Artículos periodísticos por Jorge Correa S.

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Documento # 60-01
ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS
PUBLICADOS EN EL DIARIO LA RELIGIÓN
CON EL SEUDÓNIMO DE JORGE CORREA S.
NOVIEMBRE 19 AL 25, 1960
TEMAS NUCLEARES: PROCESOS POLÍTICOS Y SOCIALES, ESTADO Y
EDUCACIÓN, LIBERTAD DE ENSEÑANZA, EDUCACIÓN CATÓLICA
1. El Ministerio del Pensamiento I
No podemos permitir que el Ministerio de Educación trate de transformarse, mediante una acción
fidelista, en el “Ministerio del Pensamiento”. ¿Qué podría llamarse un Ministerio del
Pensamiento? Pues un Ministerio que tuviera por finalidad: crear, dirigir, podar, modular y
censurar el pensamiento de Venezuela.
Este Ministerio respondería al principio comunista de que sólo el Estado puede pensar y expresar
su pensamiento. Los ciudadanos necesitan de permiso para pensar y para comunicar su
pensamiento. Por lo tanto, enseñar es un patrimonio exclusivo del Estado.
Es exactamente la misma teoría que, con la más grande de las inconsecuencias, sostienen
hombres que profesan principios liberales y que, sin embargo, defienden la tesis del Estado
docente.
El Estado docente necesita un Ministerio del Pensamiento y no un Ministerio de Educación. El
Estado docente es la más espantosa dictadura de la enseñanza.
El Estado docente, en la realidad, se considera dueño de la vida de los ciudadanos. Pero no
solamente dueño de la vida biológica, sino lo que es más bestial, dueño de la vida inteligente y de
la vida espiritual de la nación entera.
Hemos llegado a un momento en que los maestros marxistas, a cada paso, hacen declaraciones
en que señalan, como un ideal para Venezuela, la tesis del monopolio de la enseñanza en manos
del Estado.
Es frecuente leer declaraciones de hombres, que sustentan cargos ligados al Ministerio de
Educación o a agrupaciones magisteriales, en las que aparece esa palabra aborrecible: el Estado
docente.
Para un hombre libre y para un hombre cristiano, el lema del Estado docente es la expresión más
salvaje del credo totalitario encarnado en la filosofía marxista, bajo modalidades comunistas y
socialistas.
Jamás reconoceremos al Estado el poder de darnos permiso para pensar. Por lo tanto,
rechazamos indignados las maniobras progresivas por las que se quiere hacer del Ministerio de
Educación una central única del pensamiento docente.
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¿Cómo un pueblo libre puede soportar un Ministerio de Educación que se atribuye la exclusiva
para dictar los métodos educativos, las orientaciones pedagógicas, los programas docentes hasta
sus más mínimos detalles?
¿Dónde el Ministerio de Educación compró ese derecho? ¿Dónde está basada la capacidad
excluyente con que apoyado en la fuerza coactiva nos elimina, a todos los ciudadanos, de la
capacidad, que nos pertenece simplemente como hombres, de poder establecer sistemas
pedagógicos y planes educativos en toda la extensión de la palabra?
Ha llegado la hora de que ante la invasión creciente de los derechos humanos que realiza el
Ministerio de Educación, los padres de familia de Venezuela se asocien para la defensa de sus
prerrogativas.
Así lo expresa la Declaración Universal de los Derechos del Hombre: "Los padres de familia
tienen por prioridad el derecho de elegir la clase de educación para sus hijos".
Si a los padres corresponde elegir la clase de educación que han de recibir sus hijos: ¿cómo se
puede ejercitar este derecho en el estado de cosas que crea nuestro Ministerio de Educación
monopolista?
Para que haya posibilidad de elección, es decir auténtica libertad de enseñanza, tienen que
existir diversas formas de educación, diversos programas y diversas orientaciones pedagógicas.
El Ministerio de Educación, al imponer dictatorialmente un único sistema desde primaria hasta la
universidad, pisotea drásticamente la libertad que tienen los ciudadanos de establecer los
sistemas pedagógicos que consideren mejores y de elegir para sus hijos, los planes y
concepciones escolares que estimen más adecuados
Un carro se puede construir de mil formas diferentes. Una casa se puede fabricar en mil
modalidades dictadas por el gusto, las posibilidades económicas, la capacidad de los materiales,
la finalidad a que se dedica.
¿Quién será el hombre tan deshumanizado que sostenga que hay una sola manera de educar a
todos los hombres?
¿La única manera para educar a todos los venezolanos la podrían reclamar para sí los hombres
que mandan en la esquina del Conde? ¿Sería ésta la manera mejor, la manera indiscutible, la
manera perfecta?
La tesis del Estado docente quiere convertir esta esquina en el Ministerio del Pensamiento, del
único pensamiento que debemos todos asimilar, acatar, reverenciar y adorar.
La esquina del Conde no nos permite pensar ni elegir en materia docente...
¿Tenemos entonces que doblar humildemente la rodilla?
¿Es esto una democracia?
2. El Ministerio del Pensamiento II
En un país donde sus ciudadanos prefirieran morir antes que tolerar la impresión de un Ministerio
del Pensamiento, la ciudadanía habría demostrado que tiene dignidad humana y valor cívico y
que está atenta y despierta para luchar en favor de los grandes intereses del espíritu.
Los partidarios de ese “ministerio de indoctrinación esclavizante” que montaría el Estado docente,
viven tratando de lograr cada día un paso más hacia la consecución de sus ideales. Tienen
fuertes posiciones en la política y en el Ministerio de Educación.
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Ante esa realidad, tenemos que hacer un minucioso análisis para poder ver claras las posiciones
del frente persecutorio que avanza sobre nosotros.
Su propósito es manifiesto: apoderarse totalmente de la enseñanza en todos sus grados y niveles
y por lo tanto arrasar la enseñanza privada.
Naturalmente que los estrategas del Estado docente no pueden proceder con demasiado ímpetu.
Sería peligroso para sus planes. No sólo esto, sino que el “Estado Mayor”, que ansía ganar para
su monopolio la escuela venezolana, tiene que estar frenando constantemente los bríos de sus
belicosos capitanes, que quisieran avanzar ardientemente.
Hace poco, en una reunión política de izquierda, ante un grupo de universitarios, uno de los
hombres de más experiencia del partido recomendaba un poco de habilidad a los jóvenes. Les
decía: "No podemos por el momento suprimir los colegios de los curas. Esto nos ocasionaría un
problema difícil e innecesario. Pero tengan presente que cuando nuestro partido haya
consolidado sus posiciones, no quedará un sólo colegio fuera del control absoluto del Estado".
Es tan salvaje la doctrina del Estado docente, que sólo los comunistas se han atrevido a aplicarla
plenamente. Ni Fidel Castro ha creído posible todavía suprimir la enseñanza católica.
Es razonable que ante los verdugos del pensamiento cristiano, que tratan de esconder sus
intenciones en la sombra, sepamos que éstas se han de traducir, de momento, en un afán de
elevar la enseñanza oficial por todos los medios y disminuir relativamente la importancia y la
efectividad de la enseñanza privada.
Hay en Venezuela un plebiscito constante que gana, día tras día, la enseñanza privada. Los
padres de familia son los que votan. Las elecciones son permanentes. El Gobierno pone todo su
dinero y otras muchas ventajas a favor de la enseñanza oficial. Y sin embargo, los votos de los
que pueden contar con un poquito de independencia económica son depositados, en su inmensa
mayoría, a favor de la enseñanza privada.
Este resultado exaspera a los partidarios del Estado docente y su complejo de inferioridad les
dice que, como son inferiores, siempre van a seguir perdiendo, porque la enseñanza oficial, en
general, es muy deficiente.
Por eso, los partidarios del Estado docente ven que nunca podrán ganar mientras haya
elecciones. La manera de ganarlas es no dejando a los padres de familia sino el candidato único,
al modo soviético. En este caso, el candidato único, que sueñan imponernos un día, es la escuela
oficial.
Imponernos esa escuela única oficial, órgano fiel del pensamiento del Estado, debe ser la última
derrota que podemos permitir los católicos venezolanos.
Antes deberíamos preferir que el Ministerio de Educación incendiara todas nuestras iglesias,
pisoteara todos nuestros cristos y fusilara a todos nuestros sacerdotes, que tolerar que el
“ministerio de indoctrinación nacional” nos robe nuestras escuelas y el modo de enseñar como lo
creamos conveniente.
Si el Ministerio de Educación quiere cerrar una sola escuela privada por su antojo o si nos quiere
marginar de un solo campo de la enseñanza, como sería la formación de maestros en nuestras
Escuelas Normales, es señal de que ése es sólo el primer paso de la implantación del Estado
docente. Esos intentos van guiados férreamente por el propósito final de arrasar totalmente la
enseñanza privada.
¿Estaremos todavía a tiempo de disuadir a los que nos quieren imponer el Estado docente, que
su intento lleva consigo la guerra escolar y religiosa en Venezuela?
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3. ¿Kennedy sí…?
Se ha puesto de moda decir que Latinoamérica espera, del presidente electo de los Estados
Unidos, una incrementación de las buenas relaciones que logró el presidente Roosevelt.
Si lo que Kennedy ha de lograr en su trato con el Sur va a ser la medida de Roosevelt, podemos
decir que nuestras relaciones con los norteamericanos van a quedar en un plano de amable
verbosidad, que restaurará todas las vaciedades de la política llamada de "buena vecindad".
No cabe duda que Roosevelt mejoró la actitud exterior de los Estados Unidos hacia nosotros y,
como consecuencia, nuestra actitud hacia Norteamérica se suavizó. Roosevelt logró un trato más
diplomático, más sonreído, menos amenazador. Los marinos americanos no fueron
desembarcados en nuestras playas para imponer el mandato del león. Se nos llamó “naciones
iguales", se nos consideró como socios del hemisferio occidental.
Pero podemos preguntar, ¿qué hizo Roosevelt ante nuestros enormes problemas de
subdesarrollo? Me atrevo a decir: que nada importante, nada serio.
Y sin embargo, hoy hay un clamor de bendiciones a Roosevelt en nuestra América. Me temo que
obedecen a una consigna venida de campo comunista, que tiene que agradecer, a Roosevelt y a
Truman, la posición de enormes potencias, que ocupan en el mundo Rusia soviética y China roja.
No queremos que ningún futuro presidente de Estados Unidos se deje engañar de un modo tan
descomunal por el comunismo. Por eso, no deseamos ningún Kennedy parecido a Roosevelt.
Esperamos, del sentido objetivo que parece demostrar el presidente electo, que mire a los países
suramericanos como asociados en una misma empresa occidental de derrotar al comunismo en
el mundo. Por lo tanto, que considere que si la parte de la tarea que nos corresponde es grande,
también la ayuda que nos deben proporcionar los Estados Unidos debe ser grande.
Los norteamericanos tienen que acostumbrarse a pensar que solos no pueden vencer al
comunismo, sino que el comunismo se apoderará del mundo entero y los derrotará a la larga.
Tampoco pueden vencer al comunismo con aliados débiles, atrasados e ignorantes. Esto es peor
que querer vencer ellos solos al comunismo.
Por lo tanto, esperamos que Kennedy sepa imprimirle a la política norteamericana la agilidad y el
dinamismo que no ha tenido con nosotros la administración de Eisenhower.
Hay multitud de norteamericanos prominentes que piensan como niños grandes y creen que al
comunismo lo van a vencer con muchos barcos cargados de leche condensada y con los
excedentes de la cosecha triguera. El comunismo, entre tanto, penetra profundamente los
sindicatos, las universidades, los liceos, las Normales, los gremios periodísticos y de la
radiodifusión.
¿Qué hacen los norteamericanos frente a esta realidad? ¿Quizá comprarse un periódico?
¿Ayudar a la YMCA, asociación plenamente protestante, a que organice carreras de carritos?
¿Dar algunas becas para estudiar en Estados Unidos? ¿Sostener algunas revistas de gran
atuendo cultural y que, frente a la penetración soviética o fidelista, tienen la misma fuerza que
una bomba de bizcocho?
Nosotros esperamos que Kennedy supere todos estos atrasos y estas indecisiones. Esperamos
que su campaña electoral, verdaderamente fulgurante, sea una demostración de lo que puede
hacerse en escala mundial contra el Soviet sanguinario y tiránico. Esperamos que las alianzas
atinadas que le dieron el triunfo se repitan con dimensión latinoamericana contra nuestro
subdesarrollo, que es el gran socio del comunismo. Esperamos que acostumbre a sus
colaboradores a descubrir donde están los verdaderos campeones nacionalistas y respetando
sus características propias los ayuden sin mezquindad.
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Esperamos sobre todo en que Kennedy no se parezca en nada a Roosevelt. Esperamos. La
esperanza no es fe.
4. La libertad de enseñanza y el estado docente
Se ha discutido estos días sobre la libertad de enseñanza y el Estado docente. He aquí una de
esas cuestiones sobre las cuales una pesada capa prejuicios y rutina impiden hablar con
claridad.
La vieja tesis derechista (expresión de sistemas educacionales aristocráticos) se halla, dentro del
Estado laico y neutro de estos tiempos, completamente arrinconada. Ella no consiste por una
parte, sino en afirmaciones dogmáticas y por la otra, en la simple actitud del mendigo. El
derechismo no tiene sobre materias educacionales más posición que la de pedir al Estado
monopolista unos cuantos mendrugos, bajo la forma de subvenciones y de privilegios
excepcionales a ciertos establecimientos.
A esto se le llama libertad de enseñanza. Y se construyen doctrinas fundadas en ella. Pero no
alcanzan jamás al verdadero concepto de la libertad de enseñanza, ni son capaces de concebir
un Estado en que la filosofía cristiana esté formando parte de su centro mismo.
En tal terreno, es increíble lo que queda aún por hacer. Los cristianos, en general, carecen de un
concepto sobre lo que debe ser la educación en una sociedad pluralista, esto es unitaria y
diversificada al mismo tiempo. Allí, la concepción cristiana de la vida será el alma del Estado y
todas las actuales relaciones entre Estado docente y libertad de enseñanza, entre educación
pública y educación particular, desaparecerán completamente.
Una democracia humanista entenderá el cristianismo de manera tal que todos los valores y
verdades del hombre podrán insertarse dentro del bien propio de la comunidad. Y, por lo tanto,
habrá libertad dentro de una estructura común a todos los valores legítimos y progresistas.
5. ¿La responsabilidad es del Dr. Pizani?
Entre las voces que han enjuiciado los escandalosos días de pánico y zozobra que ha estado
viviendo Caracas, son muy pocas las que se han atrevido a llamar las cosas por su nombre.
Se habla de los disturbios como si estos estuvieran organizados por la niebla o por los influjos
astrales. Hay un convencionalismo mentiroso que no considera correcto hacer determinaciones
más concretas.
Cuando se menciona al Partido Comunista o a la Izquierda Revolucionaria es siempre con una
alta y prudente vaguedad. Los representantes de los partidos de la coalición hacen gala de un
estilo indirecto y gaseoso.
Todos los hombres serios y las prominentes manifestaciones oficiales convienen en que ésta ha
sido una tremenda derrota de los “extremistas”.
La inmensa mayoría, por el contrario, expresa a voces en la calle el desprestigio en que han
caído, por su gigantesca ineficacia, los partidos coaligados.
El hombre común cree razonablemente que el extremismo ha ganado una batalla que parecía
imposible. Naturalmente que no ha conquistado el poder, pero ha logrado con efectivos muy
cortos una operación de inquietud intolerable.
El Gobierno parece que no quiere caer en la cuenta de lo que significa el total paro escolar,
impuesto por el Ministerio, a doscientos mil estudiantes en el área metropolitana. Sólo esta
medida es una expresión gráfica de la victoria lograda por los comandos extremistas.
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Esta ha sido una indudable equivocación del Ministerio de Educación. Quiso encubrir el
espectáculo antinacional y antidemocrático, que tenía como importante escenario algunos de sus
principales liceos, pero ha logrado la generalización total de la operación-desprestigio del
Gobierno.
Una de las pocas plumas que ha responsabilizado al Dr. Pizani ha sido Pedro Pablo Aguilar, en
su artículo del domingo, en El Universal. Ha señalado como focos de la agitación a grupos de
estudiantes y de profesores que, descaradamente, maquinan contra la democracia, amparados
por las libertades y exenciones que les otorga la misma democracia.
Pero, sin embargo, le ha faltado al Dr. Aguilar decir que todos esos focos de agitación estaban en
centros docentes oficiales y que ningún plantel privado se mezcló en ellos. Ésta es una parte
importante de la verdad que no conviene olvidar.
Todos nos preguntamos: ¿por qué los liceos del Gobierno y, en general, todos los planteles
oficiales son especialmente propicios a la infiltración antivenezolanista del comunismo y, en
cambio, los planteles privados son invulnerables a todo espíritu antinacional?
¿Por qué el Ministerio de Educación está profundamente penetrado por el marxismo? ¿Quién
tiene la culpa de esto?
Son muchos los venezolanos conscientes que ven con profunda inquietud la alarmante debilidad
que ofrece toda la estructura docente del Estado para los más perniciosos contagios.
La incapacidad espiritual del Ministerio de Educación proviene, en primer lugar, de su apostasía
religiosa y, en segundo lugar, de su centralismo monopolizador estructurado para descristianizar
a Venezuela.
Es imposible que una organización laica, que vuelve la espalda a la realidad nacional, pueda ser
representante del espíritu nacional. Venezuela es un pueblo profundamente cristiano y este
pueblo anhela para sus hijos una educación religiosa. No negamos que pueda haber un incrédulo
que sea buen patriota, pero nunca será un representante del alma y del corazón de un pueblo
profundamente creyente.
El Ministerio de Educación, que debería ser un espejo lleno de riqueza espiritual de su pueblo, es
de hecho un Ministerio configurado hace decenios por incrédulos teóricos o prácticos, para los
cuales sería un triunfo poder raer el catolicismo del sentir y del pensar venezolano.
Esto es mucho más antinacional que si el Ministerio de Educación prohibiera la enseñanza del
castellano y ordenara el aprendizaje exclusivo del inglés o del ruso en todas las escuelas.
El catolicismo es más vida y, por lo tanto, más historia de Venezuela, que la lengua o que
cualquier acontecer político.
La típica vaciedad del renegado, con un alma abierta a todos los venenos anticristianos, es la que
clasifica al Ministerio de Educación totalmente esponjoso para la perfidia del comunismo.
Una vez que los comandos comunistas han tomado fuertes cabezas de puente en el Ministerio y
en todas sus estructuras, la mejor arma de los soviéticos será acrecentar la centralización de la
enseñanza oficial, puesto que verán siempre el enemigo en la enseñanza privada.
Por eso a la enseñanza privada se la tiene prácticamente encarcelada dentro de mil minucias
indignas. Se la obstaculiza todo lo que se puede. Se le niegan los recursos económicos que le
pertenecen. Si esto no es persecución, es preferible borrar esta palabra del diccionario.
Para tener un instrumento de poder más dócil y que llegue a todos los rincones del país, se ha
tratado de achicar todo lo posible la enseñanza municipal de los Estados.
En ese afán de apoderarse de todos los niños de Venezuela y de aminorar la fuerza relativa de la
enseñanza libre, el Ministerio de Educación ha enganchado una verdadera leva de maestros
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impreparados; y es característica de muchas escuelas del Estado, su indisciplina y
desorganización…
Qué magnífica presa ofrece un Ministerio así para la incautación comunista. Que tentación
pirática para el comunismo penetrar donde tiene todas las puertas abiertas, y precisamente en el
único organismo nacional por el cual se puede asomar a las almas de todos los niños y de todos
los jóvenes de Venezuela.
Sin duda que Moscú, a pesar de las mil torpezas del comunismo, ha sabido aprovecharse de este
regalo. Hoy, como he dicho antes, el Ministerio es una esponja que si se aprieta un poco
chorrearía comunismo. Dios quiera que pronto no chorree sangre.
¿A nadie le exigiremos responsabilidades? ¿Dejaremos que subsista ese Ministerio con las
características despóticas que ha adquirido? ¿Seguirán nuestros políticos envueltos en la
voluntaria imprecisión que han adoptado, para definir lo que está pasando?
6. Maestros oficiales comunistas
Nuestra colectividad católica, con justa indignación, contempla la penetración descarada del
comunismo en los centros educativos del Estado.
No podemos comprender la impotencia y la indiferencia del Ministerio de Educación ante esta
invasión soviética. Esperamos que los desórdenes de los estudiantes oficiales cesen reprimidos
por la fuerza policial. ¿Pero, qué sucederá después?
La gangrena comunista quedará de nuevo cubierta por cierta apariencia tranquilizadora de orden
y de normalidad, pero los mismos agitadores seguirán actuando dentro del Magisterio y del
estudiantado de los planteles que pertenecen al Ministerio de Educación.
Esos maestros seguirán enseñando lo que les mandan sus amos rusos. Por ejemplo, aquí tienen
nuestros lectores algunos de sus conceptos.
"La filosofía del marxismo-leninismo fundamento del partido comunista, es incompatible
con la religión.... Como el partido basa su actividad en un fundamento científico, tiene que
oponerse necesariamente a la religión".
"En la labor educativa de las organizaciones del partido hay que asignar un lugar
importante a la lucha contra las creencias y supersticiones religiosas y la educación de las
masas dentro de una perspectiva mundial atea".
"Un joven o una joven no pueden formar una juventud comunista en tanto que no estén
libres de convicciones religiosas".
Estos lineamientos comunistas están expresados de una manera clara y terminante y están
tomados literalmente de sus publicaciones rusas.
Para nuestros maestros comunistas ésta es la suprema ley de acción y, lo que es más triste, para
poder propagarla cuentan con el sueldo y la cátedra que reciben del Estado venezolano.
Depurar la calle de incendiarios de carros y de asaltantes de locales comerciales es necesario,
pero el remedio tiene que consistir en una operación profunda, que erradique ese tumor maligno.
La explosión fracasada de estos días nos dice claramente de donde viene el mal. Los tristes
sucesos que han mantenido en zozobra a Caracas, durante una semana, pueden marcar el
comienzo de una conciencia más clara de la difícil situación en que nos encontramos.
No somos partidarios de ocultar la grave realidad, que es lo que en gran parte se está haciendo.
VERSIÓN EDITADA Y CLASIFICADA EN JULIO 2006/MBY
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