1 46-2009 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de

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46-2009
Inconstitucionalidad
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las nueve horas y
treinta minutos del día seis de enero de dos mil diez.
Por recibido el Oficio N° 2124, de fecha 5-IX-2009, suscrito por el Juez Cuarto de
Paz de San Miguel, mediante el cual remite certificación de la resolución pronunciada por
ese tribunal en esa misma fecha, en la que declaró la inaplicabilidad de la Ley Especial para
la Garantía de la Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles, en el juicio civil de
lanzamiento por invasión con referencia 01/09.
I 1. Por Decreto Legislativo N° 45, de fecha 6-VII-2006, publicado en el Diario
Oficial N° 143, Tomo N° 372, de fecha 7-VIII-2006, la Ley de Procedimientos
Constitucionales
fue reformada,
mediante
la adición de un tipo
especial de
inconstitucionalidad, cuando ésta haya sido advertida por algún tribunal de justicia. En dicha
regulación el Legislador dejó indeterminado el trámite a seguir para alcanzar una sentencia
de fondo; sin embargo, y atendiendo a una interpretación integrada de todas las disposiciones
de la Ley de Procedimientos Constitucionales y que guarde congruencia con la Constitución,
esta clase de procesos deberá desarrollarse en concordancia con el contexto normativo -en
materia de plazos, informes, traslados y demás- que aporta el Título II de la L. Pr. Cn., y más
específicamente con el trámite previsto por los arts. 7, 8 y 9 de la referida ley.
Lo anterior, debido a que una de las finalidades determinantes para la reforma de las
disposiciones que regulan el control difuso de la constitucionalidad de las leyes -Art. 185
Cn.-, consiste en la unificación de criterios, por parte de esta Sala, respecto de las normas
inaplicadas por los tribunales de la República.
Para una mejor comprensión de lo apuntado, es necesario definir que el proceso de
inconstitucionalidad tiene como finalidad verificar la confrontación normativa entre las
disposiciones impugnadas y las disposiciones constitucionales propuestas como parámetro
de control y en caso de que las primeras efectivamente vulneren derechos, principios o
garantías consignados en las segundas, emitir un pronunciamiento de carácter general y
obligatorio, -efectos erga omnes art. 183 Cn.-. Por otra parte, la declaratoria de
inaplicabilidad genera sus efectos sobre la aplicación de una disposición o cuerpo legal con
respecto a un caso específico juzgado por un tribunal ordinario –efectos interpartes, art. 185
Cn.-.
Ambos controles de constitucionalidad no son excluyentes entre sí, lo que implica
que su interrelación se desarrolla en torno al control abstracto de las disposiciones
inaplicadas en un determinado proceso -control concentrado-, con independencia de los
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efectos que la inaplicación de las disposiciones consideradas inconstitucionales por el juez
en ese proceso –control difuso- puedan haber producido a las partes.
Por las razones expuestas, resultaría inadecuado crear un procedimiento especial o
particular para el proceso de inconstitucionalidad iniciado vía remisión de inaplicabilidades
que declaran los tribunales de la República. El control difuso mantiene su independencia en
relación con las particularidades de cada caso, pero para declarar de forma general y
abstracta la constitucionalidad de las disposiciones inaplicadas, se debe seguir el
procedimiento establecido en los arts. 7, 8 y 9 de la Ley de Procedimientos Constitucionales.
2. Aclarado el punto anterior, se ha verificado que la declaratoria de inaplicabilidad
remitida en esta ocasión reúne los presupuestos mínimos, derivables de los Arts. 77-A y 77C de la L.Pr.Cn. para tramitar y decidir un proceso de inconstitucionalidad, con base en el
requerimiento del Juzgado Cuarto de Paz de San Miguel; entendiendo por tales requisitos
básicamente: (i) la relación directa y principal que debe tener la disposición inaplicada con la
resolución del caso o de la que dependa su tramitación –la Ley Especial para la Garantía de
la Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles, que sirve de base para el proceso de
lanzamiento por invasión iniciado en ese juzgado–; (ii) la inexistencia de pronunciamiento,
por parte de esta Sala, respecto de esa disposición inaplicada –no existe sentencia definitiva
en la que se haya resuelto sobre la inconstitucionalidad planteada en esta ocasión–; (iii) el
esfuerzo del juzgador, previo a la inaplicación, de interpretar la disposición conforme a la
Constitución; y, finalmente, (iv) la relación de la disposición inaplicada, la norma o
principios constitucionales supuestamente vulnerados y las razones que sirven de
fundamento a la inaplicación –arts. 4, 5, 6 y 7 de la citada ley, como objeto de control, y
arts. 11, 12 y 2 de la Constitución, como parámetros de control propuestos–.
A. Para el juez requirente, las razones de inaplicabilidad de la Ley Especial para la
Garantía de la Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles, son que en general, pretende
establecer una supuesta protección sobre las personas que poseen la propiedad de bienes
inmuebles, frente a aquellas que la citada ley denomina “invasores”, catalogándolas como
personas que se encuentran dentro de un inmueble sin la autorización previa de su
propietario.
El procedimiento sumario que establece dicha ley –indicó- da competencia para que
los Jueces de Paz conozcan del mismo a petición de los propietarios o poseedores regulares y
puedan decretar el desalojo del inmueble de los presuntos invasores; asimismo, consideró
que dicho procedimiento es tan breve que el juez, al recibir la demanda, realizará una
inspección en el lugar invadido, dentro de las veinticuatro horas siguientes, para verificar los
hechos denunciados, a continuación en los tres días siguientes a la práctica de la inspección,
el juez debe convocar a una audiencia pública, plazo que puede ser prorrogado por tres días
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más en algunos casos y posteriormente en cinco días hábiles de realizada la Audiencia, el
juez deberá emitir la resolución que ordene el desalojo.
El procedimiento antes mencionado no se apega al art. 11 de la Cn., que consagra la
garantía de audiencia, es decir, privación de derechos antecedida de un juicio con arreglo a
las leyes; y, que según el art. 12 de la Cn., debe garantizar la presunción de inocencia.
Ambos principios son integrantes del debido proceso legal, por lo que la ley impugnada,
vulnera el derecho a la protección jurisdiccional de la propiedad y posesión –art. 2 Cn.-.
B. El art. 1 de Ley Especial para la Garantía de la Propiedad o Posesión Regular de
Inmuebles –expresó-, señala que el objeto de dicha ley es establecer un procedimiento ágil y
eficaz para garantizar la propiedad y posesión frente a personas invasoras, pero tales
situaciones ya son tuteladas por el art. 219 del Código Penal que regula el delito de
usurpación y en el Código Procesal Civil existe el juicio de amparo de posesión -art. 778 y
siguientes- y el juicio de despojo -art. 782 y siguientes-. También existen otras acciones
reales para recuperar la propiedad de la parte actora.
Así, las situaciones protegidas por la ley impugnada chocan con la legislación penal y
la legislación procesal civil, estableciendo un procedimiento adicional para ventilar la misma
causa y que no se distingue en que área se puede ubicar, porque no establece la aplicación
supletoria de la norma procesal civil y en la etapa en la que pueden aportar pruebas las
partes, se emplearán las reglas de la vista pública en lo aplicable; la ley en cuestión
promueve el doble juzgamiento, lo que está prohibido según lo ha entendido el Tribunal de
acuerdo con la sentencia de amparo 48-2001.
Por lo tanto, consideró que los arts. 4, 5, 6 y 7 de ley impugnada contienen una clara
violación al derecho de audiencia, defensa y presunción de inocencia –arts. 11 y 12 de la
Cn.-.
C. El art. 4 de la Ley Especial para la Garantía de la Propiedad o Posesión Regular
de Inmuebles establece un procedimiento muy breve que no cumpliría con los arts. 11 y 12
de la Cn., en la medida que el Juez de Paz debe resolver sobre el desalojo de las personas
invasoras, sin haberles otorgado la posibilidad de que puedan ventilar sus derechos en un
juicio previo. Y es que –afirma– el procedimiento regulado es muy breve y se limita a que el
juez realice la inspección en el lugar para verificar los hechos denunciados dentro de
veinticuatro horas de recibida la demanda, y después convoque a una audiencia pública para
emitir resolución cinco días hábiles después, mediante la cual ordene el desalojo del
“inmueble invadido”.
Para la jueza remitente, la disposición legal no define el término “invasores” y deja
esto a merced de la interpretación judicial, con lo cual ocasionaría que personas poseedoras
de buena fe sean calificadas como invasores. Es decir, que la mala fe de los poseedores se
presumiría desde el inicio al hacerse referencia al “inmueble invadido”, partiendo
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únicamente de la inspección, que es un medio de verificación sumamente precario aunque
sea asistida por un perito.
Entonces, por tratarse de una situación en la que se privaría a las personas del
derecho de propiedad o posesión, es necesario un debido proceso, garantizando la audiencia
con un mínimo de actividad procesal, pues el juzgador debe analizar la información registral
y pericial a fin de determinar la propiedad o posesión regular, lo cual no podría hacerse por
medio de un procedimiento “eficaz y ágil” como el regulado en la ley citada.
D. El art. 5 de la Ley Especial para la Garantía de la Propiedad o Posesión Regular
de Inmuebles al señalar que la posibilidad de decretar el desalojo como medida cautelar
vulnera la presunción de inocencia ya que establece una penalidad antes que finalice el
proceso. En concreto –sostiene–, la letra a) de dicha disposición habla de indicios suficientes
de una usurpación o posesión de mala fe; la letra b) –no presentarse a la audiencia señalada–
parte de una motivación que puede ser aleatoria y que no necesariamente guarda relación con
una situación de mala fe, ya que la falta de presentación a la audiencia puede ser causa de
varios motivos; y la letra c) parte de un prejuicio ya que de una vez define a los invasores
que obstaculizan las labores de inspección del juez.
De lo anterior, la jueza remitente considera que dicha medida cautelar pierde su
carácter instrumental precautorio, porque priva a los demandados de su derecho de posesión
sin haber sido vencidos en juicio. El desalojo debería ser el resultado final de un proceso y
no una medida cautelar, por lo que parece una sentencia adelantada violatoria del principio
de presunción de inocencia.
E. En lo concerniente al art. 6 de la Ley Especial para la Garantía de la Propiedad o
Posesión Regular de Inmuebles, el juez requirente afirma que no menciona la posibilidad de
recurrir de la resolución, y de la parte final del inciso 1° infiere que los “invasores” deben
defender sus derechos en otras instancias, al señalar que aparte de ese proceso se realizaría
otro de índole desconocida.
Sobre ese punto, indica que en todo debido proceso (art. 11 de la Cn.) debe existir
una instancia superior para que pueda corregir los errores en la administración de justicia.
F. Acerca del art. 7 de la Ley Especial para la Garantía de la Propiedad o Posesión
Regular de Inmuebles, explica que vulneraría el art. 12 Cn. (presunción de inocencia) pues
denota que la reincidencia se valorará con la simple denuncia realizada por parte del
propietario, colindante o cualquier persona, y procederá al desalojo sin mayor trámite,
presumiendo que son invasores con el simple hecho de la denuncia.
G. La ley en cuestión –concluyó- violenta el derecho a la protección jurisdiccional
del derecho a la propiedad y posesión -art. 2 de la Cn.-, que plantea una serie de categorías
jurídicas subjetivas, sobre las cuales establece la obligación de protección jurisdiccional por
parte del estado, que se expresa en que los individuos tienen el derecho a acudir ante los
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órganos estatales competentes para plantear cualquier vulneración constitucional en la
conservación de sus derechos. Finalmente en alusión a lo anterior citó varios párrafos de la
sentencia emitida por este Tribunal en el proceso de amparo con referencia 167-97.
II. 1. En atención a lo expresado por el Juez requirente es necesario manifestar que el
art. 185 de la Constitución establece que dentro de la potestad de administrar justicia,
corresponde a los tribunales, en los casos que tengan que pronunciar sentencia, declarar la
inaplicabilidad de las leyes o disposición de otros Órganos contrarias a los preceptos
constitucionales.
En esa misma lógica, el art. 77-A inciso primero de la Ley de Procedimientos
Constitucionales se refiere a dicha potestad de inaplicación, como una consecuencia de la
actividad judicial en la que previamente debe enjuiciarse la constitucionalidad de cualquier
ley o disposición “de cuya validez dependa la tramitación de cualquier proceso o el
fundamento de las resoluciones que se pronuncien en el mismo”.
La relación directa que debe tener la disposición a inaplicar con la resolución del caso
concreto en que se va a ejercer el control difuso de constitucionalidad, no es una exigencia
antojadiza o caprichosa. Y es que, no obstante que el control de constitucionalidad de
normas ejercido por parte de esta Sala sea de tipo abstracto -esto es, independiente de
cualquier aplicación hipotética o real de la norma a controlar, y sus consecuentes efectos-, el
origen del mismo varía según sea la vía mediante la cual la actividad del Tribunal ha sido
instada, y las motivaciones, por ende, difieren.
Así, en la actualidad el proceso de inconstitucionalidad puede ser iniciado vía
demanda o requerimiento judicial. Con la primera, el ciudadano actúa en defensa de la
Constitución –art. 73 ord. 2° Cn.–; con el segundo, el juez no actúa como ciudadano sino en
interés de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado de conformidad exclusivamente a la
Constitución y a las leyes, lo que implica que éstas deben guardar regularidad jurídica
respecto de aquélla. Es decir, que los jueces, al intervenir en el inicio de un proceso de
inconstitucionalidad lo hacen en función de su potestad de administrar justicia, y esto supone
que el control abstracto a realizarse por parte de esta Sala tendría un origen concreto, que es
el caso judicial del que conoce el juez remitente. La motivación entonces es juzgar con
arreglo a las leyes y sobre todo a la Constitución –administrar justicia–, y no defender de
forma abstracta la Constitución, pues esta función le corresponde a este Tribunal.
2. Es pertinente reiterar que, aunque al requerimiento judicial no le resulte aplicable
lo estipulado en el art. 6 de la L.Pr.Cn. -requisitos de la demanda-, ello no implica que el
planteamiento de la inconstitucionalidad advertida por el juez no deba reunir requisitos.
El Título V de la Ley de Procedimientos Constitucionales, adicionado mediante
reforma legislativa, en su art. 77-B, al regular los criterios mínimos para decidir la
inaplicabilidad, establece en el literal (a) que la ley, disposición o acto a inaplicarse debe
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tener una relación directa y principal con la resolución del caso, es decir, ella debe ser
relevante para la resolución que deba dictarse.
De ahí que pueda afirmarse que los jueces no sólo deben plasmar, en sus resoluciones
de inaplicabilidad, un análisis de constitucionalidad –que se deriva del art. 77-B letra b) de la
L.Pr.Cn.– mediante el cual plantee la incompatibilidad irremediable advertida entre la norma
a inaplicar y la Constitución; es necesario además que los jueces efectúen un análisis de
relevancia en virtud del cual argumente que la resolución a dictar depende de la norma
cuestionada. En otras palabras, el control difuso presupone dos juicios: el de pertinencia de
la norma para resolver el caso, y el de constitucionalidad de la misma, que es la esencia de la
inaplicabilidad.
3. El análisis de relevancia no impone al juez la obligación de argumentarlo en su
sentencia, pues el art. 77-C de la L.Pr.Cn. ya ha delimitado su contenido mínimo,
estipulando que la resolución que declare la inaplicabilidad deberá expresar al menos: las
razones que la fundamentan, la ley, disposición o acto cuya inaplicabilidad se declara, y la
norma o principio constitucional que considere vulnerado por aquellos.
Sin embargo, lo anterior no significa que el análisis de relevancia sea prescindible,
pues esta Sala puede y debe, para resguardar la naturaleza del origen concreto que posee el
proceso de inconstitucionalidad iniciado vía remisión judicial, garantizar el examen de los
presupuestos que la Ley de Procedimientos Constitucionales ha previsto para el ejercicio del
control difuso, y evitar así la desnaturalización del control de constitucionalidad con origen
concreto.
De lo anterior resulta evidente que un presupuesto básico para ejercer el control
difuso de constitucionalidad sobre normas por parte de los jueces y magistrados, es la
relevancia y relación condicionante de la norma a inaplicar con la resolución que en
particular deba dar el juzgador en el caso concreto.
III. 1. Trasladando lo anterior al caso que nos ocupa, esta Sala advierte que el Juez
remitente en su sentencia declara la inaplicabilidad de la Ley Especial para la Garantía de la
Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles en su totalidad, pero efectúa una argumentación
sobre la supuesta inconstitucionalidad de los arts. 1, 4, 5, 6 y 7 de la citada ley.
En atención a lo anterior, al efectuar un análisis de la normativa inaplicada y los
argumentos del Juez requirente, se puede concluir que el art. 1 de la citada ley no es
susceptible de aplicación al caso concreto, puesto que su contenido se encuentra referido al
objeto de la ley, el cual no obstante define el sentido o finalidad del procedimiento en ella
establecido, así como su ámbito de aplicación, en nada sustenta la decisión que el Juez
emitirá en relación con el caso planteado en su sede.
El referido artículo utiliza en su enunciado el término “invasor” el cual según el Juez
requirente es un término que no está definido y deja lugar a equívocos, pues no se explica en
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la normativa lo que debe entenderse por invasor o las cualidades que deben llenarse para tal
efecto. No obstante lo anterior, dicho artículo no establece ninguna regla de procedimiento o
sanción alguna, ni siquiera un supuesto de competencia o legitimación de las partes para que
de alguna manera tenga incidencia directa en la decisión que el Juez tomará; con lo cual,
queda claro que tal disposición no supera el juicio de relevancia que debe efectuarse a la
norma a afecto de poder llevar a cabo el control de constitucionalidad.
2. Asimismo, el Juez requirente tampoco hace mención de los arts. 2, 3, 8, 9 y 10 de
la ley inaplicada, no obstante declara en su resolución una inaplicación completa es decir de
todo el texto de la ley.
Sobre este punto, este Tribunal considera que también es pertinente lo expresado
acerca del juicio de relevancia de las normas, puesto que si bien es cierto las leyes requieren
para su aplicación de una interpretación sistemática y sus disposiciones no pueden ser
aplicadas sin tomar en cuenta la imprescindible relación entre todos sus enunciados, existen
disposiciones que no son susceptibles de ser aplicadas al caso concreto pues no determinan
en nada la decisión que el juzgador tomará respecto de la controversia.
Las disposiciones en referencia, regulan aspectos tales como la autoridad competente
para conocer del litigio, legitimación activa, derogatoria, vigencia de la ley, etc., que son
importantes para la normativa en su conjunto y para definir los ámbitos de aplicación de la
ley, pero no definen aspectos fundamentales que resuelvan el caso concreto.
Dicho lo anterior, los arts. 2, 3, 8, 9 y 10 de la Ley Especial para la Garantía de la
Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles no son aplicables al caso particular, por lo cual
no obstante el Juez Cuarto de Paz de San Miguel, declaro la inaplicabilidad de la ley en su
totalidad, no serán tomados en cuenta para el control de constitucionalidad que realizará esta
Sala. Lo anterior sin perjuicio de la posibilidad que existe de una inconstitucionalidad
derivada o por conexión de los referidos artículos.
3. Ahora bien, resulta imprescindible, con base en la naturaleza abstracta que
caracteriza a este proceso, definir el marco de conocimiento de la decisión que
eventualmente corresponda emitir y los efectos de esta forma de inicio del proceso de
inconstitucionalidad.
A. Los motivos que esta Sala analizará para resolver en torno a la constitucionalidad
del objeto de control –Arts. 4, 5, 6 y 7 de la Ley Especial para la Garantía de la Propiedad o
Posesión Regular de Inmuebles–, serán las confrontaciones normativas invocadas por la juez
remitente, tendientes a evidenciar la supuesta confrontación entre aquel y los parámetros
constitucionales propuestos –2, 11 y 12 de la Cn.–.
B. Siguiendo ese orden de ideas, es claro que este proceso no se convierte, bajo
ningún concepto, en un recurso o procedimiento de revisión de la inaplicación declarada por
el Juzgado Cuarto de Paz de San Miguel. El caso concreto es independiente de este proceso
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de inconstitucionalidad y, por tanto, los medios impugnativos que pudieran incoarse en
contra de la resolución dictada por dicho tribunal siguen siendo viables, cumplidos que
fueran los presupuestos legales para tal efecto.
Es decir que el desarrollo de este proceso de inconstitucionalidad no interfiere con los
efectos de la resolución judicial de inaplicación –reconocidos expresamente en el Art. 77-D
L. Pr. Cn.–, y el pronunciamiento de este Tribunal se verificará con independencia total de
las apreciaciones y consideraciones expuestas por el juzgado requirente, acerca de la causa
penal concreta. En definitiva, el requerimiento hacia esta Sala sólo representa el cauce de
conexión entre el control difuso –Art. 185 Cn.– y concentrado –Art. 183 Cn.– de la
constitucionalidad de las leyes.
IV. Habiéndose delimitado el objeto y parámetro de control, así como los motivos de
inconstitucionalidad que serán objeto de decisión, es oportuno, previo al pronunciamiento de
fondo al que se refiere el Art. 77-F de la Ley de Procedimientos Constitucionales, cumplir
con el trámite configurado para este proceso, por lo cual, con base en el Art. 77-C,
integrándolo con el Art. 7 de la misma ley, esta Sala RESUELVE:
1. Por recibida la certificación de la sentencia pronunciada por el juez Cuarto de Paz
de San Miguel, y descrita al inicio de la presente resolución, constitutiva de requerimiento
hacia esta Sala para pronunciarse sobre la constitucionalidad de las disposiciones legales
inaplicadas por dicho tribunal, que son los Arts. 4, 5, 6 y 7 de la Ley Especial para la
Garantía de la Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles
2. Rinda informe la Asamblea Legislativa, en el plazo de diez días hábiles contados a
partir de la notificación de la presente resolución, mediante el cual justifique la
constitucionalidad de los artículos 4, 5, 6 y 7 de la Ley Especial para la Garantía de la
Propiedad o Posesión Regular de Inmuebles contenidos en el Decreto Legislativo N° 23, de
fecha 20-V-2009, publicado en el Diario Oficial N° 94, tomo N° 383, de fecha 25-V-2009,
tomando en cuenta los motivos de inconstitucionalidad delimitados en esta resolución.
3. Notifíquese.
---J. B. JAIME---F. MELÉNDEZ---J. N. CASTANEDA S.---E. S. BLANCO R.---R. E.
GONZÁLEZ B.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---RUBRICADAS.
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