El hecho científico

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El hecho científico
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EL HECHO CIENTIFICO
Pablo Cazau
Hecho científico es aquel que sirve como base para formular un problema, o para
construír o verificar una hipótesis o teoría científica. En este sentido, podemos
caracterizarlo como un suceso singular observable, medible, enunciable y
constatable. El punto de vista del positivismo lógico desde la postura de
Wittgenstein.
-Vi salir al asesino.
-¿Cómo sabe que era el asesino?
-Supongo, porque salió corriendo.
-No quiero suposiciones. Quiero hechos.
-El hecho es que salió una persona corriendo.
"Hay tres clases de testigos: los que vieron bien pero dudan de lo que vieron, los que vieron mal y
creen haber visto bien, y los que no vieron nada y aseguran haberlo visto todo" (de Selecciones del
Reader's Digest).
1. Hechos y suposiciones
Muchas veces consideramos como hechos (1) ciertas cosas que son meras suposiciones.
Cuando escuchamos el sonido de una ambulancia, consideramos como un hecho que en
ese momento ha pasado una ambulancia. Sin embargo, estrictamente lo único que puede
ser considerado hecho es el sonido que hemos escuchado: tal vez alguien quería
gastarnos una broma reproduciendo el sonido de la ambulancia con un grabador. Algunas
veces se da por 'hecho' el que todas las personas son prejuiciosas, lo cual tampoco es un
hecho sino una suposición, por cuanto nadie ha constatado esa característica en
absolutamente todas las personas: las generalizaciones de este tipo no son hechos sino
inferencias inductivas o, como tales, carecen de la certeza que cabe adjudicar a los hechos.
Una extraña luz que ha volado en el cielo es un hecho, mientras que una nave
extraterrestre ha volado en el cielo es una suposición. El término OVNI (objeto volador no
identificado) alude a la necesidad del científico de diferenciar los hechos de las
suposiciones.
Que la tierra gire alrededor del sol no es un hecho, pero sí lo es que el sol recorrió una
determinada trayectoria en el firmamento. Estrictamente hablando, el día que alguien
pueda situarse fuera de nuestro planeta y registrar el movimiento de rotación alrededor
del sol en forma directa, entonces ese día se constituirá en un hecho. Mientras tanto, "la
tierra gira alrededor del sol" seguirá siendo el producto de una inferencia realizada a partir
de la observación de la trayectoria del sol en el cielo, aún cuando los mismos científicos lo
consideren un hecho.
También son suposiciones "hay un espejo en el desierto", ya que pudo haber sido el
producto de una ilusión óptica, y "escuché que la puerta se cerraba", por cuanto el chirrido
de una puerta puede también implicar que la puerta se abría.
Desde ya, en la vida cotidiana no nos ponemos a distinguir tan obsesivamente los hechos
de las suposiciones, pero en la ciencia sí adquieren importancia estas distinciones, más allá
del deseo de todo cientifico de que sus suposiciones puedan alguna vez ser consideradas
hechos.
He aquí algunos ejemplos de lo que los científicos suelen considerar hechos en las diversas
disciplinas científicas:
Soltó una manzana y cayó al suelo (hecho físico). Se produjo una explosión al mezclar dos
sustancias determinadas (hecho químico). El color de cabello de Juan es castaño claro
(hecho biológico). Juan tiene la manía por coleccionar boletos (hecho psicológico). En el
censo de 1990, el 25% de los encuestados manifestó pertenecer a la clase social C2
(hecho sociológico). Napoleón invadió Egipto (hecho histórico). Aumentó el precio de la
nafta (hecho económico). Cambió el significado de tal palabra de una época a otra (hecho
linguístico). Se produjo un eclipse solar (hecho astronómico). Ocurrió un terremoto en
Turquía (hecho geológico).
2. Hacia una caracterización del hecho científico
Para comprender qué es lo que habitualmente se entiende por hecho en la ciencia,
partiremos de la siguiente caracterización: un hecho científico es un suceso singular
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observable, medible, enunciable y constatable, que sirve como base para formular un
problema, o para construír o verificar una hipótesis o una teoría científica. De esta forma, lo
que hace científico a un hecho es la forma de concebirlo y encararlo. Examinemos parte por
parte estos atributos.
1) Es un "hecho".- "Hecho" es el participio pasado del verbo hacer, o sea se refiere a algo
que ocurrió, y no a algo que está ocurriendo o que ocurrirá. Si en este momento está
produciéndose un eclipse de luna, todavía no puede hablarse de un hecho porque no ha
terminado de ocurrir.
Tampoco es un hecho algo que supuestamente ocurrirá. A veces se emplea la expresión en
tal sentido en la vida cotidiana cuando alguien dice "es un hecho que el año que viene será
el fin del mundo", o que "es un hecho que tal año volverá a pasar el cometa Halley". En el
primer caso hablamos de una profecía, y en el segundo de una predicción, y, en cualquiera
de ambos casos, aún cuando haya una certeza casi absoluta de que esos 'hechos'
ocurrirán, estrictamente hablando no puede hablarse de hechos porque realmente aún no
acontecieron.
2) Es un suceso.- Una piedra es un objeto; en cambio una piedra que cae es algo que le
ocurre a una piedra y es, por lo tanto, un suceso. Hay autores como Bunge que indican que
una clase de hecho puede ser un "sistema concreto" (6) como por ejemplo una piedra. No
adscribimos a esta tipificación: las teorías científicas no explican o predicen cosas, sino algo
que les ocurre a esas cosas, como por ejemplo ser grande, ser dura, ser gris, etc.
Como su mismo nombre lo indica, un hecho es algo que 'sucede', algo que le pasa a algo o
a alguien: una piedra que cae, una ciudad que es sacudida por un terremoto, una persona
que tiene delirios de grandeza, un gato que tiene bigotes, etc.
Un suceso es, entonces, la conjunción de un objeto y de una propiedad o característica (5).
Dos automóviles que chocaron es también un suceso, que puede traducirse como 'un
automóvil presenta como característica el haber chocado con otro'.
Sin embargo, para que esta conjunción de objeto y propiedad configure un hecho debe
darse en un determinado lugar y tiempo, lo que nos lleva a la siguiente característica.
3) Es singular.- Un hecho es susceptible de ser ubicado en un punto de las coordenadas
espacio-temporales, es decir, debemos poder decir de él que ocurrió en tal lugar y en tal
momento.
Así por ejemplo, para Klimovsky, un hecho "es la manera en que las cosas o entidades se
configuran en la realidad, en instantes y lugares determinados. Será un hecho, por lo
tanto, el que un objeto tenga un color o una forma dadas, que dos o tres objetos posean
determinado vínculo entre sí" (2), o "puede referirse a una muestra de individuos o
acontecimientos con una cierta característica regular que desearíamos explicar: una
muestra es finita y la enumeración de lo que sucede con ella se puede efectuar mediante
una sola proposición que describe el estado de cosas" (3).
Es así que consideramos hecho no solamente "esta mesa es redonda", sino también "el 80
por ciento de las mesas de esta muestra es redonda". En ambos casos el suceso es
igualmente singular: en un caso se refiere a una mesa, y en el otro a una muestra de
mesas. En cambio, "el 80 por ciento de la población mundial de mesas es redonda" no es
un hecho en la medida en que no las hemos contado directamente, ni tampoco es un
hecho aún cuando pueda inferirse a partir de una muestra (4).
Varios autores destacan la singularidad de los hechos, distinguiéndolos así de otras cosas
que no son singulares. Popper, por ejemplo, en el marco de su análisis del concepto de
falsabilidad, distingue acontecimiento de evento, designando a éste último "lo que hay de
típico o universal en un acontecimiento" (13). Un evento es una clase de acontecimientos
del mismo tipo. Por ejemplo, acontecimientos pueden ser la caída de una piedra ayer, la
caída de un meteorito hoy, la caída de una moneda anteayer, mientras que el evento es un
cuerpo cualquiera que cae. Según este análisis de Popper, los acontecimientos son
singulares (y corresponden con lo que aquí designamos como hechos), mientras que los
eventos son el producto de abstraer ciertas características comunes a varios
acontecimientos.
Considerar al hecho como singular implica también considerarlo como aislado, recortado,
extenso, durable, e incluso, en palabras de Strasser, como discernible y aislable del
contexto (17).
Strasser apoya a Husserl cuando dice que el hombre no puede dejar de construír puntos
de referencia ideales que, como tales, deben tener un carácter de identidad, unicidad e
invariabilidad. En este sentido esto equivale a decir que cada hecho -o cada sistema de
hechos- tiene la pretensión de ser un microcosmos de verdad, y en este sentido debería
hablarse de la grandeza del hecho (17).
Digamos de paso que la idea que los hechos son un recorte de la realidad está inspirada
en la concepción ontologista de la ciencia, de origen aristotélico, según la cual la ciencia
estudia objetos (como algo recortado, extenso y con límites precisos), los que a su vez
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tienen propiedades. En el siglo XX, por ejemplo, Max Planck consideró el mismo punto de
vista al concebir, en su teoría cuántica, un fotón o paquete de energía que se irradia en
forma discontinua, aunque a diferencia del plenum aristotélico y del horror vacui, admitió el
vacío. Puede objetarse que recortar una porción de la realidad y llamarla hecho puede
'artificializarla' o 'desnaturalizarla', debido a que se la está separando del contexto en que
el hecho ocurre. A nuestro entender, el contexto es útil para interpretar el hecho, pero no
para identificarlo o recortarlo, es decir, la ausencia de un contexto no desnaturaliza el
hecho. Por ejemplo, el hecho de una fotografía (publicada en la revista “Colors”) se refiere
a dos personas corriendo, pero la circunstancia de contextualizarlo en el marco de dos
policías corriendo a un delincuente que está fuera de la foto no desnaturaliza el hecho
original, que sigue siendo el relativo a dos personas corriendo.
El hecho fotografiado no es un policía corriendo a un negro, sino dos personas corriendo. En
realidad, el hecho real acaecido fue dos policías persiguiendo a un sospechoso que está fuera de la
fotografía. Puesto que lo que la foto muestra es un negro corriendo y un policía corriendo tras él,
sugeriría que es un delincuente siendo perseguido por el policía.
4) Es observable.- Bunge llama hecho a "cualquier cosa que sea, o de que se trate, como
por ejemplo todo aquello de lo que se sepa o se suponga -con algún fundamento- que
pertenece a la realidad" (6).
Los hechos han de ser sucesos aprehendibles mediante los sentidos o mediante una
extensión de los mismos (como los telescopios o los microscopios). Una frase escrita en el
pizarrón de cierta universidad de EEUU decía: "Los agujeros negros son el paraíso de los
teóricos, pero el infierno de los observadores", con lo cual se cuestionaba cierta
propensión a considerar hechos a ciertas cosas que nadie había visto. La observabilidad
de los hechos es lo que nos permite diferenciarlos de las hipótesis. A veces suele hablarse
de 'hechos hipotéticos', lo que es un contrasentido.
Entre estos 'hechos' podemos mencionar: a) 'hechos' que acontecieron alguna vez en el
pasado y que permitirían explicar ciertos hechos presentes, como la explosión del Bing
Bang (en astronomía) que permite explicar el efecto Doppler, el asesinato del padre en la
horda primitiva, que permite explicar la constitución de las sociedades humanas (en
psicoanálisis), o la represión primordial, que permite explicar la represión secundaria,
clínicamente constatable (en psicoanálisis); b) 'hechos' que acontecerán alguna vez y que
resultan de una inferencia deductiva o de una inductiva, como por ejemplo el Bing Crunch
(en astronomía), en el primer caso, o el 'hecho' de que el próximo cisne que encontremos
será blanco (en biología), en el segundo caso. Poincaré nos advierte que "una acumulación
de hechos no es una ciencia, así como un montón de piedras no es una casa". Es preciso
organizarlos, y la ciencia los organiza haciendo generalizaciones y previsiones: gracias a la
generalización, cada hecho observado nos hace prever un gran número de ellos, aunque
"no debemos olvidar que sólo el primero es cierto y que todos los otros no son más que
probables" (7); c) 'hechos' que están aconteciendo en este momento, como por ejemplo
los electrones girando alrededor del núcleo atómico. La tendencia a considerar como
hechos meras conjeturas no es más que una expresión de deseos, por más evidencia
empírica que las apoye.
La cuestión de la observabilidad de los hechos guarda relación con otros problemas, entre
los cuales podemos mencionar los siguientes: a) Hay ciertos hechos que consideramos
como tales aún cuando no los hayamos observado, como ciertos hechos históricos. Los
historiadores tienden a considerarlos como hechos por existir suficientes elementos de
juicio (documentos escritos, etc.) que avalan su ocurrencia: de otra forma, la historia sería
imposible como disciplina científica.
b) Suele afirmarse que los hechos pueden observarse sólo una vez, porque cuando se los
repite ya no son el mismo hecho. Desde ya, la afirmación vale para los hechos naturales
pero no para otro tipo de hechos como los históricos, que son considerados irrepetibles
(8). Señala Ferrater Mora que "aunque los hechos naturales sean tan únicos, irrepetibles e
irreversibles como los hechos históricos, no son considerados desde el mismo punto de
vista. Mientras cada uno de los hechos naturales es visto como un ejemplo de una
determinada clase de hechos, los hechos históricos no son simplemente ejemplos de una
clase dada" (9). En la medida en que los hechos en ciencias naturales interesan sólo como
ejemplos de una clase (una piedra que cae es un ejemplo de todo objeto que cae), su
repetición es a los efectos prácticos considerada como el mismo hecho, aunque haya
ocurrido en otro lugar y en otro instante.
c) Cuando se dice que los hechos han de ser observables, se hace referencia a los hechos
observados por un observador imparcial y entrenado. En psicología existen hechos
obtenidos por introspección ("estoy triste") y por extrospección ("Juan dice estar triste").
La psicología de la conciencia de Wundt y la psicología cognitiva han reivindicado los
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hechos obtenidos por introspección como legítimos, con la diferencia que Wundt exigía que
el observador fuese una persona entrenada en la observación imparcial.
d) A veces se ha puesto en tela de juicio la imparcialidad de las observaciones, y la
cuestión de si los hechos están o no 'cargados de teoría' ha sido abundantemente
discutida en la epistemología. Sin embargo, una cosa es seleccionar los hechos que
queremos investigar, y otra distinta deformarlos, con lo cual corremos el riesgo de construír
teorías que expliquen 'hechos' inexistentes.
La selección de hechos es inevitable y hasta necesaria. Como señala Hempel, "un conjunto
de 'hechos' empíricos se puede analizar y clasificar de muy diversos modos, la mayoría de
los cuales no serían de ninguna utilidad para una determinada investigación" (10).
Así por ejemplo, A un físico puede interesarle la manzana en tanto móvil, a un biólogo en
tanto fruto, y a un psicólogo en tanto objeto simbólico. La afirmación según la cual los
hechos están 'cargados de teoría' se puede interpretar entonces, de dos maneras
distintas: a) como que los hechos han sido 'deformados' para adaptarlos a la teoría:
Strasser (17) indica por ejemplo que para preservar a los hechos históricos de la
subjetividad del investigador, deben guardar una cierta distancia del mismo, por lo que
tiene más valor un hecho acontecido hace mucho y no otro acontecido hace muy poco, aún
afectado por la cosmovisión del historiador. En otras palabras, podemos ser mucho más
objetivos analizando la dictadura de Nerón que una dictadura que estamos hoy sufriendo
en carne propia; b) como que los hechos se 'ven' siempre desde una determinada teoría. Al
respecto, Strasser señala que un hecho es lo que ha sido establecido según las reglas de
una idea metódica, o sea, del espíritu humano. Todo hecho psicológico por ejemplo es un
hecho construído. Por caso, Binet decía que la inteligencia es lo que los tests miden.
5) Es medible.- Un hecho es el producto de una medición, por más grosera que esta nos
parezca. Por ejemplo, son hechos "la piedra cayó con una aceleración de 9,81 m/sg2" y "la
piedra cayó rápidamente", así como también lo son "Juan mide 1,85 m" y "Juan es alto".
Cuando autores como Bunge se refieren a la secuencia hecho / observación / dato,
consideramos que están indicando que del hecho nos interesa su valor como dato para
inventar o probar hipótesis y teorías. Y los datos incluyen siempre un objeto a medir
(Juan), una propiedad que se mide (estatura), un valor asignado a dicha variable o
propiedad ("alto", o bien "1,85 m"), y la especificación del procedimiento usado para
asignar dicho valor, es decir, lo que habitualmente se conoce como definición operacional.
6) Es enunciable.- Un hecho ha de poder ser expresado mediante un enunciado a loa
efectos de su manipulación simbólica (por ejemplo, a los efectos de ser dado a conocer a
los demás científicos). En particular, los hechos son representables mediante enunciados
empíricos singulares, dado que se refieren a sucesos observables y únicos.
Un hecho se expresa con un enunciado, no con un término. Hemos dicho ya que un hecho
no es un objeto sino algo que le pasa a un objeto (por ejemplo existe, es azul, se mueve,
alguien se lo comió, etc).
Pero además de ser sucesos observables y únicos, los hechos son contingentes, no
necesarios. De acuerdo a cierta clasificación aristotélica de los juicios, los hechos se
expresan, entonces, mediante enunciados asertóricos, es decir, aquellos que enuncian un
suceso contingente (algo que ocurrió pero pudo no haber ocurrido), por oposición a los
enunciados apodícticos (referidos a algo que debe necesariamente ocurrir), y a los
enunciados problemáticos (referidos a sucesos sobre los cuales existe o existió alguna
duda en cuanto a su ocurrencia).
Por último, dejemos sentado que lo que es verdadero o falso es el enunciado que expresa
el hecho, y no el hecho mismo. A veces se toma hecho como sinónimo de verdad o como lo
opuesto de falsedad, cuando en rigor sólo pueden ser verdaderos o falsos los juicios,
enunciados o proposiciones sobre los hechos: si una proposición expresa un hecho que no
ocurrió, es falsa, y en caso contrario, es verdadera. Los hechos en sí no son ni verdaderos
ni falsos: simplemente ocurrieron o no ocurrieron.•
El positivismo lógico ha sostenido que las proposiciones del lenguaje científico deben poder
verificarse, es decir, debemos poder decidir si son verdaderas o falsas. Si no podemos
decidir esto se trata de un lenguaje que no es científico, y fueron denominadas
proposiciones sin sentido.
7) Es constatable.- Los hechos que sirven de base para construír el edificio teórico de la
ciencia han de haber ocurrido realmente, es decir, ha de haber sido constatada su
ocurrencia. De otro modo se construiría una teoría que explica ¡hechos inexistentes! Así, no
se podría formular seriamente una teoría sobre los fantasmas sobre la base de las
declaraciones de un individuo que manifiesta haber visto una vez un 'fantasma'. En este
sentido, hecho se opone a creencia, ilusión, apariencia, etc.
Pero, ¿qué sucede cuando son muchos quienes vieron fantasmas? En este caso, la
cuestión pasa por quienes son esos 'muchos'. No es lo mismo el testimonio de un grupo de
ingleses supersticiosos, que el de un grupo de observadores calificados e imparciales.
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Klimovsky refiere un requisito concerniente a la observación de los hechos, al que alude
con el nombre de intersubjetividad: "En principio, debe ser posible para todo dato haber
sido observado por más de un observador" (11). Sin embargo, en vista de lo dicho, la
intersubjetividad es una condición necesaria, más no suficiente para constatar hechos:
debemos agregar también la calificación, la idoneidad, el prestigio del observador que nos
permita garantizar, hasta donde se pueda, que el hecho ha sido efectivamente observado.
Por supuesto, aún en estos casos no habremos de contentarnos con el enunciado
protocolar "he visto un fantasma", salvo que el observador describa aquello que vio y que
designa con ese nombre.
"Los ojos se fían de ellos mismos; las orejas de los demás", dice un proverbio alemán, que
de alguna forma expresa el concepto de constatabilidad de los hechos: para constatar un
hecho no hay nada mejor que haberlo visto uno mismo (o un observador calificado en
quien podemos confiar), y no hay nada peor que basarse en los testimonios que hemos
oído de cualquier observador no calificado, aunque sean muchos.
¿Qué lleva a las personas a creer haber visto cosas que en realidad no vieron, o bien a
sostener haber visto cosas en las que ni ellos mismos creen? En el primer caso hablaremos
de una cierta perturbación en el juicio de realidad que nos hace ver aquello que queremos
ver. En el segundo caso, hemos de pensar en alguna intención aviesa: llamar la atención
sobre sí mísmo (alardear de haber visto un ovni), adjudicarse algún descubrimiento
científico (como aquel que 'descubrió' el cráneo del hombre primitivo de Piltdown, y que
luego resultó ser un fraude), o ganar dinero (un fantasma en un castillo atraerá muchos
turistas, así como un tiburón gigante atraerá muchos cazadores).
La cuestión de la constatación de los hechos es compleja, y daremos dos ejemplos en los
cuales esta constatación puede ser problematizada (12).
a) A y B dicen ver el color azul, pero ¿ven lo mismo? En condiciones normales asumimos
que sí, que el cerebro humano procesa la información de la misma manera en todo el
mundo, salvo que sospechemos que alguno no lo haga, como en el caso del cerebro del
daltónico. Por lo tanto, la constatación de un hecho no depende solamente de que el
hecho haya ocurrido sino además del modo en que los cerebros de los observadores han
procesado la información de la misma forma.
b) Un paciente dice que fue violado en su infancia, pero, ¿realmente lo fue, o es un
producto de su fantasía? Esta fue una pregunta que alguna vez se hizo el mismo Freud,
luego de haber constatado que muchos pacientes decían haber sido seducidos o violados
siendo niños.
Finalmente, el creador del psicoanálisis concluyó que se trataba de fantasías de los
pacientes y que, tanto si el hecho había ocurrido realmente como si había sido fantaseado,
tenía el mismo efecto sobre el psiquismo. La cuestión viene a cuento porque, en el caso
particular del psicoanálisis, aunque un hecho sea el producto de una fantasía (aunque no
haya ocurrido realmente), sirve igual como hecho para construír una teoría y, en particular,
como hecho que permite explicar toda una serie de comportamientos y síntomas en los
pacientes.
8) Sirve como base para formular un problema, o para construír o verificar una teoría científica.Una persona puede pasarse toda una vida observando hechos, como el campesino que ve
salir el sol todos los días. Sin embargo, si no se interroga acerca de ellos, si no los
problematiza, no habrá siquiera iniciado el camino de la investigación científica.
Y así como la observación de los hechos nos lleva a preguntarnos sobre el por qué de los
mismos, esta pregunta o problema nos conduce a su vez pensar una respuesta, es decir,
una hipótesis o una teoría. Los hechos son también, entonces, generadores de teorías, las
cuales a su vez deberán luego ser probadas, para lo cual se recurre nuevamente a los
hechos. Si ocurre el hecho previsto por la teoría, esta queda corroborada, mientras que si
no ocurre (lo que algunos llaman un hecho 'negativo'), en principio quedaría refutada.
3. El enfoque neopositivista. Wittgenstein
La doctrina positivista del siglo XIX es la primera de las epistemologías contemporáneas
que destacaron el papel de los hechos como base del conocimiento científico. En "Principios
de filosofía positiva", dice Augusto Comte: "todos los buenos espíritus repiten, desde
Bacon, que no hay más conocimientos reales que los que reposan sobre los hechos
observados".
Esta insistencia sobre los hechos fue en gran parte una reacción contra el discurso
metafísico, que invocaba entidades supuestas imposibles de traducir a un lenguaje
empírico. El ultrapositivismo, en efecto, defiende la sujeción a los hechos sin intentar
'explicarlos' a partir de entidades hipotéticas o imaginarias: "lo que debe buscarse es la
regularidad entre los hechos, y ésta es la que debe utilizarse para las predicciones" (14).
Cuando Comte enunciaba las condiciones del 'saber positivo', una de ellas era la exigencia
que este debía ser un saber sobre la realidad, no una mera especulación, y estableció
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como regla fundamental "que toda proposición que no pueda reducirse al mero enunciado
de un hecho [...] no puede ofrecer ningún sentido real e inteligible" (15).
La doctrina positivista tuvo como su más importante derivación en el siglo XX al
neopositivismo, a veces también denominado positivismo lógico o empirismo lógico.
El neopositivismo manifestó una especial preocupación por tipificar el lenguaje científico
como un lenguaje formalizable lógicamente y, además, observacional. Llegó a sostener que
si el lenguaje de una disciplina no reunía estos requisitos, no podíamos considerar a esa
disciplina como ciencia. Por ejemplo, si la psicología seguía utilizando términos como 'alma'
o 'espíritu', intraducibles a algo observable (lenguaje observacional), continuaría siendo
discurso especulativo, y no accedería a la categoría de ciencia porque no podía verificar sus
teorías sobre el alma o el espíritu. De esta manera quedaba instalado en el centro del
debate la cuestión de las relaciones entre el lenguaje y la realidad.
Entre los representantes del neopositivismo encontramos a Carnap, Hempel, Neurath, Ayer
y otros. Tomemos, a modo de ejemplo, la particular visíón que tenía de los hechos el
'primer' Wittgenstein, que fue neopositivista.
Suele estudiarse el pensamiento de Wittgenstein como dividido en dos etapas: en la primera se
ocupa del análisis del lenguaje y su relación con la realidad, y culmina con el "Tractatus logicophilosophicus". La seguna etapa se condensa en "Investigaciones filosóficas", donde la doctrina del
Tractatus es sometida en algunos puntos a una revisión radical.
La respuesta que este pensador da a la cuestión de la relación entre lenguaje y realidad
(16) es que las proposiciones atómicas (por usar la terminología de Russell) o elementales
(según Wittgenstein) son representaciones de hechos (atómicos). Un hecho es lo que
corresponde a una proposición elemental, si es verdadera. "El mundo es la totalidad de los
hechos", o "la totalidad de los pensamientos verdaderos es la representación o imagen del
mundo".
Hay entonces un isomorfismo entre realidad y lenguaje por el cual éste se convierte en una
especie de representación o mapa de la realidad, o sea, cada hecho es representable
mediante una proposición, y las proposiciones atómicas que no representan hechos
atómicos no tienen sentido.
Wittgenstein dice que en tanto que "la proposición elemental es función de verdad de sí
mísma", las otras proposiciones no elementales (por ejemplo las inferenciales) son
"funciones de verdad de las proposiciones elementales", es decir, que resultan de la
afirmación o negación de las 'combinaciones' de los valores de verdad de las proposiciones
elementales. Las relaciones entre proposiciones no tienen correlato en la realidad, sólo
forman parte del lenguaje y nada dicen respecto del mundo. De aquí las famosas
expresiones de Wittgenstein: "las proposiciones de la lógica son tautológicas" o "todas las
proposiciones de la lógica dicen lo mismo: a saber, nada".
Intentemos explicar todo esto en palabras sencillas. El mundo es concebido por
Wittgenstein como un lugar poblado de hechos. Por ejemplo, encontramos el hecho de
soltar una piedra, y encontramos también el hecho de que la piedra se cae. Otros ejemplos
pueden ser el hecho de que Juan llora y el hecho de que Pedro se ríe. El mundo es así
entendido como la totalidad de los hechos, todos los cuales, además, son concebidos como
hechos 'atómicos', es decir, indivisibles, lo que significa que cada uno de esos hechos no
puede ser descompuesto en hechos más pequeños o en una secuencia de 'hechitos'.
Ahora bien: cada hecho de la realidad puede ser representado, a nivel linguístico, con una
proposición. El hecho de soltar una piedra puede representarse, por caso, mediante la
proposición "solté la piedra". Otras proposiciones que representan hechos serán entonces
"la piedra se cayó", "Juan llora" y "Pedro se ríe", de lo cual surge que hay un isomorfismo
entre realidad y lenguaje: cada hecho es representable mediante una proposición, y cada
proposición verdadera representa un hecho. Como los hechos son atómicos, indivisibles,
las proposiciones que los representan son también atómicas, es decir, que tampoco
pueden dividirse en proposiciones más pequeñas.
En este punto, nuestro siguiente paso será preguntarnos por las relaciones que pueden
establecerse por un lado entre los hechos, y por otro lado las que pueden establecerse
entre las proposiciones. a) Relaciones entre hechos atómicos.- Para seguir con nuestros
ejemplos anteriores, ¿qué relación podríamos establecer entre el hecho de soltar una
piedra y el hecho de que esa piedra se cae? Tal vez no resistiríamos la tentación de afirmar
una relación causal: que la piedra se caiga es el resultado de haberla soltado.
Sin embargo, Wittgenstein cae bajo otra tentación, y tal vez bajo el influjo del empirismo
de Hume, sostendrá que nada nos autoriza a afirmar algún tipo de relación entre los
hechos. Vemos que la piedra es soltada, y vemos que la piedra cae, pero no 'vemos' el
vínculo causal, de la misma forma que no vemos el nexo entre el relámpago y el trueno.
Como diría Hume, estamos 'habituados' a ver que ambos hechos ocurren juntos, y
entonces formulamos un juicio de causalidad, pero no se trata de una causalidad objetiva
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sino subjetiva: el entendimiento humano (y humeano) adjudica un vínculo de causa-efecto
a hechos que ocurren invariablemente juntos.
En otras palabras, la relación causal está en nuestro pensamiento, y nada nos autoriza a
afirmarla también en la realidad. Esto nos lleva directamente a las relaciones, no ya entre
los hechos, sino entre las proposiciones que los representan.
b) Relaciones entre proposiciones atómicas.- Si entre los hechos no podemos establecer
relaciones de ningún tipo, sí podemos hacerlo entre las proposiciones que los expresan, es
decir, a nivel del pensamiento (y del lenguaje en tanto expresión o reflejo del
pensamiento). Por ejemplo, lo que vinculamos causalmente no es el hecho de soltar la
piedra y el hecho de que la piedra caiga, sino las proposiciones "suelto la piedra" y "la
piedra cae", y entonces, a partir de estas dos proposiciones atómicas formo una
proposición compleja o molecular del tipo "si suelto la piedra entonces se cae".
Sin embargo, como señala Wittgenstein, las relaciones entre proposiciones no tienen
correlato en la realidad, sólo forman parte del lenguaje y nada dicen respecto del mundo,
porque no hay ningún elemento de juicio en las cosas que vemos que nos autoricen a
afirmar un vínculo causal. De alguna manera, el pensamiento relaciona los hechos de la
realidad, aunque no sabemos si esas relaciones se dan realmente en el mundo. Podríamos
decir entonces que al relacionar proposiciones estamos manipulando mentalmente los
hechos utilizando las relaciones lógicas del tipo "si... entonces..." y otras conectivas
lógicas.
La propuesta de Wittgenstein, que es a grandes rasgos la propuesta neopositivista, nos
revela una particular visión de los hechos, a saber, aquella que sostiene que los hechos
del mundo se nos presentan aislados y recortados, y que sólo establecemos relaciones
entre ellos a nivel simbólico, es decir, a nivel del pensamiento y el lenguaje, con lo cual el
mundo resulta ser el producto de una construcción mental.
Pablo Cazau Lic en Psicología y Prof de Enseñanza Media y Superior en Psicología
Buenos Aires, Marzo 2000
Referencias bibliográficas
(1) No consideraremos aquí los diversos sentidos filosóficos de la expresión 'hecho' (que pueden
consultarse en Ferrater Mora J., "Diccionario de Filosofía", Tomo II, Alianza, Madrid, 1979,
pág.1445), sino concretamente un sentido epistemológico, es decir, el llamado "hecho científico".
(2) Klimovsky G., "Las desventuras del conocimiento científico", Buenos Aires, A-Z editora, 1994,
pág. 25.
(3) Klimovsky G., Op. Cit., pág. 249.
(4) Klimovsky propone una distinción entre hechos singulares y hechos generales, entendiendo por
estos últimos el que exista una regularidad en acontecimientos de cierta naturaleza (Klimovsky G.,
Op. Cit., pág. 25). A nuestro entender, es un contrasentido hablar de hechos generales, aún cuando
nos estemos refiriendo a una muestra.
(5) No todos los autores utilizan la misma terminología. Por ejemplo, lo que aquí denominamos
suceso Bunge (717-719) lo llama acontecimiento, llamando suceso a otra cosa: el acontecimiento es
algo ubicable en un punto espacio - temporal y considerado por alguna razón en forma unitaria; el
suceso, en cambio, es una secuencia temporalmente ordenada de acontecimientos donde cada uno
interviene en la determinación del siguiente. Por ejemplo, llamar al médico, hacerlo pasar, dejarse
revisar y finalmente pagar honorarios (Bunge M., "La investigación científica. Su estrategia y su
filosofía", Barcelona, Ariel, 1969, págs. 717-719).
(6) Bunge M., Op. Cit, pág. 717-719.
(7) Poincaré Henri, "Las hipótesis en física" (Capítulo IX de La Science et l'hypothèse, París,
Flammarion, 1903).
(8) Carlyle dice "Juan sin Tierra ha pasado por aquí; he aquí una realidad por la cual yo daría todas
las teorías del mundo". Poincaré, parafraseando a Carlyle, describe la índole del hecho natural
diciendo "Juan sin Tierra ha pasado por aquí; me da lo mismo, puesto que no volverá a pasar".
(9) Ferrater Mora J., Op. Cit., pág. 1447.
(10) Hempel C., (1966) "Filosofía de la ciencia natural", Buenos Aires, Alianza, 1977, 3° edición,
pág. 30.
(11) Klimovsky G., Op. Cit., pág. 50.
(12) Hay otras muchas cuestiones que pueden también ser analizadas. Véase, por ejemplo, como
trata Klimovsky la cuestión de la constatación intersubjetiva en relación con las ciencias 'duras' y las
ciencias sociales (Klimovsky G., Op. Cit, pág. 50-51).
(13) Popper K., "La lógica de la investigación científica", Madrid, Tecnos, 1967, pág. 85.
(14) O'Neil W. M., (1957) "Introducción al método en psicología", Buenos Aires, Eudeba, 1968, pág.
221.
(15) Comte A., "Discurso sobre el espíritu positivo", Buenos Aires, Aguilar, 1982, 9° edición.
(16) Wittgenstein L., (1922) "Tractatus logico - philosophicus". Puede consultarse también la
Introducción de E. Rabossi a Wittgenstein L., (1966) "Estética, psicoanálisis y religión", Buenos Aires,
Sudamericana, 1976.
http://galeon.hispavista.com/pcazau/artep_hech.htm
29/05/2003 13:30:34
El hecho científico
Page 8
(17) Strasser S., "Miseria y grandeza del hecho". Una reflexión fenomenológica.
http://galeon.hispavista.com/pcazau/artep_hech.htm
29/05/2003 13:30:34
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