Maquetación 1

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EL COLOR DE LOS DIOSES
La exposición es fruto de muchos años
de investigación sobre el colorido originario de la estatuaria antigua grecorromana.
Desde el Renacimiento, se asentó en
nuestra civilización el gusto por los
modelos clásicos, con una fundamental
referencia material y formal en la espléndida producción de la escultura griega y
romana. Casi perdida la estatuaria de
bronce, por el reciclado de su materia
prima, y la de otros materiales más perecederos –madera, marfil, metales preciosos-,
el grueso de lo heredado lo componen
estatuas de mármol, mayoritariamente
blanco, que generalmente han perdido el
color con que fueron terminadas.
En el Renacimiento, el Barroco o el
Neoclasicismo se miró con delectación esa
estatuaria en blanco, vista como la materialización perfecta de un mundo antiguo
idealizado que se
pretendía imitar. Pero
algunas esculturas
antiguas, rescatadas
crecientemente de la
tierra, conservaban
restos de policromía.
Algunos científicos le
prestaron atención,
haciendo ver que la
idea generalizada de la
estatuaria en blanco
era una ilusión.
Descubrimientos
del siglo XIX, llamaron
definitivamente la
atención acerca de la
“Koré del Peplo”. Original en la
Acrópolis de Atenas.
Reconstrucción en color A.
(Gliptoteca de Munich 19922003)
f falsa visión que se tenía de la escultura
antigua. Entre ellos,el de las esculturas
arcaicas de la Acrópolis de Atenas, enterradas en la Antigüedad tras la destrucción
por los persas de la capital griega, lo que
hizo que conservaran excepcionalmente su brillante policromía. Muchos,
desde la ciencia o desde el
pensamiento artístico, se
mantuvieron apegados a la
creencia en una
estatuaria
i d e a l e n
blanco o
prestaron
poca atención
a lo que las
evidencias
demostraban.
La multiplicación de
esas evidencias y la
mirada más objetiva de
la investigación moderna, como la llevada a
cabo por Vinzenz
Brinkmann y su equipo,
demuestran que la
estatuaria antigua en
mármol, griega y romana,
era completada con color,
generalmente muy vivo y expresivo. Y
no sólo eso, sino que el color era parte
esencial de la concepción escultórica, de
sus contenidos y propósitos narrativos,
expresivos, simbólicos y estéticos.
Los estudios realizados en bastantes
esculturas antiguas mediante la aplicación de luz rasante o luz ultravioleta, la
medición y valoración de los diferentes
efectos de los pigmentos de color en la
epidermis de mármol, variadas formas
de análisis fisico-químicos y otros
métodos aportados por la moderna
tecnología, dan por resultado la reconstrucción del color y de su auténtica
apariencia en la Antigüedad. Los
ejemplos más expresivos se plasman en
reproducciones que constituyen el
cuerpo básico de la exposición.
E hispanos
Ecos
La exposición se acompaña
de un complemento relativo a
la tradición cultural
hispana. En esto,
como demuestra la
Dama de Baza, el
uso del color en la
estatuaria ibérica
era nuestro filón más
rico. Podía explotarse
poniendo de relieve,
además, determinadas
formas de diálogo entre
la estatua y la gente que
la creó, la miraba o la
incorporaba a sus
prácticas ceremoniales. El color era, en
efecto, un componente más de concepciones escultóricas
estimuladas por el deseo de
aproximar, animar o humanizar las
imágenes, hacerlas vehículo de una viva
relación con sus espectadores.
La tradición cultural hispana en la
Antigüedad, por la personalidad de sus
culturas protohistóricas (tartésica,
feniciopúnica, griega, ibérica, etc.),
propició el recurso frecuente a las
esculturas de madera de vestir, pensadas para un ritual religioso o social que
ponía énfasis en su realismo, su “humanidad”, en el hecho de parecer vivas o
“Estela de Paramythion”.
Original en la Gliptoteca
de Munich.
Reconstrucción en color B.
Stiftung Archäologie,
Brinkmann y Brinkmann
q que podían ser
tratadas como seres
vivos (vistiéndolas,
adornándolas,
moviéndolas…).
De esta clase de
imágenes de
madera, o de su
reflejo en esculturas
de piedra inspiradas
o influidas por ellas,
se ocupa nuestro
complemento
expositivo. Su
tradición, poderosísima, se prolongó en
los tiempos medievales y modernos,
fundamentalmente en la imaginería
religiosa, como brevemente se recuerda
en la exposición.
Por otra parte, en las provincias
hispanas del Imperio romano proliferaron las esculturas realizadas en arenisca y caliza enlucidas y pintadas, que,
insertas en ambientes arquitectónicos
del mismo tipo, determinaron una
parte importante de la apariencia de
las ciudades, las necrópolis o los
santuarios hispanorromanos.
Manuel Bendala Galán.
Comisario de la parte española. Catedrático
de Arqueología de la Universidad
Autónoma de Madrid
“Dama de Baza”. Museo Arqueológico Nacional
Foto: Archivo fotográfico MAN, Ángel Martínez Levas.
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