembro si está casada bajo el
régimen de gananciales. Cuando se trata de una persona que ha muerto el lucro cesante a su
óbito pertenece a quienes dependían de dicha persona al momento de ocurrir su muerte.
La reclamación por lucro cesante al óbito del causante pertenece a las personas que dependían
económicamente del fallecido al momento de la muerte. Los dependientes tienen que demostrar
que sufrieron una interrupción efectiva de los ingresos provenientes del patrimonio del causante.
En resumen, el lucro cesante no forma parte de la herencia. Está vinculado al criterio de
dependencia económica al momento de la muerte. Sucn. José A. Pacheco Otero v. Eastern
Medical Association, Inc., 135 DPR 701 (1994); Pate v. U.S.A., 120 DPR 566 (1988);
Zurkowsky v. Honeywell, Inc., 112 DPR 271 (1982).
El critrio es uno de dependencia y no de herencia. La ex cónyuge de una persona fallecida
puede reclamar por su lucro cesante si era su dependiente. El lucro cesante no pertenece a la
sociedad de gananciales, pues ésta se extingue con la muerte de uno de los cónyuges. Franco v.
Mayagüez Building Inc., 108 DPR 192 (1978); Sucn. José A. Pacheco Otero v. Eastern
Medical Association, Inc., supra.
No hay regla fija para estimar el concepto de la disminución en la capacidad productiva. Al
estimar o valorar la partida de lucro cesante el criterio que debe guiar es la razonabilidad.
Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52. Cuando menos se requieren tres determinaciones
básicas: (a) la extensión de la mengua en la capacidad productiva, que ordinariamente se
establece mediante una comparación de la habilidad para obtener ingresos antes y después del
accidente; (b) la determinación de los efectos de la disminución, si transitoria o permanente; y (c)
la fijación de la suma que compensa por esta disminución, considerando tanto su extensión como
sus efectos, incluyendo la actualización de la pérdida (present net worth). No es necesario que la
prueba demuestre con precisión matemática los daños causados por este concepto; basta con que
se ofrezca una base razonable que permita hacer una determinación prudente; y no hija de la
especulación y la conjetura. Rodríguez v. Ponce Cement Corp., 98 DPR 201, 219 (1969); Ruiz
Santiago v. E.L.A., 116 DPR 306 (1985).
En cuanto a la forma de computar el lucro cesante el primer caso que el tribunal enfrentó ese
asunto fue el de Viuda de Seraballs v. Abella, 90 DPR 368 (1964). Este caso es un buen ejemplo
de como computar el lucro cesante al caudal del causante. El tribunal indicó:
. . . Las partes han admitido que el estimado de vida del causante es de 38 años y que ganaba
$6,500 anuales más las ganancias del negocio en que el causante tenía una participación de
$60,000. Estas ganancias pueden estimarse en unos $3,600 al año. A esto debe restársele la
contribución sobre ingresos que en un caso como éste debe estimarse en unos $1,035.20. Del
remanente de $9,064.70 debe deducirse una tercera parte como los gastos propios del causante, o
sea que la cantidad atribuible al sostenimiento de las recurridas era más o menos, la suma de
$6,042.87 anuales que en 38 años asciende a $229,529.06. . . . Para determinar el valor actual de
esta cantidad no procede multiplicar la misma por el factor de .1092, como sostiene el recurrente,
pues así sólo se obtiene el valor actual de una suma que no se recibe hasta pasados 38 años,
cuando en este caso se recibía un ingreso anual estimado en un neto de $6,042.87. Por lo tanto,
para calcular el valor actual de la referida cantidad en este caso debemos multiplicar el ingreso
anual de $6,042.87 por el valor de un dólar por año (pagadero al final de cada año), durante 38
años, tomando, a los efectos de este caso, el valor menor en la tabla actuarial que es a base del
6%, o sea, por 14.846, lo que arroja un resultado de $89,712.45, como valor actual de los
referidos daños materiales. Si añadimos a esto la cuantía de los otros elementos de daños sufridos
por las recurridas, es forzoso concluir que la determinación hecha por el tribunal de instancia al
efecto de que los daños en este caso ascienden a $100,000, es justa y razonable y debe
confirmarse. . . .
En Rodríguez v. Ponce Cement, 98 DPR 201 (1969), el tribunal aclaró y dejó sin efecto la
obligación de deducir lo que debió pagarse por concepto de contribución sobre ingresos.En
Sánchez v. Liberty Mutual Insurance Co., 100 DPR 1 (1971), el tribunal reafirmó que la
expectativa de vida útil de una persona asalariada será hasta cumplir 65 años. También en
Mestre Dorsal v. Dorsal Escandón, 2008 TSPR 20 el tribunal reafirmó que los factores que
inciden sobre la expectativa de vida útil de una persona son múltiples y variados, lo que impide
que se designe una edad fija de antemano o se establezca una fórmula rígida a ser aplicada en
todo caso. El estado de salud de la persona, su idiosincrasia, sus hábitos de trabajo, la ocupación
que ostenta o naturaleza del trabajo que desempeña, el sexo, son sólo algunos de los factores que
influyen en esa determinación.
Un caso importante es el del abogado Suro. En el caso de Suro vda. de García v. E.L.A., 111
DPR 456 (1981) el tribunal añade al análisis que en la situación de una persona para el cual la
ley ya previamente ha establecido una fecha para la jubilación la tarea resulta ser más sencilla y
precisa. En estos casos la vida útil estará predicada en la fecha de jubilación. No obstante en el
caso de un abogado o persona que laboraba por su cuenta el tribunal estimó la vida útil de este
abogado que tenía 48 años a la fecha de su muerte y se dedicaba a la práctica privada sería hasta
los 70 años.
En Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52, el tribunal resolvió que en la
determinación de lucro cesante de una persona que trabaja por cuenta propia, ejemplo, un
vendedor de seguros, debe tomarse como base el ingreso neto de la industria o negocio, no el
ingreso bruto. O sea, aquella porción que redunda en su beneficio o el de la familia, que es el
ingreso luego de deducido los gastos de operación. No obstante, en los casos de asalariados o
personas que devengan un sueldo fijo, el lucro cesante se valorizará tomando como base el
ingreso bruto devengado como fruto del trabajo. Rodríguez Báez v. Nationwide, 2002 TSPR 52.
Además el tribunal expresó que los tribunales en cuanto al incremento anual promedio
experimentado en Puerto Rico, pueden utilizar los informes preparados trimestralmente por el
Departamento del Trabajo de Puerto Rico. Señala que el ingreso personal ha tenido una
tendencia a aumentar en Puerto Rico y es un factor a considerar.
2. Menoscabo del potencial de generar ingresos en el futuro
Aplica a los casos de menores que no han devengado ingresos ni los devengaban al sufrir el
accidente. La partida de daños que distingue del lucro cesante. Ruiz Santiago v. E.L.A., 116
DPR 306 (1985)
Los factores para determinar el menoscabo del potencial de generar ingresos futuros no son ni
pueden ser los mismos que para determinar el lucro cesante, toda vez que en este segundo caso
no hay ingresos previos. A tal efecto, el Tribunal adopta el siguiente listado de criterios: "tipo
de núcleo familiar, grado de estabilidad del hogar, edad, condición de salud física y mental
previa, inteligencia, disposición, educación alcanzada, hábitos de estudio, habilidad en la
escuela, intereses específicos, entretenimientos y destrezas desarrolladas, grado de madurez,
grado de experiencia, leyes de salario mínimo, promedio de ingresos en las variadas
ocupaciones, guías susceptibles de indicar mejores oportunidades para alcanzar destrezas o
educación más avanzada, los sistemas de retiro y la edad promedio de retiro".
Por la misma razón que excluye que el lucro cesante se herede, también se excluye como
herencia el menoscabo de generar ingresos futuros al óbito de un menor de edad. Pate v. U.S.A.,
120 DPR 566 (1988).
3.
Pérdida de beneficios prospectivos
En Travieso v. Del Toro, 74 DPR 1009 (1953) se reconoció otra partida de daños, que no es
lucro cesante ni menoscabo de generar ingresos futuros. Se reconoció que un padre que no
recibía alimentos en forma real y efectiva al tiempo de la muerte de su hijo, pierde los beneficios
prospectivos y potenciales inherentes a la relación de padre e hijo. La relación en sí daba lugar a
una esperanza razonable de alimentos y beneficios futuros.
En Zeno v. Vázquez Rosario, 106 DPR 324 (1977) se reafirmó. Un joven soltero de 21 años
de edad murió instantáneamente al ser arrollado por un vehículo. El padre y dos hermanos
demandaron por sus daños. Ellos no dependían de él. El Tribunal Supremo resuelve que al
determinar la cuantía de la pérdida económica de los padres no se debe tomar como base la
expectativa de vida del hijo. Dice que el lucro cesante no es un bien patrimonial transmisible por
la muerte del hijo. La acción es una en resarcimiento de daños, por lo que la cuantía de los
mismos ha de determinarse tomando en cuenta la productividad y expectativa de vida de la
víctima y del beneficiario que le sobrevive, limitando la indemnización que a éste corresponde
en proporción al tiempo de su probable supervivencia.
4. Regla de la fuente colateral
a)Como como regla general esta doctrina impide al causante de un daño deducir del importe de
la indemnización de la cual responde, la compensación o beneficios que haya recibido el
perjudicado de una tercera persona o entidad, esto es, de una fuente no relacionada con el
demandado, denominada 'collateral source rule'. Nieves Cruz v. UPR, 151 DPR150 (2000).
Goose v. Hilton Hotel, 79 DPR 523 (1946).
b)Bajo esta regla el demandante recibe un doble pago. Se aduce como justificación que el
demandado no debe beneficiarse de la liberalidad de otros para con el demandante o de las
primas que éste ha pagado.
c)En Futurama Import Corp. v. Trans Caribbean Airways, 104 DPR 609 (1976), el Tribunal
Supremo resuelve que la regla de la fuente colateral no aplica a ingresos provenientes de un
seguro de cosas. Se justifica que así sea a base de que en la práctica las primas de dicho seguro
se pasan al consumidor como parte de los gastos de producción. Además, ha señalado el Tribunal
Supremo que la doctrina no debe aplicarse mecánicamente debiendo examinarse en cada caso el
origen y propósito del beneficio colateral al decidir si se debe deducir o no la indemnización que
se le imponga al causante del daño. Nieves Cruz v. UPR, 151 DPR150 (2000). En dicho caso el
tribunal resolvió que los beneficios que reciba una persona como parte de una política pública
estatal que persigue ayudar a cualquier discapacitado por su condición le es aplicable la doctrina
de fuente colateral. Razonó el Tribunal que se tratan de beneficios de duración incierta que
dependen de fondos que el Estado tenga disponible y de la voluntad pública de continuar
otorgándolo.
a) En Selosse v. Fundación Ana G. Méndez, 122 DPR 534 el Tribunal Supremo aclaró que
en la adjudicación de los daños económicos en un caso de discrimen procede el descuento de los
salarios devengados en otros trabajos durante el periodo de la litigación del caso.
b) También procede el descuento de las indemnizaciones concedidas por la ACCA en los casos
de accidentes automovilísticos. Véase, Canales Velásquez v. Rosario, 107 D.P.R. 757
(1978); Zeno v. Vazquez, 106 D.P.R. 324 (1977); Miranda v. E.L.A., 137 D.P.R. 700 (1994)
5. Daños punitivos
a)No procede la imposición de daños punitivos en casos de responsabilidad bajo el art. 1802 del
Código civil. Como tantas veces se ha señalado, este Art. establece la obligación de reparar el
daño causado, no de castigar al que lo causa. Carrasquillo v. Lippitt & Simonpietri, Inc., 98
DPR 659 (1970).
b)Pero existen leyes especiales donde se ha establecido la obligación de imponer el pago de
daños punitivos. Ejemplos son, la Ley de reclamaciones de salarios, 29 L.P.R.A § 246, que
impone la obligación de pagar una suma igual a la adeudada por concepto de salarios adeudados
y no pagados; la Ley antimonopolios, 10 L.P.R.A. § 268, que también establece la penalidad de
triple daño por competencias injustas, desleales o métodos monopolísticos; y la Ley de derechos
civiles y antidiscrimen, que imponen como penalidad el pago de una suma adicional igual a la
concedida como valor de los daños.
6. Mitigación de daños
a) Implica que si una persona se cruza de brazos y nada hace para proteger su propiedad
contra daños, sea por deterioro (Fresh-O-Baking v. Molinos) o por actos vandálicos (Soc.
Gananciales Valdejulli v. Jerónimo Corporation), es decir, que no ejerce sobre ella el
cuidado que es de esperarse de un buen padre de familia, no tendrá derecho a recobrar
por todos los daños sufridos por dicha propiedad.Véanse Soc. Gananciales Valdejulli v.
Jerónimo Corporation, 103 DPR 127 (1974); Fresh-O-Baking v. Molinos de Puerto
Rico, 103 DPR 509; y Selosse v. Fundación Educativa, 122 DPR 534 (1988).
b) De proceder la doctrina la indemnización a que tuviere derecho se reducirá tomando en
consideración el deterioro o daño que se debió a la desidia y falta de diligencia por parte
de su dueño.
c) En los casos de despido por discrimen el trabajador (a) tiene el deber de buscar trabajo y
realizar las gestiones afirmativas correspondientes. De lo contrario aplicará la doctrina de
mitigación de daños. Odriozola v. Superior Cosmetic Distribuitors Corp., 116 D.P.R.
485 (1985); Selosse v. Fundación Educativa, 122 DPR 534 (1988)
7. Deberes de los tribunales en la valoración de los daños
Deben examinar el caso de Rodriguez Ramos y otros v. Hospital Susoni y otros, 2012 TSPR
150; 186 DPR __. Estos deberes aplican también y se adoptan por referencia al tema de la
nivelación que expondremos en la sección IX B, infra. Así que recomendamos a los estudiantes
que hagan la interacción entre ambos temas correspondientes. Los deberes que expone el caso
son:
-Debe incluir en su sentencia la porción de responsabilidad de todas las partes demandadas.
-Hay que hacerlo aunque algunos codemandados hayan llegado a una transacción
confidencial con los demandantes.
-De igual forma, de concluirse que alguno de los codemandados no tiene responsabilidad,
también debe hacerse constar.
-Cuando un demandado que permanece en un pleito de daños y perjuicios interesa que se
revisen los efectos de un acuerdo de transacción confidencial que relevó a otros
deudores solidarios, debe tomar acción conforme a las Reglas de Procedimiento Civil,
32 L.P.R.A. Ap. V, antes de que la sentencia de desestimación advenga final y firme.
-El que varios codemandados transigieran el pleito, en un acuerdo que los relevó de su
responsabilidad interna y externa, no implica que se obvie el hecho de que pudieron
ocasionar parte de los daños.
-La porción de responsabilidad de todos los originalmente demandados debe detallarse en la
sentencia.
-Si se concluyera que alguno de los codemandados no incurrió en responsabilidad,
debe hacerse constar también en la sentencia.
-En US Fire Insurance v. A.E.E., 174 DPR págs. 690-691, se estableció que la determinación
judicial de responsabilidad debe indicar la porción exacta que corresponde a cada cocausante
o, de lo contrario, se impondrá responsabilidad en cuotas iguales.
-El TPI debe seguir como guías los precedentes anteriores del TS
-No obstante se deben actualizar las mismas al valor presente aplicando el cambio que ha
tenido el poder adquisitivo del dólar a través del tiempo, que se basa en el índice de precios
al consumidor, para obtener el ajuste por inflación.
-La actualización se realizará acorde con el Indice de precios del DTRH, 2009
-Véase http://www.estadisticas.gobierno.pr/iepr
(Véase,http://www.estadisticas.gobierno.pr/iepr/Estadisticas/Basesdedatos/Econom( 5 de
junio de 2012.)
- En el caso se hace una recopilación de casos donde se hace la revaloración al valor presente.
Otros casos importantes son: Herrera, Rivera v. S.L.G. Ramírez-Vicéns, 179 D.P.R. 774,
784 (2010)y Rodríguez Ramos y otros v. Hospital Susoni y otros, 2012 TSPR 150; 186 DPR __
8. Tributación de las indemnizaciones en daños
El caso normativo es el de Baltazar Ortíz Chevere y otros v. Juan C. Puig, Secr de
Hacienda, 2012 TSPR 151; Este caso revocó al de Orsini García v. Secr. De Hacienda, 177
DPR 596 (2009). En este caso se resolvió lo siguiente:
-No tributan las compensaciones por lesiones físicas o enfermedad física o incapacidad
ocupacional o no ocupacional.
-Si tributan las compensaciones por los daños morales.
La razón es que la Ley de la Justicia Contributiva de 2006, 13 LPRA Sec. 8422 (b) (5)
cambió el concepto de la exclusión de la definición de ingreso de lesión personal que establecía
la anterior por el de lesión física. Por lo tanto las indemnizaciones de los daños morales y la
indemnización de la mesada tributan acorde con el estatuto contributivo vigente. Es importante
destacar que las leyes contributivas deben interpretarse restrictivamente.
IV.
Evaluación de la relación causal o nexo causal
A. Causa adecuada
Para que exista responsabilidad por parte de una persona que actúa culposa o
negligentemente y surja obligación de reparar un daño, es necesario que exista relación causal
entre la acción u omisión culposa o negligente y el daño. El acto u omisión tiene que ser una
causa, no necesariamente la causa, porque se puede ser responsable por la concurrencia de
causas, es decir, si hay más de una causa.
La causa, en el derecho angloamericana se denomina causa próxima, es lo que se acepta
como causa legal, concepto que significa "hasta donde la consecuencia dañosa puede
considerarse imputable al actor" y que en Derecho civil se denomina "causa adecuada".
La doctrina moderna se pronuncia en términos de que el actor negligente no responde de
daños que no son razonablemente previsibles. No se responde por consecuencias no usuales ni
probables, cuya posibilidad de ocurrir sea remota, que un hombre prudente y razonable no las
habría previsto.
La previsibilidad va unida al criterio de "consecuencias naturales y probables del acto
negligente". Se puede prever aquello que es natural o probable que ocurra. La mera posibilidad
es insuficiente. "Un daño parece ser el resultado natural y probable de un acto negligente si
después del suceso, y mirando retrospectivamente el acto que alegadamente es negligente, tal
daño aparece como la consecuencia razonable y ordinaria del acto". Torres Trumbull v.
Pesquera, 97 DPR 338 (1969).
B. Causalidad alterna.
Hay causalidad alterna si una persona sufre daños causados por una persona entre dos o más
posibles actores que actúan concurrentemente e independientemente, y no está claro cuál de ellos
es el responsable se traslada el peso de la prueba a cada uno de los posibles causantes del daño
para que demuestre que su conducta no fue la causa. De no ser posible establecer cuál fue el
causante, responden todos.
C. Causa concurrente
En primera instancia debemos definir lo que es causa concurrente.
1)Se define lo que son causas concurrentes cuando dos o más personas actúan culposa o
negligentemente y la culpa o negligencia de ambos es causa del daño.
2)La regla en este caso es la de responsabilidad solidaria frente a la víctima. El perjudicado
puede dirigirse contra todos los cocausantes del daño simultáneamente o contra cualquiera de
ellos, mientras no resulte cobrada la deuda. Art. 1097 del Código Civil.
3)Igualmente, el acreedor puede reclamar la totalidad de la deuda a cualquiera de los deudores o
sólo una parte de ésta, coincida o no dicha parte con la que, según la relación interna,
corresponda al deudor reclamado.
4)Entre los cocausantes se distribuye la responsabilidad a base del por ciento de negligencia de
cada cual y, el que paga más de lo que corresponde a su por ciento de responsabilidad tiene a su
favor la acción de nivelación, para exigir del otro lo que él pagó de más. Blas Toledo v. Hosp.
Nstra. Sra. Guadalupe, 2006 TSPR 47
Por otro lado varias reflexiones se pueden colegir de esta doctrina. Véamos:
1)Un daño puede ser el resultado de la culpa o negligencia de dos o más personas.
2)También puede deberse a la conducta culposa de una persona que concurre con la conducta
inocente de otra o con un factor de fuerza mayor.
3)En cualquiera de estos casos responde del daño solamente quien culposa o negligentemente lo
causó.
4)Cuando la causa concurrente corresponde a la negligencia del reclamante, caso de negligencia
comparada, no se desestimará la acción sino que meramente se reducirá la indemnización que le
corresponda al demandante en proporción a su negligencia. Colón Santos v. Cooperativa de
Servicios Múltiples, 2008 TSPR 32
5)Nuestro ordenamiento jurídico reconoce que la insolvencia de uno de los deudores solidarios
no afecta la acreencia del demandante, pudiendo éste dirigirse contra los demás codeudores,
quienes responderán por el restante de la parte adeudada por el insolvente. Art. 1098 del Código
Civil. Éstos, en su relación interna, serán responsables de dicha parte a prorrata de sus
deudas. Blas Toledo v. Hosp. Nstra Sra. Guadalupe, 2006 TSPR 47
5)En Merced v. Gobierno de la Capital, 85 DPR 552 (1962), se establece que la persona que por
su culpa o negligencia causa una lesión física a otra viene obligada a resarcirle el daño causado y
además cualquier agravación de dicha lesión física causada en el tratamiento, no importa que
hubiera o no negligencia o culpa en la agravación. La víctima puede reclamarle al causante de la
lesión física original la reparación de ese daño y el valor de la agravación, o puede reclamarle
por la agravación al que la causó si incurrió en culpa o negligencia. El causante de la lesión
original tendrá siempre el derecho de reclamarle al causante de la agravación lo que hubiere
pagado por ese concepto. Es una especie de nivelación en un caso en que no hay responsabilidad
solidaria.
D) Causa interventora
La causa interventora es también una defensa afirmativa en los casos de daños y
perjuicios. Está íntimamente relacionado con el de previsibilidad. No hay que prever
exactamente los hechos que ocurren para que pueda exonerarse a la parte demandada. La
jurisprudencia aplicable ha expuesto lo siguiente:
1)En Ginés v. Autoridad de Acueductos, 86 DPR 518 (1962), se definió causa interventora como
aquella que participa activamente en producir el resultado después que ha ocurrido la negligencia
u omisión del actor. Se expuso que ordinariamente un demandado no queda relevado de
responsabilidad por una causa interventora que razonablemente pudo ser prevista, ni por una que
sea un incidente normal del riesgo creado. Por el contrario, y como principio general, un
demandado será relevado de responsabilidad por una causa interventora imprevisible y anormal
que produce un resultado que no pudo ser previsto. El mero hecho de que haya un acto de un
tercero interventor, no convierte la actuación del actor en una causa remota, si éste pudo o debió
haber previsto esta intervención.
El tribunal determinó que para que aplique la defensa de causa interventora y exonere a una parte
tiene que tratarse de una fuerza nueva imprevisible que rompa la cadena de causalidad. Así,
cuando el acto voluntario de una persona responsable se interpone entre la conducta negligente
del demandado y el daño sufrido por el demandante, el problema de previsibilidad es el mismo y
puede servir de medida para determinar si la conducta del demandado es una de las causas
próximas del accidente.
En el caso el demandante huía de un atacante que estaba armado de un cuchillo. Mientras huía
tropezó con un contador de agua de la Autoridad de Acueductos que sobresalía 7 pulgadas sobre
la superficie. El Tribunal resolvió que hay responsabilidad cuando de un acto negligente se
pueden prever en forma general consecuencias de determinada clase, a saber, que alguien podía
tropezar con el contador. El ataque con el cuchillo era causa interventora que no relevó de
responsabilidad a la Autoridad porque esta podía prever lo que sucedió.
2)Otro caso importante es el caso de Elba A. B. v. Universidad de Puerto Rico, 125 DPR 294
(1990). En este caso una estudiante fue violada por una persona extraña a la universidad. El
tribunal responsabilizó a la institución por los daños sufridos por la estudiante. Las
circunstancias del caso revelan que era previsible para la Universidad que hechos como ese
podían ocurrir y no tomó adecuadas medidas para evitarlo. El acto delictivo del atacante de la
estudiante fue una causa interventora que no relevó de responsabilidad a la Universidad. Ello no
rompió el hilo de causalidad. En cuanto a previsibilidad de la universidad desfiló prueba a los
efectos de que había una alta incidencia de criminalidad en los predios del campus. La noche de
los hechos dos guardias se ausentaron y la institución no tomó las medidas pertinentes para
mantener unas protecciones razonables.
3)Véase además y repasen el resúmen de los casos del repaso examen parcial en cuanto a la
norma de cuidado de los establecimientos comerciales. Parte IV, B, casos Estremera v.
Inmobiliaria Rac, Inc., 109 DPR 852 (1980); J.A.D.M. v. Centro Comercial Plaza Carolina,
132 DPR 785 (1993); Santiago Colón v. Supermercado Grande, 2006 TSPR 12; Tormos
Arroyo v. Departamento de Instrucción, 140 DPR 265 (1996), entre otros.
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