La fiducia de garantía en Navarra. Camara Lapuenta, Sergio

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SERGIO CAMARA LAPUENTE
Ayudante de Derecho Civil
Universidad de NaValTa
LA FIDUCIA DE GARANTIA EN
NAVARRA
SUMARIO.
I.
II.
III.
IV.
V.
INTRODUCCION.
LA FIDUCIA EN DERECHO ROMANO Y SU EVOLUCION.
LA FIDUCIA EN NAVARRA. PREMISAS.
CONCEPTO Y DEFINICION EN EL FUERO NUEVO.
SUJETOS.
1. Fiduciante.
2. Fiduciario.
3. Terceros. Inscripción registral de la fiducia. El problema de la quiebra
VI. NATURALEZA.
VII. FIGURAS AFINES.
VIII. CONCLUSION.
1.
INTRODUCCION
La fiducia comprende un vastísimo campo de aplicación, pues supone llna forma
negocial flexible, moldeable por los particulares. En Jos territorios de Derecho común
tiene múltiples plasmaciones, aunque no esté recogida expressis verbis en el Código
civil; así, se utiliza como adjudicación para pago de deudas, venta en garantía y toda la
caterva de los negocios fiduciarios. Igual sucede en el ámbito del Derecho mercantil,
con figuras como el endoso pleno para cobro, etc., por circunscribirnos sólo a los nego­
cios inler vivos.
En Navarra, la fiducia se encuentra regulada en la Compilación o Fuero Nuevo
de 1973 como una garantía real típica en la ley 466. Esta dispone:
Por la ficlucia de garantía se transmite al acreedor la propiedad de una cosa o la titula­
ridad de un derecho mediante uon forma eficaz frente a terceros. Cumplida la obligación
garantizada, el transmitente podrá exigir del fiduciario la retransmisión de la propiedad o
del derecho cedido: el fiduciario. en su caso. deberá restituir y responder con arreglo a lo
establecido para el acreedor pignoraticio en la ley 470. No obstante, si así se hubiere pac­
tado, podní el acreedor. en caso de mora del deudor, adquirir irrevocablemente la propie­
dad de la cosa o la titularidad del derecho. y quedará extinguida la obligación garanti­
zada.
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11.
LA FIDUCIA EN DERECHO ROMANO Y SU EVOLUCION.
Como indican las notas a la Recopilación Pri vada de Derecho foral privado de
Navarra, «esta institución romana sobrevive en Derecho navarro por la libertad de
pacto» (nota a la ley 478). Su filiación clásica está explícitamente reconocida. Será
interesante, por ello, estudiar su funcionamiento en Roma para solventar las dudas
sobre su naturaleza y problemas que ocasiona en la actualidad.
Lajides del Derecho arcaico romano es el sustrato de multitud de formas nego­
ciales que surgieron con posterioridad. Su sentido originario, dice D'ORS', era «la leal­
tad a la palabra dada»? y consistía en un «fenómeno ético religioso cuya raíz está en la
confianza que el transmitente (fiduciante) depositaba en la palabra empeñada por el
adquirente de obrar conforme al fin propuesto»!, según apunta JORDANO. Sin embargo,
la fides no es sólo un suceso negocial, sino que impregna toda la vida romana, ya que,
como pone de relieve CASTRESANA" se empleaba Lanto en las invocaciones a los dioses
como en las relaciones internacionales (sobre todo, la deditio in fidem) o en la interjec­
ción espontánea.
A la fides, tan entrañable como vemos al ciudadano romano, acompañaba la san­
ción grave de la infamia por el incumplimiento, lo cual garantizaba eficazmente una
relación, a falta de acciones directas'. JORDANO indica, al hablar de la evolución de la
fides, que en la «contraposición ius y fas, propia del Derecho Antiguo, lafides se desen­
vuelve más en el dominio del segundo; pero (...) la penetración del primero se acentuó a
medida que perd(a importancia el sentimiento relígioso»b.
En el ámbito negocial surgió lafiducía como principal plasmación de lafides. La
fiducia era «un negocio formal por el que un propietario confía la propiedad de una res
mancipi a alguien, llamado fiduciario, el cual se obliga a restituir en un determinado
momento aquella propiedad al fiduciante o a otra persona determinada por éste»'; el
enajenante disponía de la aCfiofiduciae para exigir la restitución. La fiducia, que fun­
ciona como causa del acto, se realiza a través de los negocios Cormales de la mancipatio
o la in iure cessio. Pero para dotar de contenido a ese negocio era necesario un paClum'
que indicaba si la fiducia se contrajo con el fin de garantía o con fin de depósito, man­
dato o comodato. A la primera se llamó fidacia cum credilore y a la segunda, cum
amico.
D'ORS, A .. Derecho privado romano, Eunsa., 5" ed., Pamplona, 1983. p. 61.
Entre otros, es clarificador el texto de CJCERON: «fides enim nomen ipsum mihi vídelur habere.
cum /it quod dicirul'» (<<Me parece que se cumple el verdadero sentido de 'fides' cuando se hace lo que
se dice»), De republica, 4, 7. 21. Véase. sobre el tema, SANTA CRUZ TElJEIRO, 1.. La fides, Curso de
conferencias del Colegio Notarial de Valencia, 1949. p. 41 Y ss. En la doctrina extranjera. vid., por
todos, BESELER, M. G. van, Fides, «Alli del congresso internazionale di Dir. rom.». Rome, 1933. t. 1,
pp. 138-167.
3 JORDANO BAREA. J.8., Origen y vicisitud de la fiducia romana, en «Boletim da Facultade de
Direito da Univcrsidade de Coimbra», vol. XXlV. 1948, p. 334. Posteriormente publicado dentro de El
negociofiduciario, 8osch, Barcelona, 1959.
4 CASTRESANA. A., Fides, bonafides: Un concepto para la creación del Derecho, Tecnos,
Madrid,1991.
S Sobre III evolución de la protección procesal de III fiducia, véase: ROGUER, M. voz «Fiducia» en
EH'.. t. XVI Y D'ORS. A., Epigrafía jurídica de la época roma/la. 1953, p. 446.
6 JORDANO, Origen , p. 334, nota J.
7
D'ORS, Derecho , p. 526.
8 D'ORS ha puesto de manifiesto la diferencia entre la mancipatio y ese pactLlln a raíz de su estudio
de la «Fórmula Bética» o «8ronce de Bonanza». al igual que ocurría en la tablilla de Popca. Vid.
D'ORS. Epigrqfía.... p. 431 Y ss. En igual sentido, D. Jerónimo GONZALEZ dice que ese pactum fiduciae
era un negocio accesorio a la mancipario en el que constaba la intención (lex); en «El fiduciario», cap.
IV de El Titular. RCDI. t928; luego en ESTUdios de Derecho h.ipoTecario y Derecho civil, tomo 1,
Madrid, 1948, p. 469. Es interesante subrayar esta idea porque muchos autores modernos han intentado
fundar la teoría del doble efecto del negocio fiduciario en esta dicotomia formal romana.
2
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JORDANO describe la evolución de la fíducia: en un primer estadio, la fiducia se
hace necesaria ante el formalismo y el rigor del Derecho; el negocio fiduciae eausae
originario colmó las lagunas del Derecho primitivo y Sllplió «toscamente» a institucio­
nes como el pignus9 , el eomodatum o el depositum. Con el advenimiento de los contra­
tos típicos, lafiducia cum creditore no desapareció sino que perdura muchos siglos -al
menos toda la edad c!ásica- por sus ventajas, paralelamente al pignus y la hypoleca, de
las que fue la institución embrionaria de garantía. Durante esta época se utiliza el nego­
ciofiduciae causa residual, la fiducia voluntaria como vía para conseguir resultados
inalcanzables a través de los contratos típicos. Es, pues, uno de los negocios il7lagina­
di'O
En concreto, en la fiducia en garantía, el acreedor-fiduciario, «como propietario
que era, tenía derecho, desde luego, a vender lo que se había hecho de su propiedad,
pero, dado el carácter fiduciario de negocio, quedaba siempre expuesto a una posible
reclamación de devolución»'l; para eludir la remaneipatio y obtener mayor garantía
solían añadirse dos pactos: un pacto comisaría o bien un pactum de vendendo. Por este
segundo, al vencer la deuda y no ser pagada, el deudor no podía exigir la remancipatio
sino sólo. la devolución del superfluum del precio obtenido por la venta del objeto
garantizado.
La decadencia de lafiducia cum creditore vino al caer en desuso los antiguos
modos formales, mancipatio e in iure cessio, y no poder ser empleada la traditio para
las transmisiones fiduciarias porque la causafiduciae no era una de las iuslae causae
aditiollis. Por ello, se suprimió tácitamente en la legislación justinianea por medio de
interpolaciones lafiducia eum creditore por el pignus (y lafiducia CWl1 amico por el
comodatum... )I.~.
11I.
LA FIDUCIA EN NAVARRA. PREMISAS.
Hasta aquí, en grandes trazos, el régimen romano de la fiducia, de suma impor­
tancia para el análisis de esta institución en Navarra, pues no existe constancia en las
fuentes históricas del Derecho Intermedio regulación alguna sobre la misma, como
sucede, por ejemplo, en la venta a carta de gracia]) Unícamente los usos consuetudina­
9 JORDANO.Op. cil. p. 337: « ... la opinión dominante se pronuncia afirmativamente respecto a la
fiducia cum credilore, la cual suele ser considerada como la forma primitiva de garantía, antes de que
Sllfgieran el pignus y la hypoleca». Más discrepancias existen en lomo a si lajiducia cum amico es el
origen del mandarum, comodalUm o deposÍlulIl (vid. bibl. y polémica en JORDANO. op. cil. p. 341 Yss.).
El funcionamiento de lafidrlcia CL/m credilore, que es lo que nos interesa ahora para la fiducia en
garantía navarra, era, en este primer estadio, el siguiente: « ... a través de una mancipa/io real, como
cambio inmediato entre cosa y precio, se debió transmitir la propiedad de una cosa, con el acuerdo de
que cuando el vendedor eSluvi.:se dispuesto a devolver el precio, el comprador se la remanciparía. El
precio de la primera mancipalio amplía de este modo la función económica de la dación en mutuo. el
de la segunda hacía las veces de una restitución. y la cosa que pasaba sucesivamente de un patrimonio a
otro servía de garantía real» (JORDANO, p. 329).
10 Como los llamó FERRARA, situando aquí el origen de los negocios indirectos y de la simulación,
puesto que llevaban aparejado un pacto secreto entre las partes. Se producen dicis causa propler veleris
i{.lris imilarionern. (FERRARA, Delia sil/"1ulazione dei negozi giuridici, S' ed, Roma; trad. esp., La simula­
ción de los negociosjuddicos, 2' ed., 1931. págs. 82 y ss. También en J negozifiduciari, «Studi in
anore di Vittorio Scialoja», 11, Milano, 1905).
1I D'ORS. Epigrafía ... , p. 444 Y Derecho ... , p. 529.
12 Estas interpolaciones, erróneas según laRDANo, han ocasionado la confusión de algunos autores
al entender que el pig/luS sustituyó e hizo desaparecer directamente a lajiducia. olvidando así la
segunda etapa reseñada de la fiducia voluntaria y primando el aspecto original de la fiducia que necesi­
taba el conduclO de la mancipmio .
13 Ley 40 de las Cones de Pamplona en 1642. Recogida en la Novísima Recopilación como ley
XVI. dentro del Tí!. XXXVII del Libro n, cuyo interés es exiguo para el presente estudio, a no ser que
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rios y la libertad de pacto, como nos dice la nota a la ley 478 de la Recopilación Pri­
vada, han conservado esta figura jurídica en toda su pureza hasta su acogimiento nor­
mativo en la misma Recopilación y en el Fuero Nuevo, con perfiles del más limpio
romanismo (Y recuérdese la prelación de fuentes para interpretar e integrar las normas
del Fuero Nuevo. Cfr. Leyes 1 y 2).
Ha de tenerse en cuenta la observación de DE CASTRO sobre el cambio de valora­
ción social operado respecto a lafides y la infamia. DE CASTRO, junto a ello, advierte de
lo inadecuado de la fiducia romana para basar en ella, hoy, una figura jurídica". Con
estas premisas, y las de signo contrario y entusiastas de Manuel GONZALEZ RODRIGUEZ 15
a favor de la resutTección de la fiducia romana por sus ventajas, analizaremos el trata­
miento jurídico existente en el Derecho foral navano.
IV.
CONCEPTO Y DEFINICION EN EL FUERO NUEVO.
El Tribunal Supremo se ha ocupado en numerosas ocasiones de definir la fiducia
con fines de garantía como «la transmisión por una persona (fiduciante) en plena pro­
piedad de un detenninado bien, a otra persona (fiduciario) para garantizarle el pago de
una deuda, con la obligación por parte de ésta de retransmitirla a su anterior propietario,
cuando la obligación asegurada se haya cumplido (factumfiduciae)>>, STS 27 junio
1978'6
Especial relevancia tiene transcribir la definición de la sentencia 10 inst. de Pam­
plona de 1 abril 1963, por haber servido la misma sentencia de base en la redacción de
la ley 478 de la Recopilación Privada, como revelan sus notas; Recopilación que, como
es sabido, fue el modelo esencial en la elaboración del Fuero Nuevo de 1973. Dice el
considerando" que «el negocio fiduciario es una forma compleja que resulta ele la unión
de dos negocios de índole y de efectos diferentes puestos recíprocamente en antítesis:
un contrato real positivo, cuyo objeto es la transferencia de la propiedad a favor del
fiduciario de un modo peJfecto e irrevocable, y un contrato obligatorio negativo, cuyo
efecto es la obligación en el fiduciario de hacer sólo un cierto uso del derecho adquirido
para restituirlo después al transmitente-fiduciante o a un tercero». Apreciamos en la
descripción del acto formal mixto recogida la tradición románica que descompone el
mismo en un contrato real y en un pacto obligacional adjunto.
La Compilación navarra enumera el elenco de garantías reales en la ley 463,
dentro del cap. l° (<<Principios generales») del título VII (<<De las garantías reales») del
libro III (<<De los bienes»), recogiendo en primer término la fiducia'~. Sin olvidar su
composición mixta de negocio real y obligacional, parece abogar por su naturaleza pura
consideremos la venta a carta de gracia como una modalidad de fiducia en garantía. hipótesis esta polé­
mica. como veremos il1fm.
14 DE CASTRO F., Elnegociofiduciar·io. Estudio crítico de la teoría del doble ~feclO, «Anales de la
Academia Matritense del Notariado", 1972, t. XII, p. 14. Prosigue: «La fiducia pudo funcionar en
Roma gracias a lo formal y abstracto de mancipatio e in iure cessio; abandonadas éstas, sin ellas no es
posible la fiducia, y por esta razón desaparece en el Derecho romano», Por ello se explica el resurgi­
miento de la fiducia en forma del moderno negocio fiduciario en el siglo XIX en Alemania, debido a su
sistema de negocios abstractos.
15 GONZÁLEZ RODRíGUEZ. M., NOla ,wbre la fiducia de Raran/fa. en «Bocetos Jurídicos».
A.A.M.N., t. lIJ, 1946. p. 369.
16 En igual sentido y generalmente amparándose en la teoría del doble efecto, definen el negocio
fiduciario de garantía las SS. TS. 19 y 2l mayo 1982 y 30 enero 1991.
17 Esta sentencia y la de la A T. Pamplona 24 junio 1963 son transcritas en lo esencial por SALINAS
QUIJADA. F. en Derecho Civil de Navarra, Ill, ed. Gómez, Pamplona 1977, p. 208 - 217,
18 Ley 463: «El cumplimiento de una obligación, o los efectos de su incumplimiento, podrán ase­
gurarse con fiducia. arras. prenda. hipoteca, anticresis. derecho de retención. depósito de garantía,
pacto de retracto, condición resolutoria, prohibición de disponer o cualesquiera formas de garantía real
o personal».
----------------------de derecho real de garantía su ubicación sistemática en el título VII, de las mismas. Su
realidad se confirma por la transferencia de la propiedad sobre la cosa o derecho, con
las consiguientes notas de inmediación y reipersecutoriedad. En este sentido, ARECHE­
DERRA señala que la fiducia está prevista en el Fuero Nuevo como garantía real 19 .
En cualquier caso, para cualquier apreciación sobre la naturaleza jurídica de la
fiducia en garantía habrá de tenerse en cuenta la concurrencia de derechos derivados,
como indica DORAL 2o , de tres actos diferentes: un negocio de crédito (generalmente
préstamo), un pacto de dilación en la devolución y garantía por la retención justificada
tras la dalia.
Este derecho real de garantía, que es atípico para el Código civil, aunque admisi­
ble según el art. 1255 Cc. en razón de la «disponibilidad del contenido normal de los
derechos reales típicos»21, es un derecho real típico en Navarra por hallarse recogido y
regulado en las leyes 463 y 466 de la Compilación navarra.
Esta Compilación, recogiendo con ligeras variantes gramaticales la redacción de
la ley 478 de [a Recopilación Privada, define claramente la fiducia de garantía en la ley
466:
Por la fiduda de garantía se transmite al acreedor la propiedad de una cosa o la titula­
ridad de un derecho mediante una forma eficaz frente a terceros. Cumplida la obligación
garantizada, el transmitente podrá exigir del fiduciario la retransmisión de la propiedad o
del derecho cedido; el fiduciario, en su caso, deberá restituir y responder con arreglo a lo
establecido para el acreedor pignoraticio en la ley 470 ( ...)
Esta remisión al régimen de responsabilidad del acreedor pignoraticio denota
ostensiblemente que la fiducia fue el origen rudimentario de la prenda, figura que evo­
lucionó con posterioridad mucho más por la seguridad que daba al tráfico jurídico que
la fiducia, caída en desuso, como se explicó.
El fiduciario, como prescribe la ley 470 F.N. «responderá de hurto, pero no del
robo ni de otro caso fortuito» salvo pacto en contrario. Además, «deberá restituir la
cosa en el mismo estado en que la recibió y justificar, en su caso, la imputación de los
frutos percibidos». Puede plantearse aquí la posibilidad de añadir un pacto anticrético)2
puro; a primera vista, nada obsta por el principio de libertad de civil vigente en el Dere­
cho navarro (ley 7 F.N.). Parece, empero, superfluo, ya que de la dicción de la ley 466 y
de sus antecedentes romanos); se infiere que el fiduciario es propietario pleno y, por
tanto, recibe en tal concepto los frutos, por lo que el fiducíante-deudor no podría pactar
con derechos que no posee (ya ha transmitido lo más). Apoya esta tesis el tenor de la
ley 471 ¡. que circunscribe el pacto anticrético en su inciso lOa la prenda y a la hipoteca.
El inciso 2 0 no encaja con la figura de la fiducia en garantía, de mayor alcance.
19 ARECHEDERRA, L.. Compraventa con pacto de retro. Equilibrio de las prestaciones (STS. 3
mayo 1976), A.D.C., 1978, p. 449.
20 DORAL, l. A., Las garan/ías reales en la Compilación llavarra en "Conferelll:ias sobre Dere­
cho fora1», Facultad de Derecho de San Sebastián, Universidad de Bilbao. Publicaciones de la
Ex.cma. Diputación Foral de Guipúz.coa, 1978, p. 113.
21 SANCHO REBULLIDA, F. A., Los derechos reales atípicos en el Fuero Nuevo de Navarra, en
"Conferencias sobre Derecho fora1», cit., 1978, p. 85 Y ss., donde, después de repasar la manida polé­
mica del numerus clausus-aperlUs de los derechos reales en el Cc., defiende (p. 90) el sistema de tipi­
cidad pero con posibilidad de modificar negocialmente el contenido ordinario de cada figura legal.
22 Sobre la anticresis. vid.: GARCIA-GRANERO FEZ, Juan, Acerca de la na/uralezajurítlica del
derecho de anticresis, R. C. D. l., 1945, pp. 457-478.
23 "Si la cosa era fructífera, el acreedor podía, corno propietario, percibir sus frutos corno intere­
ses o imputarlos al capital mutuado», lORDANO, Origen y ... , p. 342.
24 Ley 471 F. N.: "Tanto en la prenda como en la hipoteca, se puede pactar la anticresis o com­
pensación del uso de la cosa o de sus frutos con los intereses devengados por la deuda. En otro caso,
si la cosa en posesión del acreedor produce frutos, deberá percibirlos aquél para imputarlos a la deuda
de intereses y después a la de capita!».
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SERGIO CAMARA LAPUENTE
El texto reproducido de la ley 466 puede denominarse el funcionamiento normal
de la fiducia. Esta ley parece bendecir un derecho de retención implícito hasta que se
haya cumplido la obligación. Entiendo que el cumplimiento de ésta ha de ser indivisible
pues, de lo contrario, la garantía sería fácilmente burlable.
Esta ley continúa sancionando una posible función más excepcional que incre­
menta considerablemente la garantía y seguridad del acreedor-fiduciario y que requiere
pacto expreso:
No obstante, si así se hubiere pactado, podrá el acreedor, en caso de mora del deudor,
adquirir irrevocablemente la propiedad de la cosa o la titularidad del derecho, y quedará
extinguida la obligación garantizada.
El primer problema que encuentra el intérprete es cuándo empieza la mora. La
Compilación navarra no contiene especialidad al respecto, salvo en punto a los intere­
ses moratorios (ley 491) para deudas dinerarias, los cuales comienzan desde el venci­
miento. A falta de un tratamiento genélico de la mora, habría de entrar en juego, amén
de la costumbre, el derecho supletorio del Cc .y sus arts. 1100 Y concordantes, produ­
ciéndose así el interesante problema de la necesidad o no de la interpelación.
En segundo lugar, la calificación de la naturaleza de este pacto es compleja.
Cabe asimilarlo a tres instituciones en las que parece tomar pie:
1. Una suerte de pacto comisorio alternativo 2s •
2. Una cláusula penal.
3. Una dación en pago subsidiaria.
Pese a la seguridad que confiere al acreedor, y por ella precisamente, puede dar
lugar a abusos, aun limitándose al caso de mora según la ley y no al total incumpli­
miento ni la prestación parcial del crédito obligacional (¿pactables?). Por ello, como
señala SANCHO REBULLlDA~Ó, este pacto debería tener como límite la usura y también,
creemos, el fraude de ley. Otro límite, entroncado con la usura, sería la lesión enorme y
enormísima producida por el negocio, paJiable mediante la rescisión por lesión regu­
lada en la ley 499 F. N., en una interpretación sistemática de este cuerpo legaF'.
25 Posible por la ley 486 F.N. expresamente para la compraventa de retro; la nota a la ley 489 de la
Recopilación privada -que la actual ley 486 F. N. refunde- indica: «el Derecho romano (Cad. 8, 34. 3)
prohibe el pacto comisorio. Sin embargo, en el Derecho navarro se admite por costumbre. En la regula­
ción de esta ley se han previsto garantías para el deudor, como son la notificación y el plazo». Aborre­
cible para el Derecho común en virtud del arl. 1859 Cc . en relación con el art. 1858; la prohibición del
pacto comisorio en el Código civil alcanza también a todos los negocios indirectos que intenten defrau­
darla (art. 6. 40 Cc.). Vid., entre otras, SS. TS. 28 diciembre 1988 y 19 mayo 1989, si bien lajurispru­
dencia es vacilante sobre este extremo. Para un análisis específico del pacto comisorio en la venta en
garantía con pacto de retro, véase el reciente trabajo de GOMEZ GALLlGO, F. J., T':¡uloridades fiducia­
rias, «Actualidad Civil» (33). Septiembre 1992, pp. 541-545, que estudia especialmente los aspectos
registrales de la fiducia.
26 SANCHO REBULLIDA, F. A. - LACRUZ J. L., Elemenlos de Derecho Civil, IJI, ed. Bosch, Barcelona,
1989, p.231.
27 La ley 499 F. N. prescribe: «Quien haya sufrido lesión enorme, a causa de un contrato oneroso
que hl{biere aceptado por apremiaJlte necesidad o inexperiencia, podrá pedir la rescisión del mismo.
Se entenderá por lesión enorme el perjuicio de más de la mitad del valor de la prestación, estimada al
tiempo del contralO. Si el perjuicio excediere de los dos tercios de aquel valor, la lesión se entenderá
enormísima» (la cursiva es mía). Así pues, en una fiducia de garantía (negocio oneroso), si 10 dado al
fiduciario, ante una situación de necesidad, rebasa la mj¡ad del valor de la prestación -esto es, el crédito
subyacente-, el fiduciante podrá pedir la rescisión. Ahora bien, la cuestión que se plantea es el
momento en que podrá ejercitar esta acción, pues la ley 504 F. N, indica que «en las ventas efectuadas
a c8.lia de gracia o con pacto de retro, sólo se dará la rescisión l.:uando haya caducado el plazo o se haya
extinguido el derecho a retraer. Cuando no se hubiere fij>ado plazo, se estará a lo dispuesto en la Ley
578». La ratio de esta norma al excepcionar o matizar el régimen general de la rescisión por lesión está
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El régimen del Fuero Nuevo lncluye este pacto como derecho dispositivo para
las partes (<<si así se hubiere pactado»). válido según el Derecho foral navarro. Sin
embargo, los contratantes podrían obviarlo, y la solución en caso de incumplimiento
del deudor-fiduciante habría de ser la nonnal: realización de los bienes mediante proce­
dimientos objetivos (pública subasta) a fin de satisfacerse el acreedor. Pero esta posibi­
lidad, que deja abierta la ley 466, amén de no casar con precisión con los principios de
la fiducia (si es propietario ... ), es harto improbable en la práctica, ya que serfa absurdo
no estipular la superior garantía para el acreedor que esa especie de pacto comisario
«marciano» válido supone; sobre todo si tenemos en cuenta que el fiduciante se ve
apremiado a garantizar la obligación principal con el «desproporcionado» medio de la
transmisión fiduciaria; por lo cual aceptará cuantas garantías le exija el acreedor. De
ello se colige que la fiducia en garantía llevará siempre en la práctica ese pacto añadido,
y que la regulación de esta ley, al configurar la institución, es, en ténninos reales, unita­
ria (fiducia + pacto).
V.
SUJETOS.
1. Fiduciante. El F.N. ]0 denomina «transmitente». Es el deudor en la obliga­
ción crediticia subyacente, en general, en el préstamo que la operación crediticia garan­
tiza. Es frecuente en los usos jurídicos que siga teniendo el uso y disfrute del objeto 1\ a
fin de facilitar la función de garantía que éste presta (conservación de su valor útil);
pero no se deduce expresamente del F.N., sino a contrario, ya que señala que «trans­
mite la propiedad ... o la titularidad», por lo que habrá de estarse a los términos del
pacto. De hecho, el sentido ortodoxo de la fiducia, está previsto en la Compilación con
la posesión y disfrute del acreedor, que responderá como el acreedor pignoraticio.
2. Fiduciario. Es el acreedor. Deviene propietario, en principio. Ahí radica la
garantía, ya que limita absolutamente las facultades de disposición del transmitente,
pues el fiduciario es real propietario ad extra19 • Es por ello, por la confianza que existe
en la base del contrato, por lo que el fiduciario, amparado en su fuerte derecho real,
puede abusar30 • El intrincado problema que se plantea en este tipo de propiedad J1 es el
en que tal perjuicio no se producirá efectivamente hasta que el deudor incumpla por completo, al cadu­
car el plazo o IlO poder retraer, y el acreedor adquiera definitivamente un bien que supera en demasía la
contraprestación, con el consiguiente enriquecimiento injusto. Parece aplicable la finalidad del pre­
cepto a la fiducia de garantía de la ley 466 F. N., si bien esta restricción del régimen de la rescisión por
lesión se dispone para «las ventas efectuadas a carta de gracia o con pacto de retro», que en la Compila­
ción tienen una regulación distinta y separada de la fiducia de garantía; además ésta admite la transmi·
sión mediante cualquier forma eficaz frente a terceros, y no sólo la venta (¿omisión voluntaria o invo­
luntaria del legislador en la ley 504 ?). efr. la STS 7 Marzo 1990, en la que se admite la rescindibilidad
de una venta en garantía por lesión contractual; señala en sus considerandos que «el supuesto de resci·
sión por lesión afecta igualmente al negocio fiduciario».
28 En Roma, lo usual era lo contrario. Vid. nota 23.
29 S. TS. 19 mayo 1989: «...el negocio base de fiducia, garantía primitiva semejante a la prenda,
confiere al acreedor una titularidad formal de bienes, nunca oponible, como derecho de dominio, al
deudor duejio aunque la recuperación por éste de tal titularidad esté subordinada al cumplimiento de
las obligaciones garantizadas, sin que, en ningún caso, pueda prevalecer entre partes la apariencia ere·
ada por el negocio indirecto (transmisión del dominio, bajo distintas capas ... ) sobre el negocio real
directo, de garantía».
30 CASTAN TaBEÑAs sintetiza las construcciones que se han ido proponiendo para limitar los pode­
res del fiduciario: l°, por un simple pacto obligatorio (tiducia romana); 2°, por una cnndición resoluto­
lia (fiducia germánica); 3°, separando los efectos del negocio en las relaciones internas y externas (teo­
ría de la legüimación o la propiedad foonal). CASTAN TOBEÑAS. J. Contes¡ación al discurso de ingreso
en la R.ALJ. de J. GARRIGUES, 'Negocios fiduciarios en Derecho mercan/iI', Madrid, R.Á.L.J., imp.
vda. de Galo Sáez. 1955, p. 123.
31 Un seclOr doctrinal, recogiendo las concepciones de la ciencia alemana e italiana, sugiere la creo
ación de la categoría de la "propiedad fiduciaria». Vid., por todos, NAVARRO MARTORELL, La propie·
dad fiduciaria, Bosch, Barcelona, 1950.
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siguiente: ¿podría el fiduciario disponer?'''. Según la dicción de la ley 466, debe retrans­
mitir la propiedad o derecho cedido al cumplirse la obligación asegurada. Esto es claro.
La cuestión está en el supuesto de que el fiduciario haya dispuesto con anterioridad del
objeto o derecho fiduciado sin autorización del fiduciante. Si seguimos con rigor la teo­
ría del doble efecto en el negocio fiduciario, el deudor-fiduciante no podrá oponerse a
tal enajenación, pues el fiduciario es propietario y, únicamente, en virtud del incumpli­
miento que integra este negocio jurídico complejo, podrá reclamar la indemnización
correspondiente. Esta crudeza en el régimen se acentúa al apreciar que incluso si este
acto de disposición se concluyó con terceros de mala fe, que conocían el régimen
exacto de la propiedad, sería una enajenación válida pues, según esta teoría, lógica­
mente impecable, aunque de injustos resultados, el tercero adquirió ab domino, que
consta como tal propietario incluso registralmente, como veremos.
Este es el gran peligro de los negocios fiduciarios, como puso de relieve DE CAS­
TRO)] a través de numerosos ejemplos, y que ha llevado a gran parte de la doctrina y
jurisprudencia a rechazarlos, junto con su posible carácter fraudulento.
La posibilidad de superar estos resultados tan duros para el fiduciante (al que las
evoluciones legislativas recientes de Derecho comparado intentan proteger más: Ale­
mania) estriba en considerar la causafiduciaé 4 como una vinculación de los bienes a
un fin determinado, anudando a esa vinculación una trascendencia real que los separa
del patrimonio del fiduciario y que tiene eficacia de condición resolutoria. Es decir, si
el fiduciario quebranta el destino fiduciario de los bienes, el fiduciante podrá oponerse
a ello y resol ver el contrato en uso de esa suerte de condición resolutoria (tácita). La
inscripción registral explícita de esta condición resolvería toda clase de dudas.
Esta solución ingeniosa es la que propugnaron, en tema de quiebra, D. Jerónimo
GONZÁLEZ, la Res. DGRN. 14 junio 1922, JORDANO J5 (con apoyatura en el Derecho
romano) y, hasta cierto punto, DE CASTRO, entre otros.
Para reforzar expresamente esta salvaguardia del derecho del transmitente-fidu­
ciante es conveniente introducir una prohibición de disponer del fiduciario (leyes 481 y
482 F.N., como garantía), aunque no siempre será posib~e en vista de la situación de
necesidad del fiduciante, que, por consegl!Jir un crédito, dará las máximas garantías exi­
gidas.
3. Los terceros. La Compilación navana dice: «forma eficaz frente a terceros».
Este inciso puede entenderse en dos sentidos complementarios:
A. Una forma que sea válida en el tráfico jurídico, lo cual es una de las pistas
para diferenciar el negocio fiduciario de los negocios indirectos y de los simulados, así
como de los fraudulentos~'.
B. Que Jos terceros conozcan ese trasvase de la propiedad y su alcance. Para ello
32 En Derecho romano, según D'oRs (Epigrafía ... p. 443), originariamente no podría disponer por
hallarse pendiente de restitución. Para ello se añadieron a la mancipatio con posterioridad pactos comi­
sarios y paclOS de vendendo.
33 DE CASTRO, F., El negociofiducíario, A.A.M.N., 1972, p. 8-10.
34 Vid.. LA CRUZ BERDElO, J. L., La causa en los contratos de garantía. «R.C.DJ.», 1981, p. 709­
755, donde se analizan las funciones de la causa en los contratos otorgados por el deudor o por un ter­
cero, en concreto, en la prenda, la hipoteca y la fianza. Aunque no trala de los negocios fiduciarios, es
posible aplicar sus enseñanzas a la causa en la fiducia de garantía.
35 JORDANO BAREA, J. B., El negocio fiduciario, ed. Bosch, Barcelona, 1959, p. 75 Yss.
36 Existe abundante bibliografía al respecto. Vid., entre otros, JORDANO BAREA, J. B., Negoóofidu­
ciario, negocio simulado J' negocio indirecto, Revista de Derecho Privado. 1958. p. 1019 Yss.; DE
CASTRO. F .. El Hegocio jurídico. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1971; reimpresión, Civitas,
Madrid. 1991; GARRIGUES, 1.. Negocíosfiduciarios en Derecho mercantil, Cuadernos Civitas, 2" reed ..
1981, p. 66 Y ss.; FERRARA, ops. cits. nota 10. La jurisprudencia también ha abordado prolijamente el
problema: diferencian negocios simulados y fiduciarios, por ejemplo, las SS. TS 25 Mayo 1944, 23
Febrero 195 L 18 Febrero 1965.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - 1_ _ está la publicidad registra!. Pero, como se plantea DORAL", ¿qué publica el Registro?
Lo único cierto es que la transmisión fiduciaria en garantta tiene acceso al Registro en
virtud del art. 2 n° 3 de la Ley Hipotecaria: «En los Registros ... se inscribirán: ... los
actos y contratos en cuya virtud se adjudiquen a alguno bienes inmuebles o derechos
reales, aunque sea con la obligación de transmitirlos o de invertir su importe en objeto
determinado». Este artículo no estaba pensado para la fiducia de garantía, pues al
tiempo de publicación de la L.H. sólo existía la fiducia testamentaria. Pero es claro por
su formulación que puede aplicarse a la fiducia de garantía. E igualmente, su desarrollo
en el arto 7 del Reglamento Hipotecario.
En cualquier caso, sólo el negocio real puede registrarse, a pesar de que la obli­
gación esté constatada en el contrato que se inscribe. La obligación queda, pues, sin
efectos registrales a no ser, sugiere GARRIGUES, que conste por anotación preventiva 3s •
La aptitud del entero negocio jUlídico para ser registrado será posible si se abandona la
teoría del doble efecto -que examinaremos infra-, que descompone en dos negocios el
fiduciario, y se sigue. en su Jugar, la concepción unitaria del negocio jurídico, determi­
nado por la causafiduciae.
El fiduciario deviene, efectivamente, propietario pleno no sólo de cara a terceros
(cuya protección es segura si son de buena fe y a título oneroso, dada la inferioridad
jurídica del título gratuito) sino, hipotecariarnente, incluso frente al fiduciante, al decir
de GONZALEZ RODRIGUEZ)Q. Este mismo autor dice que «el cumplimiento o incumpli­
miento del fin fiduciario, salvo que se eleve a condición, no queda garantizado regis­
tralmente, sino que vive fuera de la inscripción»40. Luego el mecanismo registral es diá­
fano. pero se podría en cierta forma dar efectos registrales al fin fiduciario. En
cualquier caso, debe tenerse en cuenta que la configuración legal de la fiducia de garan­
tía en el Fuero Nuevo como una garantía real típica (leyes 463 y 466) en Navarra.
deberá facilitar su inscribibilidad en el Registro con pleno alcance, según los preceptos
hipotecarios 4'.
Mayores interrogantes ocasiona pensar en los derechos de los acreedores de cada
uno de los intervinientes. pues la fiducia en garantía puede ser un instrumento de
defraudación de los acreedores del transmitente. El supuesto crucial para la fiducia en
garantía, piedra de toque para los negocios fiduciarios (NAVARRO MARTORELL), es la
quiebra o el concurso de acreedores. Si el quebrado es el fiduciante 42, el problema es
menor, ya que el fiduciario es propietario del bien ° derecho y está separado con ante­
rioridad de la masa de la quiebra (STS. 10 marzo 1944).
Pero si el quebrado es el fiduciario, ¿podrán sus acreedores vender la finca para
satisfacerse, o ejercitar la acción pauliana?; es decir, ¿en qué patrimonio está la cosa en
caso de quiebra o concurso. en el del transmitente o en el del fiduciario? ¿Cómo se
resuelve aquí la tensión entre el principio de libertad de pacto y la «par conditio credito­
mm»? Las respuestas no son unívocas!) Si nos atenemos a una concepción romanista,
37 DORAL. op. cil.. p. Il3.
38 GARRIGUES, op. cit. p. 42. cita bibliograffa. ROCA SASTRE opina que el negocio fiduci;u'io tiene
acceso al registro en todo su contenido, inscribiendo la transmisión y constando el pacto fiduciario
(Instituciones de Derecho hipotecario, Il, 1946. p. 114).
39 GONZÁLEZ RODRíGUEZ. M .. HOlL/sobre lafiducia ... p. 370.
40 Ihidem. subrayado mío.
41 Sobre la inscripción del negocio fiduciario y sus problemas registrales. véase GOMEZ GALLlGO.
F. J., Tiutlaridadesfiduciarias, cil., en especial. p. 538 y ss. y 546.
42 Vid. DE ANGEL Y AGÜEZ. R., Problemas que suscila la vel1la en garantía en relación con los
procedimientos de ejecución del deudor, R.e.D.I., enero-febrero, 1973, p. 50 y ss. GOMEZ GALLlGO.
F. J.• op. cil" p. 546, negando la propiedad del fiduciario, señala que en caso de embargo por deudas
del fíduciante cabe anotación del embargo y el fiduciario no podrá interponer tercería de dominio.
pero sí tercería de mejor derecho.
43 La sentencia del TS de 19 Mayo 1982. analizando una venta en garantía. reconoce a los acree­
dores del fiduciatio un crédito privilegiado con preferencia para hacer efectiva sobre la finca la parte
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SERGIO CAMARA LAPUENTE
el fiduciante asumió el riesgo de la pérdida de su derecho al confiar a lafides de su
acreedor el derecho, por lo que no procedería la separación de la masa de la quiebra.
Con atemperación equitativa, la tesis germanista (de raigambre igualmente
romana) propone un desdoblamiento de la propiedad en formal para el fiduciario y
material para el fiduciante, que tendrá derecho, por ello, a separar, pues nunca dejó de
ser propietario. GARRIGUES parece abogar por la inexistencia de este ius separationis y
del absLlrdo de la descomposición de la propiedad en base a un estudio de los arts. 908 y
909 del Código de comercio, sugiriendo, en cambio, como única solución una acción de
enriquecimiento contra los acreedores del fiduciario".
Una tesis diferente y antagónica propusieron JORDANO, J. GONZALEZ y la Res.
DGRN. 14 junio 1922, fundándose en el destino fiduciario de los bienes o derechos,
que «resulta frustrado totalmente por la inclusión de los bienes en la masa de la quie­
bra», que supondría un cambio de destino 4s Esta tesis goza del favor de las últimas
revisiones doctrinales.
VI.
NATURALEZA.
Tanto en el ámbito del Derecho común sobre el negocio fiduciario, -con abun­
dante jurisprudencia que contrasta con la escasez de sentencias en Navarra sobre el
tema-, como en el Derecho Foral navarro sobre la fiducia en garantía se discute su
naturaleza. DORAL'610 sintetiza en tres concepciones o conientes:
l. Es un negocio ficticio, aparente o relativamente simulado. Este criterio está
ampliamente superado (ver nota 36). Así, lo rechazan las SS. TS. 8 marzo 1963, 19
mayo 1982 (<<es real, existente y querido por las partes contratantes»). Esto es obvio por
cuanto la fiducia supone la utilización abierta de una figura querida como tal por las
partes (cfr. ley 466, amén de la tipicidad del negocio) con fines distintos y menores
como el de garantía.
Toda la jurisprudencia" habida en este punto para deslindar los negocios fiducia­
rios de los simulados en Derecho común es aplicable a Navarra, pues la fiducia de
garantía en Navarra, como dice ARECHEDF.RRA", «parece absorber la relación compleja
que la doctrina engloba bajo la denominación de negocio fiduciario».
2. Es un acto formal complejo integrado por dos negocios interdependientes: uno
real de transmisión y otro obljgacional, que constriñe a la devolución. Es la llamada
«teoría del doble efecto», tan en boga durante bastantes años y que DE CASTRO~9 repren­
del mutuo que no fue devuelta. En igual sentido. la STS J 2 Febrero 1988 no da validez a la interposi­
ción de tercería de dominio por el tiduciante ante el embargo trabado sobre la finca objeto de la fiducia
por parte de los acreedores del fiduciario, por entender que la finca fue plena y válidamente transmi­
tida. Por contra. en la STS 7 Mayo 1991 se declara que los acreedores del fiduciario no (ienen ningón
poder sobre la cosa cedida en fiducia por no existir una verdadera u·ansmisi6n. Para un comentario por­
menorizado del alcance de esta sentencia y de la de fecha 30 Enero 1991 véase PERE? DE ONTlVEROS
BAQUERO, c.. Consideraciones en 101'110 al «paclo de fidtlcia cum credilare». «Revista Jurídica de
Navarra». n" 12,julio-c1iciembre 1991, p. 57 Y ss.
44 GARRIGUES,Op. cil.. p. 82 - 86.
45 lORDANO. El negocio... p. 75 Y ss. y 157 Y ss. Procederia una condiclio ob cllusomfiniram o COI1­
dielio Clwsa dala eau::;a non sec[(ra.
46 DORAL, ¡bid.
47 Un resumen sobre la evolución de la jurisprudencia del Tribunal Supremo y de la doctrina de la
Dirección General de los Registros y del Notariado en relación al negocio fiduciario puede consultarse
en PEREZ DE ONTIVEROS BAQUERO, C" Consideraciones en torno al «paclo de fid[(cia eum eredilore».
cit.. pp. 50-57
48 ARECHEDERRA. op. ei!.. p. 449.
49 Vid. notas 14 y 30.
NOTAS Y COMENTARIOS
día por sus consecuencias. Sin embargo, sigue gozando de gran predicamento (SS.TS.
27 junio 1980 y 19 mayo 1982).
En concreto, es aceptada en el Derecho navarro sobre fiducia de garantía en la
sentencia del Juzgado de 1a instancia de Pamplona de 1 abril 1963 y de la Audiencia
Territorial de 24 junio 1963 que se citan en las notas a la Recopilación Privada. Por su
evidente interés resumiré ad minimum el supuesto de hecho, recogido por SALINAS Qur­
JADA 50: una madre necesitada de dinero no podía hipotecar los bienes heredados de su
marido en usufructo; para ello, transmitió a título de dotación a cuenta de legítima el
dominio de una finca con la finalidad de que utilizase la transmisión a favor de ella
(madre) y la hipotecase con la obligación de restituir en su día la finca a la madre trans­
mitente o a quien ella designase. Pero no se desprendió del usufructo de la finca, que
siguió cultivando y pagando las contribuciones. Murió y sus herederos se convirtieron
en copropietarios. Sin embargo, con posterioridad, la hija reclamó el pleno dominio de
la finca, negándose a restituirla a los herederos. Se hizo, por tanto, mal uso de la fidu­
cia. Los tribunales calificaron la dotación para hipotecar como un negocio fiduciario,
con plena transmisión de la propiedad y, sobre todo, obligación de restituir la finca.
3. Es un negocio causal con causafiduciae. La simple promesa de una cosa o
servicio puede ser causa aun los contratos onerosos, según el art. 1274 Cc. Como dice
GARRIGUES 51 , este servicio consistiría en el deber del fiduciario de servirse de la cosa o
del derecho conforme a lo pactado con el fiduciante y restituirlo según ese pacto. La
causa del negocio fiduciario complejo es la causafiduciae, que se identifica con la fina­
lidad de mandato o de garantía. El convenio obligatorio no es sólo finalidad o motivo,
sino que sirve de causa al contrato traslativo real, y si el primero no existiese, el
segundo sería falto de causa y, por tanto, nulo.
Según DORAL" ésta es la naturaleza más exacta para la fiducia de garantía en
Navarra. Hablando de la venta en garantía, ARECHEDERRA 5. indica que «la causa del
negocio complejo es la garantía y la base del mismo es la confianza que contrapesa la
parte más débil del acuerdo, es decir, el aspecto obligacional».
La STS 19 mayo J 982, en una sabia síntesis de las dos últimas posiciones,
explica que la causafiduciae no es la enajenación sino el afianzamiento del débito y es
en ella donde hay que «alojar la limitada eficacia real de la venta en garantía» -la
'forma válida' de la ley 466 que podría ser en este caso- «que, no pudiendo oponerse al
fiduciante por no haberse operado una verdadera transmisión del dominio i11ter partes.
se revela de cara o frente a los otros acreedores del fiduciario a manera de un crédito
privilegiado que gozará para hacer efectiva sobre la finca aquella parte del capital del
mutuo que restaba por devolver». Reciente jurisprudencia avala esta concepción, refor­
zándola con la separación entre titularidad formal y material (STS 30 enero 1991).
Desde esta perspectiva deberían solventarse los problemas relacionados con los acree­
dores de los contratantes.
1
VII.
FIGURAS AFINES.
Finalmente, sería útil diferenciar la fiducia en garantía de figuras similares. Res­
pecto a la prenda y la hipoteca, la disünción es clara, si se tienen a la vista los prece­
dentes romanos estudiados. Además, la fiducia transmite la propiedad del bien o dere­
cho, mientras que en la prenda y la hipoteca el derecho de propiedad subsiste (efecto
menor) aunque con ese gravamen real.
50 Vid. nota 17.
51
52
53
GARRIGUES. op. ell .. p. 38 Y 40.
DORAL, ¡bid.
ARECHEDERRA, op. dI..
p. 446.
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11I_----------------­
La distinción con la venta con pacto de retro puede ser más sutil, aunque el
Fuero Nuevo facilita esta labor desde el momento en que tipifica la garantía real de la
carta de gracia -cosa que el Cc. no hace expresamente- en leyes y capítulos distintos
que la fiduda de garantía. En el F.N. la venta en garantía está en las leyes 475 a 480,
cap. IV, tít.VII, libro III. No obstante hay autores que sugieren una relación de género a
especie entre f¡ducia y compraventa con pacto de retr0 5'. En cualquier caso, habrá de
estarse a la verdadera voluntad de las partes para la calificación del negocio jurídico.
VIII.
CONCLUSION.
La fiducia como garantía real ha sido «rescatada» por la Compilación navarra
extrayéndola de las fuentes romanas con motivo de la pervivencia de su uso en la
Comunidad Foral a través de la libertad de pacto. La originalidad de esta regulación,
única en todo el ordenamiento jurídico español, hace necesario un estudio exhaustivo
de la misma, del que hasta la fecha carece; esperamos que el modesto toque de clarín
que este estudio supone haga volver los ojos de los estudiosos hacia ella. Por otra parte,
piénsese que su uso no se restringe a los vecinos forales navarros exclusivamente, pues
podría negociarse la tnmsmisión fiduciaria de garantía de la ley 466 F. N. sobre bienes
radicados en Navarra, según el ar!. lO, 5°, párrafo 2° (<<a falta de sometimiento expreso,
se aplicará a los contratos relativos a bienes inmuebles la ley del lugar donde estén
sitos»), aunque los contratantes no fuesen navarros; o bien, aunque no estén sitos en
Navarra los bienes, se aplicará el Fuero Nuevo a esa relación si se pactase el someti­
miento expreso al Derecho civil foral navarro recogido en la Compilación, siempre que
uno de los contratantes tuviera la veci ndad ci vil navarra, por la ex igencia de conexión
con el negocio requerida por el citado art. 10,5° c.c. en su párrafo ¡o.
La utilidad de la fiducia de garantía es tan indudable como los riesgos que su uso
comporta. Esto se debe, en cierta forma, al sustrato que la confianza supone en este
contrato, al cual ha dejado abiertas vías la ley 466 en una tácita referencia al principio
de buena fe como límite (ley 17); de lo contrario, si la Compilación hubiera arbitrado
una protección exhaustiva para el fiduciante, la base de la confianza hubiera desapare­
cido y estaríamos ante otra figura completamentc distinta, la «fiducia legal» de que
hablan GARRIGUES o JORDANO, pues, como advierte el primero, «al acercarnos a la fidu­
cia legal nos alejamos del negocio fiduciario (...) no hay negocio fiduciario allí donde el
abuso de la ajena confianza esté previsto y sancionado por la ley,,'s. La regulación
actu<ll del Fuero Nuevo habría dado carta de naturaleza, en expresión del segundo
autor, a un «peligro limitado por lafides».
Los beneficios de la institución son sorprendentes y ya en 1946 Manuel
apostaba por ella en estos términos: «Las ventajas de colocar el
poder de disposición y de garantía, bien para facilitar una liquidación, bien para sus­
traer a las responsabilidades genéricas de un patrimonio determinados bienes, bien para
asegurar el desarrollo de operaciones no susceptibles, por su estado embrionario, de
concretarse en hipoteca, ha hecho pensar en volver a poner en juego la fiducia
romana,,;".
GONZÁLEZ RODRíGUEZ
54 Para mayor información, RUBIO TORRANO, E., La I/enta a carta de gracia en el Derecho Nava­
rro, Revista Jurídica de Navan'a, n° 2, julio-diciembre, 1986, p. 13 Y ss. En especial, pp. 27 a 29. Sobre
esta institución, vid. RUBIO TORRANO, E., El pacto de reTrovellla, Tecnos. Madrid, 1991; VIDAL MARTl­
NEZ, J.. La venta en garanTía en el Derecho civil común español, Civitas. Madrid, 1990.
55 GARRTGUES, op. CiT., p. 98. « ... cuando nuestra (;onfianza no descansa en la buena fe del otro, sino
en la tutela de la ley, la fiducia deja de ser fiducia en sentido técnico. La llamada fiducia legal encierra
una contradicción en sus propios térmjnos» (p. 99). Igualmente. JORDANO, El negocio ... , p. 193.
56 GONZÁLEZ RODRíGUEZ, op. cit., p. 370.
----------------------Pues bien, esto se llevó a cabo en Navarra en 1973 con gran rigor técnico. No
obstante. quizá por desuso, quizá por falta de litigiosidad debido a una buena regula­
ción legal o al respeto de la confianza, los pleitos que han llegado a los tribunales nava­
rros después de la Compilación son prácticamente inexistentes. De cualquier forma, ahí
está su regulación y sus posibilidades.
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