1 INTERVENCION TERRITORIAL EN LA ZONA ALTA DE CHALATENANGO APUESTAS, LINEAS, PRINCIPIOS Y PROCESOS ORIENTADORES IIN NSSTTIITTU UTTO O IIN NTTEER RA AM MEER RIIC CA AN NO OD DEE C CO OO OPPEER RA AC CIIÓ ÓN N PPA AR RA A LLA AA AG GR RIIC CU ULLTTU UR RA A OFICINA IICA EL SALVADOR MARZO 2006 2 PRESENTACION El presente documento representa, para nosotros IICA, nuestro punto de partida, es como nuestra inspiración original, contiene las principales ideas en torno a nuestras apuestas, líneas y principios orientadores para la intervención territorial en la Zona Alta de Chalatenango. Este documento será siempre el referente para cada una de nuestras acciones en el territorio. Será la fuente donde continuamente tendremos que ir a beber y el pozo donde siempre estaremos sacando agua para nuevas proyecciones y alentar nuevas visiones en la transformación del territorio y su gente. Todas estas líneas que aquí aparecen escritas están cargadas de profundo realismo, pero también de tremenda utopía. Esperamos que el realismo le dé buenos pies a este Proyecto para desarrollarse bien y siempre apegado a las realidades territoriales y que la utopía le dé excelentes alas para que pueda volar y pueda contemplar la realidad nacional y regional y de esta manera se esté rehaciendo continuamente y su horizonte sea siempre nuevo y novedoso. 3 INDICE Pg. 1. Fundamento de nuestra intervención territorial 4-5 2. ¿Por qué este territorio? 5 3. ¿Qué pretendemos? 5-6 4. Valores y Principios que nos orientan como Institución 6 5. Procesos y resultados siguiendo tres grandes líneas. 6-7 6. ¿Qué entendemos y qué pretendemos cuando hablamos de Enfoque Territorial del Desarrollo Rural Sostenible? (ETDRS) 7-9 7. Nuestro afán y esfuerzo se encaminan hacia la competitividad territorial… 9-10 8. … y hacia la consolidación de una “Economía Territorial” 10-11 9. Aportando a la Gestión del Conocimiento. 11 10. Buscando y detectando las grandes líneas para un “Proyecto de Territorio”. 12-14 11. Dinamizando y transformando el territorio a través de un Grupo de Acción Local. 14-15 4 INTERVENCION TERRITORIAL EN LA ZONA ALTA DE CHALATENANGO. APUESTAS, LINEAS, PRINCIPIOS Y PROCESOS ORIENTADORES 1. Fundamento de nuestra intervención territorial Puesto que: El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) es el organismo especializado en la agricultura y el bienestar rural del Sistema Interamericano. Amparados en la Visión de nuestro Instituto “Transformar el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en una organización para el desarrollo, que promueva el desarrollo sostenible de la agricultura, la seguridad alimentaria y la prosperidad en las comunidades rurales de las Américas”. Empujados por nuestra Misión “Apoyar a los Estados Miembros en su búsqueda del progreso y de la prosperidad en el hemisferio, por medio de la modernización del sector rural, de la promoción de la seguridad alimentaria y del desarrollo de un sector agropecuario competitivo, tecnológicamente preparado, ambientalmente administrado y socialmente equitativo para los pueblos de las Américas”. Animados por las mociones de nuestro Director General, Don Chelston W.D. Brathwaite: “Identificar una comunidad o territorio en cada país en que podamos promover el desarrollo rural y la promoción de la prosperidad rural por medio de un enfoque territorial en que integremos todos los servicios que proporciona el Instituto”1. “El IICA que estamos construyendo hoy no puede ignorar el desempleo, la falta de vivienda, de educación y atención médica, la pobreza y la injusticia social, que prevalecen en un importante sector de nuestra población”. “…Es conveniente, entonces, que adoptemos una mayor responsabilidad social y una agenda para el desarrollo que permitan al IICA jugar un papel más dinámico y estratégico en la promoción de la prosperidad en las comunidades rurales de las Américas”. “Ese papel deberá llevarnos más allá de nuestro apoyo tradicional a la producción agropecuaria y convertirnos en socios en el proceso de aumentar la competitividad de la cadena agroalimentaria completa, así como promover vinculaciones entre la cadena y otros subsectores como turismo, salud, nutrición, infraestructura, educación y medio ambiente”. “Nuestras agendas nacionales de cooperación deberán reflejar de manera creciente un enfoque holístico que responda a la realidad de la comunidad agropecuaria nacional y las circunstancias nacionales y vincule las políticas macro con la realidad territorial” Cfr. Memorando No. SC/DG-166 del 8 Febrero de 2006, p.3, “Nueva estructura institucional y procedimientos operacionales”. 1 5 Teniendo en cuenta todas estas ideas, pensamientos y retos nos decidimos a emprender nuestra tarea en pro del Desarrollo Rural Sostenible con Enfoque Territorial en la Zona Alta de Chalatenango, la cual está constituida por comunidades que confluyen en la zona alta pertenecientes a los Municipios de La Palma, San Ignacio, San Fernando, San Francisco Morazán y Tejutla (El Centro, Las Pilas, Río Chiquito, Municipio de San Ignacio; Miramundo, Los Planes, La Granadilla, La Cumbrita, Las Minas, La Hierba Buena, Municipio de La Palma; Los Llanitos, Municipio de San Fernando; Los Naranjos, Municipio de San Francisco Morazán; El Izotal, Municipio de Tejutla). 2. ¿Por qué este territorio? Existen varias razones que nos han impulsado a seleccionar este territorio para nuestra acción: a) Hace algunos años hemos facilitado, a solicitud del MAG, el proceso de formulación de un Plan de Desarrollo Integral de la Zona Alta de Chalatenango. b) Como IICA estamos involucrados en tres Proyectos de Desarrollo Rural del MAG, que están presentes en la Zona: MAG-PAES Trifinio Microregión La Palma, MAG-PRODERT y MAG-FRUTALES, por tanto ya tenemos cierto conocimiento del territorio. c) La puesta en marcha del Plan de Desarrollo de la Zona Norte del País, los Fondos del milenio y algunas otras inversiones previstas en el territorio. d) Es un territorio bastante heterogéneo a todos los niveles (actores, motores del desarrollo, oportunidades para montar cadenas agroproductivas, reviste cierta importancia, etc.) e) Se trata de una zona de montaña, por lo tanto tiene que ver con el agua, la energía eléctrica, bosques, minerales, biodiversidad, multifuncionalidad de la agricultura y posibilidades “re Creativas”. 3. ¿Qué pretendemos? a) Modelar en un pequeño territorio lo que se puede realizar a gran escala a nivel nacional. b) Practicar lo que predicamos y hacerlo historia. c) Transformar nuestra oficina del IICA en El Salvador en una “Sociedad de aprendizaje”, donde todos nos involucremos, aportemos, aprendamos y nos transformemos, como personas y como Institución. d) Apostarle a una economía territorial: que el crecimiento económico nacional se concretice en crecimiento económico territorial. e) Desarrollar pensamiento estratégico, crítico y creativo en temas de innovación, competitividad, fortalecimiento del talento humano y capital social, acompañado de su respectiva praxis en el territorio. f) Propiciar el “Retorno de talentos” para fortalecer la innovación, la gestión y fortalecimiento de Microempresas rurales en el territorio. g) Contribuir a la investigación y conocimiento de las “Actitudes psicosociales de los actores del territorio para tener mayores incidencias en el Desarrollo Rural Sostenible del mismo. h) Investigar, analizar y evaluar el aporte y provocación del elemento “religioso-espiritual” al Desarrollo Rural Sostenible del territorio. i) Generar opinión y reflexión en torno al Enfoque Territorial del Desarrollo 6 Rural Sostenible y abogando por una mejor praxis. j) Apostarle al “BIEN-SER”, al “BIEN-ESTAR” y al “BIEN-HACER” de mujeres, niñas, jóvenes, ancianas, hombres, niños, jóvenes y ancianos en el territorio. k) Impulsar y abogar por un “Proyecto de Territorio”. 4. Valores y Principios que nos orientan como Institución a) Confiabilidad y transparencia como institución sin fines de lucro. b) Compromiso y responsabilidad solidaria con las motivaciones, aspiraciones y necesidades de los actores de las cadenas agroproductivo-comerciales del territorio. c) Diálogo permanente y proactivo en torno a intereses comunes. d) Solidez y carácter institucional para mantener el sentido de la perspectiva del fin y las prioridades. e) Flexibilidad y permanente actitud de aprendizaje con juicio crítico ante la focalización, calidad, innovación, pertenencia, legitimidad, impacto y sustancia de nuestra cooperación. 5. Procesos y resultados siguiendo tres grandes líneas. Queremos apostarle a procesos y resultados siguiendo tres grandes cauces: comunicación, participación e innovación. a) Comunicación Queremos, "poner en común" nuestra reflexión y acción con los actores involucrados en el Desarrollo Rural Sostenible del territorio y al mismo tiempo "ponerlos en relación" dentro del territorio. Entablaremos una corriente de comunicación que nos haga interdependientes con los diferentes actores que interactúan en el territorio, de tal manera que generemos un clima de: seguridad, interés, acogida, disponibilidad, entendimiento, madurez, optimismo, previsión, confianza, apoyo, eficacia, sociabilidad, sinceridad y buen ánimo. b) Participación Queremos pasar de la simple información o consulta de opiniones a las decisiones compartidas. Trataremos de implicar a todos los actores claves en territorial. el desarrollo rural Contribuiremos en la creación de una estructura y dinámica de animación que emerja como un verdadero punto de referencia en el territorio. 7 c) Innovación Nos proponemos aportar, desde la iniciativa de los actores locales, una respuesta nueva a los problemas específicos del territorio, a fin de lograr nuevas formas de valorización de los recursos locales, un nuevo producto, un nuevo procedimiento, una nueva forma de organización, un nuevo mercado (incluida la utilización de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación en el mundo rural). 6. ¿Qué entendemos y qué pretendemos cuando hablamos de Enfoque Territorial del Desarrollo Rural Sostenible? (ETDRS) Nos referimos a una visión esencialmente integradora de espacios, agentes, mercados y políticas públicas de intervención, tratando de buscar la integración del territorio rural a su interior y con el resto de la economía nacional, su revitalización y reestructuración progresiva, así como la adopción de nuevas funciones y demandas. Este enfoque visualiza el territorio no como unidad espacial aislada, sino como unidad articulada a una trama social y cultural más amplia, trama que se asienta sobre una base de recursos naturales y que se traduce en formas de producción, consumo e intercambio, que son, a su vez, armonizadas por las instituciones y las formas de organización existentes. Esta concepción y enfoque del territorio nos permite entender y gestionar el desarrollo de una forma más eficiente, explicar las relaciones intersectoriales coherentemente y potenciar el trabajo multidisciplinario, integrar los ejes fundamentales del desarrollo sostenible: la organización económica, la relación con el medio natural, la organización social y política, y los elementos culturales presentes en cada territorio y aprovechar al máximo el conocimiento acumulado por las sociedades con el fin de obtener un desarrollo armónico y democrático. El ETDRS potencia la visión convencional de manejo de recursos naturales desde una perspectiva de protección ambiental y de producción limpia, a favor de una concepción multidimensional en la que lo ambiental, lo económico, lo social, lo cultural y lo político institucional interactúan sobre el territorio. Esta visión supera la visión sectorial de la economía rural que la reduce a una economía agrícola, y favorece una economía territorial que incorpore elementos de otras actividades económicas no agrícolas de la economía regional y de la economía de recursos naturales. Esta perspectiva incluye y supera la visión de la tecnología para incrementar la productividad, a partir de los conceptos de innovación tecnológica y competitividad territorial, enfatizando una visión de competitividad sustentada en la interacción de aspectos económicos, sociales, culturales y ecológicos. Promueve el desarrollo de sistemas basados en el conocimiento, que enfatizan la 8 integración de aspectos relativos al descubrimiento, adquisición, diseminación y gestión del conocimiento, con la participación del conjunto de la sociedad rural y con la posibilidad de sistematizar los conocimientos tradicionales y contextualizar los conocimientos formales modernos. Este Enfoque nos permite trascender la visión convencional del capital ya que subraya la importancia del talento humano (la capacidad de las personas), del capital social (las relaciones y redes que facilitan la gobernabilidad) y del capital natural (la base de recursos naturales); de ahí que ponga especial énfasis en el fortalecimiento de la capacidad cultural y política de la sociedad rural. El Enfoque Territorial nos impulsa a reconocer la necesidad de articular las dimensiones urbana y rural de manera orgánica, y de conformar espacios demográficos integrados que compartan estructuras sociales, económicas e institucionales construidas en procesos históricos de apropiación del espacio. Gracias a este Enfoque constatamos la importancia de los encadenamientos de valor agregado, pero articulados al territorio en una economía que es intrínsecamente multisectorial. Esta perspectiva nos permite la formulación de una propuesta centrada en las personas, que toma en consideración los puntos de interacción entre los sistemas socioculturales y los sistemas ambientales y que contempla la integración productiva y el aprovechamiento competitivo de los recursos productivos como medios que posibilitan la cooperación y corresponsabilidad amplia de diversos actores sociales. El ETDRS está orientado por una visión integradora y holística y por la puesta en marcha de un dinamismo que genera cohesión social y cohesión territorial en pro del desarrollo armónico del territorio. El presente Enfoque toma en cuenta lo local, de manera especial el “saber-hacer local” (saberes específicos transmitidos en el tiempo y enraizados en un contexto específico), el arte de la localidad (cultura, lo que sabe hacer, técnica – ciencia – conocimiento local). Al mismo tiempo permite recuperar lo local, a través de un proceso identitario, búsqueda de raíces, multi-culturalidad y de la construcción de un nuevo localismo. Es importante remarcar que el ETDRS nos permite evolucionar de una visión de economía agrícola a una de economía territorio, ya que nos lleva a reconocer la complejidad del territorio rural y de las estructuras económicas complementarias, articuladas e interdependientes, que conforman una economía que trasciende la economía agrícola. Esto no quita que la agricultura continúe jugando un papel dinamizador de la economía local, por tanto, reconoce la importancia estratégica de la agricultura como uno de los componentes de las acciones de desarrollo rural. El ETDRS tiene profundas consecuencias en la definición de Políticas Públicas, ya que el mismo territorio se transforma en objeto de las políticas públicas, requiriendo la aplicación de políticas diferenciadas según el contexto y la 9 diversidad de actores sociales. Al mismo tiempo, genera cooperación local como elemento fundamental de la gestión y clama la redefinición del papel del Estado y de la institucionalidad rural. En pocas palabras, el ETDRS es un proceso simultáneo de transformación de la economía del territorio e institucional de un espacio rural, para reducir los desequilibrios económicos, sociales y ambientales. En cuanto al desarrollo institucional, se trata de incrementar las oportunidades y capacidades para que la población rural y sus organizaciones participen del proceso y sus beneficios, propiciar la concertación de actores locales entre sí y entre ellos con agentes externos, desencadenar dinámicas donde los actores sociales protagonistas generen cooperación, responsabilidad y participación. Respecto a la transformación de la Economía, se trata de generar un impulso y acción encaminados hacia la valorización de los activos del territorio, la articulación de la economía del territorio a mercados dinámicos, la incorporación de innovaciones en productos, procesos y gestión, procesos incluyentes de agregación de valor y la articulación competitiva y sustentable. 7. Nuestro afán y esfuerzo se encaminan hacia la competitividad territorial… Partimos de la base de que un territorio adquiere carácter competitivo si puede afrontar la competencia del mercado y garantizar al mismo tiempo la viabilidad medioambiental, económica, social y cultural, aplicando lógicas de red y de articulación interterritorial. De ahí que nuestro afán y esfuerzo en cuanto a la competitividad territorial tendrá que ver con tomar en cuenta los recursos del territorio en la búsqueda de coherencia global, la implicación de los agentes e instituciones, la integración de los sectores de actividad en una lógica de innovación y la articulación con las políticas nacionales. Asumimos que la competitividad territorial tiene que ver con: a) La “competitividad social”, o sea con la capacidad de los agentes para actuar eficazmente de manera conjunta sobre la base de una concepción consensuada del proyecto y fomentada por una concertación entre los distintos niveles institucionales. b) La “competitividad medio ambiental”: capacidad de los agentes para valorizar su entorno haciendo del mismo un elemento “distintivo” de su territorio, garantizando al mismo tiempo la conservación y la renovación de los recursos naturales y patrimoniales. c) La “competitividad económica” : capacidad de los agentes para producir y mantener el máximo de valor añadido en el territorio mediante el refuerzo de los vínculos entre sectores y haciendo que la combinación de recursos constituya activos para valorizar el carácter específico de los productos y servicios locales. d) La “localización en el contexto global”: capacidad de los agentes para situarse con relación a los otros territorios y al mundo exterior en general, con el objeto de hacer progresar su proyecto de territorio y de garantizar su viabilidad en el contexto de la globalización. 10 La competitividad territorial demanda la formación y fortalecimiento del “capital social”, ya que debe existir reciprocidad entre capital social y grado de desarrollo humano. De ahí, que se hace necesaria, fundamental y urgente la inversión en educación y en capacitación. El grado de aprovechamiento de éstas por parte la población condicionan el aporte de los individuos a una red, organización o institución. 8. … y hacia la consolidación de una “Economía Territorial” El ETDRS nos lleva a descubrir e identificar los “motores de desarrollo” del territorio. Nos hace ver, puntualizar y ahondar en las ventajas comparativas y competitivas del territorio. Estos “motores de desarrollo” pueden ser cualquier sector de la economía, escogidos con criterios y objetivos ambientales y sociales y considerando la competitividad, equidad y gobernabilidad. Queremos hacer esfuerzos encaminados hacia la “articulación de inversiones” en el territorio, lo que implica ver cuales son las alternativas de inversiones, tener conocimiento de la dinámica social, económica, ambiental y políticoinstitucional, conocer las oportunidades y brechas, hacer un mapeo y caracterización del conjunto de inversiones y tener un marco de la articulación de las inversiones actuales. Esto nos plantea la necesidad de crear o fortalecer y consolidar Microempresas rurales que utilicen productos locales, buscar nuevos sistemas productivos y aprovechamientos compatibles con el medio, utilizar energías alternativas, recuperar oficios, actividades y/o productos tradicionales, así como el apoyo a la investigación y fomento de encuentros, contar con empresas de asesoramiento profesional y empresarial, adecuar las empresas a las nuevas tecnologías en sus procesos productivos y de comercialización, y promocionar los productos locales. El desarrollo de estas Microempresas rurales exige la promoción de “productos con identidad territorial”, o sea todos aquellos bienes, servicios, información e imágenes propias de un territorio. La identidad es una cualidad que hace que algo sea único, que sea distinto, distinguible y a menudo distinguido en el sentido más amplio de la palabra. La consolidación de una “Economía Territorial” requiere que se ataque a la pobreza: valorizando el patrimonio tangible e intangible de los pobres rurales del territorio, promover productos y servicios con ventaja absoluta y comparativa, invertir en cultura, identidad, autoestima, ciudadanía y justicia, entender y adaptarse a las diferentes demandas de mercados muy segmentados y específicos y producir para ellos diversidad con alta calidad, redefinir el rol de la inversión pública como una acción de acompañamiento (co-financiamiento) a las iniciativas locales ciudadanas que generen bienestar general, que concursen por fondos públicos y que sean acompañadas por las instituciones democráticas locales (alcaldías, etc.) en lugar de una inversión publica centralizada 11 determinada en hacer obras, dar servicios, regalar alimentos, etc., incorporar a nuevos actores con gran identidad cultural y territorial, con fuertes intereses sobre el territorio como son los migrantes urbanos y los residentes en el exterior a los ejercicios de planeación de un futuro distinto. 9. Aportando a la Gestión del Conocimiento. Partimos del hecho de que el agro salvadoreño enfrenta muchos retos. Entre ellos, dos de los más importantes están relacionados con la gestión del conocimiento: a) Primero, la mayoría de los ciudadanos y decisores no reconocen la importancia estratégica del agro; existe una percepción que el agro es de poca importancia actual y futura. También muchos perciben que el agro es sinónimo de retraso y pobreza. Prevalece en El Salvador una falta de entendimiento sobre lo que es el agro en el sentido ampliado y los grandes aportes de éste. b) Además, existen serios rezagos en el agro por el uso de prácticas desactualizadas, poco productivas, ambientalmente dañinas y poco competitivas. El retraso y los impactos negativos que los actores involucrados en el agro han generado es por la no utilización de buenas prácticas, así como la ausencia de praxis basada en modelos exitosos y conocimientos avanzados que existen en otros lugares. Es impresionante el grado de falta de conocimiento de parte de los salvadoreños de los abundantes recursos informáticos y antecedentes muy pertinentes que están disponibles. En ambos casos, la falta de información actualizada, accesible, pertinente y fácilmente digerible contribuye a y exacerba los problemas. Los dos problemas interactúan y se refuerzan mutuamente. En el marco de las sociedades del conocimiento, es necesario e indispensable conectar a El Salvador con el mundo de la información para generar desarrollo. Por ello nos proponemos trabajar en un conjunto de actividades con el afán de contribuir integralmente a la resolución de estos problemas y dar un nuevo impulso al agro salvadoreño, focalizándonos en el territorio de la Zona Alta del Departamento de Chalatenango. Durante nuestro accionar en el territorio queremos ir sistematizando diferentes experiencias. Esto tiene que ver con un proceso ordenado de registro de las características, enfoques, metodologías, procesos, participantes, resultados y componentes de las iniciativas públicas o privadas para el desarrollo rural del territorio. Se trata de un proceso de organización del conocimiento generado en el desarrollo rural territorial. Paulatinamente, debemos de ir propiciando que el territorio sea un catalizador de experiencias, un espacio para la experimentación de nuevas prácticas y que se constituya en un escenario de aprendizaje. 12 10. Buscando y detectando las grandes líneas para un “Proyecto de Territorio”. Podemos decir que cada territorio resulta de un vínculo entre el pasado, el presente y el futuro. Lejos de estar condicionado irreversiblemente por su pasado, se enriquece con una mirada hacia éste, con la comparación del estado presente con lo ocurrido en otros lugares, con el análisis de los éxitos y fracasos, así como con la proyección hacia el futuro procedente del análisis y de la voluntad compartidos de los agentes. De ahí que dilucidar un “Proyecto de Territorio” y crear una dinámica colectiva alrededor de él es sumamente importante. Debemos encontrar un hilo conductor en los elementos específicos del territorio, investigar y valorizar más las especificidades del territorio. No podemos seguir apostando por productos y servicios estandarizados. Todo apunta a que debemos vislumbrar un “Proyecto de Territorio”, evaluando el capital territorial. Es entonces cuando surgen ciertas preguntas: ¿Cómo dar forma a un proyecto del territorio, hacerlo surgir y consolidarlo a largo plazo? ¿Cuáles son los márgenes de maniobra de los que se dispone a tal efecto? ¿Cómo individualizar de la complejidad inherente al territorio las posibilidades de actuar, de propulsar un proceso de dinamización o consolidación de las actividades, de las instituciones, de las modalidades de organización de los agentes?. En otros términos, ¿cómo pasar del análisis de la realidad a la elaboración de un proyecto (o de una visión del futuro) del territorio que esté concebido por los propios agentes y no se dicte por una evolución exterior más o menos incontrolada? ¿Cómo situar los elementos clave sobre los cuales concentrar el esfuerzo? El análisis del “capital territorial” puede facilitar la respuesta a estas cuestiones. El “capital territorial” representa el conjunto de los elementos a disposición del territorio, de carácter tanto material como inmaterial, que pueden constituir, de cierto modo, activos, y de otro, dificultades. El capital territorial nos remite a los elementos constitutivos de la riqueza del territorio, (actividades, paisajes, patrimonio, conocimientos técnicos, etc.), en la perspectiva no de un inventario contable, sino de la búsqueda de las especificidades susceptibles de ponerse de relieve. Algunos elementos importantes que nos pueden servir para identificar el capital territorial: a) Los recursos físicos y su gestión, en particular los recursos naturales (relieve, subsuelo, suelo, vegetación y fauna, recursos hidráulicos, atmósfera), los equipamientos e infraestructuras, el patrimonio histórico y arquitectónico. b) La cultura y la identidad del territorio, los valores comúnmente compartidos por los agentes del territorio, sus intereses, su mentalidad, sus formas de reconocimiento, etc. 13 c) Los recursos humanos, los hombres y las mujeres que viven en el territorio, los que acuden a vivir y los que se van, las características demográficas de la población y su estructuración social. d) Los conocimientos técnicos implícitos/explícitos y las competencias, así como el control de las tecnologías y la capacidad de Investigación y Desarrollo. e) Las instituciones y administraciones locales, las reglas de juego políticas, la “gobernación” del territorio; en este componente se incluyen también los recursos financieros (de las instituciones, de las empresas y las personas, etc.) y su gestión (ahorro, crédito, etc.), en la medida en que la gobernación de un territorio es inseparable del compromiso formal que los agentes locales están dispuestos a asumir juntos (financiaciones públicas y privadas, etc.). f) Las actividades y empresas, su mayor o menor concentración geográfica y su estructuración (tamaño de las empresas, sectores, etc.). g) Los mercados y las relaciones externas, en particular, su integración en los distintos mercados, redes de intercambio, de promoción, etc. h) La imagen y la percepción del territorio, tanto interna como externa. Al querer dilucidar un “Proyecto de Territorio”, debemos profundizar en algunos aspectos importantes: a) Los actores: ¿Quienes son? (talentos individuales, empresas, cooperativas, familias, organizaciones, alcaldías, etc.), sus potencialidades especificas, distinciones, socios, organizaciones de migrantes en ciudades y el exterior, etc. Lo que identifica a los diferentes actores son sus intereses en este territorio específico. b) Requisitos: conocer la historia de productos, servicios y de las razones por las cuales existen determinadas distinciones y ventajas absolutas en este territorio. Aprender de las experiencias previas. Disponer de recursos competitivos y con identidad. Involucrar a todos los actores. Potenciar los productos ya existentes y reconstruir lazos que agreguen valor, seguridad o disminuyan conflictos. c) Identidad: saber responder con claridad ¿qué es lo que nos distingue, quiénes y por qué demandan nuestros productos y cómo podemos atenderles mejor? (paisanos residentes en ciudades, turistas extranjeros, empresas compradoras, etc.) d) Inventario de conocimientos y conocedores así como de sus propuestas para aumentar el tamaño y/o la calidad de sus actividades. e) Productos, servicios e imágenes que distinguen el territorio: Arquitectura, monumentos, etc. Paisajes, ríos, flora, fauna, bosque, etc. 14 Personas e imágenes: hechos históricos, vestidos, sombreros, acentos, modismos, emblemas, etc. Activos culturales: idiomas, música, danza, artistas famosos, culinaria, etc. Servicios: alojamiento, comunicaciones, empresas de servicios (transporte, turismo, guías), el mas alto nivel de higiene (basura, suciedad, riesgos de contagio, seguridad ciudadana, etc.). Servicios culturales únicos: Fiestas, platos típicos, tradiciones, etc. Especialistas: artesanos, ceramistas, deportistas, etc. Normas, instrumentos e instituciones de cautela de la especificidad y la calidad de los productos con nombre propio: gremios, denominaciones de origen controlada, geográfica u otras. Por último, debemos de estar convencidos de que la construcción de un “Proyecto de Territorio” conlleva una parte de imaginación y una apuesta por el futuro. Un proyecto puede parecer utópico al principio, pero a menudo desempeñar un papel propulsor para el futuro. En otros casos, se parte más bien de la realidad y de dificultades concretas para establecer un proyecto que puede parecer más realista al principio, pero sin duda más limitado. Para nosotros, ninguno de estos dos planteamientos tiene más valor que el otro; ambos son útiles y se completan para dar al “Proyecto de Territorio” un carácter a la vez ambicioso y realista. 11. Dinamizando y transformando el territorio a través de un Grupo de Acción Local. Inspirados en la experiencia del Proyecto LEADER, en Europa, pensamos y creemos que es posible dinamizar y transformar el territorio de la Zona Alta de Chalatenango a través de un Grupo de Acción Local (GAL). Cuando hablamos del GAL, nos referimos a un conjunto de agentes públicos y privados asociados en una cooperación que identifica una estrategia común y acciones innovadoras para el desarrollo del territorio. Estos asociados deben representar a los principales agentes de la vida económica y social de la zona y a los diferentes sectores y asociaciones preocupados por el medio ambiente y por la integración social y cultural. El GAL trata de agrupar en torno a un proyecto común a todas las fuerzas vivas del territorio, disponiendo de capacidad para aprovechar las oportunidades que ofrecen los recursos locales y siendo sensible a las acciones innovadoras. Pensamos que cada miembro del GAL debe: a) Tomar parte: asociarse, participar en el proceso b) Formar parte: optar, asumir responsabilidades 15 c) Adoptar posturas: comprometerse, formular y defender una opinión. d) Intercambiar: comunicar, difundir, intercambiar la información y los puntos de vista. Entre los objetivos y tareas del GAL estarían: a) Crear vínculos: Entre los ciudadanos a fin de consolidar la identidad local. Entre las actividades, intentando buscar la multisectorialidad. Entre las organizaciones y los ciudadanos para unir a todos los socios de la cooperación local. Entre el territorio y otros territorios, utilizando el enfoque de redes. b) Fomentar el Desarrollo Endógeno, fortaleciendo la identidad cultural, generando nuevas fuentes de renta y mejorando la calidad de vida en el territorio. c) Mantener viva y activa la población del territorio, promoviendo nuevos empleos y consolidando los existentes. d) Conservar el patrimonio natural y cultural, impulsando su valoración, tanto a nivel local, como nacional y regional. e) Implicar a los municipios en el Desarrollo del territorio, coordinando con los alcaldes y consensuando ideas. f) Dilucidar, proponer, divulgar e impulsar el “Proyecto de Territorio”. En conclusión, se trata de un grupo que dinamiza y contagia la fuerza dinamizadora del territorio, hace atrayente y aglutina en torno al “Proyecto de Territorio” y mantiene viva la utopía del territorio.