COMENTARIO DE “EL MENDIGO” DE ESPRONCEDA TEMA Exaltación de la libertad a través de la figura prototípica de un mendigo que se convierte en sujeto poemático. TRATAMIENTO DEL TEMA El mendigo adopta un tono desafiante frente a una sociedad que se rige por convenciones, normas e intereses. No trata de suscitar compasión por su situación, sino que por el contrario alardea con grosero cinismo del provecho que saca de la caridad y de su modo de beneficiarse de ello sin ambages; mendiga por el amor de Dios y se le da limosna por temor al castigo de Dios que podría infligir el Todopoderoso. Muestra, en suma, una sociedad instalada en un relativo bienestar material, que practica una caridad interesada y episódica: Ni pregunto quiénes sean, ni me obligo a agradecer; que mis rezos si desean, dar limosna es un deber. Y es pecado la riqueza: la pobreza santidad: Dios a veces es mendigo, y al avaro da castigo, que le niegue caridad. Alardea de la libertad que le concede su modus vivendi, ya que puede permitirse el lujo de desafiar las inclemencias del tiempo así como las del hambre, aprovechándose de la compasión del resto de los hombres. En su diatriba contra la sociedad apuntan reminiscencias del AUREA MEDIOCRITAS de Horacio, famosa en su odas (tales las dedicadas “A Delio” y “A Licinio”). Este tópico se caracteriza por el intento de alcanzar un equilibrio, un deseado punto medio, en el que no afectan ni las alegrías ni las penas. Se viene a propugnar que en el medio, en la templanza o la austeridad está la virtud, y que los extremos llevan al vicio o a conductas erradas. Además, se propugna conformarse con lo que se tiene y no dejarse llevar por las emociones desproporcionadas: como la ambición desmedida. Asimismo, aunque en menor medida se encuentran ciertos ecos del “Beatus ille” que ensalza la vida retirada, normalmente en el campo, lejos de las preocupaciones, ambiciones y rutinas cotidianas. Recordemos que en nuestras letras el tema había sido tratado con maestría por Fray Luis de León, aunque para exaltación de las virtudes cristianas. En boca del marginado se pone de relieve su despreocupación frente a los desasosiegos, intrigas, intereses y ataduras que impone la sociedad: Vivo ajeno de memorias, de cuidados libre estoy; busquen otros oro y glorias, yo no pienso sino en hoy. Y do quiera vayan leyes, quiten reyes, reyes den; yo soy pobre, y al mendigo, por el miedo del castigo, todos hacen siempre bien. En este poema el remozamiento de los tópicos de raigambre clásica se inscriben dentro de una cosmovisión y una filosofía cínicas. La escuela cínica (del griego “kyon” que significa “perro” y cuya denominación deriva de su frugal modo de vivir y por su modo de comportarse “a lo perro”, es decir “desvergonzadamente”. Dicha escuela fue fundada en la Grecia Antigua, durante la segunda mitad del siglo IV a.C. El griego Antístenes fue su fundador y Diógenes de Sinope, uno de sus más exiguos representantes. Reinterpretaron la doctrina socrática: consideraban que la civilización y su forma de vida era un mal, y que la felicidad podía venir dada por seguir una vida sencilla, al margen de la sociedad y acorde con la naturaleza. Eran filósofos callejeros, desarraigados, populares que tomando los atributos del vagabundo, vivían al margen de las convenciones y deberes de la ciudad. Admitían como valores fundamentales la libertad de acción y de palabra, descartando todo tipo de placeres, insistiendo en la autosuficiencia (autarquía) del individuo para la subsistencia y la felicidad. Los cínicos fueron famosos por sus excentricidades, muchas anécdotas refiere Diógenes Laercio. Compusieron muchas sátiras contra la sociedad y la corrupción de las costumbres. Luego, manifestaron una actitud crítica frente a los males de la sociedad, y practicaron una actitud muchas veces irreverente, la llamada “anaideia”. Así se nos muestra una actitud similar en determinados pasajes del poema; significativas son este sentido las estrofas en que las que el mendigo, como proscrito y con actitud desafiante constituye el contrapunto de la cultura y la civilización, y escandaliza con su presencia: Mal revuelto y andrajoso, entre harapos del lujo sátira soy, y con mi aspecto asqueroso me vengo del poderoso, y a donde va, tras él voy. Y a la hermosa que respira cien perfumes, gala, amor, la persigo hasta que mira, y me gozo cuando aspira mi punzante mal olor. Y las fiestas y el contento con mi acento turbo yo, y en la bulla y la alegría interrumpen la armonía mis harapos y mi voz: En su tono desafiante frente a la sociedad se manifiesta su independencia, a la par que muestra su desprecio hacia los bienes de fortuna: tales como la riqueza, la belleza, los honores. Recuerda a un tiempo la mutabilidad de la fortuna, la impermanencia de los bienes y el relativismo de todo lo humano: Mostrando cuán cerca habitan el gozo y el padecer, que no hay placer sin lágrimas, ni pena que no traspire en medio del placer. Mío es el mundo; como el aire libre... La vía de “excelencia” al margen de las apariencias y convenciones, la vía de la independencia respecto del mundo entero, se consigue al no dejarse dominar por nada, por ningún contratiempo: ni por el hambre, la sed, el frío, el dolor físico, la pobreza, la humillación, en ello prueba su propia fuerza moral y la persistencia de su voluntad, ocasión de endurecimiento: Y un asilo donde quiera y un lecho en el hospital siempre hallaré, y un hoyo donde caiga mi cuerpo miserable al espirar. Mío es el mundo: como el aire libre, otros trabajan porque coma yo; todos se ablandan, si doliente pido una limosna por amor de Dios. ANÁLISIS MÉTRICO De entre los rasgos más visibles del poema destacaríamos su POLIMETRÍA, que responde al gusto romántico por la SONORIDAD y por la diversidad de formas métricas. Se alternan rimas asonantes y consonantes. Hallamos que el poema está pergeñado con versos de tres medidas distintas: endecasílabos (11 sílabas), octosílabos (8 sílabas) y tetrasílabos (4 sílabas). Presentan el siguiente esquema métrico 11 /11 A´/11/11A´ (con rima asonante) de la primera y quinta estrofa. El estribillo presenta versos endecasílabos y rima asonante en los pares Mío es el mundo: como el aire libre, otros trabajan porque coma yo; todos se ablandan si doliente pido una limosna por amor de Dios.; La reiteración del mismo hace que el poema gane en intensidad expresiva. En el estribillo se condensa toda la filosofía del mendigo. Se repite por tres veces y contribuye a la trabazón estructural de la composición. También encontramos otras estrofas constituidas por endecasílabos, cuando la composición adopta un tono más solemne o lúgubre: Mostrando cuán cerca habitan el gozo y el padecer, que no hay placer sin lágrimas, ni pena que no traspire en medio del placer. Mío es el mundo; como el aire libre... La penúltima estrofa enlaza posteriormente con el estribillo: Y un asilo donde quiera y un lecho en el hospital siempre hallaré, y un hoyo donde caiga mi cuerpo miserable al espirar. Los versos más extensos suponen un remansamiento frente a otros versos breves que imponen un ritmo más rápido a la composición, dotando a estos fragmentos de gran vivacidad y expresividad: Presentan el esquema 8b/4/8c´/8b/8c´ de la segunda; 4d/4e/4/4 a ´/4//4 c/4 d/4 a´/ de la tercera, etc. Véase por ejemplo, el siguiente fragmento compuesto por versos tetrasílabos: Y a la hoguera me hacen lado los pastores con amor. Y sin pena y descuidado de su cena ceno yo, o en la rica chimenea, que recrea con su olor, me regalo codicioso del banquete suntüoso con las sobras de un señor. En conclusión, debemos decir que la alternancia de ritmos métricos, rasgo característico de la lírica romántica rehúye la monotonía (y muy especialmente la encontramos en Espronceda, así podemos hacer referencia a la explotación de este procedimiento en El estudiante de Salamanca, por ejemplo). Como hemos señalado, permite dotar de una mayor musicalidad a la composición, y de este recurso se derivan una serie de efectos estilísticos en muy estrecha relación con la intensidad expresiva. ESTILO Destaca , en primer lugar, el individualismo y la subjetividad del personaje y sujeto poemático: el mendigo. Su voz nos llega en estilo directo en primera persona. El poema gana en fuerza expresiva, frente a lo que hubiera supuesto su redacción en tercera persona. El autor queda oculto en la sombra y en ningún momento se nos hace explicita su presencia Además de la polimetría como rasgo romántico, debemos destacar la presencia de una adjetivación grandilocuente, complementos del nombre o proposiciones de relativo, muy del gusto de los románticos, para transmitir la imagen de una naturaleza poderosa e incontenible. Asi por ejemplo: El palacio, la cabaña son mi asilo, si del ábrego el furor troncha el roble en la montaña, o que inunda la campaña El torrente asolador. Y me digo: el viento brama, caiga furioso turbión; que al son que cruje de la seca leña, libre me duermo sin rencor ni amor. Mío es el mundo como el aire libre... Los hipérbatos alteran el orden sintáctico sujeto + predicado, destacando determinados elementos. La presencia de epítetos que realzan las cualidades inherentes de los sustantivos es una constante en el poema. En el plano semántico, las antítesis permiten subrayar la oposición y el conflicto entre el individuo y la sociedad que rechaza, o de la interpretación dialéctica de la realidad. A menudo ligada a la antítesis surge La paradoja que reclama una lectura atenta más allá de las apariencias: Mostrando cuán cerca habitan el gozo y el padecer, que no hay placer sin lágrimas, ni pena que no traspire en medio del placer. Mío es el mundo; como el aire libre... O bien, en estos versos que citamos a continuación: o soy pobre y se lastiman todos al verme plañir, sin ver son mías sus riquezas todas, qué mina inagotable es el pedir. Mío es el mundo: como el aire libre... CONCLUSIÓN La exaltación del individuo frente a la sociedad se manifiesta también en el interés que se despierta en el Romanticismo por los seres que viven al margen de las convenciones sociales. Como es el caso de diferentes tipos de proscrito: del pirata, del reo, del verdugo, o del ladrón. Estos personajes son motivo de su atención porque, o bien viven al margen de la sociedad que rechazan, o bien son víctimas de ella. El pirata, por ejemplo, representa al hombre libre de las ataduras sociales y representa el individualismo romántico en su máxima expresión: sin ley, sin patria, sin Dios. Así lo manifiesta Espronceda en una de sus composiciones más famosas: Que es mi barco mi tesoro, Que es mi Dios la libertad, Mi ley la fuerza y el viento, Mi única patria la mar. Estos versos entroncan temáticamente con el mendigo que hace gala de su libertad e independencia: Mío es el mundo: como el aire libre, otros trabajan porque coma yo; todos se ablandan si doliente pido una limosna por amor de Dios. ENLACES Y RECURSOS Portal de la biblioteca virtual Cervantes consagrado a Espronceda Obra digitalizada en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (prácticamente completa) Lengua 4ºESO: El mendigo (Espronceda): Comentario de Texto www.escuelassj.com/mod/resource/view.php?id=11250 Lee todo en: EL MENDIGO - Poemas de José de Espronceda http://www.poemas-delalma.com/jose-de-espronceda-el-mendigo.htm#ixzz2JOJWhIuu