LAVRIH, Juan s/ Sucesión ab Intestato“ Causa n° 4/1 R.S.Def. /// 1/00 la ciudad res, a los 22 de San Justo, Provincia de Buenos Ai- días del mes de Junio de dos mil, reunidos en la Sala de Acuerdo del Tribunal, los Señores Jueces de la Excelentísima Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial, Sala I, Departamento Judicial La Matanza, Doctores José Nicolás Taraborrelli, Eduardo Angel Roberto Alonso y Ramón Domingo Posca, para dictar sentencia definitiva en los autos caratulados to“, Causa n° 4/1, „LAVRIH, Juan s/Sucesión ab Intesta- habiéndose practicado el sorteo perti- nente –artículo 168 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires--, resultó que debía llevarse el siguiente orden de votación: Doctor Ramón Domingo POSCA, Doctor José Nicolás TARABORRELLI y Doctor Eduardo Angel Roberto ALONSO, resolviéndose plantear y votar las siguientes, C U E S T I O N E S 1°) ¿Es arreglada a derecho la resolución apelada? 2°) ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? A LA PRIMERA DE LAS CUESTIONES PROPUESTAS EL SEÑOR JUEZ DOCTOR POSCA dijo: I. Señor vés El de Juez de Primera Instancia, a tra- la resolución de fs. 24/25, rechazó el pedido de apertura de la sucesión peticionada apelantes, VEC a fs. 19/21 vta. por los ahora señores JUAN ANDRES ERJAVEC, LUIS ENRIQUE ERJA- y PABLO ALBERTO ARJAVEC. Frente a tal resolución, se alzan los recurrentes in- terponiendo recurso de apelación el Señor a fs. 27; concedido Juez de Grado –en relación--, a fs. 28; do a la postre efectivizado el recurso mediante correspondiente, II. por sien- memorial pieza agregada a fs. 29/31.- Se agravia la parte recurrente, sosteniendo que el punto II del dictamen del A quo, es „parcial“ y „erróneo“. Lo tilda de parcial, efectuada del art. arguyendo que la interpretación 3279 del Código Civil, no atiende al espíritu de la norma como unidad, ni al ordenamiento en su conjunto, entendiendo que para el caso sub-exámine, preci- so es conglobar el contenido de la norma de fondo con las disposiciones del Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires. Arriesga que es errónea por entender que la derivación ciega de la premisa expuesta, excluiría irremediablemente de la órbita de legitimados para la apertura del proceso sucesorio a figuras pacíficamente aceptadas por la jurisprudencia, v.g. los acreedores, el cónsul extranjero, los cesionarios, quien tuviere sociedad con el causante, el inquilino, etc., prosiguiendo –a fortiori-- que persiste en la confusión el A quo, al asimilar el concepto de „parte legítima“ y el de „heredero“. Abunda en su postura el apelante al invocar el artículo 3452 del Código Civil, juzgándolo concluyente por prescribir que „…todos los que tengan en la sucesión algún derecho declarado por las leyes, pueden pedir en cualquier tiempo la partición de la herencia…“; prudencia ha declarado que agrega que la Juris- „…también puede solicitar la partición por vía de la acción subrogatoria, el adquirente de un inmueble sucesorio vendido por uno de los coherederos como propio de él, para procurar así, sustituyendo al enajenante remiso, que en la partición se incluya ese bien en la hijuela correspondiente a este último para perfeccionar su título“ (conf. C.Civ. A 30/06/59), ello en concordancia con el 1196 del C.C. cuando indica que teresados „…los terceros in- pueden exigir que el heredero acepte o repudie la herencia en un término que no pase de treinta días…“ En otro orden, objeta la parte apelante, el punto III de los considerandos de la sentencia, sin dejar de reconocer el acierto del Señor Juez de Grado cuando señala que „…el referido inmueble no integra el patrimonio del causan- te desde el momento real de la transmisión de la propiedad del donante al donatario…“ a fs.24 vta. Sin embargo se agravia, por entender el sentenciante que la derivación lógica de esa premisa sabilidad del es el deslinde de respon- análisis de la donación efectuada por el causante, y que se constituyera en objeto de las presentes actuaciones. En efecto: señala que tal concepción del proceso le causa gravamen, pues al donante –luego causante-, le asistió al otorgar el acto la intención de proveer a los donatarios situación tal, que les permitiese dispo- ner del objeto de la liberalidad en forma „plena y sin limitaciones“, lo que importaría motivo suficiente para dar lugar a la apertura del proceso sucesorio conforme al menos „…las modernas concepciones de la herencia…“ Cita doctrina y jurisprudencia en apoyo de su tesis. III. Es menester que previo a la dilucidación de las cuestiones en juego, se lleven a cabo algunas aclaraciones. La obra de Velez Sarfield establece con claridad meridiana --en el Título C.Civil--, 1 artículos 3279 y concordantes del las calidades requeridas para acudir conforme a derecho al llamado hereditario. En tal sentido, resulta cierto que a los efectos de ser reputado heredero, es con- dición „sine qua non“, la vocación hereditaria, la voluntad del testador. reunir las condiciones propias de la que surge del parentesco o Sin embargo es preciso destacar, de acuerdo a un más exhaustivo y abarcador análisis de las fuentes que sirven de fundamento a nuestra materia, que no es necesario estar investido de la calidad de heredero para estar en condiciones de solicitar la apertura del Así, proceso sucesorio. bastará con estar legitimado, lo que no es ni más ni menos que contar --conforme a nuestro ordenamiento--, con la virtualidad suficiente para cambiar el estado de un derecho --para el caso--, para la puesta en marcha del aparato jurisdiccional. El Código de Procedimiento Civil y Co- mercial de nuestra provincia no enumera ( a diferencia del antiguo C.P.N.), qué sujetos cuentan ción. Sin embargo, cabe reconocer a una paciente la aludida legitimatenor de ello –merced elaboración jurisprudencial y dadas determi- nadas circunstancias--, el derecho de un amplio espectro de sujetos, los que no revistiendo la calidad de herederos, cuentan con legitimación suficiente para sorio, v.g. los acreedores iniciar el suce- (arts. 729 C.P.C.C.B.A. y 3314 C.C.), los cesionarios de la herencia, los cónsules extranjeros, el albacea (art. 3854 C.C.), los representantes legales (411 y 475 C.C.), los legatarios de cuota (art.3499 C.C.) el legatario de cosa cierta (C.N.Civ. Sala B Noviembre 28 de 1958 en L.L. 22-02-959), etc. No obstante haber limitado el sentenciante de grado la legitimación se impone analizar, en qué medida podría tener eficacia el acto procesal impetrado por el apelante. En relación al ataque opuesto al punto II de la sentencia en crisis, debo señalar que la valoración de su eficacia debe efectuarse conforme un criterio restrictivo, ya que el mismo artículo 3452 del C.C invocado por el apelante, prescribe que sólo contará el sujeto con legitimación para iniciar la sucesión cuando le asistiere „…algún derecho declarado por las leyes…“, circunstancia reiterar-- no se verifica en el que –cumplo en caso de marras, ya que la enumeración es de carácter jurisprudencial. En efecto, no es aplicable la jurisprudencia invocada por referirse a situaciones fácticas imposibles de asemejar por analogía; de 1959, el citado fallo de la C.Civ. A del 30 de junio se refiere a un bien transmitido por un heredero y a título oneroso. El art. 1196 del C.C. se refiere a la subrogación para el caso de un tercero interesado, deter- minando el ordenamiento esa calidad. Así se ha resuelto que „…no son válidas las actuaciones promovidas en juicio sucesorio, por quien no está investido ni sustancial ni formalmente para ello en virtud de un de- recho dependiente de la sucesión…“ pleno 31/03/86, LL, 1986-C-94). (conf. C.N.Civ., En el mismo sentido, en la C.N.Civ. Sala A, en fallo del 20 de noviembre de 1995, negó a la donataria de un inmueble, que había pertenecido al causante, legitimación suficiente para la apertura del sucesorio, pues se fundó en la circunstancia de no hallar norma sustancial alguna que amparara su derecho, tanto como en la falta de un interés legítimo suficiente. Ello así, porque „…la promoción del sucesorio por el donante no es la vía idónea para „perfeccionar el título“ del donatario, dado que tal extremo solo acaecerá cuando venza en plazo de prescripción de las acciones de reducción de las cuales son titulares los hipotéticos herederos legítimos del causante, cuyo cómputo se inicia a partir de su fallecimiento.“ (conf. doctrina aplicable al art. 3955 del C.C. fallo C.N.Civ. Sala H, 20-11-96 autos caratulados „SONCIN, Zulema A.“ publicado en LL. 1998, tomo B, pág.741; JA 1998 tomo I pag.595; FANA sumario n°7652). En tal sentido prevalece la finalidad ínsita en el ordenamiento Civil, que procura --mediante la acción de reducción--, proteger el interés de los hipotéticos herederos que –de perfeccionarse el título del donatario--, podrían ver vulnerada la parte que legítimamente pu- diere corresponderle en el acervo hereditario, no contar con mecanismos de este tenor, ya que de resultaría imposi- ble impedir al causante la cesión gratuita de sus bienes en vida, más allá de la parte disponible. Ello así porque en realidad, toda donación, lleva el germen de su propia nulidad, ínsito que se verificará –pasando de la potencia al acto--, si el causante mediante la liberalidad, ha excedido la porción disponible. (tal el criterio vertido por Salvador FORNIELES, en su „Tratado de las Sucesiones“ tomo II pág. 85, citado en la nota n° 11 del trabajo publicado por Graciela MEDINA „Prescripción en el Derecho Sucesorio. Acción de Colación y Reducción“ en la „Revista de Derecho Privado y Comunitario“, volumen n° 22 dedicado a la „Prescripción Liberatoria“ Editorial Rubinzal Culzoni, Santa Fe febrero de 2000) El título del bien transmitido gratuitamente, merece en nuestra legislación de fondo el tratamiento reseñado, esto es: ciertos reparos, lo que justifica la decisión de los tribunales, que se han pronunciado negando la posibili- dad de saneamiento a través de la declaratoria de herederos. Si esto es cierto, el título del donatario solo se perfeccionará cuando venza el plazo de prescripción de las acciones con las que cuente el heredero –si lo hubiere--, en protección de su legítima: conforme el art. 4023 del C. Civil, a los 10 años. En las presentes actuaciones, los donatarios no son herederos del donante, de modo que al limitar sus agravios a la petición de apertura de la sucesión del causante (art. 260 C.P.C.C.), su acción tiende a clarificar la inexistencia de herederos forzosos legitimados para interponer las acciones de reducción y complemento de legítima (doct. art. 3537, 3601 y 1832 C.C.) Tratándose de una donación a extraños –tal como acontece en el caso—la restitución debería hacerse en especie; de allí que la acción de reducción habría de resolver el dominio transmitido por el causante, en la medida en que resultase necesario para respetar la integridad de la legítima (Así lo resuelto por la Excma. Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de San Isidro, Sala I el 7 de mayo de 1998, al considerar que „La acción de reducción tiene como efecto principal resolver las liberalidades en la medida que exceden los límites de la porción disponible. Es que el efecto de la acción de reducción –valga la redundancia—es reducir. Reducir significa resolver, rescindir, declarar la ineficacia del acto violatorio de la legítima. Ello lleva necesariamente a la restitución en especie del acto que viola la legítima.“ Autos „MASCI, Juan c/D’Alessandro, José s/Reducción“ decisorio de los Señores Jueces Doctores MEDINA, CABRERA DE CARRANZA y ARAZI; en JUBA 7 – B. 1700522). Es más en la hipótesis de que el inmueble fuera transmitido a un tercero por los donatarios –tal lo intentado en el caso de marras--, los adquirentes serían pasi- bles de sufrir los efectos reipersecutorios de la acción de reducción, debiendo restituir eventualmente el inmueble en la medida que excediese la porción disponible (doctr. art. 3955 C.C.; no se diga lo contrario, pues que la acción de reducción –si bien considerada como personal--, decide virtualmente la existencia de un derecho real; tal el crite- rio de Aubry et Rau número 213 Párrafo „A“, del que el citado artículo de nuestro Código Civil es transcripción. Esto ha sido ya apuntado por FORNIELES, „Tratado de las Sucesiones“ tomo II página 85 lo que también es advertido por Graciela Medina en opus cit., página 141). Esta situación los alcanzaría inclusive siendo ellos terceros adquirentes de buena fé y a título oneroso, siendo inaplicable la re- gla del art. 1051 del C.C. (conf. ZANONI, Eduardo A. „Derecho Civil- Derecho de las Sucesiones“ tomo II pág. 192 y ss. Nota n° 52 en donde se cita ADROGUE „El art. 1051 del Código Civil y su influencia sobre el régimen de los derechos reales“ LL, 143-1180; DEL CARRIL, „Nulidad“ ED, 611005 N°26, conf. BORDA „Tratado. Sucesiones“ tomo II n°998). Por otra parte la resolución de la donación provoca la caducidad de todos los gravámenes constituidos a favor de terceros (hipotecas, usufructos etc.) (BORDA, „Manual de Sucesiones“, Editorial Perrot, Buenos Aires, 1988, 339). pág. La transmisión a título gratuito genera en consecuencia una serie de riesgos inexistentes cuando media onerosidad en las transacciones. Por lo que la respuesta adecuada es negar eficacia al acto procesal impetrado por los apelantes, no obstante las objeciones interpuestas al punto II de la sentencia del Señor Juez de Grado. En relación a los reparos opuestos al punto III, es preci- so analizar, del el verdadero alcance de la voluntad donante (causante), para determinar si por gracia de la misma, es factible legitimar al donatario para la apertura del sucesorio. Es correcto el parecer del Señor Juez de Grado al considerar que no corresponde a esa Instancia el análisis de la donación efectuada por el fallecido a los presentantes, en razón de no integrar el inmueble el patrimonio del causante desde el momento real de la transmisión. Merece recordarse que este criterio ha bastado en el pasado para decidir la falta de legitimación para la apertura del sucesorio. Así hubo de pronunciarse la Excelentísima Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Morón en sentencia del 11 de noviembre de 1997, al entender que ha- biéndose formalizado por escritura pública un contrato de donación, en vida de la causante, „...el bien ha salido del patrimonio de la causante estando ella en „…Por lo tanto cabe concluir que, la donataria …, vida..“ no se encuentra legitimada para poder solicitar la apertura del sucesorio ( fallo de los Señores Jueces Doctores Ondarts, Russo y Doctora Ludueña, Cámara Apelación Civil y Comercial de Morón, conf. art. 724 del C.P.C.C.B.A. su doctrina PALACIOS, Lino E., „Derecho Procesal Civil“, Ed. Abeledo Perrot Tomo IX, pto.1501, pág 367 y ss.) La objeción planteada por los apelantes, invoca en su be- neficio el alcance que al proceso sucesorio conceden las „…modernas concepciones de la herencia…“ sostiene que cuenta por las que se la „…relación sucesoria…“ con un obje- to abarcativo de los bienes materiales e inmateriales y –en una palabra—de todas las contingencias relacionadas con „…la masa autónoma que se constituye en cabeza del sujeto pasivo de las obligaciones de la sucesión, y comprensiva tanto de las derivadas del propio causante, como de las asumidas con motivo de la instancia judicial…“ Sin perjuicio de la respetable inquietud planteada, im- posible es olvidar que la declaratoria de herederos, „…es una sentencia de características particulares, que implica el reconocimiento judicial de la calidad de heredero, e importa el otorgamiento de la posesión de la herencia, a quienes no la tuviesen de pleno derecho...“ (conf. ALSINA tratado tomo IV, n°28 pág.731; BORDA, “Tratado. Sucesiones“ tomo I n° 453bis pág.338; LAFAILLE, „Curso de Derecho Civil. Sucesiones“, tomo I n° 326 pág. 220; FORNIELES, „Tratado de las Sucesiones“, tomo I, n°175, pág.247), y si bien la registración inmobiliaria de la declaratoria de herede- ros tiene por efecto la convalidación perfeccionante del título, tal operatividad solo alcanza a los bienes heredados; en consecuencia: entre sus finalidades no se cuenta la del perfeccionamiento de aquellos títulos que por derivar de una donación –como la efectuada por el causante en da--, vi- son ya de por sí imperfectos. Es menester recordar que, por añadidura, la sentencia declaratoria de herederos, no es definitiva, en el de que no causa estado; esto es: no agota, sentido no termina, -- en una palabra--, no fulmina, aquellas cuestiones por las que se hubiera instado a la acción, dado que la presenta- ción con posterioridad a esta, de un sujeto invocando la calidad de heredero, determinaría la apertura de las ac- tuaciones. Por lo que no cabe más que asumir generado por la liberalidad, que el riesgo no se extingue con el pronun- ciamiento con el que culmina el juicio sucesorio. Ante ello cabe concluir que --por omnicomprensivas que fueren las modernas tendencias en materia sucesoria--, mal podría hacerse lugar al pedido de quien no es titular de la disposición --pues actúa en calidad de tercero--, rás ajenas a las del sucesorio, y máxime en con mila pre- tensión de un pronunciamiento que por más que le resulta- re favorable no alcanzaría a zanjar la imperfección del título que idealmente se intenta sanear. Bien que el acto jurídico por el cual se hubiera transferido el dominio, pudo haber tenido como finalidad, el hecho de posibilitar a los donatarios la disposición en forma plena y sin limitaciones de la propiedad inmueble. Sin embargo esta estructura argumentativa, no basta para dotar al interés del apelante de virtualidad suficiente para legitimarlo en la instancia de la acción, ya que este interés se contrapone a otro interés también legalmente tutelado, esto es: el interés de los sujetos que podrían presentarse durante el plazo prescripto por la ley, en defensa de sus derechos sobre la legítima. Este conflicto es resuelto por el Derecho de manera tal, que queden a salvo los derechos de los herederos que eventualmente pudieren acreditar su calidad de tales durante un plazo de diez años a partir de la muerte del causante. „La donación es siempre (conf. DI LELLA, Pedro título imperfecto de dominio“ „Reducción de la donación a herede- ro forzoso o de cómo la donación es siempre título imperfecto de dominio“ J.A. 1995 – IV – 687; en igual sentido, ZANONNI, Eduardo „Derecho Civil – Derecho de las Sucesiones“ tomo II, página 193 párrafo 1°). Para nuestro ordenamiento es el donatario quien asume todos los riesgos que implica un contrato a título gratuito, y por más que como desde antiguo lo señalaba Prayones „…un sistema jurídico que produce como consecuencia la inajenabilidad de los inmuebles no responde al principio económico necesario de toda buena legislación. La tendencia es facilitar el movimiento económico: que las cosas se vendan y se compren y que todo aquel que adquiere un bien tenga la seguridad de que cuando lo ha pagado nadie podrá molestarlo…“ NES, Eduardo, „Derecho de ( PRAYO- Sucesiones“, pág.26), --y aún entendiendo que la nota pretende proteger el interés de quien adquiere a título oneroso, lo que a fortiori da vida a nuestro planteo--, nuestro derecho positivo actual, con- tinua haciendo votos en favor del reposo y la mesura, postulando que el paso del tiempo es un acontecimiento precioso, el que abonando pausadamente un amplio espectro de certezas, contribuye a clarificar situaciones de hecho, que en un principio se presentan aleatorias e inciertas. IV. Por las razones expuestas VOTO POR LA AFIRMATIVA a primera de las cuestiones planteadas, la proponiendo se con- firme la Sentencia apelada. A la misma cuestión, los Señores Jueces Doctores José Nicolás Taraborrelli y Eduardo Angel Roberto Alonso, por igua- les consideraciones y fundamentos dentemente, a los expuestos prece- adhieren votando también por LA AFIRMATIVA.- A LA SEGUNDA DE LAS CUESTIONES PLANTEADAS, EL SEÑOR JUEZ DOCTOR POSCA, dijo: Conforme lo resuelto al tratar la cuestión anterior, corresponde: a) confirmar la sentencia apelada por la cual se niega la apertura del sucesorio en los términos de la petición originariamente entablada; sición de costas b) no efectuar impo- atento a la falta de contradictor; amén de que por tratarse de una cuestión de derecho dudosa, cabe entender que quien intentara la iniciación del presente sucesorio, pudo razonablemente considerarse con derecho a actuar como lo ha hecho (artículos 68 2° párrafo y C.P.C.C.); 69 del c) diferir la regulación de honorarios para su oportunidad (artículo 31 del Decreto Ley 8904/77) . ASI LO VOTO. A esta cuestión, y por idénticos motivos, los Doctores José Nicolás Taraborrelli y Eduardo Angel Roberto Alonso, ADHIEREN AL VOTO del Señor Juez preopinante. Con lo que se da por terminado el Acuerdo, dictándose la siguiente: S E N T E N C I A AUTOS Y VISTOS: CONSIDERANDO: Conforme el resultado votación que instruye el Acuerdo que antecede, de la SE CONFIRMA el decisorio apelado, sin imposición de Costas de Alzada atento la ausencia de contradictor ( artículos 68 2° párrafo y 69 del C.P.C.C.), difiriéndose la regulación de honorarios para su oportunidad (artículo 31 del Decreto .REGISTRESE, NOTIFIQUESE, DEVUELVASE.- Ley 8904/77)