VALORES PARA IMPULSAR GOBIERNOS ABIERTOS Lic. Mireya González Corona, Consejera IAIPGH Resumen Ejecutivo Nuestra sociedad está pasando por momento difíciles, que pueden encontrar una solución que perdure por medio de formarnos en valores, ya que por este medio, nos convertiremos en ciudadanos responsables que elegimos participar y hacer mejoras significativas en nuestro entorno, y tendremos funcionarios que rindan cuentas de forma efectiva y comprometida con la población a la que le prestan servicio. Para tener un Gobierno Abierto, necesitamos una Sociedad Abierta con valores, que viva con integridad, responsabilidad, respeto, honestidad, compromiso, buscando el bien común. ANTECEDENTES Vivimos en un momento coyuntural en el que en diferentes países del mundo ya no sólo se habla de transparencia, rendición de cuentas, protección de datos personales, sino que se viven en un mayor o menor grado. Se toman acciones que antes serían impensables: se castiga impunidad, corrupción y se devuelve dinero no lícito al erario. Aún así, apenas son muestras de lo que se espera y falta mucho para lograr que este concepto se sociabilice y se adopte en todos los poderes y órdenes de gobierno de México. En el mundo entero se busca una mayor gobernabilidad, más clara y transparente. Muestra de ello es que en el 2011 se crea la Alianza para el Gobierno Abierto (AGA) (OGP por sus siglas en ingles: Open Government Partnership) con 9 países y a la fecha son 65 países que se adhieren voluntariamente contrayendo compromisos para fortalecer la gobernabilidad democrática. En septiembre de 2014, México asume la presidencia del órgano directivo de la AGA, con la responsabilidad y compromiso que ello implica. En México existe el compromiso con el GA y la transparencia como cultura, no como moda. Acciones se están llevando a cabo para conseguirlo. DEFINICIÓN DE GOBIERNO ABIERTO: El concepto de Gobierno Abierto no está bien definido, pero básicamente se refiere a la forma de interacción entre gobierno y sociedad para concensar, tomar decisiones conjuntas, buscando priorizar demandas sociales, para lograr el bien común y el desarrollo económico. Es una herramienta para gobernar democráticamente, y se potencia con el uso de tecnologías como gobierno electronico, datos abiertos, aplicaciones en celulares, etc. Sus pilares son: la transparencia, la colaboración institucional, la participación ciudadana y la integridad. Actualmente, gracias a la tecnología y a los usos de los medios de comunicación, existen diferentes expectativas ciudadanas. Tenemos ciudadanos más y mejor comunicados que esperan más de sus gobiernos y quieren participar más. Ante la escasez de recursos públicos, se tienen que utilizar de manera más eficiente, clara, oportuna y transparente; existiendo falta de confianza, desencanto en las instituciones y funcionarios públicos. El motivo del presente ensayo no es discutir sobre el estado actual de los gobiernos, ni los retos o perspectivas que se ofrecen para llegar a ser verdaderos gobiernos abiertos. De lo que trata, es sobre la importancia de la formación en valores para poder vivir en gobiernos abiertos. Se trata de invertir en capacitación para promover prácticas de transparencia, ética e integridad; así como invertir en formación en valores en todos los niveles educativos para lograr una cultura de integridad, honestidad, responsabilidad social, compromiso, respeto, solidaridad y bien común. Generalmente cuando se habla de corrupción, de enriquecimiento ilícito, el enfoque está en los funcionarios públicos, cuando en realidad la corrupción es un hilo de dos cabos y al extremo del otro está el ciudadano. El dar mordidas se ha vuelto una “necesidad” para conseguir contratos o para evitar multas… cuando en realidad frena el desarrollo económico al reducir ingresos de quien incurre en ella. En el IAIPGH, tenemos oportunidad de liderar proyectos concretos tanto en educación y formación en valores en todos los niveles educativos, así como en participación ciudadana y capacitación a los diferentes sujetos obligados, para comprometerlos con esta cultura. Existe una ley de transparencia, sus reformas constitucionales, nueva Ley General en proceso, pero no ha habido consecuencias en la transparencia que conduzcan a un mejor gobierno y disminuya la corrupción. El esfuerzo se queda corto pues no hay castigos y no se viven los valores plenamente. Pero con castigar a funcionarios corruptos no se resuelve el problema de la corrupción y la impunidad. Se sigue reproduciendo el problema con otros funcionarios. No existe una rendición de cuentas que documente toma de decisiones, acuerdos, contratos, licitaciones, ingresos y gastos, etc. en tiempo real; se criban, se limpia la casa facilitando la corrupción. Acceso a la información, asignación presupuestal, gasto por objetivos no se transparentan en la mayoría de los municipios, a menos que se solicite. Consecuencia de ello, en México se cuenta con un índice para evaluar a los Sujetos Obligados a través de sus portales de transparencia. Desgraciadamente la gran mayoría de los municipios tienen calificación reprobatoria. Durante varios años no se impartió la materia de Civismo en las escuelas. No se da importancia a los valores ni se pide reconocida honorabilidad para ocupar puestos públicos. ESTRATEGIA: para que las reformas que están en proceso en México, realmente beneficien a la población y produzcan un desarrollo económico: sensibilización y capacitación en valores para producir un cambio en todos los niveles de gobierno, empezando por municipios y delegaciones. (donde se tiene contacto directo entre funcionarios públicos y sociedad civil) para lograr: Garantías de transparencia; vigilancia pública y acciones propositivas; rendición de cuentas plenas. Capacitación a funcionarios públicos en materia de transparencia, rendición de cuentas plenas, VALORES, multas y castigos. Sensibilización a ciudadanos para asociarse y vigilar a los sujetos obligados y ser propositivos en mejoras para la sociedad. Capacitación a la sociedad civil, empezando por escuelas sobre valores como integridad, honestidad, responsabilidad como única forma de erradicar la corrupción, impunidad, deshonestidad. La mentira y hacer trampa se han vuelto una práctica común para mucha gente desde la más tierna infancia. Hasta se puede vivir honestamente, pero diciendo muchas mentiras. Parece ser que la deshonestidad se ha vuelto una forma fácil de salir adelante y adquirir poder y dinero. “El que no transa, no avanza” dice el dicho y hasta presumen sus “hazañas” pareciendo muy listos y las víctimas los tontos. Mi palabra es mi contrato, se ha vuelto una frase del siglo pasado. Si todos lo hacen, no debe ser tan malo… La pena al decir mentiras se ha evaporado. Si no tenemos conciencia de la pena por haber hecho algo malo, quiere decir que no hemos hecho mal. No se distingue el bien del mal, se silencia la mentira. Mentir, transar, robar… cambian el estilo de vida de una comunidad y de una nación. En este siglo, pareciera que la honestidad y la confianza ya no son parte de nuestra cultura… “Dictum meum pactum”: “Mi palabra es mi contrato” pareciera anticuado Si todos fuéramos honestos, responsables, comprometidos, no tendría que haber órganos garantes que resguarden los intereses de los ciudadanos. La deshonestidad requiere más leyes, más formas, más trabajo que “alguien” tiene que pagar. Las consecuencias de la mentira y la deshonestidad afectan a la economía de una nación. Promover concursos de dibujo, fotografía, spots de radio, cortometrajes… que promuevan la transparencia, rendición de cuentas plenas, honestidad, responsabilidad, compromiso, integridad. La propuesta de capacitar en valores, tanto a funcionarios públicos, como a estudiantes y sociedad civil, promueve gobiernos abiertos. Si estamos conscientes de la importancia de vivir una vida con integridad, denunciando la deshonestidad, corrupción, impunidad y viviendo con honradez, responsabilidad, compromiso, no necesitaríamos invertir en policía ni organismos que garanticen la seguridad y el crecimiento económico. Los recursos económicos se invertirían en educación, salud, ciencia y tecnología, creando comunidades más desarrolladas, con ciudadanos críticos, proactivos, creativos, responsables. Ya sea que les toque servir como funcionarios públicos o sean parte de la iniciativa privada, todos buscando una mejora continua, eficiencia, aprovechamiento de recursos, superación y desarrollo. La realidad se puede cambiar. No basta con hacer esfuerzos por dar a conocer lo que es Gobierno Abierto, sus herramientas, definiciones, sus pilares: transparencia, colaboración, participación e integridad. No basta con empezar a utilizar las herramientas para lograr mayor transparencia, rendición de cuentas, protección de datos personales. No basta con mejorar en el índice mundial de corrupción, impunidad, enriquecimiento ilícito. Necesitamos formar una sociedad abierta a la transparencia, a la honestidad, respeto, responsabilidad, compromiso, integridad para vivir realmente en una democracia donde todos nos beneficiemos. Solución proactiva, no reactiva. Solución en la que todos estamos involucrados. Solución en la que todos necesitamos tener valor para educar y vivir con valores.