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D i s f ruta l a
Provincia
Vistabella,
“a un pas del cel”
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Di s f ru t a la
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Es el municipio emplazado
a mayor altitud de la
Comunitat Valenciana,
exactamente a
1.246 metros de altitud
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n nuestro recorrido virtual por la
provincia hoy nos desplazamos a un municipio cuyos habitantes presumen de su
condición de hijos predilectos del Penyagolosa. La presencia del emblemático macizo
castellonense en su término municipal, a
una distancia de 72 kilómetros por carretera de Castellón, convierten a Vistabella del
Maestrazgo en el municipio emplazado a
mayor altitud de la Comunitat Valenciana.
Una circunstancia que ha condicionado a
lo largo de los siglos su actividad agrícola
y que ha convertido a sus habitantes en
gentes hospitalarias y precursoras del turismo rural.
Bajo el dominio de Montesa
El Pla de Vistabella se asienta sobre una
curiosa formación kárstica que sorprende
por su extensión (55 km2) y el antiguo
lago, formado por las aguas provenientes
de barrancos y de las fallas septentrionales. Precisamente uno de sus grandes
atractivos naturales son los sumideros o
“engolidors” del Quiñó que se tragan el
agua de la laguna como por arte de magia.
Perteneciente a la “Setena” de Culla,
fue bajo el ilustre señorío de Guillem d’
Anglesola y Constanza de Alagón cuando
recibió carta puebla en el año 1251. Bajo
el dominio de Montesa, el maestre Albert
de Tous dio una nueva carta puebla en
1382. Durante la guerra del francés fue
cuartel general de famoso guerrillero Nebot
“El fraile” y también escenario de notorios
episodios en las batallas carlistas.
La labor artesana de Vistabella ha girado tradicionalmente en torno al negocio de
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la lana, cuando su comercio era rentable
y tenía una fuerte demanda en el mercado
nacional. El municipio llegó a contar con
ocho “teixidors” en sus mejores tiempos,
aunque algunos de sus vecinos aún practican esta modalidad textil.
En la actualidad es el disfrute de sus
espacios naturales el que se ha convertido
en su principal fuente de ingresos. Senderismo, acampada, escalada, mountain bike
o hípica son solo unos ejemplos de la
oferta de ocio al aire libre que el turista
puede disfrutar. La práctica de estas actividades ha logrado en los últimos años con4
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vertirse en uno de los referentes turísticos
de nuestra provincia que va a más.
A un paso del cielo
“El puente romano sobre el rio Montlleó, el Castell del Boi o la ermita de Sant
Bartomeu, dan muestra de la historia de
la localidad, que se puede palpar en su
casco urbano, que conserva la esencia de
la villa medieval. Todavía quedan dos portales de acceso a través de su muralla, los
de Sant Roc y El Forn, quienes incitan a
un recorrido arquitectónico por la villa. El
paseo por sus calles permitirá observar las
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antiguas construcciones, así como numerosas ermitas, como la del Loreto y Sant
Antoni. Las vistas panorámicas desde el
Calvari o el castell son espectaculares. No
podemos dejar de mencionar el conjunto
arquitectónico de la iglesia de l’Assumpció
que, de estilo Renacentista, destaca por
su fachada-retablo, obra de Juan Anglés,
la más importante de este estilo en Castellón.”
La Plaza Mayor de Vistabella es más
conocida entre las gentes del pueblo como
“El Dau”. La explicación es sencilla y reveladora del respeto a las tradiciones: en
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ese mismo punto estaba el círculo o dau
donde tenía que votar la pelota cuando se
producía el saque. Los más viejos del lugar
recuerdan aún las frecuentes partidas de
pelota “per dalt corda”, especialmente los
domingos.
La visita a las fuentes de Vistabella es
otra de las paradas obligadas para el excursionista que quiera disfrutar de la esencia del municipio. La fuente de Dalt y la
del Alforí poseen propiedades medicinales,
siendo la segunda citada ya en el siglo
XVI por el historiador Viciana debido a la
frescura de sus aguas. Además, repartidas
por sus campos podemos disfrutar de las
aguas de la Pegunta, Sant Joan, Cambreta, Entona, etc. y del Parque Natural del
Peñagolosa. Son dignas de mencionar las
numerosas masías que hay en el término,
como elementos interesantes de arquitectura popular, existiendo además las construcciones de uso agrícola.
Sin embargo ha sido la presencia en
su término municipal del Santuario de San
Juan Bautista de Peñagolosa y Santa Bárbara (Santuari de Sant Joan de Penyagolosa) quien ha dado relevancia patrimonial
a su territorio. El Santuario está formado
por un conjunto de edificaciones en torno
a una plaza general, y un pequeño patio
interior alrededor del cual se articulan las
diferentes dependencias que son las más
antiguas.
Se accede al santuario a través de una
portada de arco de medio punto que conduce al patio. A la derecha se encuentra
la torre campanario de la iglesia que presenta escasos vanos y está rematada con
pináculos y bolas. El patio central presenta
en tres de sus lados pórtico corrido de
arcos escarzanos. Alrededor del patio se
articulan las diferentes dependencias entre
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las que cabe señalar el restaurante, la cocina, almacenes y una estancia-chimenea.
Otra parte del recinto la forma el edificio
alargado que alberga las habitaciones dels
Peregrins de les Useres y en planta baja tiene un pórtico a modo de corredor exterior.
Fiestas y gastronomía
Cualquier época del año resulta excelente
para visitar este paraíso castellonense, pero
el ciclo festivo de Vistabella resulta especialmente atractivo. Vistabella ofrece al visitante
numerosas plazas hoteleras que se pueden
consultar en la web del Patronato Provincial
de Turismo o del propio ayuntamiento. “Las
fiestas mayores están dedicadas a Sant Bartomeu y a Sant Joan de Penyagolosa. Durante las mismas, que se celebran la última
semana de agosto, tienen lugar festejos taurinos, actuaciones folklóricas, verbenas, concursos, etc. Además, destaca la festividad de
Sant Antoni el 17 de enero, el encuentro de
Rondalles a mitad julio y la feria de Todos
los Santos el 1 de noviembre, así como la
fiesta de Fin de Año.”
El visitante recién llegado podrá saborear los mejores platos de una cocina rica
en variedad y en la que la calidad de sus
carnes es legendaria. Los embutidos, como
el chorizo, lomo dulce, jamón serrano, sobrasada, longaniza seca, morcillas, cecina,
entre otros son típicos de la localidad.
Otros platos de gran fama son el tombet (cabrito), la olla amb pilotes (olla con
albóndigas), “tortilla d’arròs”, el “cordero
asado” i “olla de cigrons” y el perol.
En la repostería destacan la cascaranya
(dulce de aceite con anisetes), “pastissets”
(de cabello de ángel, calabaza y boniato),
rotllets d’ou o d’anís (rosquillas de huevo
o de anís), brazos de gitano y el principi,
nombre que le viene dado por ser un entrante de las comidas y tomarse al inicio
de las mismas.
©Diputación de Castellón
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