capítulo ii : la conquista española de chile

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CAPÍTULO II : LA CONQUISTA ESPAÑOLA DE CHILE
1.Motivaciones y formas de las empresas de conquista americana
Entre los años 711 y 1492, la población cristiana de España estuvo luchando contra la ocupación árabe de sus
territorios. Los reinos cristianos que se fueron formando llegaron a unificarse en 1479 con el matrimonio de
los católicos reyes Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. En 1492 los árabes fueron expulsados de su
último reducto en el sur de España, la ciudad de Granada. La unificación fue completada con la expulsión de
los judíos y de los gitanos.
España había surgido así de una guerra de reconquista en contra del infiel y todas sus características en los
siglos siguientes derivan de ese hecho fundamental. Las tierras incorporadas fueron monopolizadas por el
clero y la alta nobleza que las mantenían mayoritariamente improductivas. La baja nobleza (los hidalgos) y los
campesinos y aldeanos se mantuvieron como una masa marginal, carente de oportunidades, acostumbrada a
la guerra, el ocio y la aventura, que decidió emigrar a América para “inventar” una nueva sociedad donde ellos
pasaran a ser la clase dominante.
De esta manera, la conquista española del nuevo mundo no fue acometida por soldados regulares ni costeada
por la corona, sino que fue una empresa particular de gente postergada, entregada a la iniciativa de cada
conquistador. La corona se limitaba a autorizar las expediciones mediante una capitulación entregada a un
capitán de conquista, el cual debía reunir el financiamiento y la hueste, avituallar los navíos, reunir las armas,
etc. Los capitanes se comprometían a conquistar determinados territorios, manifestar y respetar la soberanía
real, y adoctrinar y proteger a los indígenas.
Con todo, algunas conquistas fueron realizadas por españoles que, destacados en América, excedían sus
atribuciones o eran enviados por otros establecidos en algún territorio.
Los conquistadores y sus huestes eran representantes de una ética que combinaba la religiosidad y el sentido
del honor propio de la Edad Media feudal con una codicia ilimitada por reunir oro, que hizo de la conquista de
América un hecho sorprendentemente rápido, ya que cada expedición daba lugar a otras en una cadena que
sólo se detuvo en la frontera hispano-mapuche, en Chile.
Por lo anterior, las empresas destinadas a atrapar indígenas para esclavizarlos (empresas de cabalgada) y
aquellas que recorrían las costas para comerciar con los indígenas del interior (empresas de rescate),
desaparecieron frente al predominio de los españoles que venían a colonizar y asentarse en los territorios
indígenas, es decir, aquellos que realizaban empresas de conquista.
3.a)
La conquista española de Chile
Los españoles conquistan el Perú
La conquista española de Chile fue un apéndice de la conquista del Imperio Inca. Esta a su vez partió
desde Panamá, donde Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque iniciaron exploraciones de la
costa oeste de América del Sur, incitados por los informes indígenas que hablaban de un reino repleto de oro
situado hacia el Sur. La primera expedición llegó hasta Colombia, donde recogieron más informaciones del
extraordinario reino del Perú. Una segunda expedición, llevada a cabo en 1526 y 1527 llegó hasta el límite
norte del imperio. No cabiendo dudas acerca de la existencia del imperio, Pizarro partió a España,
comisionado por sus socios para tratar con el rey la autorización para la conquista. En las capitulaciones de
Nueva Toledo de 1529 el rey Carlos V creó la gobernación de Nueva Castilla, correspondiente al Perú dándole
a Almagro apenas el título de “adelantado”. Esto estuvo a punto de motivar la ruptura entre ambos
conquistadores. Finalmente la tercera expedición, en 1532, fue la que logró penetrar en el Imperio y
apoderarse de él.
El imperio se encontraba a la sazón en una guerra civil entre dos aspirantes al trono, Huáscar y
Atahualpa. Avanzando desde el Norte, Pizarro se entrevistó con Atahualpa en la ciudad de Cajamarca. El
príncipe indígena fue apresado y negoció su libertad a cambio de dos cuartos llenos de objetos de oro; sin
embargo, el español no cumplió su parte del trato. Luego de someter a Atahualpa a un juicio irrisorio, el
príncipe fue ejecutado por traición. La repartición de las tierras, los indios y el oro usurpado hizo renacer las
disputas entre Almagro y Pizarro.
En los meses posteriores Pizarro y sus hombres se las arreglaron para tomar el Estado imperial y desde
allí dirigir la desarticulación de los modos de vida tradicionales en los incas. En especial, la economía agraria
fue trastocada y subordinada a las exigencias de mano de obra de la economía minera.
b)
Descubrimiento de Chile.
Será Hernando de Magallanes, un marino portugués al servicio de la corona española, quien viajó por
las costas de Africa y de la India, el encargado de pasar por vez primera a través de territorio chileno.
Magallanes proyectó navegar hacia el occidente convencido de que debía existir una comunicación
entre el Atlántico y el Mar del Sur (Océano Pacífico). La nueva ruta le permitiría “abrir camino” para las islas
de la Especiería.
La expedición zarpó en 1519, bordeando las costas americanas desde el río de la Plata al sur. El 1 de
noviembre de 1520 descubrió el Estrecho de Magallanes, al que puso por nombre Estrecho de Todos los
Santos. Ya en el estrecho, la expedición de Magallanes desembarcó en la isla grande de Tierra del Fuego,
tierra a la que puso ese nombre debido a las grandes fogatas encendidas por los indígenas del lugar (onas y
yaganes).
Luego Magallanes se dirigió al archipiélago de las Marianas y las islas Filipinas, en una de las cuales fue
asesinado por los nativos, pasando el mando a Sebastián Elcano, quien completó la travesía en 1522 al llegar
al puerto español de Sevilla. Así, por vez primera, se realizó la vuelta al mundo, y se cumplieron los objetivos
españoles de llegar a las ricas islas de la Especiería y de encontrar un paso entre el Atlántico y el mar del Sur.
c)
La expedición de Diego de Almagro (1535 - 1537)
El segundo hombre en llegar a territorio chileno fue el español Diego de Almagro.
Nacido en 1479, Almagro fue de origen humilde. Llega a América en 1514 como integrante de la expedición
de Pedro Arias Dávila a Panamá. Posteriormente se trasladó al Perú junto a Francisco Pizarro. Por la actuación
que tuvo en la conquista del Perú, Carlos V le otorgó el título de Adelantado y la categoría de Hidalgo con el
derecho al tratamiento de “Don”.
Los resultados de la conquista del Perú y las rivalidades entre los capitanes de conquista, llevaron al
rey a resolver la repartición de la tierras americanas del sur a través de las capitulaciones de 1534. En ellas se
confirmó la posesión de Nueva Castilla para Pizarro. Al sur de ésta se crearon tres más, definidas como
franjas transversales que llegaban hasta la demarcación de Tordesillas. La primera de ellas, llamada Nueva
Toledo, fue entregada a Almagro. Este, como una forma de terminar con las disputas con Pizarro y
acicateado por los falsos informes que solían propagar los indígenas sobre fabulosos reinos situados al Sur,
decidió partir a la conquista de Nueva Toledo. Para tal efecto reunió a 500 españoles y varios miles de indios
y dispuso el envío por mar de una flota cargada con provisiones, gastando al efecto toda su fortuna.
A cambio de esto, la corona le otorgaba el título de Gobernador Vitalicio (de por vida) para él y uno de
sus herederos (por dos vidas). Además podría levantar fortalezas y estaba obligado a evangelizar a los
indígenas.
Quedaba facultado también para repartir la tierra (merced) y los indios bajo el sistema de encomienda.
La gobernación de Nueva Toledo se extendía desde las islas Chinchas (en el Perú) hasta Taltal, con un largo
de 200 leguas.
La expedición siguió el camino del altiplano y el oriente de la Cordillera. El cruce de la montaña por el
paso de San Francisco dejó varias pérdidas en indios y caballos. Reponiéndose brevemente en el valle de
Copiapó avanzaron hasta el de Aconcagua, desde donde Almagro envió dos avanzadas de reconocimiento.
Juan de Saavedra informó de la existencia de una bahía que llamó Valparaíso. Gómez de Alvarado pudo
avanzar hasta el río Itata donde se enfrentó con los mapuches araucanos en la Batalla de Reinohuelén.
Desilusionado sobretodo por la ausencia de oro, ordenó volver por la ruta del desierto, decidido a disputar su
parte del tesoro peruano. En 1538 terminaron los días de Almagro, cuando luego que sus hombres fueron
derrotados en la batalla de Las Salinas por Pizarro, fue ejecutado por el gobernador del Perú. Desde entonces
prevaleció la idea de la pobreza e inutilidad del territorio que estaba entre el Perú y el estrecho de Magallanes
y los restos de la malograda expedición almagrista, llamados los “rotos de Chile”, se dedicaron a contar sus
miserias en estos territorios.
d) Pedro de Valdivia y el inicio del asentamiento español en Chile (1540 - 1557)
Pedro de Valdivia nació en Extremadura, España, y provenía de un linaje hidalgo, guerrero y
económicamente humilde, cuyo escudo de armas rezaba: “La muerte menos temida da más vida”. Siendo
joven siguió la carrera militar y se destacó en el real ejército español en las guerras europeas. Licenciado del
ejército y vuelto a su tierra natal, casó con Marina Ortíz de Gaete y se dedicó a cultivar la tierra de su familia.
Pero Valdivia es un prototipo del conquistador, ansioso de aventuras, de honor, fama, tierras y vasallos,
cuestiones sólo alcanzables en el nuevo mundo.
En Venezuela participó en la conquista de las provincias interiores, pero no obteniendo aún lo que
buscaba, marchó al sur para ponerse al servicio del exitoso Marqués Francisco Pizarro, de quien se ganó la
confianza por sus dotes de militar. Fue entonces nombrado teniente de Gobernador.
Por sus servicios en la derrota de Almagro y sus hombres, Pizarro premió a Valdivia con encomienda de
indios y una mina de plata. No conforme aun, Valdivia llegó un día de 1539 con una inverosímil petición a su
superior: permiso para conquistar Chile. Pizarro se negó una y otra vez a autorizar una empresa
probadamente descabellada y que le privaría de uno de sus mejores hombres. Pero, porfiado el extremeño,
logró por fin cansar al Marqués, quién autorizó la empresa.
Poco antes de partir una nueva dificultad demoró la salida. Un antiguo secretario de Pizarro, Pedro
Sancho de la Hoz, había obtenido una capitulación que le hacía gobernador de la tierras al sur del Estrecho de
Magallanes. Largas negociaciones llevaron a que Valdivia lo aceptara finalmente en la empresa.
Valdivia partió del Cuzco con una hueste muy pequeña (12 españoles, incluyendo a la pareja del
conquistador, Inés Suárez, 1000 indios y un capital de $15.000) a la que se unieron expediciones fracasadas
que venían del Amazonas. Por la ruta del desierto interior llegó a Chile, tomando posesión del territorio en
nombre del rey de España, en el valle de Copiapó. Le llamó, nostálgico, Nueva Extremadura. Avanzó hacia el
sur y en el valle del río Mapocho decidió establecer la ciudad que sirviera de base a la conquista del territorio.
El lugar era propicio. Existía un clima favorable, una población indígena numerosa, terrenos despejados y con
acequias que permitían el cultivo. Los dos brazos del río y el peñon que los indios llamaban Huelén
proporcionaban condiciones de defensa estratégica óptimas. Así el 12 de febrero de 1541, Pedro Valdivia
fundó la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, y encargó al alarife Pedro de Gamboa el diseño del
plano de la ciudad. Este trazó un plano cuadriculado en el centro del cuál estaba la plaza de armas; luego
Valdivia repartió solares y chacras a sus hombres más destacados. En marzo Valdivia nombró el Cabildo y
éste a su vez lo nombró Gobernador de Nueva Extremadura.
El 11 de septiembre de 1541, mientras Valdivia se encontraba recorriendo el territorio hacia el sur, se
produjo un ataque indígena encabezada por Michimalongo, quien destruyó la ciudad. Sofocada ésta con el
esfuerzo de Inés Suárez y la llegada de Valdivia y habiendo sido tomado prisionero Michimalongo, los
españoles quedaron, en palabras del propio conquistador, con
“ los andrajos que teníamos para la guerra y las armas que a cuesta teníamos y dos porquezuelas y un
cochinillo y una polla y un pollo y hasta dos almuerzas de trigo”
Michimalongo negoció su libertad a cambio de revelar donde se encontraban los lavaderos de oro con
los cuales tributaban a los incas. De esta manera Valdivia accedió a los lavaderos de Marga - Marga.
Sintomáticamente, cuando Valdivia vio brillar el metal al sol exclamó, solemne: “ahora sí que soy señor”.
Con la destrucción de Santiago quedó demostrado que la cantidad de hombres que existían eran
insuficientes para proseguir la conquista. En 1543 Valdivia decidió enviar a Alonso de Monroy a pedir
refuerzos al Perú. Monroy fue con herraduras de oro para impresionar a los comerciantes y hombres de
aventuras que quisiesen venir a Chile. A pesar de que Perú se encontraba en guerra civil ya que los
almagristas habían dado muerte a Pizarro, Monroy logró obtener refuerzos, consistentes en 70 hombres y la
nave “Santiaguillo”, al mando de Juan Bautista Pastene, que fue recibida con lágrimas por los que se habían
quedado cercados por los indios y sembrando las “dos almuerzas de trigo”.
Con esos refuerzos Valdivia decidió fundar una ciudad que sirviese de tránsito en el viaje al Perú y
envió a Juan Bohón a fundar, en 1544, la ciudad de La Serena. Por otro lado, comisionó a Juan Bautista
Pastene a explorar las costas hacia el sur, quien llegó hasta el paralelo 41° Sur. Una expedición al Biobío,
encabezada por el propio Valdivia chocó con los araucanos; ello lo convenció que eran necesarios más
refuerzos desde el Perú.
Pero ese país seguía en guerra civil y el Licenciado La Gasca (enviado del rey) estaba en problemas
para imponer el orden. En 1547 Valdivia fue personalmente al Perú y se puso al mando de La Gasca para
pacificar el territorio. Esto lo logró en la Batalla de Jaquijahuana (1548), donde Valdivia tuvo una participación
destacada. Estos servicios le significaron su ratificación como gobernador de Chile, cuyos límites se
extendieron desde el valle del Copiapó (27º sur) hasta el paralelo 41° Sur y 100 leguas desde el Pacífico hacia
el este.
Valdivia volvió a Chile con 2 barcos y 300 hombres, lo que le permitió continuar la conquista hacia el
sur. En 1549 envió a Francisco de Aguirre a refundar La Serena, que había sido destruida por los indígenas.
En 1550 comenzó la expansión hacia el sur en medio de la continua resistencia indígena. Ese año se fundó la
ciudad de Concepción. Cada año, en primavera, y en medio de la lucha con los mapuches, los españoles
fundaban ciudades y fuertes. En 1551 se fundó La Imperial, en 1552 Valdivia y Villarrica, en 1553 Angol. Se
fundaron los fuertes de Arauco, Tucapel y Purén. Valdivia envió una expedición marítima al mando de
Francisco de Ulloa quien recorrió el territorio hasta el Estrecho de Magallanes.
En la primavera de 1553 se produjo un gran ataque indígena encabezado por el toqui Lautaro. Este
había sido capturado por Valdivia cuando tenía quince años y puesto al cuidado de las caballerizas. En fecha
no precisada escapó y se reintegró a la sociedad indígena. Lautaro organizó hasta en sus últimos detalles la
resistencia indígena que hasta entonces había sido briosa pero caótica, aprovechando especialmente la
superioridad numérica. Lautaro fue el hombre que supo dimensionar con exactitud la realidad y descubrir las
mayores potencialidades para su pueblo. En medio de la refriega Valdivia fue apresado, sometido a suplicios y
ejecutado en el fuerte de Tucapel, en el año 1553. El desaliento cundió entre los blancos; las ciudades del sur
fueron finalmente destruidas.
Francisco de Villagra, el capitán de más prestigio, recibió de los cabildos de las ciudades del sur el
mando militar superior. Derrotados por los mapuches, los hispanos se replegaron hacia el norte. Santiago se
transformó nuevamente en el centro de la conquista. Villagra ejerció el mando principal a pesar de que el
cabildo de Santiago había nombrado como gobernador a Rodrigo Quiroga y en La Serena había sido
nombrado en igual cargo Francisco de Aguirre, en tanto que en España Jerónimo de Alderete, que había sido
enviado por Valdivia a pedir extensión de la gobernación hasta el Estrecho, había logrado en 1554 su objetivo.
Además había obtenido para sí una gobernación al sur del Estrecho hasta el Polo Sur.
Al conocerse la noticia de la muerte de Valdivia el rey decidió en 1555 nombrar a Alderete como
gobernador de todo, empeorando la confusión. De esa manera los límites de la gobernación de Chile se
extendieron desde el Copiapó hasta el Polo Sur. Sin embargo, Villagra de facto al frente de la gobernación,
logró derrotar a Lautaro, quien murió en 1557 en la Batalla de Peteroa a las orillas del río Mataquito. La
muerte del insigne indígena y una epidemia de tifus apagaron la resistencia araucana que tuvo en vilo el
asentamiento español por segunda vez.
e)
La conquista después de Valdivia (1557 - 1598)
En 1557 el virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza designó como Gobernador de Chile a García
Hurtado de Mendoza, su hijo. Este vino al frente de una tropa numerosa y bien armada, algunos sacerdotes y
juristas e intelectuales (entre ellos Alonso de Ercilla, autor de “La Araucana”). Logró restablecer las ciudades
del sur. Concepción se transformó en el centro de la conquista. En 1558 fundó las ciudades de Osorno y
Cañete y en 1561 la de Mendoza, al otro lado de la cordillera. Todo esto se realizó entre luchas con los
incansables mapuches. Envió una expedición marítima al mando de Juan de Ladrillero quien en agosto de
1558 tomó posesión del Estrecho de Magallanes. En 1561 Hurtado de Mendoza fue depuesto y, en un acto de
justicia, se nombró como Gobernador a Francisco de Villagra.
El avance hacia el sur se mantuvo durante todo el resto del siglo XVI. La población blanca se
concentraba fundamentalmente al norte del río Biobío y al sur del río Copiapó. Las penetraciones al territorio
araucano, aunque temerarias, daban sus frutos en indios encomendados y en oro. La población indígena del
sector central era sometida a duros trabajos en las faenas agrícolas y mineras. Frecuentemente había
enfrentamientos con los indígenas pero la ocupación del territorio mapuche avanzaba merced a la fundación
de ciudades y fuertes.
Tal era la situación hasta que en 1598 se produjo el mayor desastre de las armas españolas en
América. Los indígenas, al mando del toqui Pelentaro, lograron destruir todas las ciudades del sur. El
gobernador Martín García Oñez de Loyola, que había salido a defender la ciudad de Angol, fue sorprendido en
el llano de Curalaba donde perdió la vida.
La contienda se mantuvo hasta 1604, año en el cual los españoles debieron abandonar el último punto
que controlaban al sur del Biobío: el fuerte de Arauco.
Con la derrota que significó el llamado “Desastre de Curalaba”, los españoles constataron el fracaso de
su estrategia de dispersión de las fuerzas a través de la fundación de ciudades y establecieron una frontera en
el Biobío, la que a pesar de todos los esfuerzos realizados en el siglo XVII se mantuvo prácticamente
inalterable durante toda la colonia.
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